miércoles, 16 de marzo de 2011

El Plan Pokomoko para arrebatarnos la Patagonia


La agencia informal de noticias Wikileaks dio a conocer un plan ultrasecreto del gobierno japonés. Objetivo: poblar la Patagonia con japoneses que huyen de un mandato bíblico occidental.



Fue luego de que Günther Öttinger, comisario europeo de Energía, afirmara ayer que "la situación nuclear en Japón es apocalíptica”.

Öttinger es un joven político de la derechista Unión Demócrata Cristiana de Alemania, de reconocidos lazos con el partido Republicano de EEUU.

El día de ayer no había sido una jornada favorable para el comisario de Energía: su mujer acababa de abandonarlo para irse a vivir con el dueño de Porsche, la tradicional fábrica de autos deportivos.

“Apocalíptica era nuestra convivencia: Günther se pasaba todo el día en la Siemens y no cumplía sus obligaciones maritales”, confesó Inken, tal el nombre de su esposa, ante las cámaras de la CNN en alemán.

Desde antes de la Segunda Guerra Mundial, todos sabemos de la superioridad de la tecnología Siemens (y de todo lo alemán en general, en especial lo ario) sobre las razas, quiero decir, sobre las tecnologías inferiores, como la japonesa. El propio Hitler tuvo que ocultar su origen austriaco porque los austriacos son arios inferiores. En aquella época, los japoneses tenían ideas similares sobre sus vecinos asiáticos pero, curiosamente, ambos países eran aliados. Menos mal que perdieron la guerra: no pueden convivir dos razas superiores en el mundo: una sobra, y aunque pasó tanto tiempo, habría llegado la hora de poner las cosas en su lugar.

El terremoto, el posterior tsunami y las fugas radioactivas en Japón son una verdadera catástrofe humanitaria y ambiental. 

Miles o quizás millones de toneladas de basura resultante de la sociedad de consumo de muy alta gama, desde radios Spika a automóviles fabricados como chorizos, están flotando en las costas y los geólogos estiman que se formará una nueva isla de desechos, muy parecida a nuestra Villa Inflamable en Dock Sur, pero de grandes dimensiones.

El agua de mar que se bombea para intentar bajar la temperatura de los reactores de Fukushima retorna hirviendo al océano, y posee un grado letal de contaminación nuclear. Dicen que el nitrógeno presente en el agua usada para refrigerar, se convierte, tras su contacto con el núcleo del reactor, en un isótopo radioactivo. Los biólogos ya están prediciendo mutaciones en la fauna ictícola del Mar del Japón: aparecerán nuevas especies, como merluzas con patas, cangrejos voladores, delfines analfabetos, atunes fosforescentes y tiburones friendly.

De ahora en adelante, yo no probaría sushi y kanikama.

Sabido es que los japoneses consumen mucho pescado. Tanto consumen que ya acabaron con el de las cercanías de la isla y ahora lo vienen a buscar al Atlántico Sur.

Pero eso no es todo. Wikileaks dio a conocer un documento secretísimo y recontraconfidencial del gobierno japonés denominado Plan Pokomoko. Esos orientales tan parecidos uno con otro están tramando trasladarse en masa a la Patagonia argentina. Se entiende: su tierra ancestral, la isla de Japón, se está convirtiendo rápidamente en inhabitable. Y es comprensible que busquen un hinterland donde puedan vivir en paz, instalar sus tintorerías sin demasiados controles estatales y comer mucho pescado sin isótopos.

Desde principios del siglo XX se sabía de un Plan Andinia, según el cual eran los judíos quienes se iban a apropiar de nuestra Patagonia, integrada al territorio nacional por el huinca Julio Argentino Roca. Eso fue antes o después de que los ingleses, astutos como el que más, ofrecieran a la diáspora el norte de Uganda, aunque luego se decidirían por las áridas colinas de Palestina que les ocasionaban muchos gastos y ningún beneficio.
Pasaron los años, algunos judíos se nacionalizaron israelíes, y quienes ocuparon la Patagonia fueron los Benetton, los Turner y los Rockefeller. 



En los 90, Carlitos recibió a una delegación del Imperio del Sol Naciente que le ofreció el traslado gratuito de 30 millones de jubilados japoneses para instalarse al sur del río Colorado.

- ¿En cuanto voy?- preguntó el presidente más exitoso de la tierra.

Inescrutables, los japoneses no respondieron y el gobierno perdió interés en el asunto.

El nuevo peligro es el peligro amarillo. Pero no viene de China, como todos creíamos, ni de los supermercadistas coreanos sino de Japón. El Plan Pokomoko está en marcha. ¡Argentinos, a las cosas!

El colonialismo japonés no pasará. La Patagonia será argentina o no será nada.

"Mirada de cerca, la vida es una tragedia, pero vista de lejos, parece una comedia" (Charles Chaplin)

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