jueves, 1 de julio de 2010

ENTRE EL BLOG Y LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA

El 29 de junio pasado, Página 12 reprodujo una nota de José Natanson titulada "Kirchner, Ben Stiller y la juventud como actor político"
El amigo Juan Salinas, también conocido como el Pájaro, Beto, Juanjo y vaya uno a saber con cuántos otros alias legales o clandestinos, distribuyó el artículo de Natanson subrayando el final:

"...la estrategia comunicacional del Gobierno ignoró a la juventud durante años y recién desde hace un tiempo ha comenzado a considerarla. Y su política cultural, de raigambre “jauretcheriana” y “pacourondista”, parece limitada sólo a los jóvenes de los ’60/’70, sin considerar a los jóvenes de hoy.
No hay mucho misterio: se trata de atender las necesidades de una juventud partida y registrar la politización de un sector de los jóvenes, fenómeno que el mismo kirchnerismo ha generado y en el que apenas parece haber reparado".


Y cometió el error de agregar: "Pues eso. Ahí está la clave", lo que desató la interesante polémica que reproduzco:

Carlos Benítez dijo:
Como siempre el compañero Boot, aporta en lo sustancial, en lo que hace la nota de Natanson, que en realidad se los mandé a los compañeros solo por el final de la nota, que es que nosotros como militantes lo palpamos todo el tiempo que cada vez hay mas jóvenes militando a como pueden sin linea digamos con tiza y carbón y no se si eso en principio esta mal, lo importante que no se vuelvan a sus casas como muchos hicieron cuando se acabó la primavera alfonsinista o cuando aparecieron los 90 y esa decada mortal, para nosotros jóvenes en aquellos años por que ahí la derrota fue total mas allá de la resistencia que ejercíamos como podíamos ( radios comunitarias, clubes OSJ etc), y llego el 2001/2002 y parecía que nada quedaba y ahí estabamos tirando piedras y no quiero exagerar pero la purretada puso el cuerpo.
En fin hay mucho para hacer y haciendo caso a Boot los dejo por que tengo que ir a la reunión de la agrupación, pero la seguimos eh.
Saludos
Carlos


Teodoro Boot improvisó en minutos la siguiente respuesta malhumorada, de acuerdo a su naturaleza aborígen:

