sábado, 9 de julio de 2011

LOS TRES ESCENARIOS DEL DOMINGO

Compartimos esta entrada de "María" en Artepolítica donde se perfilan los tres escenarios que pueden abnrirse desde las últimas horas de mañana en la ciudad de la Santísima Trinidad y puerto de Santa María de los Buenos Aires (CABA, bah.....):


Escenario 1: Macri saca 45% o más, Filmus saca 35% o menos. Elección liquidada, gana Macri en segunda vuelta.
Escenario 2: Macri saca 35% o menos, Filmus saca 30%: Elección liquidada, gana Filmus en segunda vuelta.
Escenario 3: Macri saca entre 35% y 40%, Filmus saca entre 30% y 33%. A comerse los codos de acá hasta la segunda vuelta.

Cada cual se inclinará por uno u otro de acuerdo a su propia percepción. Respecto de la segunda vuelta, Daniel Filmus ha anticipado que convocará a otras fuerzas, y obviamente eso significará otorgarles un espacio en el futuro gobierno local si fuera él el ganador.
En este sentido, la mayor incógnita es el resultado que obtendrá Pino Solanas, teniendo en cuenta que no todo el voto a Proyecto Sur en las anteriores elecciones provino del electorado progresista y combativo. Pero es casi seguro que este último sector apoyará a FIlmus en segunda vuelta aún cuando el otrora revolucionario cineasta decida lo contrario y llevando al espacio alternativista a un estado de crisis.
Apoyarán a Macri los votantes de Castrilli, Todesca, Giúdici, López Murphy, Carrió, etc.
En cuanto a la izquierda que sigue la consigna "cuanto peor, mejor", probablemente aumente el voto en blanco o decidirá no concurrir al comicio, pero esos números no llegarán a mover el amperímetro.       

viernes, 8 de julio de 2011

Veda

Radios y canales de televisión del más variado pelaje nos informaron hoy que a las 08.00 comenzaba la veda electoral en cumplimiento de la ley sarazasaraza y también la veda alcohólica (dijeron con total seguridad). Craso error producto de nuestra escasa práctica democrática.
La Cervecería Bieckert y el compañero Moyano pusieron de inmediato el grito en el cielo:
- ¿Còmo que hoy?

Al filo de la prohibición, Magdalena Ruiz Guiñazú entrevistó hoy a un Mauricio Macri. El intendente se engolosinó en exagerar el haber de su gestión, y todo eso, desplegando (para goce y comprensión del vecino medio de la ciudad autónoma de Buenos Aires) un amplísimo vocabulario de casi 150 palabras o fonemas.
Respiramos hondo (¡OHMMMM!....) y adherimos (no queda otra) a la absurda veda, auténtica discriminación electoral, leyendo una crónica, la última, de la Sección Imposible de Télam.
Cualquier parecido con la realidad, como suele decirse, es pura coincidencia.




11 – Las tribulaciones del Niño Ramírez
Por Teodoro Boot
Ilustraciones de Solano López

