sábado, 24 de julio de 2010

Mariano Fragueiro y Néstor Kirchner

Una relectura de Mariano Fragueiro (“Cuestiones Argentinas” y “Organización del Crédito”), el primer economista argentino, me ha sugerido intentar resignificar algunos lugares comunes de la actualidad.

Para los que sepan poco de él, Fragueiro era cordobés, nació en 1795, fue gobernador de su provincia, ministro de hacienda de la Confederación, diputado, escritor, periodista y senador. Y hombre de consulta de Rosas (aunque se exiló en Chile), de Alberdi y sobre todo de Urquiza luego de Caseros.
Intentó influir sobre la redacción de la Constitución Nacional, pero como sabemos, la que finalmente primó no fue la de la Confederación sino la del puerto de Buenos Aires.

La actualidad se refiere a la idea dominante en cierta oposición ingenua, esa de que “en Argentina nadie resiste un archivo”, refiriéndose al papel de Kirchner como gobernador de Santa Cruz durante los ’90. Hace ya algunos años discutíamos esta cuestión entre amigos, con Juan J. Salinas; su hermano Luis, (preso entre 1976 y 1982, fallecido en 2007), Teodoro Boot, Diego Olivé, Luis Arias y otros. Para divertirnos, editábamos una página web, el Diario-de-la-fin-del-mundo con resultados a veces desopilantes, porque nos resultaba difícil encarar la realidad como no fuera desde el surrealismo. La Argentina, en su vuelta violenta al Tercer Mundo, le escapaba a una análisis serio de la realidad, al menos para los que habíamos conocido otra Argentina.
Fue así como fantaseamos con las alternativas que se le abrían al gobernador Kirchner y de lo que hubiera pasado en caso de declararse antimenemista. Nadie hubiera dado un peso por su futuro político, pero no a largo plazo sino en horas o minutos. La AMIA, la explosión de Río Tercero, las al menos diecisiete muertes dudosas que se produjeron en la época, entre muchos otros, eran sonoros testigos. Menem contaba con los instrumentos estatales adecuados como ahogarlo en muy poco tiempo.
Y para el Diario de la Fin del Mundo subimos una nota con la siguiente noticia: la provincia de Santa Cruz se ha desprendido de la masa continental y navega hacia alguna parte, con rumbo desconocido y acaso sin destino, conducida por un timonel loco: Néstor. Así, con esta versión sudaca de La Balsa de Piedra de Saramago, Kirchner habría dado testimonio de antimenemismo explícito y no existiría el argumento del archivo irresistible.
¿Y por qué lo asocio con Fragueiro, en una de estas asociaciones que solo entiendo yo y mi circunstancia? Porque suele verse el pasado como una lucha entre el bien y el mal, lo blanco y lo negro, etc., etc., y nada más alejado de la realidad. La cosa atañe indirectamente a la cuestión de “qué es el peronismo” y el justicialismo, y estoy tentado a marcar de entrada que si un movimiento político llega en determinada etapa (los ’90) para destruir hasta la base todo lo que alguna vez había construido, hay que preguntarse si perdió su razón de ser, su razón histórica. Si se convirtió en otra cosa,  si dejó de ser el instrumento para una determinada etapa de la lucha del país por ser. Si pasó a ser el instrumento de otra cosa, y en este caso, el instrumento del enemigo, que no es poco.
Algo similar ocurre con lo federal y lo unitario en la historia nacional, tan entroncado con la mitología histórica.

La clave me la dio un trabajo muy interesante de Alfredo Terzaga, la “Historia de Roca”. Terzaga divide minuciosamente entre federales del puerto y del interior, unitarios del puerto y del interior. Tema que recorrimos, con un buen vinito carlón y en el restaurante Oleiros de la calle Piedras, unas charlas nocturnas con mi amigo Alejandro Tarruella.
También tenemos en el haber el papel que pudo jugar y no jugó la generación del 37 (Echeverría, Alberdi, etc.) en la constitución de la Argentina, y a la que Fragueiro no era ajeno. Probablemente, de haberse acercado a Rosas, no hubiera ocurrido Caseros y la Argentina no sería hoy la descendiente de la patria chica que diseñó Mitre. Y dejo a Roca fuera de esto, porque bastantes injustos ataques recibe, como genocida, de los cultores del paradigma originario. Roca, en todo caso, completó lo que Mitre ya había diseñado desde su presidencia y con los que le siguieron, organizando la patria chica. Roca fue un ejecutor, y conste que me pongo del lado del cacique Pincén, bravo entre los bravos, y que de haber vivido en esa época, estaría en el bando equivocado.
El dilema era entonces si Argentina se integraba o no al circuito del Progreso. Cómo se integró fue la resolución de ese dilema, pero la constitución de la burguesía europea (modelo de la derecha, pero también de la izquierda) no fue un paseo en carrozas.  
Punteo otros temas: el Chacho Peñaloza luce como icono federal, pero fue antirosista toda su vida aunque eso es ocultado por el revisionismo.
Algún escritor nacionalista, no recuerdo si Irazusta o Ibarguren, defendió a Rosas por el lado del caudillo que unifica una nación excluyendo toda posibilidad de constitución escrita, lo cual, según ese estudio, lo emparentaba con cierta nobleza británica. Pues Fragueiro, para entrar en tema, vivió exilado en Chile durante el gobierno de Rosas, pero no por ser unitario de los que conspiraban en Montevideo y se aliaban con Francia y Gran Bretaña, sino uno de los federales convencidos de que el país necesitaba imperiosamente una Constitución federal, una organización racional, como alguna vez lo había planteado Artigas en términos más bastos pero no menos conducentes.

Otra cosa lo emparenta con Kirchner: Fragueiro, más que hijo de Adam Smith, como se llamaría entonces a lo políticamente correcto, lo era de Saint Simon y de Fourier, del Dogma Socialista de Echeverría, del llamado socialismo utópico pero también de cierto pragmatismo hijo de la moda de entonces, el positivismo.
En rigor, Fragueiro no entraba en ninguna categoría.
Era una especie de hippie del siglo XIX que usaba pequeñas gafas de vidrio verde, como lo retrató Mansilla, para espantar al aventurero Buschental.
En el próximo post (para no alargarlo demasiado) voy a subir las fundadas opiniones de Fragueiro sobre la deuda externa, la organización del crédito en Argentina y el estatuto de un Banco Central. Su preciso análisis del préstamo de Baring Brothers, y la conveniencia política de devolverlo, reflejan de inmediato sobre la visión del actual gobierno, una cuestión que en el fondo no tiene solución salvo para los locos que creen vivir en un país de vietnamitas acostumbrados a comer 70 gramos de arroz diario y vivir en agujeros bajo la tierra. La deuda externa es hoy una de las principales herramientas de la dependencia, pero independizarse debe ser una decisión de toda la sociedad o al menos de su mayoría, dispuesta a conocer el precio de su sacrificio.   
Desoyendo al Fragueiro, el empréstito de Baring terminó pagándose prácticamente en 1950, cien años más tarde. Pero gracias a ese economista, del que tenemos referencia por una calle en Buenos Aires, la historia pudo anotar las condiciones absolutamente venales del préstamo. Hoy recordadas en solitario por Norberto Galasso.
No se si Fragueiro, con sus anteojitos verdes, hubiera resistido un archivo.

viernes, 23 de julio de 2010

EL GOBIERNO DE EEUU AMENAZÓ A VENEZUELA Y SE VIENE POR EL PETRÓLEO

El gobierno de EEUU calificó como "insolente" la decisión del presidente Hugo Chávez, quién anunció la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia. El vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, lanzó una amenaza explícita: "Si no coopera, tomaremos nota de ello".


