jueves, 22 de julio de 2010

QUÉMESE ANTES DE LEER

Comedia de los hermanos Coen, de una extensa filmografía, sobre las jocosas derivaciones de un caso de espionaje.
Título original: “Burn after reading”.

Los Coen, nuevamente, ponen el foco sobre los perdedores, los loosers, como ya lo habían hecho magistralmente en Blood Simple, Fargo, El Gran Lebowski, y otros films de excelente factura.

En la versión que se conoció aquí, Mauricio Macri (Brad Pitt) regentea el gimnasio Hardbodies. En la mirada de los Coen, Macri cree que una ciudad, o acaso un país, o el mundo entero, se pueden conducir como un gimnasio de barrio. Hay aquí un nítido homenaje a otro director y otra película: The Road to Wellville, de Alan Parker, sobre la vida desopilante del doctor Kellogs al frente del sanatorio vegetariano de Battle Creek.
Macri tiene algo de Kellogs en su modo de conducción autista que podría resumirse en una frase:

– ¡Lo quiero ya!

El argumento es más o menos así: Macri, es decir Pitt, contrata a un oscuro policía, el comisario Palacios, para regentear el cuerpo de vigiladores de Hardbodies, quien le propone plantar micrófonos para escuchar a enemigos reales o supuestos.
Pitt, es decir Macri, conoce a Palacios (interpretado por John Malkovich) desde hace años, cuando el oscuro policía lo salvara de un secuestro efectuado por otros policías. Palacios contrata a su vez a un obrero del recontraespionaje, Ciro James, que es descubierto mientras espiaba a una dama por el ojo de la cerradura.

Interrogado por policías buenos, James no tarda en declarar que ha actuado por órdenes de Malkovich, quien, amparándose en la obediencia debida, incrimina a Pitt.

A partir de allí, los acontecimientos se precipitan en una serie de oscuros e hilarantes pasos de comedia.
El dueño del gimnasio es citado por un juez, quien ordena su procesamiento. Luego la cámara federal lo confirma. Presa de un agudo delirio de persecución, Pitt acusa al Pingüino Pierre, una especie de Dios omnipotente, lo que lo coloca automáticamente en el terreno de la impotencia.
El dueño de Hardbodies desconfía de los jueces, desconfía de su padre (a quien todos suponen cerca de Pierre) y del mundo entero, pero en lugar de aceptar su procesamiento sometiéndose a la justicia, exige que se le de un trato diferencial, como corresponde al dueño de un gimnasio: que en lugar de un tribunal, se lo procese en un show televisivo como Bailando por un Sueño.

En el colmo del autismo y el delirio, Pitt pide su propio procesamiento.
Pero no de la justicia, como corresponde a los mortales comunes, sino por otros dueños de gimnasios.
Algunos observadores afirman que eso es corporativo, y que hay algo fascista en ello. Que vamos a hacer, la vida es así. Pero no nos adelantemos, porque a esta comedia le faltan varios finales.
La pantalla se oscurece mientras Tita Merello canta:

“… Te crees que sos un rana y sos un pobre gil.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Prometedora la pelicula, aunque no coincido con comedia debe ser ciencia ficcion.
Saludos Jorge .

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