No debería quejarme de estar el día entero estudiando el reglamento de rugby. Al Niño Ramírez no le va mucho mejor: siendo pasante en la revista para la actual temporada, por orden de García Rodríguez su destino en la vida es mantener actualizada la información para las necrológicas.
Mariani, nuestro secretario de Redacción, suele alterar, tergiversar y complicar las órdenes de García Rodríguez. Por ejemplo, además o independientemente de que por disposición de García Rodríguez yo deba estudiar las nuevas reglas del rugby y someterme a una dieta rigurosa a fin de bajar 30 kilos para ser imbatible en los line outs, a Mariani se le ocurrió designarme responsable absoluto y único redactor de la ignota sección Comercio Exterior, asunto del que entiendo todavía menos que de scrums, mauls y line outs. Pero en el caso del Niño Ramírez, se abstuvo de darle alguna orden: lo ve tan confundido con la actualización de las necrológicas que no quiere ofrecerle la menor oportunidad de hacer cualquier otra tarea que no sea la actualización de las necrológicas.
Desde entonces, El Niño Ramírez sigue absorto frente al monitor de su computadora, en la extraña postura “estatua viviente” que comparte con Ferraresi, quien sólo despierta de su letargo para manifestar su preocupación por que un comando de hinchas riverplatenses acabe con la vida de Daniel Alberto Passarela, sindicado como agente secreto boquense, un auténtico topo infiltrado nada menos que en la cumbre de la comisión directiva de la escuadra de Nuñez.
Tranquilicé a Ferraresi explicándole que la custodia policial del Kaiser había sido debidamente reforzada por las autoridades.
–¿Pero a vos te parece? –dijo Ferraresi.
Comenté que no veía nada de malo en que Passarella fuera custodiado. Ferraresi meneó tristemente la cabeza.
–No, no. Digo si no te parece extraño que se haya descubierto que es hincha de Boca.
–Bueno, es un futbolista profesional.
–¡Es el presidente del club! –exclamó Ferraresi– ¡Es como si el primer ministro francés, fuera agente de la CIA! Imaginate.
No imaginé nada y me senté a tomar mi café mientras reunía fuerzas suficientes para sumergirme en el “Reglamento de Rugby aprobado por la International Rugby Board”. Por el rabillo, reparaba en que el Niño Ramírez seguía mirando en mi dirección, pendiente de lo que yo hacía.
–Señor Monti –dijo al fin–, a usted le parecerá que soy un estúpido, pero ¿cómo se hace para mantener al día las necrológicas?
Después del súbito acceso de tos, saqué el pañuelo y limpié el monitor, salpicado de café. Me aclaré la garganta.
–Disculpame pibe. Me atraganté con una miguita…

Ferraresi volvió a despertar y acudió en mi auxilio.
–Es muy fácil. Tenés que mantener la información siempre actualizada.
La expresión del Niño Ramírez era un embrollo de nulidad y estolidez.
–¿Qué información?
–Toda la información –acoté.
El Niño se volvió hacia mí. Su labio inferior había caído hasta la altura del cuello.
–¿De qué?