En las últimas horas, el saliente presidente colombiano, Álvaro Uribe, había anunciado que ese país se prepara para destruir los eventuales santuarios de las FARC que existirían en territorio venezolano, tomando como cierto que reciben el apoyo del gobierno bolivariano.
En marzo de 2008, fuerzas especiales del ejército colombiano, adiestradas por EEUU e Israel, invadieron territorio ecuatoriano y destruyeron un campamento guerrillero con bombas de fragmentación. En el hecho cayó muerto Raúl Reyes, uno de los jefes de las FARC. Aunque el lugar fue arrasado con bombas lanzadas desde helicópteros y artillería pesada de campaña, surgieron milagrosamente de entre las ruinas humeantes, dos computadoras intactas, hasta con su lustre inicial, donde figuraban, sin contraseña ni encriptación alguna, abundantes correos electrónicos entre los dirigentes del grupo narcoguerrillero y el gobierno de Ecuador que parecían probar la colaboración de ese país con los irregulares. A todas vistas, un montaje tras el cual el presidente Correa decidió romper relaciones con Colombia. Venezuela le siguió los pasos hace menos de 24 horas.
El gobierno de Obama está intensificando la presencia militar de EEUU en tres áreas: Colombia, el estrecho de Ormuz y Afganistán-Corea. La amenaza proferida por el vocero del Departamento de Estado pone de manifiesto cuál será el rol de las 22 bases que Washington sostiene en Colombia.
Por eso, es crucial el papel mediador de Néstor Kirchner, quien viajará en nombre del Unasur. Como se sabe, la OEA ha demostrado su incapacidad para tomar decisiones que contravengan a su anfitrión y principal sostenedor: los EEUU. Como se recordará, la OEA es la continuación de la Unión Panamericana creada a principios del siglo XX, y cuya sede fue donada por la familia Rockefeller.
El petróleo es el principal argumento de este despliegue militar.
Acaso por el glamour del que gozan los liberales de New York, existe la creencia errada de que el Partido Demócrata es menos belicista que el republicano. En sus comienzos, fue un pequeño partido belicista del sur de EEUU, más asociado con la vieja tradición de los esclavistas, que en la época de Roosevelt y la crisis del 30, se convirtió en una de las patas del bipartidismo del Estado de Bienestar.
Truman ordenó arrojar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Kennedy intentó invadir Cuba y fortaleció la guerra en Vietnam. Clinton invadió Somalía. A Obama le quedará el jalón de haber conducido la retirada armada de un imperio que tarde o temprano, porque la historia no se ha acabado, desaparecerá o se convertirá en algo diferente.

DOSSIER DEL COMISARIO PALACIOS QUE PUEDE CONDENAR A MACRI

Copio y pego una nota o serie de notas y recuadros subidos por su autor Juan J. Salinas, en su blog Pájaro Rojo. Siguen siendo de gran actualidad.

El prontuario del jefe policial que quiere Macri 

Un encubridor profesional

Por Juan Salinas
El nombramiento del comisario Jorge “El Fino” Palacios como jefe de la nueva Policía Metropolitana es una provocación equivalente a la del golpe de Estado en Honduras en el plano americano. Y en ambos casos quienes las perpetran aspiran a imponerlas a pura prepotencia, aspirando a que su manifiesta y ofensiva ilegitimidad se diluya con el mero paso del tiempo. Está en cada uno de nosotros tolerarlo o resistir.

Diversos medios y periodistas han destacado el papel protagónico de Palacios en el temprano desvío de la pesquisa de los autores del atentado a la AMIA, así como en la conducción de la feroz represión desatada contra los manifestantes el 20 de diciembre de 2001 –cuando el presidente Fernando De la Rúa se vio obligado a renunciar y a huir en helicóptero– y en su turbia relación con un reducidor de autos robados al que un fiscal acusó de ser parte de la banda que secuestró y asesinó a Axel Blumberg y que resultó condenado por ello. Sin embargo, han dejado en las penumbras detalles cruciales de su accionar en dichos hechos y no han mencionado ni su probable participación en la represión ilegal durante la última dictadura, ni algunas groserías que cometió como zar policial antidrogas.

Palacios y el atentado a la AMIA

En los primeros días de la investigación del atentado a la AMIA, Palacios intervino demorando y “arreglando” ostensiblemente el allanamiento del comercio y la vivienda de Alberto Kanoore Edul hijo. Se trata de un comerciante sirio-argentino que se encuentra en el centro mismo de la trama terrorista, ya que él y su padre homónimo (cuyos domicilios Palacios evitó allanar en flagrante incumplimiento de la orden escrita del juez Juan José Galeano) tenían relación tanto con el entonces presidente Carlos Menem y sus hermanos como con un lejano primo de ellos, el traficante de armas y drogas Monzer al Kassar, principal sospechoso de haber instigado tanto el ataque a la AMIA como su predecesor, dos años antes, a la Embajada de Israel.

La intervención de Palacios no fue contingente, sino decisiva, ya que Albertito Edul aparecía relacionado tanto con la supuesta Trafic-bomba (desde su celular se había llamado a Carlos Alberto Telleldín el mismo domingo en que éste vendió o se desembarazó de ella) como con el volquete que se colocó minutos antes de su voladura frente a la puerta de la AMIA y que según varios investigadores –entre ellos, quien escribe, que estuvo contratado por la propia mutual judía durante más de tres años– consideran que explotó o explosionó.

Según la Historia Oficial, el camión que dejó dicho volquete, perteneciente al libanés Nassib Haddad, fue luego a dejar otro a un terreno baldío aledaño al domicilio de Edul. Según mi investigación, en ese terreno de propiedad municipal y abierto por entonces a la entrada de vehículos, aquel camión cargó un volquete “relleno” antes de dirigirse a la AMIA. En cualquier caso, el “arreglo” de esos allanamientos (incluyendo el hecho de que, a pesar de su pedido de detención, Albertito Edul regresó esa misma noche a dormir a su cama, tras prestarse a un amable interrogatorio) fue tan crucial como la posterior detención (a pedido de siete fiscales) e inmediata liberación a instancias del Poder Ejecutivo de Haddad y de su primogénito, quienes habían adquirido recientemente 10 toneladas de amonal, el explosivo utilizado para demoler la AMIA y matar a 85 personas.