Leí esa nota (de José Natanson), que ayer mandó Benitez. No la critico, pero no me pareció gran cosa. No pretendo, ni ahí, polemizar, sino comentarles un par de reflexiones y dudas que me surgieron mientras leía esa nota, en la que hay muchas obviedades, lo que es natural en un artículo periodístico, pero también mucha generalización y afirmaciones taxativas sin posibilidad alguna de comprobación y que me parecen mucho más caprichosas de las que hasta yo sería capaz de formular.
Además, existe en mucha gente como Natanson, al igual que en la mayoría de los escribas y voceros radiotelevisivos oficiosos del gobierno, una gran insistencia en observar las cosas según categorías en las que descreo. Capaz que porque soy viejo, capaz que porque son surgidas al calor (o al frío) del "fin de las iedologías". Será por eso, por ejemplo, que enloquezco cuando escucho hablar de "relato" para aludir a asuntos sociales, políticos o históricos. Un relato es una narración, un cuento, una versión de un suceso. Y en la historia, la política, la sociedad hay mucho más que versiones: hay intereses, lucha, muchas veces sangre y muerte, destrucción, tragedia, mugre, y al fin ganadores y perderores con lo que significa una u otra cosa para unos y otros. Y, por lo que sea, y seguro que por saber que las cosas van y vienen y que los muertos de los distintos ayeres resucitan cada tanto provocando el general estupor, para dar una nueva vuelta de tuerca a ese combate que se creía superado o extinto, en fin, porque el agua sigue corriendo, es que me resisto a pensar según las categorías en boga. Me quedé en el 45, supongo (Y ahí seguiré, esperando tranquilamente que ese pensamiento vuelva a ser "moderno").
En sintonía con esas categorías de pensamiento que están caducas antes de fructificar y llegar a la madurez, me incomoda (y lo digo así, subjetivamente, porque eso es lo que pasa: que no me hallo en este extraño mundo en el que estuve viviendo en los últimos 20 años), me incomoda que se hable de comunicación cuando correspondería hablar de política. Y la política es mucho más que comunicación, que vender ideas, que imponer productos, que contar "relatos". La política es organizar, y se organiza objetivamente, según objetivos. Se dispone la fuerza existente para lograr un fin, se la articula y se la prepara. Y en ese proceso, que parte de un solo lugar, irreemplazable (del objetivo), es que se forma y se encuadra, se hace comprender y surgen los nuevos cuadros, que si en vez de seguir organizando se ponen a comunicar y a contar relatos, cagamos.
Quiero recordarles que eso ya pasó y de ahí la profunda debilidad de este kirchnerismo o de este peronismo, que no consigue desprenderse de las categorías mentales y de pensamiento que nos llevaron a la más profunda de las derrotas de los últimos cien años. Es como en la economía: va fenómeno, aumenta la actividad, el consumo, la exportación, pero si no cambiamos la estructura productiva del país, las bases en las que se asienta y la mentalidad que la orienta, justifica y explica, todo puede acabar en que estemos disfrutando apenas de un respiro muy transitorio.
Me refiero a que en la base de todo está el sistema de pensamiento, el sistema de prejuicios y las categorías según las que miramos lo que nos rodea. Y yo, la verdad, descreo de las categorías y el sistema de prejuicios que se entreven en el razonamiento de Natanson. Y descreo porque son in operativas, no sirven para la acción y en consecuencia no sirven para la transformación social. Y un pensamiento inútil para la transformación social podrá estar fenómeno y ser atractivo y etc, a condición de que no se meta a describir la sociedad. Por ejemplo, la literatura está muy bien y es a lo que me aboco con mayor placer y entusiasmo, pero la literatura es literatura y nada más.
En un plano es muy bueno el análisis o la descripción de Natanson. Muy interesante al menos, en su descripción de las consecuencias de las diferentes situaciones económicas, aunque comete algún perdonable error cuando se remonta a épocas que no conoció sino por versiones deficientes (y ahí sí está el "relato", pero justamente como manifestación de una carencia. Pero esto lo dejo, porque me llevaría a la loma del orto). Por ejemplo, Natanson se equivoca mucho cuando adjudica a los jóvenes de los 60 o 70 irrespeto o desinterés por lo que pudieran decir los ancianos. ¡Exactamente al revés! Los peronistas, al menos, seguíamos a un anciano, a un tipo de la edad de nuestros abuelos. Y leíamos a Jauretche, a Scalabrini, a Marechal. Todos viejos.
No era con los ancianos la cosa, sino con los maduros, los cuarentones o cincuentones, los que Perón, con su tendencia a la turrada y la socarronería bautizó como la generación intermedia,
lo que según se mirara podía leerse como la generación ni una cosa ni la otra, sin olor ni color, la generación mierda de paloma. Y de ahí la contradicción explícita y el anacronismo de analogar un supuesto jauretchianismo con un supuesto pacourondismo.
Dice un bolichero amigo mío refiriéndose a su negocio: Lo que hay es lo que hay, pero de lo que hay, no falta nada.
Eso mismo ocurre en la política: se transmite lo que se es, lo que está, lo que hay. Y aunque se pueda "comunicar" cualquier cosa, lo que queda es lo que se transmite. No es prudente, pienso, ver las cosas en términos de comunicación sino de trasmisión, que aunque alguna miopía nos haga confundirlas, no son la misma cosa: una polea no "comunica" el movimiento, la roldana no se lo "cuenta" a la rueda, se lo transmite.
El kirchnerismo, si se quiere, tiene un problema de transmisión, que es consecuencia de un problema (o más bien de la ausencia absoluta) de organización y a resolverlo debería abocarse. No a comunicar, sino a organizar, pero por más que el General a veces sugiriera otra cosa, no se organiza de arriba hacia abajo, de la activa lucidez del dirigente a la pasiva estupidez del dirigido. La organización surge, en primer lugar, de un objetivo claro, de un propósito, y luego de la tensión existente entre pretendidos dirigentes y pretendidos dirigidos. Y algo de eso está habiendo, aunque todavía parece persistir en el kirchnerismo la rémora de los últimos años de decadencia peronista: la pasividad con que los "dirigidos" se acostumbraron a esperar las genialidades, los recursos, la chequera del "dirigente".