–A ver…–dije disimulando en enorme esfuerzo que hacía para no soltar la carcajada–. Tenés que mantener las biografías actualizadas de tipos que todavía no se murieron.
–Pero son un montón…
–Miles –acotó Ferraresi.
El pobre Ramírez se veía cada vez más hundido en la confusión.
–No lo marees –le dije a Ferraresi en un rapto de piedad–. Lo que tiene que hacer es llevar actualizadas las biografías de los más importantes.
–Pero como también son miles –insistió Ferraresi–, de esa lista tenés que seleccionar los que se van a ir muriendo antes.
Los ojos del Niño Ramírez eran dos huevos fritos estrellados en una tarta de queso llena de granos.
–¿Y cómo averiguo…?
–¿Quién le dijo a estos pibes que el trabajo periodístico era fácil? –preguntó algo retóricamente Ferraresi.
–Hay algunos que tienen más posibilidades que otros –expliqué, antes de que fuese demasiado tarde y tuviéramos que hacer la necrológica del Niño Ramírez–. En principio, es una cuestión de edad.
El pasante pareció tranquilizarse. Ferraresi no lo iba a permitir:
–Pero la muerte es imprevisible. A cualquiera le puede agarrar un infarto, pisarlo un colectivo, atragantarse con una aceituna o… andá a saber….
–Claro –escuché decir al Niño Ramírez cuando empezó a sonar el teléfono de mi escritorio.
–Hola –dije en el teléfono.
–Pero vas a tener que averiguar el estado de salud de cada uno –explicaba Ferraresi.
–Federal en comisión –anunció la voz al otro lado de la línea.
¡El comisario Petorutti! Lo único que me faltaba.
–…si fuman, toman, se drogan, tienen alguna enfermedad hereditaria…–seguía diciendo Ferraresi.
–Estoy organizando la seguridad en la ciudad de Buenos Aires –dijo el comisario.
Traté de no seguir escuchando las inquietantes instrucciones de Ferraresi y me armé de la paciencia indispensable como para afrontar una conversación con el comisario.
–Don Américo, usted hace muchos años que está retirado.
–¿Retirado? –gritó el comisario– Sepa, Delmonte, que el comisario Américo Petorutti jamás dio un paso atrás. ¡Un oficial de la gloriosa Policía Federal argentina no se retira ni retrocede frente al crimen!
–Monti –corregí inútilmente, sin dejar de oír la voz de Ferraresi.
–Vas a tener que empezar de cero, pibe. Acá no hay archivos ni sección de necrológicas.
–… ¿y cómo empiezo?… –decía el Niño Ramírez.
–La regla de oro del periodismo –explicaba Ferraresi– es siempre recurrir a las fuentes directas.
Volví al teléfono. Petorutti había cortado la comunicación. A tiempo, porque el celular empezaba a vibrar sobre el escritorio. Resignado a que otra vez el llamado fuera suyo, atendí.
–Omare, ¿cómo stai?
¡Alessandra Bucolieri, la periodista italiana! Cada vez que Alessandra ronronea en el teléfono mi tensión arterial sube peligrosamente.
–¡Eccellente tu articolo sul bombardamento umanitario! –susurró Alessandra– Molto eccitante, molto… ¿come si dice?.. molto sexy.
–Alessandra –dije, calmoso, didáctico y gay como profesor de Oxford–, una nota sobre el bombardeo a Libia, por más que vos digas que es humanitario, no puede ser sexy. De ninguna manera.