Un golpe de mano

Respecto a la participación de Palacios en la represión del 20 de diciembre de 2001, se ha destacado que Palacios no estaba ese día de servicio, pero que se presentó a comandar la represión voluntariamente, según explicaría luego, por un imperativo moral. Suele omitirse en cambio que ese día se puso en ejecución un golpe de mano dentro de la Policía Federal, putsch a través del cual la vieja guardia que participó en la represión de la dictadura, los llamados “Arcángeles”, buscaron y consiguieron desembarazarse de su jefe, Rubén Santos, a quien odiaban por provenir de la “policía científica” y no haber formado parte de los “grupos de tareas”. Basta recordar que aquel día, un grupo de policías vestidos de paisano y pertenecientes al Departamento de Asuntos Internos, es decir, encargados de reprimir la comisión de ilícitos y desmanes por miembros de la repartición, se agenciaron de armas largas y se pusieron a disparar a mansalva contra manifestantes preferentemente jóvenes, barbudos y melenudos en el cruce de las avenidas de Mayo y Nueve de Julio, matando a tres de ellos así como a un cuarto de otro perfil, al parecer por mala puntería. Algo tan normal como que los hubieran fusilado enfermeras de la Cruz Roja.

Un símbolo del genocidio

A la sazón jefe de la Divísión Delitos Complejos de la Federal (y con altas probabilidades de convertirse en el próximo jefe de la repartición) Palacios, es sabido, quedó grabado en una intervención judicial del teléfono de Jorge Daniel Sagorsky, un reducidor de autos robados, que según un fiscal era miembro pleno de la banda de Martín “El Oso” Peralta, la misma que secuestró y asesinó a Axel Blumberg.

Según la grabación, Palacios buscaba comprarle a Sagorsky una 4 x 4 obviamente “trucha”, hecho que por sí mismo debería bastar para que Mauricio Macri y su ministro Guillermo Montenegro se abstuvieran de nombrarlo jefe de la nonata PM. Sin embargo, los medios han omitido recordar que en esa grabación oficia de intermediario entre ambos el comisario retirado Carlos “El Duque” Gallone, quien se comporta como un dilecto amigo de Palacios, empeñado en conseguirle un vehículo de lujo a precio de ganga.

El hecho provocó que Palacios fuera eyectado del servicio activo por orden del entonces presidente Néstor Kirchner, quien el domingo pasado se presentó imprevistamente en la asamblea que el espacio Carta Abierta realizaba en el anfiteatro de Parque Lezama y denunció que el golpe de Honduras y el nombramiento de Palacios eran, ambos, “hechos centrales e intolerables” e instara a luchar por revertirlos.

Si Palacios fue definido por Familiares y un vocero de Familiares y Amigos de las Víctimas de la AMIA como “el Astiz de la AMIA”, Gallone vendría a ser cuando menos “El Tigre” Acosta de la Federal, hasta el punto de que hace un año fue condenado a prisión perpetua como uno de los organizadores del mayor crimen serial en el que se vio involucrada la Policía Federal en toda su historia, la llamada “Masacre de Fátima”, el horrendo asesinato de 30 secuestrados-desaparecidos en los calabozos de la Superintendencia de Seguridad Federal (la vieja Coordinación Federal de la calle Moreno 1417) en la noche del 19 al 20 de agosto de 1976.

Gallone y otros jefes policiales molieron entonces a palos a 20 hombres y 10 mujeres (entre ellos, la casi totalidad de la comisión interna de la fábrica Béndix), les inyectaron pentotal, los cargaron como fardos en camiones, los llevaron a una fábrica textil abandonada en la localidad de Fátima, partido de Pilar, los asesinaron de un disparo en el occipucio, y los volaron con tan grande cantidad de trotyl que los aterrorizados vecinos encontraron brazos arrancados colgando de los cables del tendido eléctrico.

Cocaína

Gallone, un feroz torturador cuyo rostro se hizo célebre a comienzos de agosto de 1982 cuando el fotógrafo Marcelo Ranea lo retrató estrujando a una Madre de Plaza de Mayo (los diarios de entonces, obsecuentes del poder dictatorial, dirían que abrazándola, a partir de los cual promovieron la imagen como símbolo de una imposible “reconciliación” entre víctimas y verdugos) formó pareja a fines de los ’80 con Cristina Furri, la ex mujer del actor de cara marmórea Carlos “Facha” Martel, recordado, sobre todo, por su relación con Alberto Olmedo (En marzo pasado, la mujer fue arrojada por una ventana de su casa en oscuras circunstancias, cayó desde 8 metros de altura y sufrió graves lesiones). Al formarse la nueva pareja, y mientras su padre se dedicaba en materia de sexo a saltar de rama en rama, los hijos de Martel permanecieron viviendo con su madre y con Gallone, quien tenía desde antes relación con Martel, acaso el adicto a la cocaína más conspicuo de la farándula. Gallone y Martel conservaron una muy buena relación, casi de trato diario, so pretexto de llevar y traer a los chicos al colegio.

Palacios, en cambio, se hizo famoso como zar antidrogas de la Policía Federal. Desde ese cargo cultivó sus tan publicitadas relaciones con los jueces federales y los representantes de la CIA (Ross Newland), el FBI (William Godoy) y la DEA. Lo que no impidió que quedara pringado en la investigación de la Operación Strawberry, tal como se llamó al mayor secuestro de cocaína en Argentina por espacio de más de una década.

La Operación Strawberry parece haber sido una compra directa de casi tres toneladas de cocaína por parte de jefes de la SIDE y de la Policía Bonaerense, de los que se declararon a la justicia 2.240 kilos. Aunque es muy posible que Palacios se arrepienta ahora de haberlo hecho, la justicia federal de San Martín consideró que había encubierto este delito y ordenó que se investigara su actuación.

Para colmo, cuando se descubrió en 2004 que Southern Winds era una narcolínea especializada en vuelos directos desde y hacia Santa Cruz de la Sierra y su triangulación con Madrid, el Fino Palacios fungía de “asesor” en materia de seguridad. Curiosamente, los abogados de SW (uno de cuyos propietarios era Aeropuertos 2000) eran Eamon Mullen y Barbaccia, también eyectados de la causa AMIA y de la Justicia junto al ex juez Juan José Galeano. Los tres cómplices, como Palacios, en haber desviado las investigaciones por el ataque a la mutual hebrea hacia una vía muerta.

