sábado, 1 de mayo de 2010

Una que no lo dejó pasar



ESCRIBE RUBÉN SENTIS desde Tandil:
De http://joserubensentis.blogspot.com/2010/05/un-dia-de-furias.html
El miércoles en el salón de los Pasos Perdidos, fue.
Pero los que estaban perdidos en realidad eran algunos legisladores del Grupo A que se les había escapado otra vez una sesión.
La capacidad de conducción de ese grupo brillaba por su ausencia.
La crispación había inundado todos los rincones de la cámara de diputados. Como cuando alguien patea un hormiguero.
Ya se había retirado de la escena Patricia Bulrich en busca de mejor prensa.
Y ahí, Elisa Carca y Fernanda Gil Lozano, con los ojos desorbitados comenzaron a descargar su frustración con un movilero del canal público, Fernando Frasquelli.

-"...por que no informas la verdad, alguna vez, deja de mentir...", lo sacudían de los brazos al pobre muchacho que las miraba con cierto desconcierto.
Dos grupos de periodistas alineados desproporcionadamente.
Uno, un sector de medio centenar donde acudían los del Grupo A y el otro, Fernando en la soledad.
Y desde un costado de la escena se pudo escuchar en medio del bochinche:

-"Si esto lo hiciera algún legislador oficialista lo acusarían de estar apretando a la prensa, de presionar sobre la libertad de expresión..."

La miraron de arriba a abajo. ¿Quién era esta desconocida impertinente que se animaba a interpelarlas, a ellas, alumnas de Lilita, custodia de la República??.
"Yo soy Anita Montanaro, bloguera, argentina, y lo que ustedes están haciendo es una apretada a la prensa".

En ese lugar de los Pasos Perdidos, al menos, se hizo silencio. Por un instante.
Por un instante nadie supo qué hacer o decir.

Luego el hormiguero siguió con su rutina de desaciertos y crispación diaria.

ME DAN MIEDO LOS ESCRACHES





AQUÍ ESTÁN, ESTOS SON, LOS QUE HUNDIERON LA NACIÓN!!









jueves, 29 de abril de 2010

INDULTO A MARTÍNEZ DE HOZ: tarde pero seguro

Con cierta demora, la Corte Suprema acordó la invalidez del indulto otorgado a José Alfredo Martínez de Hoz, lo que abre su procesamiento en tres causas judiciales frenadas por ese obstáculo legal: la de la los Gutheim, padre e hijo; la de la desaparición y homicidio de Juan Carlos Casariego de Bel, y una tercera por haber atentado contra la institucionalidad democrática en la forma de una asociación ilícita, todas ellas junto con personajes como los Alemann, Klein, Videla, etc.

Martínez de Hoz fue el jefe civil del golpe de Estado de 1976. Su objetivo no fue tanto imponer una política económica liberal, y menos todavía reprimir la violencia armada que en 1976 estaba en decadencia, sino desmoronar un modelo de país y retrotraer a Argentina a antes de 1945. Retazos de ella se mantenían en pie a duras penas por la combinación de distintos factores que en esos momento se definían como “la patria”: contratista, sindical, etc.

Como Rivadavia para Sarmiento, Martínez de Hoz fue “el hombre que se adelantó a su época”, imponiendo el Consenso de Washington quince años antes de que este se hubiera puesto en práctica en el mundo, una tarea que completaría Menem con aval electoral. Martínez de Hoz fue el líder de la “patria financiera”.
Del otro lado de la cordillera había, con Pinochet, otros adelantados de lo que llegaría en los 90: los economistas del grupo Mont Pelerin, que estaban probando sobre el pueblo chileno las bondades del libre mercado. Los jóvenes de América Latina no advirtieron entonces hasta dónde iba a llegar la reacción a los vientos revolucionarios a los que se entregaron de cuerpo y alma desde los primeros 60: como ya está harto comprobado, fue Kissinger quien condujo a Pinochet al Palacio Quemado.
Aunque Martínez de Hoz anunció la privatización de todas las empresas públicas, las mantuvo a todas dentro del Estado. Reservó para el ejército YPF, Somisa y los ferrocarriles; para la marina las empresas de generación y distribución de energía, incluso las nucleares; y Aerolíneas y el Área Material Córdoba para la aeronáutica, entre otras. Todas, en virtual estado de quiebra, serían privatizadas en los 90 a precio vil. Es decir, las hizo explotar desde adentro.

