sábado, 24 de noviembre de 2012

LA LEYENDA DEL HERRERO Y EL DIABLO

Había un hombre llamado Miseria, y era herrero.
Ya cansado de ser pobre, porque no tenia para dar de comer a sus hijos, resolvió entregarle su alma al diablo por tres bolsas de plata.
Cuando se las entregó, satanás le advirtió:
 - En un año paso a cobrar.
Un día se le presenta a Miseria un viejito andrajoso, en un caballo flaco y sin herraduras. El herrero le da hospedaje, la mujer lo remienda y lo lava, y le colocan herraduras al caballo.
 Luego el viejo anuncia que se va y le dice al herrero:
- ¿Cómo te pagaré el favor?
- Nada, no es nada- respondió Miseria.
El viejo, socarrón y revelándose, le dijo: - Te daré tres dones: el que se siente en esta silla, no se parará hasta que se lo ordenes. El que entre en esta bolsa –y la señaló-, no podrá salir de ella si no se lo ordenas, y el que suba a ese nogal no bajará hasta que se vos lo decidas.
Y así diciendo, el viejo se despidió y se perdió en el camino.
Cuando se cumplía el plazo, llegó un hombre a caballo. El herrero miró la facha del recién llegado: no se parecía al viejo que le había anunciado los dones, pero se sabe que el diablo tiene mil rostros. Y Miseria, porque era pobre también era desconfiado:
- Mientras le arreglo las herraduras, sientesé en esa silla, pongasé cómodo.
Cuando terminó su labor pega que te pega sobre la bigornia, se lo anunció al visitante. Este intentó incorporarse, pero estaba como atado a la silla:
- Si me dejás levantar, te perdono la vida por un año más.
El herrero le ordenó que se levantara y el diablo se fue.
Al año, vinieron tres diablos a caballo, y el hombre les dijo :
- Esperen que termine de hacer esta herradura, suban al nogal a comer nueces.
Se subieron los diablos aL nogal, y como no podían bajar, desesperados, otorgaron al herrero otro año de vida.
El herrero les ordenó a los diablos que bajaran, y estos se fueron refunfuñando.
Al año siguiente vinieron cincuenta diablos, todos en mula, y el herrero les dijo, anticipándose:
- Voy a ir, pero antes entrarán todos en esta bolsa.
Los diablos se metieron, y el herrero los molió a palos. Los prisioneros pidieron a los gritos que Miseria los dejara salir, que le perdonarían otro año de vida .
El herrero les ordenó que salieran y se fueron. Cuando Miseria murió, Dios no lo dejó entrar al Cielo pues había vendido su alma al diablo.
Bajó al Purgatorio y tampoco lo recibieron. Entonces bajó al infierno. 
Salieron los diablos a recibirlo y lo vieron a Don Miseria (que llevaba un bastón, pobrecito, por la artritis), se asustaron y corrieron a cerrar las puertas del infierno. 
Entonces Don Miseria volvió a presentarse ante Dios. 
- No han querido recibirme- dijo. 
Así fue que Dios lo mandó a que ande penando por este mundo, y es por eso que la miseria no se acaba.


 

2 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

Excelente, no recuerdo donde la leí por primera vez, creo que intercalada en el Don Segundo Sombra si la memoria no me falla

Jorge Devincenzi dijo...

Sí, Guiraldes la recoge. Gracias

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