Secuestros extorsivos

Para defender el nombramiento de Palacios, allegados al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, recordaron que el mucho aprecio que éste le tiene data de su intervención en la feliz resolución de su secuestro en 1991 por la llamada “Banda de los Comisarios”. Aquella pesquisa fue dirigida por los comisarios Carlos Sablich y Vicente Palo, y comenzó con el secuestro de un sargento retirado de la fuerza, Juan Carlos Bayarri, y su remisión a un viejo centro clandestino de detención y extreminio, El Olimpo, hoy convertido en museo. Allí Bayarri fue salvajemente torturado por espacio de seis largos días, hasta que desembuchó todo lo que sabía. Por este hecho el Estado Argentino fue condenado por la Corte Penal Interamericana de San José de Costa Rica.

Por este motivo, Sablich, íntimo de Mauricio Macri, se fue de la Policía Federal, y Macri desistió de su propósito original de nombrarlo jefe de la nueva Policía Metropolitana. En su reemplazo optó por Palacios, a quien previamente había llevado como jefe de seguridad a Boca Juniors, donde más que enfrentar a la barra brava pareció hacer buenas migas con ella. Aunque es casi imposible que Palacios no haya integrado los “grupos de tareas” de la dictadura, jamás fue identificado. Y aunque fue varias veces procesado por delitos graves, jamás fue condenado.

Bajo tormentos, Bayarri y sus cómplices reconocieron “una docena de secuestros extorsivos”, según me reveló entonces una fuente calificada de la investigación. Sin embargo, ante la justicia, sólo se blanquearon 5 secuestros extorsivos, desde el inaugural a la adolescente Karina Werthein, en 1978, hasta el de Macri, 13 años después.

Uno de los secuestros que no fueron denunciados fue el del millonario Rodolfo Clutterbuck, un antiguo socio del banquero saudí Gaith Pharaon, de quien se había distanciado. La justicia recién pudo establecer a comienzos de 2001 que el secuestro y asesinato de Clutterbuck había sido obra de “La banda de los comisarios”, por lo que es posible sospechar que Sablich, Palo, Palacios y otros oficiales pueden haber incurrido en el delito de encubrimiento. Si así fuera, Palacios, que ya había favorecido a un amigo de Al Kassar (Edul), aparecería encubriendo el asesinato de un ex socio de su principal financista, el saudí Gaith Pharaon.

Para entonces, Al Kassar se había asociado con el capo del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria, y el Banco de Crédito y Comercio Internacional (BCCI) de Pharaon financiaba todo tipo de redituables exportaciones no tradicionales y lavaba el dinero negro así producido, como pronto iba a establecer la justicia de los Estados Unidos. “Ralph” Clutterbuck, CEO de Alpargatas y del Banco Francés, había sido uno de los introductores de Pharaon en la Argentina (donde construyó el Hotel Hyatt, hoy Four Seasons), pero poco después ambos se habían distanciado. Algunos investigadores, extrañados con la nula insistencia en querer cobrar un rescate, postularon que el secuestro de Clutterbuck debió haber sido un asesinato por encargo disfrazado de secuestro extorsivo.

Conclusión

Leo en los diarios que dos policías de Río Cuarto, Córdoba, en 1991 atropellaron a un niño de 5 años y lo enterraron para no hacerse cargo. Se lo ha descubierto cuando han pasado 18 años y aquél delito está prescripto, pero un juez declara el disparate (para embarrar la cancha, para hacerle el campo orégano a los que quieren acabar con los juicios por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura) que se trata de “un delito de lesa humanidad”.

Uno de estos policías miserables es el comisario retirado Mario Gaumet. El hecho de que no pueda ser castigado no implica que el Gobernador de Córdoba pueda convocarlo al servicio activo como jefe de Policía. Sería un escándalo. Un policía así no puede ser nombrado en un cargo político… más allá de si resultó o no sentenciado, por elementales razones políticas.

Lo mismo sucede con el nombramiento del Fino Palacios: es un escupitajo en la boca de todo aquel que se considere un demócrata. Como si Macri decidiera nombrar al Padre Grassi secretario de Minoridad.

Pretenden pasarnos por encima. Lo que no deja más alternativa que cerrar filas y comprometernos en un “No pasarán”.

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Tres llamadas y el fantasma del "Fino" Palacios

Por Juan Salinas / Zoom

Acabo de recibir una tercera llamada en el breve espacio de dos horas. En las tres, quien llama, tras escuchar mi voz y una breve pausa, corta. Recuerdo cuando los jefes del (luego disuelto por encubrir a los asesinos que volaron la AMIA) Departamento de Protección al Orden Constitucional (DPOC) de la Policía Federal ordenaron amenazarme telefónicamente, allá por 1992, luego del atentado a la Embajada de Israel. Tardé años en descubrir (porque así quedó claro en un expediente judicial que se desarrolló a mis espaldas) de dónde provenían esas llamadas. Y enseguida, a deducir con certeza cual era su intencionalidad.

Los jefes del DPOC estaban por entonces -es una manera amable de decirlo- aliados con Alfredo Yabrán y enfrentados con un grupo de ex "batatas" (es decir, miembros del siniestro Batallón 601 de Inteligencia del Ejército) coaligados con los rivales nacionales y extranjeros del entonces misterioso empresario de rostro desconocido al que siniestros tipos a su servicio como el capitán de fragata Adolfo Donda (a) "Gerónimo" o "Jerónimo" (el jefe de la ESMA responsable de la muerte de su hermano y de la apropiación de su sobrina, la diputada Victoria Donda) solían llamar en un susurro apenas como "El Cartero", "El Amarillo" (por los colores de Ocasa, la única empresa cuya propiedad Yabrán reconocía) o, a lo sumo, "El jefe".

Jorge "El Fino" Palacios estaba en el DPOC luego del atentado a la AMIA y participó muy activamente del encubrimiento borrando evidencias justo en la encrucijada entre la supuesta camioneta bomba y el volquete que se dejó frente a la puerta de la mutual judía antes de que el amonal demoliera el edificio y matara a 85 personas. La diferencia entre él y sus jefes es que supo conservar el aval de la CIA y agencias federales de los Estados Unidos como el FBI y la DEA, aval gracias al cual fue primero jefe antidrogas y luego jefe antiterrorista de la repartición.

Mauricio Macri confía en él porque Palacios participó en la pesquisa que culminó con su liberación del secuestro al que lo habían sometido federales y ex federales de la llamada "Banda de los comisarios", cuyos soldados confesaron sus crímenes bajo horrendas torturas a que los sometieron sus ex compañeros, federales en actividad. Esos tormentos supusieron la condena del Estado argentino -que debe pagar por ello onerosas reparaciones- por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Sin embargo, más de la mitad de los crímenes cometidos por la llamada "Banda de los comisarios" permaneció oculta. Y el secuestro y asesinato de Rodolfo Clutterbuck -directivo de Alpargatas y del Banco Francés- por esa gavilla siniestra tardó más de una década en salir a la luz.