–Ma era molto erotico, mi vini un brivido….
–¡Vos estás completamente loca!
Si bien Alessandra insiste en que le grité, eso no es verdad, aunque tal vez haya hablado en tono un poco enfático.
–Tiranno –susurró Alessandra– Io sono il tua schiava, tua puchinball.
Debía poner un corte a esa insensatez, pero cuidando de no mostrarme recio, lo que podría ser interpretado por Alessandra como una insinuación a una intimidad que no voy a negar que me resultaría atractiva pero que, más que nada, directamente me aterroriza.
–Bueno, basta de bromas, que tengo que trabajar. ¿Para qué me llamaste?
–Brr. Non arrabbiarti, mio criceto, che può essere molto pericoloso…
Era inútil. Cualquier cosa que le dijera sería inevitablemente interpretada en mi contra, pero eróticamente. No voy a negar que constituye una enorme ventaja sobre las interpretaciones de Cecilia, pero…
Mirándolo bien, las dos interpretan lo mismo: que yo las agredo y las descalifico, sólo que a Alessandra le gusta.
–…voglio un articolo –decía Alessandra, mientras yo me perdía en mi desordenada cabeza– circa il viagra che distribuisce Gheddafi…
¿Qué Ghaddafi distribuye viagra? ¿Qué estaba diciendo esta loca?
–…per lo stupro in massa degli avversari.
–Alessandra, por favor, no digás disparates.
–Non lo dico io, lo dice la Corte Penale Internazionale di La Haya.
–¡Basta de estupideces!
Y corté la comunicación, qué quieren que les diga. Hay cosas que son demasiado hasta para un periodista de Policiales abocado a estudiar el reglamento de rugby para escapar del comercio exterior. El problema es que de ahora en más, me será imposible sacarme de encima a Alessandra.
Exhalé un larguísimo suspiro. A mi lado, Ferraresi seguía instruyendo al Niño Ramírez.
–¿A usted le parece? –Por el tono de su voz, el Niño Ramírez parecía dudar.
–Siempre hay que acudir a las fuentes directas. –confirmó Ferraresi.
El teléfono de mi escritorio volvió a sonar.
–¿Le conté que me echaron del geriátrico?
¡Otra vez el comisario!
Tuve una sensación rara, como un malestar o una incomodidad, pero sin llegar a percibir el alcance y las consecuencias de las instrucciones de Ferraresi, que quedaron reverberando en mi cabeza, volví a sumergirme en el espiral descendente del Alzheimer al que me arrastraba el comisario.
–Después, el gangster de mi yerno me quiso meter en un manicomio, para proseguir impunemente con su actividad delictiva. No pudo. Es una lástima porque hubiera conocido al ministro Montenegro. Está tan nervioso que dentro de poco lo encierran.
Mientras empezaba a contar hasta diez, escuché a Ferraresi decir:
–Así que ya sabés: directamente a las fuentes.
–¿Adónde va con todo esto, don Américo?
–¿Cómo, Delmonte, no se enteró? ¡El que no se enteró se embroma! –rió Petorutti.
Cerré los ojos, tratando de tranquilizarme. Cuando los volví a abrir, el comisario no sólo no había desparecido sino que estaba parado frente a mí, muy sonriente mientras sostenía en su mano un celular y con la otra revoleaba peligrosamente su bastón de caña.
–Lo engañé –dijo al celular, pero mirándome a los ojos –. ¡Lo que no inventan ahora! ¡Un teléfono sin disco y sin enchufe!
Ferraresi se incorporó para saludar muy ceremoniosamente al comisario, que entrechocó sus talones y trastabilló, cayendo sobre el Niño Ramírez.
–Gracias, pebete –le dijo–. ¿Qué hacés acá en el diario?
–¿Qué diario? –preguntó el Niño Ramírez, ya bastante desconcertado con la actualización de las necrológicas como para adaptarse al mundo del comisario Petorutti.
–Eso –exclamó el comisario volviéndose hacia mí–. ¿Qué diario? –apoyó una mano en el hombro del Niño Ramírez – ¿Sos el canillita?
–Hago las necrológicas –balbuceó el Niño Ramírez.
El comisario se apartó de un salto y vino hacia mi escritorio.
–¿No sabe que dejaron 300 policías en los barrios del sur y llenaron todo de gendarmes?
Le dije al comisario que la noticia había salido en varios medios de comunicación.
–¿Y no está nervioso? –preguntó– El ministro Montenegro está que se come las uñas.
–No entiendo de qué me habla, don Américo.
–¡Los gendarmes van a cuidar el orden! Va a ser un despiplume.
No conseguía entender qué tenía tan nerviosos al comisario y al ministro Montenegro.
–¿Cómo se enteran los gendarmes si usted hace una denuncia al 911, que es de la policía? ¿Eh?
El comisario se dejó caer en una silla, abrumado.
–Les avisan –dije.
Petorutti me miró con asombro.
–¿Les avisan…? ¡Claro! –se incorporó con sorprendente vitalidad– ¡Les avisan!
Recogió su sombrero, que había dejado sobre el escritorio y añadió:
–Hay que contárselo ahora mismo al ministro Montenegro. Ya debe haber vaciado el frasco de pastillas para los nervios.
Y salió a la carrera rumbo al ascensor.

