viernes, 5 de agosto de 2016

LA TRIPLE INFAMIA



Es imposible abordar la historia de la Argentina del siglo XIX sintetizándola en 600 o 700 palabras comprensivas. Un episodio de salud sin embargo, me llevó a retomar uno de mis temas preferidos porque la locuaz enfermera que me atendió eficazmente me comentó que era paraguaya, seguimos charlando, y así me citó “la guerra de la triple infamia”, lo que me sorprendió gratamente y me alegró después, distrayéndome de las penas y las molestias físicas.
Porque yo la denomino igual, refiriéndome a la guerra que se produjo durante la presidencia de Bartolomé Mitre, creador del diario La Nación y charlatán famoso autor de frases homéricas propias del diario Crónica: para convencer a los argentinos que participaran en una situación bélica impopular: “En 24 horas a los cuarteles, en quince días en Corrientes, en tres meses en Asunción”. Sin embargo, de los 16 mil soldados movilizados, volvieron sólo 2 mil derrotados. Escondidos de las miradas públicas. Como un siglo después los soldados de Malvinas.   
La guerra de la Triple Alianza fue una coalición de ejércitos argentinos mitristas, brasileños y orientales contra el Paraguay del mariscal Solano López a consecuencia de la cual, recordaba, en ese país no habían quedado vivos los varones mayores de 14 años, abriendo una serie de consecuencias posteriores. Ni un solo varón vivo o entero, todas víctimas de esa guerra.
Obligado a guardar cama, de vuelta a mi casa, en la biblioteca desempolvé el documentado trabajo de José María Rosa titulado “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas”, ed. Punto de Encuentro.
Fue una guerra infame, sin duda. Pero la historia la escriben los que ganan.
Un enfrentamiento armado que sólo recuerda una minoría interesada en temas históricos, y no hay muchos me parece.
El presente tiene hoy más peso. Y preocupa más, con razón, cómo se sobrevive día a día con tarifazos, frecuente pérdida de empleo, disparada de precios y caída del poder adquisitivo, endeudamiento externo, etc. El supermercado del mundo con una inflación sobre el 40% anual e inusitada transferencia de recursos en favor de los grupos concentrados. Pero no me interesa ahora la mirada sociológica o política.
Volvamos a la guerra, entonces, y a la época mitrista que constituyó la Argentina actual.
Mientras don Bartolo Mitre gobernaba a duras penas en la provincia de Buenos Aires, admirando al imperio británico, la vida agropecuaria en general y haciendo una guerra de policía contra el paisanaje federal,
Paraguay había desarrollado, aislado del resto de América, una industria independiente con siderurgia, altos hornos, fabricación de armas cortas y largas, industria química, etc., algo inusitado en esa época. Ni en esa época ni antes había tenido una conducta agresiva con sus vecinos americanos. Unas décadas atrás, San Martín, en su campaña libertadora, había improvisado industrias de pólvora, uniformes y armas.
Sinteticemos previamente algunos datos esenciales.
En el 1852 posterior a Caseros, la Argentina tenía Constitución Nacional, pero Mitre y la provincia de Buenos Aires decidieron separarse de la Confederación Argentina hasta que el texto no estuviera acomodado a sus intereses: ser dueños exclusivos de las rentas de la Aduana de Buenos Aires, lo que sucederá recién en 1862: ese es el texto constitucional vigente hoy en día.
Mitre tenía el mando general de estado trinacional, pero era una formalidad: el verdadero poder estaba en manos de los brasileños. Y así fue hasta la batalla de Curupaity luego de la cual fue despedido cortésmente de la jefatura por los verdaderos jefes. Motivos de sobra había: el primero, la incapacidad militar indisimulable de Mitre.


Recurro a Rosa: “Todo anduvo mal. Tamandaré ... disparaba con excesiva elevación sus tiros que no caían en las trincheras paraguayas. (El oriental colorado, del ejército argentino) Flores se detuvo con sus tropas a churrasquear... Mitre, poseído de una embriaguez heroica ordenaba avanzar, avanzar siempre. (Los brasileños le advirtieron) que aquella iba a ser la derrota mas grande de esta guerra... Consiguieron dar la orden de retirada... Mitre, cuando se encontró con las trincheras paraguayas protegidas por gruesos árboles desgajados con sus grandes raíces al aire, mando atacar a la bayoneta. El resultado no podía ser dudoso.
DIez mil muertos argentinos quedaron tendidos en el fangal de Curupaity. Las bajas paraguayas fueron exactamente de 92. El emperador brasileño debió gestionar amistosamente que Mitre volviera a su país y fuera licenciado”. Tomó el mando el duque de Caxias.
Así terminó la aventura mitrista.
La guerra de la triple infamia desapareció al Paraguay del mariscal López, y nunca se recuperó.