No es de extrañar, ya que Palacios -cuyos vínculos con violadores seriales de los derechos humanos y poseedores de drogas ilícitas y automotores robados son públicos y notorios- es un encubridor profesional como expliqué en mi nota anterior.

Se me hace que las tres misteriosas llamadas anónimas que recibí fueron motivados por ella.

Yo no suelo salir de la Ciudad, por lo que hago responsable de mi seguridad y la de mi familia a Macri y al jefe de policía que tan irresponsable y ofensivamente nombró. Y a sus colaboradores, todos provenientes de la Superintendendencia de Seguridad Federal (SSF) de la dictadura, con sede en la calle Moreno 1417 dónde funcionaba el siniestro "Grupo de Tareas 2" en el que parece haber estado Palacios y funcionó luego el DPOC.

COCAÍNA GRATIS EN BUENOS AIRES

Un extraño polvo cubrió Buenos Aires ayer, coincidiendo con el anuncio del Mauri de que sería su fiscal, su juez y su Yago.
Deducciones fáciles han surgido a montones. Una de ellas, la más fácil por lejos, es que esa extraña nube de polvo sería el secreto mejor guardado de la gestión Pro, consistente en obnubilar la voluntad de los vecinos de la ciudad mediante el reparto gratuito de cocaína a granel y distribuida por vía aérea. Según el juez Brugo, se han decomisado en lo que va del año más de 3 toneladas del fino sulfato que hace las delicias de cinco continentes, con lo cual no es difícil suponer que parte de esos cargamentos se haya evaporado volando por los aires.
No sería la primera vez. Hace mucho mucho tiempo, más de lo que uno quiera recordar, el entonces juez Piotti, que sería reemplazado en San Isidro por Marquevich primero y por Laura Salgado después, confiscó un gran cargamento de cocaína que una semana más tarde se convertiría en nutritiva azúcar impalpable.
Algo similar le ocurrió a Marquevich durante el operativo Strawberry, con una diferencia: el azúcar fue reemplazada por polvo Royal. Con los años, ese traspié cayó en el olvido, y nadie recuerda hoy en día que el señor juez pertenecía a la honorable cofradía de Alfredo Yabrán, o que cobraba sobresueldos de la Side.
La prensa nos saca del equívoco, pero hasta cierto punto porque todo lo que provenga de Bolivia es de por sí sospechoso, comenzando por los propios bolivianos, gente holgazana y de difícil abordaje.
Como pudimos grabar con nuestro teleobjetivo de high definition, vemos a un militante del Pro destacado en el altiplano, listo para producir la nube de polvo blanco que cayó sobre Buenos Aires. Usa el uniforme de la DEA, pero es sólo un disfraz.
Sólo falta que se caigan los planetas.

NIDO DE RATAS

Leemos aquí que la banda Pro crujió tras la insólita decisión de su CEO, quien creyéndose por encima de la justicia, pretende ser su propio fiscal, juez y carcelero.
El más notorio de los que dudan si quedarse en el Bounty o huir es Cristian Ritondo, cuya foto de prontuario vemos más abajo.
Hombre de Miguel Ángel Toma, hizo sus primeras armas, literalmente hablando, en la secretaría de Seguridad Interior. Por lo que conozco, eso sí, nunca estuvo en el área de Política Penitenciaria. Ahora está de vacaciones en Miami. En Miami, no en Mar de Ajó.

En la Argentina, durante los 90 resultaba muy fácil ascender vertiginosamente en política: uno estaba un día detrás de un mostrador, o del volante de un auto de carrera, o sobre un escenario, y al otro podía aparecer como secretario de Estado. O ministro. O gobernador. Los 90 dejaron como enseñanza que la política es el vehículo más rápido de ascenso social, una salida laboral para los inútiles codiciosos, los que quieren hacer fortuna ya.
Ritondo viene de esa escuela, donde la "lealtad" era equivalente a la omertá de la N'drageta calabresa, y alrededor de eso (el menemismo) tuvo sus cinco minutos movimientistas.
No voy a decir nada nuevo: los 40 ladrones de Alí Babá.

Si Ritondo se convierte en ex-Pro, ¿dónde se va a refugiar? Previsiblemente detrás del ex-bañero, aunque con eso, el mal llamado "peronismo disidente" no tiene ni siquiera para empezar en la ciudad. No vaya a ser que se recicle en algo peor.
Lo extraño es que no se diga quién es el que verdaderamente está detrás de este derrumbe anunciado del CEO, el boludo peligroso. También se lo conoce como El Cabezón.


jueves, 22 de julio de 2010

QUÉMESE ANTES DE LEER

Comedia de los hermanos Coen, de una extensa filmografía, sobre las jocosas derivaciones de un caso de espionaje.
Título original: “Burn after reading”.

Los Coen, nuevamente, ponen el foco sobre los perdedores, los loosers, como ya lo habían hecho magistralmente en Blood Simple, Fargo, El Gran Lebowski, y otros films de excelente factura.

En la versión que se conoció aquí, Mauricio Macri (Brad Pitt) regentea el gimnasio Hardbodies. En la mirada de los Coen, Macri cree que una ciudad, o acaso un país, o el mundo entero, se pueden conducir como un gimnasio de barrio. Hay aquí un nítido homenaje a otro director y otra película: The Road to Wellville, de Alan Parker, sobre la vida desopilante del doctor Kellogs al frente del sanatorio vegetariano de Battle Creek.
Macri tiene algo de Kellogs en su modo de conducción autista que podría resumirse en una frase:

– ¡Lo quiero ya!

El argumento es más o menos así: Macri, es decir Pitt, contrata a un oscuro policía, el comisario Palacios, para regentear el cuerpo de vigiladores de Hardbodies, quien le propone plantar micrófonos para escuchar a enemigos reales o supuestos.
Pitt, es decir Macri, conoce a Palacios (interpretado por John Malkovich) desde hace años, cuando el oscuro policía lo salvara de un secuestro efectuado por otros policías. Palacios contrata a su vez a un obrero del recontraespionaje, Ciro James, que es descubierto mientras espiaba a una dama por el ojo de la cerradura.

Interrogado por policías buenos, James no tarda en declarar que ha actuado por órdenes de Malkovich, quien, amparándose en la obediencia debida, incrimina a Pitt.

A partir de allí, los acontecimientos se precipitan en una serie de oscuros e hilarantes pasos de comedia.
El dueño del gimnasio es citado por un juez, quien ordena su procesamiento. Luego la cámara federal lo confirma. Presa de un agudo delirio de persecución, Pitt acusa al Pingüino Pierre, una especie de Dios omnipotente, lo que lo coloca automáticamente en el terreno de la impotencia.
El dueño de Hardbodies desconfía de los jueces, desconfía de su padre (a quien todos suponen cerca de Pierre) y del mundo entero, pero en lugar de aceptar su procesamiento sometiéndose a la justicia, exige que se le de un trato diferencial, como corresponde al dueño de un gimnasio: que en lugar de un tribunal, se lo procese en un show televisivo como Bailando por un Sueño.