Hay además una tendencia muy generalizada (que Natanson comparte, capaz sin advertirlo) a creer que la organización y la transmisión son aspectos, facetas, responsabilidades de un gobierno, cuando en realidad siempre son a pesar, a expensas del gobierno, porque no pueden ser de otro modo: en el gobierno nadie hace lo que quiere, sino apenas un poco de lo que puede. A veces eso es malo. Y a veces es bueno.
Pero hay jóvenes, que no son los treinteañeros, Salinas, que de por sí se encuentran con dificultades, tanto conceptuales como existenciales, para comprender la naturaleza del proceso que se entreve. Son los más chicos, que irrumpen con sus categorías y sus modos, sus ignorancias y sus extraños conocimientos, claro, pero irrumpen en la lucha social, en la lucha cultural y, en consecuencia, en la lucha política. Y si son jauretchianos o pacourondistas, problema de ellos. Porque el fenómeno es que ellos, esos pibes, son los jaurtetcheanos, no la supuesta política comunicacional o cultural del gobierno ni de sus "intelectuales" "orgánicos" (encomillo las dos palabras por separado porque no sé cuantos puedan ser los intelectuales en este país y no me imagino a quien alude Natanson cuando habla de orgánico de este gobierno).
Ocurre que de alguna manera esos jóvenes se tienen que explicar lo que perciben, el horrendo monstruo que se esconde atrás de la amable apariencia y buenos modales de una argentina clasemediera, hasta progresista, tolerante, cosmopolita, antiracista. Y que surgió de golpe, apenas el gobierno le rozó el traste a sus valores más profundos. ¿Y hay una manera diferente de explicarse la existencia de este monstruo que no sea mediante el mecanismo de la colonización cultural y pedagógica? Si para eso hay que recurrir a Scalabrini, Jauretche, Fanon o Ho Chi Minh, mala suerte, porque así como no fue con Sebrelli ni con Marcuse, tampoco será con Tomás Abraham o con Hobsbawn que consigamos endenderlo y explicárnoslo.
Lo notable, lo que implica un "cambio de época", es que esas preguntas empiecen (o vuelvan a empezar) a hacerse. Y eso no es consecuencia de ninguna comunicación sino de un satori, de la súbita toma de conciencia del país en que se vive provocada por la irracional reacción de un altísimo porcentaje de la sociedad ante el conflicto con "el campo". Pasada la sorpresa, quedó una expectativa y un estado de ánimo, junto a la sospecha de que pueden volver, y peor que nunca. Esa expectativa y ese estado de ánimo eran un caldo propicio para asimilar la gran trascendencia, las implicancias profundas, no económicas o políticas sino sociales y culturales del regreso al sistema solidario de jubilación, la AUH y la ley de servicios audiovisuales, fueren cuales fuesen las razones que pudiera haber tenido el gobierno para impulsarlas, y en el momento en que lo hizo y no en otros.
El fenómeno es que esos pibes, obviamente, una activa minoría (que viene a ser, casualmente, la definición que Unamuno da de lo que es una generación: "una minoría activa que otorga el tono a una época") recupera algo que uno creía ya desaparecido junto al abandono de las novelas de aventuras: no hay joven que pueda recibir o merecer ese nombre, que no quiera ser como Robin Hood. Y si hay alguno, mejor estrangulémoslo antes de que llegue a ministro.
Todo esto fue suficiente para que volviera a aparecer la política como espacio e instrumento de transformación. Ahora se trata de organizar y seguir organizando. No de "comunicar". Al menos, no a los jóvenes, que de ellos habla Natanson. Porque ¿qué vamos a hacer? ¿Qué vamos a "comunicar"? ¿Y a quiénes? ¿Y cómo? ¿Hay una juventud partida y entonces vamos a hacer dos "comunicaciones"? Además ¿por qué partida en dos y no en más partes? ¿Es suficiente diferenciar entre los que pueden prolongar la adolescencia y los que deben apurarla? ¿Y unos y otros la prolongan o la apuran del mismo modo o de modos y en condiciones semejantes? ¿Es esa toda la diferencia, o la más importante, o la que explica los diferentes comportamientos sociales, los distintos códigos? ¿Y hay dos nomás?
¿Las medidas para la parte de la juventud "pobre" que sugiere Natanson son necesarias para la franja juvenil o para la sociedad en que viven? La no reglamentación del aborto, la falta de viviendas, la ausencia de créditos, el precio de los alquileres, la persistencia del embarazo adolescente ¿son problemas de la juventud o de la sociedad? ¿Afectan únicamente a los jóvenes? ¿Y es la juventud o la sociedad la "partida"?
Por ejemplo, yo no veo a la sociedad "partida", sino que la veo disuelta. Y en lo que hay que pensar es menos en comunicación (dejemoslo para los momentos electorales) y más en cuáles son aquellos elementos que puedan ayudar a que una sociedad disuelta vuelva a ser una sola sociedad. Porque no alcanza con las variantes económicas ni con mayor distribución del ingreso. Ayuda, es indispensable, pero no alcanza. Tan poco alcanza, que a veces uno empieza a dudar: ¿es posible una única sociedad es un mismo territorio geogràfico y político?
Si es posible, lo será a través de las nuevas generaciones, de la forja de unidad social y cultural en las nuevas generaciones, y esto tiene menos que ver con las políticas gubernamentales que con las políticas que puedan imaginar los cuadros y activistas políticos. Con dos condiciones o requisitos: uno, que el gobierno persista y profundice la integración social por medio de la creación de empleo. El otro, que los cuadros y activistas vean a la política como el medio de hacer una sociedad mejor, con hombres mejores, con tipos que aspiren a ser santos y no que aspiren a ser canallas. Que el héroe sea el gaucho Cruz y no el viejo Vizcacha.
Y de que entiendan, de una puta vez, que el "público" que merece toda la atención está "abajo", no "arriba".
En fin, que siendo buena, la nota de Natanson no me parece cosa del otro mundo. Y si me apuran, voy a decir que es bastante superficial.