Así, entregó YPF a su archienemigo Suárez Mason, pero reservándose el otorgamiento de concesiones donde se amasaron fortunas como las de Macri, Eurnekian y Bulgheroni: YPF les pagaba cuatro y cinco veces los precios internacionales. La impunidad con que actuaba se aprecia en un detalle: el precio pagado por el Estado incluía, para el petróleo producido en Plaza Huincul, el costo del flete entre el puerto de Houston (Texas, USA) y Ensenada.

En 1976, unas 400 empresas tenían su paquete accionario en manos del Estado por préstamos garantizados que no habían pagado. Una de ellas era la quesera Magnasco. Martínez de Hoz devolvió las acciones a sus “legítimos dueños” y la deuda impaga pasó a rentas generales del Estado que se financiaban con deuda externa.

El titular de Magnasco era Hugo Luis Biolcati.

Otras empresas desaparecieron, como el confiscado banco de Hurlingham propiedad de la familia Graiver. En el período 1976-1979 se verifica una lucha sangrienta entre Martínez de Hoz y Suárez Mason por apropiarse de sus bienes y cartera. Y otra, no menos cruenta, para desalojar a ciertos advenedizos del establishment bancario como los Truzzo y los dueños del banco Los Andes. La apropiación de los bienes de los Graiver abre la investigación sobre cómo se alzó Clarín con Papel Prensa.

La tablita cambiaria de Martínez de Hoz preanunciaba la convertibilidad de Cavallo. Ofreciendo tasas altísimas, no alentó la inversión de capitales genuinos sino el juego de especuladores internacional, un crecimiento exponencial de la deuda externa, y la fuga masiva de capitales argentinos hacia el exterior.

Directivo (junto con los Alermann, Guillermo W. Klein y los Soldati) del grupo Motor Columbus propietario de la Cía Ítalo de Electricidad, logró que el Estado la estatizara. Se pagaron 400 millones de dólares por lo que no costaba más de 4 millones en edificios, escritorios y máquinas de hacer café. Los únicos bienes de capital de la Ítalo eran dos turbogeneradores (construidos en Inglaterra por una empresa que además era propietaria de Motor Columbus, con lo que no pueden descartarse sobreprecios) instalados en la Central Puerto. Sin embargo, la empresa no había puesto un peso en amortizar la compra, aduciendo que las bajas tarifas se lo impedían. Los equipos eran pagados por el Estado a través del Banco Industrial o BANADE, liquidado en los 90.

En el curso de una oscura negociación donde menudearon los enfrentamientos entre los propietarios de la Ítalo, también funcionarios estatales, y la marina, que quería morder una parte del botín, apareció sorpresivamente un funcionario de línea que se negó a firmar una resolución reconociendo el carácter extranjero de la empresa. Como ya se dijo, la Ítalo y Motor Columbus tenían poco y nada para reclamar.

El funcionario –Juan Carlos Casariego de Bel– fue secuestrado y asesinado con una modalidad habitual en la patota de Etchecolatz, el Turco Julián y otros, que incluía pedido de rescate. Fue el abogado Guillermo Walter Klein (socio de Mariano Grondona en un estudio jurídico) el que convocó a Casariego de Bel a su domicilio para que el grupo de tareas lo levantara.

En 2008, María Casariego, querellante en la causa por la desaparición de su padre a cargo del juez Oyarbide, recibió en la Feria del Libro (Sociedad Rural) un premio por su trayectoria profesional como psicoterapeuta.

El acto se realizó en el pabellón Martínez de Hoz.

http://www.mendozaopina.com/columna/indulto-a-martinez-de-hoz-tarde-pero-seguro-6615

martes, 27 de abril de 2010

Coimas: la madre de la criatura

Las denuncias por coimas pagadas en transacciones con el gobierno de Venezuela fueron anunciadas en la última edición de noticiero 13, del grupo Clarín, la noche del pasado jueves 22 de abril. A la mañana siguiente ganaron todas las redacciones y micrófonos, y de inmediato, el arco opositor se alineó detrás de Gustavo Silvestre quien, con su discurso algo silvestre, había adelantado la noticia.

No es la primera vez que se recogen informaciones tomadas de los diarios para justificar una nueva embestida, esta vez apuntado a Julio de Vido: dos meses atrás, la diputada Patricia Bullrich había efectuado una denuncia penal por supuestos pagos del Banco Central a un banco Continental que no existía. Luego, el diario La Nación se excusó por el error, ya que el cronista se había referido en realidad a “un banco de alcance continental como el BID”, al que el BCRA sí había amortizado la cuota de uno de sus préstamos, de acuerdo a la ley.