martes, 5 de julio de 2011

Pino Solanas, un toque de atención para la solución argentina de los problemas de los argentinos


El derrape sin retorno de Fernando Solanas se hizo patente ayer cuando, en el debate conducido por el Gato SIlvestre en América TV, reclamó que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se convierta en provincia con plenos derechos constitucionales.
Delira.
Como interpretándose a sí mismo en "El Sí de las Niñas", ganado por un amaneramiento escénico que no le hubiera perdonado Grotowsky, el líder ma non troppo de Proyecto Sur, exhibió un raro (para él) desconocimiento histórico del estatuto, en cuanto a constitución, de la República Argentina, como si ni siquiera hubiera existido Carlos Tejedor.
La culpa de tal exceso probablemente la tenga Raúl Alfonsín, aquel que nos indigestó en 1983 con el texto del Preámbulo, el Leviatán del radicalismo.
La ciudad de Buenos Aires no firmó "los pactos preexistentes" como sí lo hicieron el resto de las provincias, las cuales en cumplimiento de dichos pactos preexistentes se comprometieron a unirse -en un proceso político paulatino- en eso que se llamó Nación o Confederación Argentina indistintamente: Tratado de Pilar (1820), Cuadrilátero (1822), Federal (1831), de San Nicolás (1852) y de San José de Flores (1853). A los efectos de constituirse en nueva provincia, la ciudad de Buenos Aires debería solicitar su incorporación a la Nación Argentina, y hay que ver si los gobernadores la aceptarían en caso de que el Jefe de Gobierno fuera Pino Solanas, en especial los de las provincias mineras.
Ojo entonces, inadvertidos votantes de Pino Solanas: un voto para el director de cine podría significar que la ciudad de Buenos Aires se desprenda de la Nación y, haciendo realidad un cuento del desaparecido Luis Salinas o "La balsa de Piedra" de José Saramago, se largue a navegar sin rumbo por el estuario hacia el mar desconocido. Lo cual no sería tan terrible para sus distinguidos habitantes si la Tierra fuera realmente esférica como andan diciendo por ahí, pero nos depararía oleajes y chubascos para los cuales la infraestructura urbana no está preparada.
Los gobernadores de las provincias mineras podrían declararlo "enemigo público número uno", porque toda la monserga sobre la minería a cielo abierto esconde que sin ella, y teniendo en cuenta todas las dificultades conocidas, San Juan sería una provincia paupérrima limitada a una producción artesanal propia del Virreinato.  Sin embargo, el 60% del PBI sanjuanino lo genera hoy la actividad minera. Y alrededor del 35% del de Mendoza. Y no me vengan con el uso del cianuro, que el 80% se usa industrialmente en el área del Gran Buenos Aires.
Los delirios de cierta clase dirigente argentina no terminan en Solanas, por cierto. ¿Si Adolfo Rodríguez Sáa triunfa en las elecciones de octubre, la provincia de Buenos Aires se convertirá en un dominio feudal, un señorío del Estado Autónomo de San Luis?
Mucha locura reina por estos pagos.
Lo peor es que si la ciudad de Buenos Aires se convierte en provincia, las autoridades nacionales con asiento en ella podrían ser declaradas "huéspedes", e incluso huéspedes indeseables. ¿Pino Solanas sabe lo que ocurrió aquí en 1880, o eso es historia antigua?