martes, 29 de junio de 2010

LA UNION EUROPEA QUIERE EXPORTAR CRISIS ANTES QUE DURAZNOS




Luego de seis años, se reiniciaron las discusiones en torno a un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea, similar a lo que pudo ser el ALCA.


En este sentido, si bien la crisis bancaria de EEUU en 2008 parecía anunciar el próximo fin del capitalismo financiero y el neoliberalismo, nada indica que esto suceda porque el capitalismo industrial necesita de lo financiero para maximizar su ganancia.
En aquel momento, la monstruosa emisión monetaria norteamericana, como la actual de Europa, habilitaron la discusión de medidas keynesianas. Pero la realidad demostró que la “ayuda” oficial no fue dirigida a incrementar la demanda sino a salvar a los bancos multinacionales, que desde entonces exhibieron balances brillantes.
La prueba más evidente de que no se usó el keynesianismo en su versión mítica, es que se mantiene estable o con tendencia a incrementar la desocupación de EEUU mientras se acelera la de España y otros países. EEUU no salió de la crisis del 30 con Keynes y Marshall, sino con la Segunda Guerra Mundial.
En ese marco, es poco y nada lo que puede hacer Argentina por su escaso peso específico más allá de clamar en las tribunas sobre el papel pernicioso del FMI y sus recetas.
El “libre comercio” solo ha beneificiado a las naciones centrales, pero no es posible evadirse de él aunque sí atenuar sus consecuencias más perniciosas. El NAFTA ha convertido a México en un país inviable. La ex-Alemania oriental funciona como “dependiente” de la Occidental tanto por su producción agrícola como por el aporte de mano de obra más barata. Los países de Europa del Este ex-´Pacto de Varsovia –tanto como España o Grecia- son en verdad la periferia de la Unión Europea. Es cierto que en España hay industria, pero los motores de su economía son el turismo y la construcción asociada con el lavado de dinero. Grecia es un país turístico donde van a buscar amor y comprensión las mujeres suecas mientras sus maridos se dedican a la bebida.

Aquí vemos un portacontenedores transportando duraznos a la Argentina, tal como alguna vez exportamos aceitunas desde la pista de Anillaco. Nos toman por tontos.


