martes, 3 de febrero de 2015

DETENER A LA PRESIDENTA

El colmo de la actual maniobra mediático-judicial es el trascendido segun el cuál el suicidado Nisman habría evaluado la posibilidad de detener a la Presidenta, versión procedente del tacho de basura del despacho del fiscal donde se encontraron además un par de papelitos con estos carteles: "Puto el que lee ésto" y "Lo escrito del otro lado es falso", este último con la misma frase repetida en anverso y reverso.
La versión procede de Daniel Santoro, que ha escalado de periodista de investigación a Sherlock Holmes de cestos de desperdicios, y permite adentrarse en lo que parece ser el inicio de un golpe de estado blando fracasado que sigue operando a pesar de su fracaso. ¿Acaso Clarín no está amparado de la stalinista ley de medios audiovisuales por una cautelar?
Es así, pero además NO TIENE UN CANDIDATO GANADOR sino varios candidatos perdedores. Y vale la pena adentrarse en la propia operación por un costado: el que tiene este suicido de espectacular a través de las 300 repetidoras de Cablevisión. 

Formados en las significaciones culturales (lo que el psicoanalista Cornelius Castoriadis denominó significaciones imaginarias) del show-bussines globalizado, las generaciones mas jóvenes han incorporado los triunfos espectaculares de la versión cinematográfica de "Misión Imposible" protagonizada por el actor Tom Cruise.
Especaculares e imbatibles: si en la ficción, la CIA era capaz de realizar esas hazañas, hasta dónde llegarían en el mundo real. La ficción de Hollywood contribuía, y sigue contribuyendo, a generar esa sensación -certeza, en realidad- de que los medios de comunicación pueden moldear a voluntad la opinión (en Italia, todos esperan la vuelta de Berlusconi); que la fuerza militar del Imperio es asimismo imbatible, y que para salvar a la humanidad, es decir, a cada uno de nosotros, se necesitan las vacunas de los laboratorios con sede en el Imperio porque ellos son los dueños del conocimiento y aquí debemos limitarnos a alimentarlos. 

Algunos de esos jovenes, en consecuencia, creen que el fiscal Nisman fue asesinado en una operación súperclandestina (hasta se llegó a decir, dirigida por el propio Stiusso, el mismo que tiroteó... ¡a Pino Solanas!)) para impedir que declarara en el Congreso. 
No importa si esa fallida reunión hubiera debido ser secreta o pública. En el primer caso, las cámaras de TN hubieran estado 24 hs encendidas para repetir las palabras de Bullrich, Carrio, Alonso o Pinedo subrayando la gravedad institucional de sus declaraciones (cuyos detalles no podían develar) y en consecuencia se imponía la renuncia ya de la “imputada” principal, acentuando lo que el “embajador” Jorge Asis ya había dicho en tono bufo, el único que puede cultivar.

El periodista Ricardo Ragendorfer afirmó que los espías nativos no sirven ni para espiar, a pesar de lo cual cierta gente debe tener la opinión de que Stiusso y sus huestes asesinaron a Nisman en su departamento, lo sentaron en el piso del baño apoyado en la puerta abierta y luego la cerraron esfumándose en el aire.

Los espías nativos habrían tenido varias maneras de desaparecer de escena sin ser advertidos: se convirtieron en cucarachas y salieron por debajo de la puerta, se transformaron en seres incorpóreos utilizando algún sortilegio espiritista, accionaron a control remoto la cola del disparador de la pistola 22, el Conejo de Alicia en el País de las Maravillas los convirtió en hormiguitas, se usó un dron, en fin, todo tipo de delirios se apoderaron de estas almas maleables por los medios. 
La primera hipotesis, por cierto, fue que lo asesinaron (durmiéndolo previamente con el uso de una droga indetectable en analisis posteriores según la versión de Mauro Viale), sacaron la puerta del baño, lo introdujeron en el mismo, y volvieron a poner la puerta.
Sacar bisagras y desmontar contramarcos no dejó ningún resto de material en el piso, como yeso y astillas:
- Pasaron una aspiradora.
- Pero eso no explica cómo pasaron una aspiradora dentro del baño estando éste cerrado y  con un cadáver del que mana sangre. Eso es imposible.
Los que defienden esta hipótesis nunca armaron o desarmaron una puerta ni se interrogan cómo es posible desmontar una abertura de madera, sacar las bisagras y luego volverla a armar estando cerrada, y por lo tanto, con las bisagras invisibles a la herramienta más avanzada de la tecnología cuántica y un cadaver apoyado en la puerta.
Un  lector de La Nación nos dio una pista: lo movieron con invisibles hilos de nylon que luego enrollaron con la puerta cerrada. El crimen perfecto.
Ah, bueno... ahora me quedo más tranquilo: vivimos en el mundo de la demencia colectiva. Agatha Christie no lo pudo haber escrito mejor.
Los más viejos, en cambio, no nos tragamos tan fácilmente los trucos de la película "Misión Imposible". No parece casual que el personaje principal del film se llame Hunt, porque Hunt era el apellido de la persona real que provocó la caída del presidente Nixon luego del affaire Watergate. O quizás es casualidad. Lo que resultó un fracaso en la vida real, se convirtió en éxito del cine: Nixon pierde pero en "Misión Imposible" siempre gana Hunt; EEUU pierde vergonzosamente la guerra de Vietnam pero Rambo y Chuck Norris toman Hanoi.
Los más viejos tuvimos más opciones para el show de espionaje y asesinatos, que es lo que ha desatado Clarín con el caso Nisman: Graham Greene publicó “Nuestro hombre en La Habana” sobre un individuo que estafa al espionaje inglés hurtándole fondos para financiar una red inexistente, John Le Carré redobló la apuesta en la misma temática con “El sastre de Panamá”. Ambas llevadas al cine.

Pero la fábula del homicidio de Nisman, y la estafa pública que ello implica, encaja mucho mejor en los capítulos protagonizados por el "temible operario del recontraespionaje" creación de Mel Brooks para la televisión. El súperagente 86, que en eso parece haberse convertido Stiusso.
Sin embargo, el lector Ram (ver abajo) me recordò a Tiburòn, Delfin y Mojarrita, donde seguramente encaja mejor el espionaje argentino que, recordemos, la Presidenta citó no hace mucho.
Nisman advirtió que había estafado por mucho tiempo al Poder Judicial y a los fondos públicos con su supuesta pista Iraní y sus supuestas pruebas concluyentes. La prueba ácida de la detención de la Presidente, con gran pompa, no fue superada. Narcisismos agotados. Corto y fuera.

 
  

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