En el colmo del autismo y el delirio, Pitt pide su propio procesamiento.
Pero no de la justicia, como corresponde a los mortales comunes, sino por otros dueños de gimnasios.
Algunos observadores afirman que eso es corporativo, y que hay algo fascista en ello. Que vamos a hacer, la vida es así. Pero no nos adelantemos, porque a esta comedia le faltan varios finales.
La pantalla se oscurece mientras Tita Merello canta:

“… Te crees que sos un rana y sos un pobre gil.


martes, 20 de julio de 2010

REGRESO SIN GLORIA

Inauguramos así nuestra sección de crítica cinematográfica esperando contar con los vientos favorables del dios Eolo que nos llevarán a Itaca sin contratiempos, en una sola bordeada, guiándonos entre los escollos demoníacos de Escila y Caribdis.

El excelente actor Jon Voight, uno de los preferidos de mi amiga María Fiorentino, interpreta a una figurante en uno de los antros del infierno (quien no conozca detalles o no haya aprobado literatura básica, pinche aquí) que vuelve de Vietnam, es decir, del Congreso Nacional.
Todavía no se ha llegado a la derrota definitiva, todavía las ratas no han escapado desde los techos de la Embajada, ni han tirado los helicópteros al mar. Todavía, digamos, conservan cierta fingida dignidad pero la están perdiendo rápidamente, derrota tras derrota tras derrota tras derrota.
No son Dien Bien Pu, ni el Tet, ni Tan Son Nhut.
Es el 82% móvil para los jubilados sin financiación cierta, la baja de las retenciones para desfinanciar al Estado, el resguardo de las reservas con el argumento de que son de todos, el rechazo a la designación de la mejor presidenta posible para el Banco Central, el matrimonio diferencial según la senadora puntana y el Opus Dei, obra de dios.
Con un largo etcétera.
Debemos reconocerlo: Jon Voigh apechuga aunque se lo vea cariacontecido. El espectador sabe o intuye que el tipo merece el séptimo círculo de infierno (donde van a parar los violentos contra el prójimo) o el octavo, ese que Dante llamara Malebolge.
Pero duda. Duda por varias razones.
El espectador querría tener una mirada piadosa de Jon Voight, por razones obvias, pero es imposible con quien ha sido tan impiadoso hacia sus connacionales.
¿Connacionales dijo? No, eran vietnamitas, seres amarillos, inferiores, pequeñitos; eran tercermundistas, olían mal, comían arroz y para colmo, creían en Papá Ho y los guiaba el general Giap, grande entre los grandes estrategas.
Claro, aquí se produce una incoherencia, una interpolación falsa. Quizas la paciencia del lector o el espectador permitan salvarla sin inconvenientes.
En efecto, en este nuevo Regreso sin Gloria, el enemigo no es ni ha sido el extranjero sino el prójimo, el próximo, el compatriota. 
Se dirá: siempre fue así.
Es cierto, pero ahora lo disimulan con la máscara de la felicidad pro, la felicidad fácil, la felicidad chatarra, la risa tonta del San Patricio y la fiesta de la Cerveza, Hoop, Pum para arriba, el baile del caño, la risa estúpida de Marcelo y de Horacio, la gestión, la gente ...
El papel de Jane Fonda, lamentablemente, es muy secundario porque alguna vez lució bella. Es cierto: uno quiere saber cómo se las arreglará, pero no es ese el tema de este post.
El tema es si el Dante, o el barquero, lo llevará a Jon Voight (con perdón de mi amiga Fiorentino) al Recinto 5º de los estafadores, al sexto de los hipócritas, al séptimo de los ladrones, al décimo de los falsarios y estafadores, o derecho viejo al Cocito, el sumidero final donde caen los traidores.
O mejor, donde van a parar los hijos de puta, como se los llama aquí
La película fue dirigida por Hal Ashby, de quien también se conoce Being There o Desde el Jardín, que consagró a Peter Sellers en dos papeles estelares: como Julio Cobos y Mauricio Macri.
(foto agregada el 20 de julio, muy sugerente)

lunes, 19 de julio de 2010

El periodismo independiente de La Nación manipula información de Bolsa. YPF

No es secreto para nadie que el negocio del señor Fontevecchia consiste en realizar sustanciosos chantajes mediante la tapa de la revista Noticias. También fue tradición que ningún gobierno soportaba tres tapas seguidas de Clarín. Y ahora sabemos, plenamente, que este gobierno viene soportando no tres sino un centenar de tapas destituyentes del diario de la familia Noble.
Ahora se agrega La Nación a esta curiosa libertad de empresa travestida de libertad de prensa. 