lunes, 4 de julio de 2011

Confusion, mitos y elecciones

Hoy, la militancia kirchnerista asiste perpleja a unas encuestas que no la favorecen en primera vuelta a pesar de esa exuberancia numérica, empeño, historia -incompleta, es cierto, en cuanto al diálogo imprescindible con una generación desaparecida, eso que implica pasar la posta de la voluntad pero también de la creación.
Es que esa militancia o activismo carga asimismo con la pesada mochila que es esa huella indeleble, la de la larga noche que va desde marzo del 76 hasta diciembre de 2001.
Quizás no se entiende del todo por qué (se dice por ahí, no me consta) los votantes de Villa Lugano preferirían a Macri en tanto Daniel Filmus parece apoyar a “los villeros”, la amenaza cercana. Esto sucede cuando el 69  % del electorado de la ciudad considera que la indi-gestión de Macri es entre regular y mala.
¿Cuál es el problema cultural que nos aqueja (como comentó un anónimo o no tan anónimo lector en un post anterior) como para que un sector del electorado vote a su enemigo (Macri, sin duda)?
¿Se resuelve esto cambiando la estrategia publicitaria del Frente para la Victoria? ¿Se puede hacer algo a esta altura, a horas de las elecciones?
¿Es una decisión de la conducción que el FpV gane la CABA? Reconozco que este interrogante puede ser tomado como un comentario envenenado, pero quien esto escribe podría formular al menos un argumento de peso, favorable a la permanencia de este modelo y esta orientación.
¿Hubiera sido distinto si el candidato era Tomada (con un discurso más ideologizado, espejo de la militancia k? ¿O Boudou, a quien se ve, livianamente, como más acorde con la campaña despolitizadora de los globitos de colores?
Aquí tenemos un problema de hegemonía ideológica globalizada que nos trasciende largamente. Pero que preanuncia cuáles son algunas de las tareas pendientes que deberá encarar Cristina en los próximos cuatro años, porque la educación, la cultura, el sistema judicial, la política de seguridad, entre otros ítems, no se han transformado lo suficiente como para que la sociedad, mayoritariamente, opte por la continuidad por algo más que la percepción de que la economía funciona bastante bien, o entre bastante y muy bien a pesar de la inflación.
Inflación que no es percibida como lo que realmente es: un síntoma de la puja distributiva.
La crisis financiera global de 2008 (en EEUU) y 2009 (en Europa) generaron un escenario en el que el sentido común dominante seguía firmemente anclado en los espejismos del neoliberalismo, mientras lo real, la economía, demostraba la inviabilidad total del evangelio de los mercados. Sin embargo, se suele subestimar la infinita capacidad del capitalismo para autoreproducirse. Esto explica por qué la inyección de una cifra astronómica de dólares y euros para revitalizar la demanda global (keynesianismo puro, vivito y coleando) impidieron el colapso del sistema. Que fueran los bancos los que absorbieron esa ayuda no cambia el sentido de la cosa: también sucedió así con los petrodólares de los ’70, originados en países petroleros como Libia, Egipto, Indonesia, Yemen, Irak, etc., que –supusimos erradamente- iban a financiar las revoluciones del Tercer Mundo, cuando en realidad se reciclaron en los bancos y el FMI para generar ese lastre inacabable de la deuda externa.
Hoy se habla del Estado keynesiano. El propio Obama es keynesiano y hasta es posible que el FMI lo sea. Keynes elaboró una teoría para revitalizar el capitalismo, y sobre todo, para la gloria de Gran Bretaña. El capitalismo puede ser proteccionista o librecambista de acuerdo a sus propios intereses del momento. La cuestión es que, existiendo un profundo colonialismo cultural que Argentina no logra superar del todo, cuando el capitalismo central es protecconista para sí, nos convence a nosotros (a nuestras clases dirigentes) de que seamos librecambistas (¿que es el Consenso de Washington sino un librecambismo aggiornado a esta tercera globalización?) para seguir asegurándose un flujo de plusvalía hacia sus dominios. Y es lo que intenta hacer ahora con los países periféricos de la Unión Europea, de modo que es bastante estúpido creer que eixste para Grecia la posibilidad de una "salida a la Argentina". Keynesianismo o políticas activas del Estado para inducir la demanda, no es lo mismo que distribución del ingreso. Lord Maynard Keynes no se propuso hacer una revolución socialista en Gran Bretaña y menos aún distribuir salvo en lo que significara movilizar la demanda global.
Este es el reino del capitalismo financiero. Cuando en la década del ’50, Peron creó Agua y Energía, empresa estatal dedicada a interconectar y generar electricidad, las compañías privadas que la distribuían (CADE e Ítalo, ambas de capitales extranjeros) se sentaron cómodamente a atender a sus clientes transformando su anterior negocio (la generación) en el de distribuir la energía que producía el Estado. Es decir, lejos de invertir en equipos e innovación, se convirtieron en empresas financieras que timbeaban con el cash mensual, la montaña de pesos que pagaban mes a mes sus usuarios. La bendita tarifa.