 

lunes, 1 de agosto de 2016

QUIEN QUIERA OIR QUE OIGA



No afirmaré que escondió sus intenciones y plan, pero la democracia es así: a veces gana la gilada. En su último acto público se presentó como Mauricio Blanco Villegas, y que el es sólo un ceo ceméntico, pero los Blanco Villegas son socios de la Sociedad Rural por derecho propio.
Se afirmó sobre generalidades y tonterías como sus torpes pasitos de baile. Eso requiere en primer lugar entender que ciclo atraviesa el capitalismo globalizado (porque todos somos capitalistas). Según él y Cambiemos, la Argentina tiene una amplia oportunidad cumpliendo su papel tradicional de proveedor de materias primas convirtiéndose en el supermercado del mundo. Eso entusiasmó.
Pero no es una decisión soberana del país dentro de la Patria Grande en una etapa de retroceso generalizado de lo emancipatorio sino una de total sumisión ante la imposibilidad de cualquier transformación. Es un plan conservador que simula cambios revolucionarios pero es esencialmente impotente y estéril.
Alguna vez fuimos subdesarrollados o emergentes. A esta mayoría momentánea no le importa mientras la televisión y el futbol los adormece. Pero para esa Argentina que pretende Mauri, sobramos 20 millones de argentinos que no podrán comprar en ese supermercado.
La sustitución de importaciones es entonces una fantasía exótica y antinatural frente a las ventajas comparativas que seguiríamos teniendo porque además de la producción agroganadera) y apunta a las producciones regionales, aunque hasta ahora los números han caído en picada desmintiéndolo. Todo, salvo las importaciones.
Macri aspira a asociarse con Peña Nieto para acercarse al NAFTA (North American Free Trade Agreement), una asociación con EEUU y Canadá, que para México ha significado más cocaína, más paramilitares y desapariciones, mientras que Argentina ofrece las pampas argentinas. El alca.. alcarajo vivito y coleando.
Esas ventajas han cambiado en unos años. Mecanización del agro, revolución verde, baja de retenciones. Es para que la Sociedad Rural lo aplauda.
En la actividad cerealera eso significa un conjunto de siembra directa y el veneno llamado glifosato, para eliminar plagas, con casi ningún uso de mano de obra, ni siquiera golondrina. Cada cinco o seis años rota la siembra porque ya la tierra agotó todos sus nutrientes, los propios de ese cultivo.
En la cría de ganado, el feedlot reemplaza a la cría a campo: el animal no camina y come solo alimento balanceado en lugar de pastos verdes cerca o sobre sus propias heces.
Esa es la revolución verde, donde el glifosato tiene un rol central porque elimina todas las especies vegetales capaces de reducir el rendimiento del cereal elegido por el productor de acuerdo a los precios de mercado.
Los mercantilistas que nos gobiernan son nuevos fisiócratas para quienes la industria es superflua: creen que cada país o región debe maximizar el rinde de acuerdo a sus ventajas comparativas. Los países árabes la extracción de petróleo, las pampas argentinas la producción de cereales y cría vacuna; Europa, la producción industrial. China se ha despegado de esa clásica división internacional del trabajo porque la producción industrial ya no importa. Lo que importa es la innovación.
Macri no blanquea su estrategia porque ningún ceo lo hace con sus empleados, ni un monarca con sus súbditos: sólo procede. Por eso es radicalmente antidemocrático. 
 Lo reconoció recientemente el ministro Frigerio. Como el tarifazo ha tomado estado judicial, el poder ejecutivo apelará a todas las imposiciones legales y no tanto para lograr su objetivo: saltear las audiencias públicas, per saltum de la Corte, etc.
Según Macri, el futuro centro económico del mundo estará en Asia, el Pacífico y el libre comercio. Y hacia allí quiere ir. ¿Por que esforzarse en producir remeras con el rostro del Che o tu club favorito estampados si aquí tenemos soja para alimentar chanchos o aceite comestible mezcla y un Estado mínimo?
En suma, otro ciclo de endeudamiento que pagarán las próximas generaciones.







  

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