sábado, 29 de noviembre de 2014

VICIOS PRIVADOS, VIRTUDES PUBLICAS

Los grandes empresarios argentinos se han enamorado, siguen enamorados, de una significación vacía o extemporánea: "cómo (actuar políticamente a fin de) liberar las fuerzas del mercado para producir". 
Así lo dijo el vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y hombre fuerte de Techint, Luis Betnaza, en el Foro de Convergencia Empresarial junto a los principales candidatos de la oposición.
El foro, presidido por Héctor Magnetto, contó con la presencia de Macri, Massita, Sanz, Cobos y el socialista de mercado Binner.
Uno puede liberar a las benditas fuerzas mintiendo a la gente que somos una multinacional nacional aunque la realidad indique que tenemos sede en el paraíso fiscal de Luxemburgo. Así, mintiendo, parecería fácil, para Techint, liberar las fuerzas del mercado. Total, el mercado es bobo. Cuando el Carrefour de Argentina reconoce un incremento de activos de 168% contra el 5% de su tierra natal, si es que la tiene, ¿no están actuando libremente las fuerzas del mercado?
Estos fiscales de la república, estos "virtuosos", me recordaron una película del húngaro Miklos (es decir, Nicolás) Jankso de 1976. Vicios privados, virtudes públicas.

Los que acudieron a besar los pies del conde Drácula Magnetto en el Foro de Convergencia realizado hace unos días en el salón Juan Pablo II de la UCA(1) son los mismos que tienen depositados, según se calcula, unos 300 mil millones de dólares no declarados en el exterior, de los que por ahora sólo se detectaron unos 60 mil, es decir una quinta parte, en la sucursal suiza del HSBC, un banco de origen británico: la sigla significa Hong Kong & Shangai Bank Corporation. 
El HSBC fue creado por los comerciantes británicos de opio con sede en Hong Kong, esos mismos que impusieron a martillazos su consumo en el continente y retuvieron el enclave costero que un siglo después se unirá a la República Popular China bajo la consigna de "una sola nación, dos sistemas".

Es curioso cómo se tergiversa la historia. Será quizás por aquello de que "...la escriben los que ganan".
Con las películas de Walt Disney aprendimos que los chinos eran grandes consumidores de opio hasta que llegaron los británicos para (coincidiendo con el CEO de Techint 150 años más tarde) vender opio libremente en el mercado.
Que en rigor estaba prohibido y era despreciado porque anula las emociones, la rebeldía, el hambre y las ganas de trabajar. Además, el emperador chino protegía a sus súbditos de las malas costumbres de Occidente.
Los británicos pensaban (con razón) que China sería un gran mercado. 
Detrás de los soldados ingleses llegaron los misioneros presbiterianos escoceses, y quizás por eso Marx escribió algo así como que "la religión es el opio de los pueblos". ¡Vaya si lo era! Protegidos por el fusil y la cruz venían luego los comerciantes ingleses de opio blandiendo la bandera del libre mercado.
Y no es que lo hicieran sólo en China.
El almirante Hotham, de la Royal Navy, tenía idénticas órdenes para la Confederación Argentina e intentó forzar la libre navegación del río Paraná en noviembre de 1845. Como sabemos, la flota de noventa buques mercantes fue atacada en Vuelta de Obligado y logró pasar muy maltrecha luego de una dura batalla. Hotham no lo consiguió en 1845 pero firmará un tratado de libre navegación con Urquiza diez años mas tarde.
Al mismo tiempo que las tropas británicas protegían en China a los comerciantes de opio; que intentaban resguardar el libre juego de los mercados en el río Paraná e inundaban el mundo con su produccción de telas, tenían controlado el consumo de opio en las Islas Británicas porque, revolución textil mediante, los trabajadores ingleses estaban obligados a cumplir extenuantes jornadas diarias de 16 horas.

La tragedia de esta gran burguesía argentina es que no le da para ser nacional. Viven los sueños de otros.  Y es cierto, Techint no vende opio.
Pregúntenle a la historia si el norte industrializado de EEUU aprobaba el libre juego del mercado frente a las tropas sureñas en la Guerra de Secesión. Las tropas del general Sherman no impusieron el libre juego del mercado en el Sur, sino la protección industrial. Nada de mercado.

Hoy, un argentino no puede reclamar el “libre juego de las fuerzas de mercado” para inversiones productivas o medios de comunicación en EEUU. La cosa es unidireccional.
El general Perón no impuso el libre juego del mercado para promocionar la actividad industrial y por ende el trabajo. Por eso lo derrocaron.
El objetivo es el mismo hoy en día aunque hayan cambiado los métodos, los actores y el propio capitalismo: el imperativo tecnológico ha relegado el mercado de opio en favor de las drogas de diseño, el consumo masivo de tevé y las redes sociales.
El problema para ellos es que tienen mercado, pero no tienen candidato. 

(1) La propia UCA es uno de esos evasores con cuentas en el HSBC.

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