Luis Juez tomó la delantera y, muy cercano a Pino Solanas, llamó “escandalosas” las coimas que habría pagado la firma Pauny-Zanello de Las Varillas, fabricante de tractores, para poder comerciar con Venezuela. El ex-síndico de Papel Prensa designado por Carlos Menem opinó además que la corrupción era la principal característica y razón de ser del gobierno.


Eduardo Bussi, entrevistado por TN, juró que era así tal como lo había denunciado Juez, o quizás peor, aunque omitió referirse a las cartas de porte que constituyeron por años la principal financiación semilegal del grupo directivo de la Federación Agraria. Bullrich, Carrió, Adrián Pérez y otros frecuentadores de TN se sumaron a las “denuncias”, pero todos negaron conocer datos concretos. Sólo Bussi reconoció que lo habían llevado gratuitamente a la isla Margarita, omitiendo agregar si el viaje incluía diversiones exóticas.


Hace pocos días, Crítica, el diario del señor Mata, ex-CEO de las quebradas Marsans y Air Comet, convocó a dos ignotos psicólogos quienes afirmaron a dúo que la palabra “corrupción” no existe en el lenguaje de la Presidente, y no es pronunciada acaso por culpa, negación o evitación.


No se dice que no haya habido coimas o las siga habiendo. La corrupción es sistémica: va desde la mordida del inspector municipal, la pizza gratuita del policía, la que se paga en la caminera por no tener los focos traseros en regla, hasta los oscurísimos negocios de las multinacionales farmacéuticas que lucran con enfermedades endémicas, pasando por donde se quiera pasar, como por ejemplo por el reinado de las consultoras, porque vivimos en el sistema capitalista. Fuera de Argentina, lo último que se ha conocido es la complicidad del gobierno griego con importantes bancos norteamericanos para ocultar la debacle de ese país, pero podrían relatarse numerosos ejemplos en Inglaterra, Alemania, España, Francia y EEUU, todos ellos tomados como modelos de institucionalidad y modelos en general


Y en todo caso, que De Vido o sus funcionarios subalternos se defiendan ante la justicia.


El domingo pasado, Clarín inventó una polémica sobre la calidad científica y objetividad del Banco de Datos Genéticos: la noticia levantaba exclusivamente la opinión de los peritos de parte de la Noble Ernestina contra esa institución estatal, y eso no representa ninguna polémica.


Clarín, por su parte, se esmera en reflejar “objetivamente” el fraude de Goldman Sachs en EEUU: se entiende, porque ese fondo tiene el 16% del paquete accionario del Grupo Clarín.


Los ejemplos podrían seguir.


Todos ellos son prueba de lo evidente: Clarín conduce a la oposición, le marca la agenda, inventa noticias y la abofetea sin piedad y por incompetencia llegado el caso aunque varios opositores se desvivan por escribir los titulares del día siguiente.


Carrió perdió desde hace un tiempo el favor de los editores cuando sus hipótesis pasaron de lo descabellado a lo psicótico. Luego del traspié de Cobos en el Senado al dar por aprobada la llamada “ley del cheque”, Clarín y La Nación le regalaron al vicepresidente sendos reportajes domingueros. El objetivo harto evidente: levantarlo en las encuestas.


De modo que una corporación privada es la dirección estratégica de la oposición.


Habida cuenta de que el Grupo Clarín, como cualquier otra corporación privada, defiende intereses particulares, habrá que concluir que la oposición política argentina responde al interés privado, y el interés privado se expresa en la ganancia empresaria en la que la corrupción es sistémica. Con mencionar cómo se formó Papel Prensa, las falsificaciones varias en la adopción de los Noble Herrera y la aceptación a libro cerrado de la soja transgénica en las épocas de Felipito al frente de la secretaría de Agricultura con la complicidad del señor Huergo, representante de Monsanto, sería suficiente como para demostrar que Clarín mismo es un antro de corrupción. ¿Y por qué entonces se “escandaliza” por la actividad empresaria con Venezuela?

Porque la ex-bailarina de flamenco y ex-enfermera, más un grupo de periodistas que jugaba al tenis con Massera, creen ser fiscales de la república.

http://www.mendozaopina.com/columna/coimas-la-madre-de-la-criatura-6583

Archivo del blog