Solicitada
YPF frente a las mentiras

En los últimos días YPF se vio afectada por un video en el que se registran imágenes de reuniones donde supuestamente se busca dañar a la compañía.
Sin perjuicio de la denuncia que se ha presentado en la Justicia, YPF SA desea ratificar públicamente su compromiso con las instituciones democráticas, la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo independiente, y repudia los métodos extorsivos e ilegales en cualquiera de sus expresiones.
No obstante, frente a las afirmaciones formuladas por el columnista Carlos Pagni en la edición de La Nación del sábado 17 de octubre, YPF se ve obligada a realizar algunas aclaraciones:
5 de enero de 2009. "Otro dilema para Kirchner"
Dice Pagni en La Nación:
"En la Anses estudian ahora una asistencia a YPF, que en febrero debe rescatar un bonopor 240 millones de dólares."
Falso.
Nunca ocurrió lo que el columnista sostiene en su nota. YPF pagó en término el bono y lo hizo con fondos propios, tal como estuvo previsto desde el principio. La información fue publicada profusamente en todos los diarios nacionales, como también consignó el diario La Nación el 24/2/09, lo que vuelve más "extraña" la consideración de Pagni. El bono fue de 225 millones de dólares y no de 240, como consigna Pagni, un error de 15 millones de dólares.
23 de mayo de 2009. "Un espejo que refleja la próxima fase del modelo"
Dice Pagni en La Nación:
"Hubo hipótesis menos afiebradas. La más común, que Pdvsa podría comprar a los Eskenazi la deuda que contrajeron para adquirir su participación en YPF, presume que esa familia kirchnerista quiere alejarse del negocio petrolero."
Falso.
Esa hipótesis "menos afiebrada" de la que habla Pagni hubiera sido desestimada de plano si Pagni hubiera consultado a alguna autoridad de YPF.
25 de mayo de 2009. "Las quejas contra Chávez esconden el miedo a los planes de Kirchner"
Dice Pagni en La Nación:
"Ni el ‘experto en mercados regulados’ Sebastián Eskenazi duerme tranquilo. Ingresó en el negocio petrolero gracias a Kirchner, pero YPF ya no le garantiza los dividendos necesarios para saldar la deuda que contrajo con Repsol por las acciones compradas a Repsol (sic). Eskenazi está tentado con salir de YPF. Hay un fantasma que recorre la empresa: la entrada de Enarsa, que podría comprar una participación a Repsol, acaso con fondos venezolanos."
Falso.
Sebastián Eskenazi jamás pensó en retirarse de YPF y nunca estuvo en riesgo el pago de los créditos. Enarsa no ingresó como accionista.
15 de junio de 2009. "En el reino de Kirchner, el mercado es él"
Dice Pagni en La Nación:
"Durante 2008 YPF distribuyó entre sus accionistas 9700 millones de pesos (…). La petrolera es una sociedad entre Repsol y la familia Eskenazi, a cuyas manos fue el 15% de aquellos $9700 millones. Los Eskenazi están pagando su participación en YPF con dividendos de YPF."
Falso.
Pagni habla de una distribución de dividendos por 9700 millones de pesos en 2008. Omite señalar que se trata de la suma de dividendos de dos años. Y, tan grave como ello, se equivoca en 414 millones de pesos. Es información pública.
Dice Pagni en esa misma columna de La Nación:
"Entre el primer trimestre de 2009 y el mismo período de 2008 la rentabilidad de YPF cayó 57,4%. Para enfrentar ese retroceso, Sebastián Eskenazi dispuso un fenomenal recorte en la inversión y en el gasto (…) Detrás de la crisis mundial intenta ocultarse el balance de la aplaudida argentinización de YPF."
Falso.
Pagni prefiere adjudicar esa caída a "la aplaudida argentinización de YPF" y no destacar que en el período citado todas las petroleras registraron caídas de ingresos muy superiores; de hecho, mientras YPF sólo redujo sus utilidades, una de sus principales competidoras en el país perdió dinero. Esa información fue publicada el 7/5/09 en todos los medios de la Argentina, incluido el diario La Nación, donde escribe Pagni.
Respecto de las inversiones, 2009 es el año en el que se iniciarion las mayores inversiones de la compañía.
6 de julio de 2009. "La desvariada política energética"
Dice Pagni en La Nación:
"Los españoles enviaron formidables remesas a sus alicaídos accionistas de Madrid. El año pasado retiraron 8200 millones de pesos."
Falso.
Pagni eleva en 389 millones de pesos el envío de las remesas a Madrid y vuelve a cometer un grosero error al omitir que se trata del consolidado de dos años.
Dice Pagni en esa misma columna de La Nación:
"La familia Eskenazi tal vez migre de YPF."
Falso.
Nunca se analizó la salida del grupo de la petrolera. Y, de hecho, no ocurrió.
Carlos Pagni escribió durante los últimos diez meses 11 artículos en el diario La Nación, en los que parece querer erosionar la imagen de la compañía y de sus accionistas.
Resulta curioso que sea el propio Pagni quien admita que un ex directivo de YPF como Fabián Falco haya sido el nexo con nefastos personajes que tenían como único objetivo aportarle “información sobre la familia Eskenazi”.
Desde noviembre de 2008, cuando Fabián Falco dejó la compañía, Pagni jamás se comunicó con ningún representante de YPF a fin de validar su información, como lo establece el Manual de Estilo del diario La Nación y las más elementales reglas de la profesión.
Todo tiene un límite. A Pagni lo desmiente la realidad.

Todo comenzó en octubre de 2009, cuando un video mostraba a Pagni en una situación que comprometía la (su) independencia periodística. Escribió Pagni el lunes 19 de ese mes

Respuesta a la solicitada de YPF (no esta, sino una anterior)
Carlos Pagni
LA NACION

El siguiente texto es la respuesta del columnista de LA NACION a la solicitada publicada ayer por la empresa YPF en varios diarios.

En la solicitada que publicó ayer YPF se cuestionan seis afirmaciones mías, escritas en cinco notas que aparecieron en enero, mayo, junio y julio de este año. No tengo reparo alguno, por supuesto, en que esa compañía discuta lo que digo. No tengo reparos en que nadie lo haga. De hecho, mis artículos están siempre abiertos a comentarios de los lectores en lanacion.com .

Me llama la atención, eso sí, que YPF haya decidido formular salvedades con tanto retraso: entre tres y nueve meses después de la publicación de esas afirmaciones. También encuentro curioso que, para hacerlo, haya elegido la semana en que la TV oficial divulgó con llamativa insistencia un video-montaje anónimo con agravios contra mi persona, hecho con cámaras ocultas y editado con muy mala fe. En esa burda operación de inteligencia se pretendió poner en tela de juicio la credibilidad de algunos artículos míos sobre YPF y se intentó demostrar que formaban parte de una oscura maniobra.

Estas curiosidades no me eximen de responder a las inquietudes de la empresa y de los lectores. Lamento, en todo caso, que la demora de esas observaciones empobrezca la comprensión de lo que se discute. Las oraciones sueltas seleccionadas en la solicitada fueron escritas en un contexto argumental preciso y se referían a hechos y problemas que pueden haberse perdido en la memoria del lector. Contestar me obliga, en consecuencia, a un esfuerzo de arqueología.

YPF se queja de que el 5 de enero yo haya escrito, basándome en fuentes de la Anses, que en ese organismo estudiaban asistir a la petrolera para el rescate de un bono por US$ 240 millones. Y recuerda que la suma era de US$ 225 millones. Tiene razón en el error del monto. Me equivoqué, efectivamente, en 6,2%.

En cuanto a lo que se afirma sobre la Anses, para comprenderlo habría que reconstruir todo el párrafo (www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1086990 ). La nota se refería a que la transportadora TGN acababa de entrar en default, provocando un estado de alarma en el Gobierno ante la posibilidad de que se repitieran episodios similares. Consignaba, además, que el Ministerio de Planificación había concedido un aumento de emergencia en la tarifa de Autopistas del Sol para que no entrara en cesación de pagos. Aquí también hay que recordar el contexto: faltaban 15 días para que asumiera Barack Obama, transcurría lo peor de la crisis internacional y el costo del dinero se había vuelto inalcanzable.

El Gobierno –comenzando por Néstor Kirchner– y el mercado estaban inquietos por la tasa que convalidaría YPF para financiarse. En ese momento, los equipos técnicos de la Anses habían recibido la instrucción de analizar los vencimientos privados que fueran inminentes. La Anses asistió en esas circunstancias a muchas empresas de gran porte. Es verdad que, 50 días después de mi nota, YPF pagó su bono con fondos propios. Pero de ningún modo se puede ahora insinuar que, en medio de aquella tormenta, informar que la Anses analizaba auxiliarla era falso o malicioso.