Así funcionan y siguen funcionando las clases dominantes en Argentina. Al contrario, la burguesía paulista entendió el desafío, y hoy Brasil está entre las siete potencias mundiales mientras la argentina continuaba con su tradicional perfil rentístico y depredador. Sa gran oportunidad vino en los ’90, cuando compraron por centavos las empresas públicas y revendieron enseguida su participación a multinacionales, haciendo una diferencia astronómica que no invirtieron en nuevas industrias ni en tecnología: se la patinaron. Y lo que se patinaron fue el patrimonio público de cuya pérdida Argentina tardará décadas en recuperarse o acaso no lo recupere nunca.
Esta burguesía rentística sigue generando paradigmas, significaciones. En rigor, y aunque el gobierno pueda gratificarse con el nunca antes alcanzado 6% del producto invertido en educación, los grupos de poder siguen siendo en gran medida los dueños de las significaciones.
Muchos empresarios repiten, frente a una encuesta sectorial, que el panorama es alentador. Sin embargo, optan políticamente por quienes, ocultando sus verdaderos planes, van por su destrucción. Anda por ahi un empresario del calzado, un tal Grimoldi, tradicional militante de las más extremas posturas del neoliberalismo económico. Desde 2003, el gobierno dictó medidas de promoción de la actividad, incluyendo barreras arancelarias para impedir la importación desmedida de calzado brasileño y chino, créditos y otros beneficios. Hoy, la industria funciona a pleno ¿Entendió Grimoldi el mensaje? Lo dudo.
Esto explica en gran medida por qué el habitante de Villa Lugano (elijo una ubicación cualquiera, hablo del sur de la ciudad) podría optar por Macri aún cuando ese candidato, lejos de representar sus intereses, es el gestor de quienes los van a hacer caer de nuevo de la pirámide social. Hablamos de esa alianza social nefasta que coaguló en los 90 y de la que M**** fue el principal responsable.
En otro orden, este 2011 será el año de disolución de muchas figuras. En primer lugar, de Pino Solanas, y comienzo con él por el abismo irrecuperable de aquel de La Hora de los Hornos y este espantapájaros, comprobación que hiere la propia historia de quien esto escribe. Creo que las elecciones demostrarán (otra vez) que los aparatos y las agrupaciones no son nada o son poco. El grueso del pinosolanismo votará en segunda vuelta por Filmus contra Macri siempre que no impere en esa suerte de voto progre la misma confusión que llevó a Vilma Ripoll a compartir escenario con Biolcati y Llambías, la Sociedad Rural y CARBAP, ambas representantes del grupo más concentrado del poder oligárquico. Para no mencionar las intervenciones de Lozano o Alcira Argumedo, a quienes los laureles intelectuales les han quedado muy chicos. Es que tal confusión, por cierto, no se limita a quienes optarán por Solanas en esa fantasmal  "tercera fuerza".
Cuando se ponen pocas fichas a la capacidad de las agrupaciones por hacer política, esto que significa cambiar la realidad en lugar de comentarla, no es desde una torre, sea de marfil o de alguna otra cosa. Lo de las agrupaciones carga con un mito, el de los cuadros de los 70, al que le ha llegado la hora de ser enterrado. Con honores si fuera necesario. ¿Eran verdaderos cuadros políticos los de los 70? Puede ser que tuvieran(mos) una formación ideológica más completa, incomparable respecto de la media actual; puede que además la realidad nos hubiera obligado a adquirir conocimientos militares aún siendo pacifistas de alma, y que en pos de esa decisión, se(nos) convirtieran en excelentes tácticos o estrategas de la guerra capaces de vencer al oponente. Puede que.
Sin embargo, esos cuadrazos no pudieron advertir que los golpes militares del 64 en Brasil y de 1973 en Chile anticipaban lo que se venía. En este sentido, no justifico a Perón por su apoyo a la represión lopezreguista pero es posible entenderlo de otra manera. La ingerencia desembozada de EEUU, que en ambos casos está recontracomprobada en sede judicial, habría significado para Argentina un desastre inconmensurable, pero de todas maneras esa ceguera fue un componente de la derrota, la que sí vivimos.
Los actuales militantes kirchneristas deben encontrar su propio camino. Si bien el imperio de la imagen, pre-literaria y producto de la innovación tecnológica, ha significado un fuerte retroceso civilizatorio y ninguna transformación política puede limitarse a ese campo.
Hay que poner la imaginación a trabajar.


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