Como se ve, si se plantea la cuestión en términos de centro y periferia o centro y dependiencia, hay múltiples centros y múltiples dependencias, algunas de ellas internas a las sociedades nacionales.
No creo que Argentina, como parte del Mercosur, apriete el acelerador en la firma de un tratado de libre comercio.
LA UNIÓN EUROPEA intentará exportar su crisis.
Es este el marco donde se inscribe el reclamo que se hizo a la Argentina desde Bruselas, donde –si mis datos no están desctualizados- nos sigue representando Jorge Remes Lenicov, el autor de la pesificación asimétrica. Clarín trató el tema poniéndose del lado de los importadores, algo cuyo carácter cipayo se desmenuzó muy bien en el blog Pensando la Argentina.
Podría suceder entonces que la producción alimenticia europea, repleta de subsidios, ingresara a la Argentina vía Mercosur mediante el TLC, con sus secuelas de destrucción de trabajo en el rubro que el gobierno denomina agroalimentario o alimentos industrializados. Pero no es mucho lo que se ha avanzado en la materia en los últimos años, más allá de algunos anuncios. El aceite de soja no constituye un gran avance tecnológico en materia de agroalimentos.
Una consulta al Indec revela que la mayor parte de las importaciones de la eurozona son productos industriales de alta tecnología e insumos químicos. Los alimentos prácticamente no existen, excepto un insumo para la agroindustria como son los toneles de roble para bodegas, que no se comen.
Europa sólo podría importar a Argentina productos de consumo para sectores de altos ingresos (duraznos y aceitunas griegas, jamones españoles, dátiles, alcaparras, etc.) y habría que ver si, por vía indirecta, no puede ingresar trigo ucraniano. Rotterdam es el centro mundial de las transacciones, y mediante triangulación, Holanda exporta cualquier cosa, incluso trigo de Europa Central o llegado el caso, calzado de China, como si fuera de producción holandesa. O en otras palabras, la Unión Europea puede, vía Holanda, competir con precios de dumping en todos los ítems de lo que constituye una de las patas de la política económica excepto en la soja.
En este sentido, Aníbal Fernández desestimó las protestas de la Unión Europea y se refirió a las licencias de importación no automáticas contempladas en la reglamentación de la OMC. En rigor, el Ministerio de la Producción informa que no hay licencias no automáticas para productos alimenticios, pero sí sobre calzado, juguetes, neumáticos, textiles, papel, autopartes, etc.
Argentina está obligada a respetar los acuerdos con la OMC (que bien podría llamarse OMLC, Organización Mundial de Libre Comercio) por la vigencia de la constitución de 1994 que otorga supremacía a los tratados internacionales y a los tribunales extranjeros sobre la ley y la justicia internas.
Desgraciadamente, a esta hora el BCRA no informa sobre la cantidad de euros que constituyen los casi 50 millones de dólares de reservas, pero esa variable puede estar relacionada con el reclamo de la Unión Europea.
En definitiva, la presión de la Unión Europea para abrir insólitas entradas de alimentos (que siempre fueron marginales incluso en los años de oro de los 90 donde se comían fideos italianos y mandarinas israelíes, y todos teníamos nuestro vino verde portugués en la mesa todos los días), se inscribe en la presión por exportar la crisis, lo que incluye (atención con este pequeño detalle) un alto componente inflacionario. EEUU puede darse el lujo de vivir de prestado con un monumental déficit debido a la fortaleza (anclada en su poderío militar-mediático) del dólar, pero la vieja Europa no se lo puede dar. Lo que ya marca el famoso doble standard para la oposición local, que pareciera incapaz de relacionar emisión monetaria del Centro del mundo con la marginal emisión local. Allá está bien y es sensato, aquí es inflacionario, crispado y totalitario.
Si el primer movimiento fue salvar a los bancos, el segundo consiste en ver quién paga la fiesta. Ellos no tienen ninguna intención de ponerse.
Leemos a Lisandro Mogliatti :