La segunda nota objetada es del pasado 23 de mayo ( www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1131417 ). Se refiere a aquel encuentro de los Kirchner con Hugo Chávez en El Calafate, que precedió, en cuestión de días, a la estatización de empresas de Techint en Venezuela. Toda la prensa –no sólo LA NACION– consignó, en esos días, las especulaciones acerca de lo que se había hablado en aquel encuentro.

En un párrafo enumeré las "versiones delirantes" (así las califiqué) que habían inspirado aquella visita de Chávez; entre otras, que Chávez había traído armamento. Y agregué: "Hubo hipótesis menos afiebradas. La más común, que Pdvsa podría comprar a los Eskenazi la deuda que contrajeron para adquirir su participación en YPF, presume que esa familia kirchnerista quiere alejarse del negocio petrolero, según aseguran algunos empresarios españoles".

Un mes antes de esa publicación me había tocado disertar en un almuerzo del Club del Petróleo, en el que cinco altos ejecutivos de otras tantas empresas del sector me confiaron sus conjeturas sobre un desembarco venezolano en YPF. En aquellos días hubo muchas publicaciones –entre ellas, informes especializados– con esta hipótesis. El 11 de junio, un diario que no es LA NACION publicó que, en el encuentro de El Calafate, Kirchner le había ofrecido a Chávez que entrara en YPF en lugar de los Eskenazi. La empresa nunca produjo una desmentida sobre todo esto. Sólo ayer, cinco meses más tarde, puso la lupa sobre una oración de mi nota.Queja

La queja de YPF se extiende al hecho de que, en mis notas, he venido relevando las especulaciones que existen respecto de la posibilidad de que la familia Eskenazi venda su participación en la empresa. Esas hipótesis nacen de un dato que está en la propia solicitada: la familia Eskenazi ha comprado acciones de Repsol en YPF, en parte, con un crédito de Repsol, y está pagando gran parte de esa deuda con los dividendos que cobra en la compañía. Al caer la rentabilidad de la empresa –como sucede con todo el sector–, los dividendos ya no serán los mismos. Existen inevitables interrogantes, por lo tanto, sobre cómo se seguirá pagando la deuda.

Sobre la eventualidad de que los Eskenazi abandonen YPF se vienen publicando numerosas informaciones en los últimos tiempos. Por ejemplo, el 2 de julio pasado Repsol informó a la Comisión Nacional de Valores Madrid que tal vez se marcharía de YPF. Ese mismo día la prensa internacional había publicado una oferta de la China National Offshore Oil Corp. Ltd. (Cnooc) y de la China National Petroleum Corp. para comprar YPF en alrededor de US$ 17.000 millones.

Sobre la venta a los chinos se sigue hablando hasta hoy. De hecho, varios legisladores están elaborando proyectos para impedir esa eventualidad. También se especula con una estatización de la compañía. El 15 de junio publiqué al respecto: "Por supuesto, son especulaciones. Pero De Vido creyó necesario despejarlas, el jueves pasado, al aclarar ante la Cámara de Empresas Españolas que no se está pensando en una estatización".

Confieso que me agradaría tener alguna primicia sobre este tema. Pero hasta ahora sólo he podido consignar las hipótesis que buena parte de la prensa y del mercado se formula sobre el destino de YPF. La empresa decidió desmentirme sólo a mí.

YPF interpreta que, como esas conjeturas no se concretan, la información sobre ellas es falsa. Es un argumento absurdo. Decir que en la calle hay gente con paraguas no equivale a asegurar que va a llover.Dividendos

Otra objeción de la solicitada tiene que ver con el tema de la distribución de dividendos de YPF. Me reprocha haber dicho que este año se pagaron $ 9700 millones y no 9286 millones. Es verdad: aquí también cometí un error. En este caso, del 4,2 por ciento.

Sin embargo, mis referencias al reparto de dividendos de YPF no se referían a su volumen, sino al reparto mismo. Y no eran una crítica a la empresa, sino al Gobierno. Hay que recordar que el 2 de junio las autoridades habían prohibido a Edesur distribuir dividendos por $ 65,5 millones.

También hay que tener en cuenta que, tres días después, desde una tribuna, Kirchner le reprochó a Techint otro reparto de dividendos. Uno de los argumentos oficiales era evitar la salida de capitales, que en ese entonces era muy caudalosa. El 15 de junio ( www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1139422 ) escribí que, a diferencia de lo que hizo con Edesur y con Techint, el Gobierno le permitió a YPF distribuir dividendos por $ 9700 millones. Insisto: hay un error en la cifra, pero el tema no era el volumen de lo que YPF asignaba a sus accionistas, sino la discriminación que las autoridades ejercían sobre otras empresas.

En el caso de YPF, esa ventaja es crucial, ya que la familia Eskenazi viene pagando con dividendos de la compañía gran parte de su deuda con Repsol.

No llevo la cuenta de cuántos artículos escribí sobre YPF. La empresa, en su solicitada, menciona once, en los últimos diez meses. Se queja por seis frases de cinco de ellos. Sólo se pueden reprochar errores objetivos en dos cifras.

Sin embargo, extraídas de los párrafos a los que pertenecían, fuera de contexto y publicadas todas juntas entre seis y nueve meses más tarde, esas oraciones pueden dejar la sensación de que quiero "erosionar la imagen de la empresa y de sus accionistas", como afirma la solicitada. No es así, en absoluto.

En cambio, sí debo aclarar al lector que siempre, como columnista, he sido muy crítico de que la familia Eskenazi se haya convertido en el socio local de YPF. Mis argumentos no datan de los últimos 10 meses. Se remontan al 18 de junio de 2007, es decir, seis meses antes de que se oficializara ese ingreso, cuando publiqué una primera nota al respecto, titulada "Por qué Eskenazi se quedará con YPF" (www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=918387 )

Algunas de mis razones aparecen, sin desmentida, en la misma solicitada. Eskenazi ingresó en YPF por su relación con Néstor Kirchner. Hasta ese momento, su experiencia en el sector energético era casi nula. Al presentarlo como socio, Antonio Brufau lo caracterizó como un "experto en mercados regulados".

Discutí sobre estas cuestiones con el embajador de España, Rafael Estrella. También con el vicepresidente ejecutivo y CEO de la empresa, Sebastián Eskenazi, en una charla muy franca que mantuvimos el 24 de enero de 2008 por la tarde. Mi argumento principal fue el temor a que la "argentinización" de YPF fuera una "kirchnerización" de YPF, tal como publiqué en aquella nota de junio de 2007.

Me niego a creer que la solicitada de YPF venga a confirmar esta última alternativa. Es decir que su publicación, tan tardía, deba ser interpretada como un ataque más del oficialismo a la prensa independiente. Prefiero confiar en el compromiso con la libertad de expresión que esa empresa declaró ayer.

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