Debe
ser cierto que los linchamientos, reales o inventados, se suceden como parte de
la campaña de cortinas de humo para oponerse a la reforma al Código Penal, tal como hoy escribe
Horacio Verbitsky en Página 12.
No hay
peor enano fascista que un burgués atemorizado. Y no es que me resulte fácil
adjetivar así al enano, porque fascismo es otra cosa pero igual nos entendemos.
La
pitada inicial de la tal campaña lo dio Massita, seguido de cerca por Eduardo
Feinmann por C5N, cuando anunció, Massita, que con las reformas ya no se
penarían diversos delitos, lo que permitiría que “ocho de cada diez sean
excarcelables" citando "la corrupción de menores, la sustracción de
menores, el robo con armas y el tráfico de drogas". Feinmann (que tiene un
horario central en un canal perteneciente a Cristóbal López, a quien creíamos
cercano al gobierno) se despachó contra el juez Zaffaroni luego de que este
calificara a los linchamientos reales como “homicidios calificados”.
En un verdadero todo por dos pesos, Massita recargó las
tintas, reiterando que habrá rebaja en delitos
como la sustracción de menores, el homicidio en la ocasión de robo, la tortura
y el secuestro, todo lo cual es pura mentira. Es como si se pidiera al ex
ingeniero Blumberg que redactara un nuevo código. Por algo la CNN (con sus bellas presentadoras, y nombres tan atractivos como Djanane, Osmai, Ione o Castalia) lo presentó
anticipadamente como el futuro presidente.
Por su parte, si uno se
plantaba en TN (todo es negocio) del viernes, no tenía dudas de que Buenos
Aires se estaba pareciendo cada vez más a una ciudad anterior al contrato
social, donde los linchamientos se sucedían a razón de uno por minuto, sin
aclarar que el “hace instantes” del zócalo podía haber sucedido el año anterior
o vaya uno a saber cuándo. Parafraseando a Martín García, ex director de Télam,
se quiere hacer creer que Rosario y Buenos Aires se han transformado en
suburbios de Siria o Afganistán.
Lo extraño es que el famoso
“linchamiento” fue denominado así (por extensión) por un tal míster Lynch,
quien a fines del siglo XVIII aplicó ese tratamiento ilegal a los colonos que
pretendían seguir siendo leales al rey de Inglaterra.
No sé a qué campaña patriótica
se dedican los “linchadores” actuales, los reales.
Feinmann cargó sobre Zaffaroni
casi en exclusivo luego de aclarar y repetir, por las dudas, que estaba en
contra de los linchamientos, aunque no se entiende con qué fundamento jurídico
se puede criticar la valoración de “homicidio calificado”.
Los objetivos de TN (todo es
negocio) pueden ser varios. No creo que el mayor problema consista en incorporar
al mediocre canal CN23 a la grilla analógica, o subdividir el emporio Clarín
porque los estatutos de las sociedades anónimas permiten muchas cosas. Me
refiero a objetivos de más largo plazo, además de que pegarle al gobierno
nacional y alentar a Massita –y su vuelta a una suerte de menemismo de 2016- se
hayan convertido en sinónimos de “ser independientes”. Como por ejemplo, instalar
la centralidad del consumo de drogas como anticipo de un futuro enfrentamiento donde
los narcos se conviertan en la tropa de la nueva derecha.
Sigo sospechando que si es
cierto que el nuevo Código Penal incorpora la responsabilidad jurídica de las
empresas en los delitos de lesa humanidad, esa es una de las cuestiones más
importantes que tapan los linchamientos y la campaña de Massita: el dinero para publicidad partidaroa tiene que salir de algún lado, y de dónde sino de las grandes
corporaciones, algunas de las cuales (comenzando por Clarín) fueron cómplices
de la dictadura y lo volverían a ser si fuera necesario.
Como lo definió Sergio
Uribarri, gobernador de Entre Ríos, Massita es un representante genuino
de la derecha argentina que siempre miró a Washington con cariño.
Hoy más que nunca se advierte la
dificultad de construir nuevas mayorías, así como verificar y entender que un
gobierno legítimo y democrático como el que tenemos es una parte reducida del
poder real en un país donde las corporaciones transnacionalizadas y los sectores tradicionales pretenden
estar y seguir estando por encima del Estado.
De modo que con avances y
también con retrocesos, se mantiene inalterable la línea nacional y popular que
ningún opositor puede asumir.
Por eso, el rol del Estado es
tan importante, con lo cual la cuestión de las “burguesías nacionales” que
traté anteriormente, se convierte en un asunto casi académico o nostálgico. Somos
herederos del Reino de España, que con sus borbones permaneció al margen de la
constitución de las burguesías nacionales europeas, y en rigor, recurrir a tal
categoría es y sigue siendo un tributo al eurocentrismo, como tantas otras
cosas.
Para Sergio Uribarri, "Daniel
Scioli (que últimamente ganó centralidad mediática) es un aliado de este gobierno, mientras que yo me siento parte del
proyecto". Como bonus track, y aunque esto sea algo muy personal, durante la dictadura estuve unos meses escondido en Arroyo Barú, pueblo natal de Uribarri, donde su madre era directora de la única escuela primaria. ¡Por favor, compañero gobernador: cámbiele el nombre a esa escuela!
4 comentarios:
"Como bonus track, y aunque esto sea algo muy personal, durante la dictadura estuve unos meses escondido en Arroyo Barú, pueblo natal de Uribarri, donde su madre era directora de la única escuela primaria. ¡Por favor, señor gobernador: cámbiele el nombre a esa escuela!" Hay dos: "Coronel Ignacio Iñarra" en Av. Nº 1 s/n y "La cabaña del tío Tom" en Colonia Izquierda. ¿ Se refiere a esta última ?
Pues entonces se lo sacaron, y me alegra. Se llamaba "Eliseo Melchiori", un cura del pueblo ya fallecido por exceso de alcohol, que había llegado a Barú llevado de la mano por monseñor Tortolo. Motivo: "fatiga de combate" a la "subversión".
¡Bien por Uribarri!
Urribarri 2015
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