"Las restricciones a las importaciones a ciertos alimentos elaborados por parte de la Argentina, responden a una clara estrategia de política económica de industrialización por sustitución de importaciones (ISI), sobretodo en un marco de crisis internacional, con epicentro en algunos países de la UE, que con una depreciación del Euro, comienzan a recuperar el terreno perdido, en los años en que la moneda única europea se apreciaba y perdía competitividad relativa en la mayoría de sus mercados de exportación.Algunos sectores vinculados a entidades que nuclean a los importadores, destacan que siendo que Argentina importa anualmente u$s 1000 millones en alimentos, las restricciones actuales al ingreso de alimentos importados, podría hacer peligrar exportaciones argetinas por más de u$s 20.000 millones, un hecho que se analiza como improbable y difícil de verificar en un mercado globalizado y diversificado.
De todas formas el hecho más sorprendente en este entrecruzamiento, es que la propia UE acuse a la Argentina de proteccionismo económico, sobretodo en el rubro de los alimentos, justamente el sector más protegido por los europeos, que restringen el ingreso de productos alimenticios de terceros países (inclusive la Argentina), alegando razones de índole sanitaria y de calidad.
Sin ir más lejos hace unos pocos años, el negocio exportador de la miel argentina, se vio amenazado severamente, por la prohibición del ingreso de los productos apícolas procedentes de la Argentina a la UE, cuando en un embarque de miel a Inglaterra, se detectaron niveles relativamente elevados (a juicio de los organismos de intervención sanitaria europea) de nitrofuranos (un antobiótico prohibido en la UE) en miel argentina.
Años después, nadie duda que los europeos obraron de esta forma para proteger al sector de la producción de miel de la UE y a los fraccionadores de la industria alemana, a raíz de los altos precios que debían pagar por la miel argentina, en una coyuntura desfavorable para la producción europea de miel.
Esta es una forma de proteccionismo encubierta y tampoco respeta el espíritu de los acuerdos internacionales suscriptos, tanto en el marco de la OMC, como en los acuerdos entre bloques regionales o acuerdos bilaterales que plantean la liberalización del comercio.
Realmente escuchar reclamos de los negociadores europeos acerca del proteccionismo argentino en el mercado de alimentos, parece gracioso, porque el mismo bloque de la UE, ha erigido una maraña legislativa que cierra las puertas comerciales, sobre todo a los productos procedentes de los países en vías de desarrollo, con razones que van desde fallas a la calidad, problemas de salubridad, como también poniendo un manto de dudas (y de hecho dudas hay), sobre el efecto que a futuro pueden tener los productos compuestos por OGM´s (organismos genéticamente modificados) cuyos perjuicios nadie ha podido probar fehacientemente.
Para los organismos europeos de contralor sanitario, cualquier excusa es validada a la hora de defender la industria comunitaria, en Argentina, todavía, algunos defensores a ultranzas del libre comercio, que avalaron la apertura indiscriminada desde los años´70 y que tuvo su auge en los ´90, que condujo a la desaparición del aparato productivo nacional, aprovechan la figura del excéntrico Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, para tratar de postular un modelo económico pernicioso, que lleva sin dudas al colapso de este nuevo modelo de desarrollo, que postula a la producción nacional".-

lunes, 28 de junio de 2010

82% MÓVIL. Errar es humano, mentir es divino

"Seamos realistas, pidamos lo imposible" (consigna del mayo francés, 1968)

La financiación del Anses, y la capacidad real del sistema jubilatorio argentino para pagar el 82% móvil, han sido desarrollado con fortuna aquí por Alfredo Zaiat y también en el excelente blog Finanzas Públicas, esta vez escrito por Silvana S. (de quien solo sabemos que es descendiente de tanos) de modo que no agregaremos nada al respecto repitiéndo lo que se explicó bien. Si lo cortés no quita lo valiente, también es cierto que lo bueno, si breve, dos veces bueno.
Es este otro caso típico del Grupo Clarín definiendo la agenda de la oposición en la medida en que se le hace más difícil marcar la del gobierno. Informes objetivos de TN, opiniones lacrimógenas de Santo Biasatti, y una nota de Ismael Bermúdez (el hermano desarrollista de Jorge Altamira) en Clarín de hoy, en una prédica adyacente al tema Sadous que repica desde una semana  o diez días atrás, animó las declaraciones públicas de miembros conspicuos del panradicalismo mediático.
En el fondo, se cuestiona el uso que hace el gobierno del stock de recursos recuperados de las AFJP. No se lo hacía antes, nadie se daba por enterado de los malos negocios bancarios ni de que el sistema de fondos privados estaba en la quiebra. Y en esto hay un interés particular del Grupo Clarín. 
¿Que sería de ese fondo con un gobierno presidido por Mauricio Macri: o De Narváez ¿dónde iría la guita? El stock se podría repartir instantáneamente entre los actuales jubilados: una fiesta de caña con ruda, viagra  pañales y prótesis de acrílico durante una semana, tras la cual el ingreso les caería a cero (0).
Ayer mismo, C5N dio una amplia cobertura al rejunte seudoacadémico del Consenso para el Desarrollo, presidido por el mendocino Roberto Dromi, en el que se propuso la recuperación de los fondos previsionales. ¿La recuperación para quién?: para los bancos, claro.
Exigir el 82% móvil sin tener en cuenta la relación necesaria entre trabajadores aportantes y jubilados, es irresponsable y demagógico. Ellos saben que cuentan con un campo fértil, por ejemplo mi cuñada, quien insiste en que este gobierno le robó los 50 mil dólares que había ahorrado en una AFJP. 
Es inútil que le explique en 10  ó 15 años más, cuando llegue a los 60, entre pérdidas operativas, quiebra de Lehmann Bros, caída del mercado de commodities, sequía en Australia, atentado contra un avión de El Al y gastos administrativos terminaría cobrando chaucha y palito. "Yo quiero mis 50 mil",  levanta la voz, crispada, sorda a todo razonamiento. Y bué...
Esa prédica equívoca y nociva no ha desaparecido. No solo porque vuelve una y otra vez (de nuevo Dromi, en C5N, presentado por Teté Coustarot) sino porque el gobierno, y la militancia kirchnerista, no ha hecho lo suficiente como para que la sociedad comprenda que aquello fue un robo disfrazado de fantasía de ganancia rápida. O inversamente, sectores de la sociedad siguen entrampados en esa fantasía y no tienen voluntad de mirar de frente la situación.
Con lo del 82% (por qué no el 150%) se está jugando otro de los partidos del 2011. Tengo para mí que, así como el aire es gratis (por ahora), la oposición, consciente de un próximo triunfo K, exige cualquier cosa a fin de esmerilar al gobierno y poner un cachito de maldad en la esperanza de la gente.
Al revés, si el gobierno tuviera la certeza de su derrota, habría que concederle el 82, el 150, la chancha y los veinte.
¡Y que paguen ellos! 

(Ahora mismo, Radio Mitre titula: EL SINDICALISMO K ESTÁ EN CONTRA DEL 82% MÓVIL PARA LOS JUBILADOS). Más claro, imposible














CUANDO LOS GAUCHOS VIENEN CANTANDO

domingo, 27 de junio de 2010

GRONDONA, UN REY DESNUDO, ALEMANN, INFLACIÓN

Quizás se esté dando por el pito más de lo que vale. Podría dedicarme a escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo, en lugar de referirme a Grondona Mariano.
Sea como fuere, y en la incertidumbre de saber si sigue representado la mentalidad dominante de los grupos de poder en la Argentina, su nota de hoy en La Nación ("¿Acaso no sabíamos que el rey está desnudo?") refiriéndose a la corrupción kirchnerista confrontada con un cierto modelo virtuoso del pasado, merece algunos comentarios nacionales, porque de los antinacionales ya estamos hartos. 
Comienza, Marianito, relatando una leyenda del siglo XIV. Catorce, lo resalto. Grondona prefiere la versión de Hans Christian Andersen a la del Infante Juan Manuel, acaso porque sale primero en el Google. Fue, escribe Marianito, la inocencia de un niño la que alertó al rey de que estaba desnudo, y no la de un paje negro como se relata en El Conde Lucanor. En aquellas épocas, la inocencia era cualidad de niños y negros pero no de mujeres, quienes cada tanto solían exhibir (afortunadamente) virtudes diabólicas. Esto lo agrego yo.
Más adelante, ya entrados en la Modernidad, aparecería la leyenda del buen salvaje, y se discutiría si los aborígenes americanos entraban en la categoría de seres humanos, pero esa es otra historia.
Marianito sostiene que "a partir de este milagroso momento los súbditos le perdieron el miedo a su despótico monarca y se convirtieron en ciudadanos". ¿Ciudadanos en el siglo XIV? Como las opiniones de Abel Posse o del horroroso escritor Marcos Aguinis, el discurso de Marianito sirve para otorgar carácter culturoso a las charlas del five o'clock tea o a los cócteles en la Embajada Americana.
Pero hay otra cita, de una escueta maldad. "Roberto Alemann dijo alguna vez, al hablar de la inflación, que si se la combate de frente, aun así habrá algo de inflación, pero que si se la tolera, lo que habrá es hiperinflación", escribe Marianito para dar cuerpo y sustento a las charlas de la tarde en el casco de la estancia, debajo de las casuarinas, mientras los sirvientes reparten torta galesa y té frío en legítima porcelana china.
Pues bien: lo cierto es que Roberto Alemann siempre vivió de la inflación. Por eso dijo, o acaso dijo, que aunque se la combata de frente "aún así habrá algo de inflación". ¿Y por qué debería haberla?
Junto con su hermano Juan, Roberto Alemann es dueño de una imprenta y un diario suizo-aleman, el Argentinisches Tageblatt, vocero de sonoros grupos multinacionales con sede en Suiza tales como Nestlé, Roche, y sobre todo....... la Unión de Bancos Suizos (UBS) de la cual Roberto, Roberto Teodoro en realidad, es representante.
(Dejemos de lado por el momento que Nestlé controla la FAO, y Hoffman-La Roche o Roche tiene una influencia decisiva en la OMS y el tema de la gripe H1N1).
Fue impulsor del Club de París creado durante la Revolución Libertadora para comenzar la entrega de la Argentina a los capitales europeos. También ministro de Frondizi, cuando el desarrollismo mostró su cara más antiargentina, y ministro de Economía durante la guerra de Malvinas.
Dato no menor este último, porque el ministro de Relaciones Exteriores, el que parecía negociar nuestra soberanía, era Nicanor Costa Méndez. Y TANTO ALEMANN COMO COSTA MÉNDEZ PERTENECÍAN AL MISMO GRUPO EMPRESARIO, Motor Columbus, de capitales suizo-británicos pero controlada por.... la Unión de Bancos Suizos de la que Alemann, Roberto Teodoro, era representante oficial.
Tras la derrota de Puerto Argentino, Roberto Teodoro arregló el pago de una indemnización de guerra que, a fin de que no tuviera efectos inflacionarios, la reasignó a los balances de YPF, convirtiéndola en una empresa monstruosamente deficitaria.
Pero el negocio inflacionario más suculento de Alemann y la Unión de Bancos Suizos fue la Ítalo.
Perón había creado Agua y Energía en los '50, que producía, transportaba e interconectaba el sistema eléctrico. Para esos años, la Ítalo casi no producía electricidad, pero la seguía distribuyendo a sus usuarios mientras cobraba todos los meses una suculenta caja de efectivo. Aduciendo que la tarifa era política y que no cubría los gastos, Alemann se ocupaba de girar tarde o mal al Estado la parte que le correspondía de la tarifa, deducidos sus gastos de funcionamiento.
¿Y que hacía el bueno de don Teodoro con esa masa de dinero en efectivo?
La hacía circular por el circuito financiero ganando en tasas diferenciales, la convertía en divisas que transfería al exterior, y luego, en su condición de representante oficial de la Unión de Bancos Suizos se la prestaba a la Argentina como si fueran ahorros de unas pobres viejitas jubiladas de Zurich.
Martínez de Hoz, que pertenecía al mismo grupo empresario, perfeccionó el negocio en 1976 mediante la tasa oficial alta, más alta que en el resto del mundo, y Cavallo-Menem completaron la tarea.

Se dirá que esto es historia antigua, pero no lo es. Seguimos padeciendo sus brutales consecuencias y Marianito fantasea sobre un eventual futuro gobierno que vuelva a poner en movimiento la rueda.
Porque la inflación siempre significa redistribución de ingresos. La cuestión es cómo y quién re-distribuye.

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