viernes, 20 de mayo de 2016

A 40 AÑOS DE DOS CASOS EMBLEMÁTICOS. FIAT Y TAUB



1.
El locuaz Cristiano Ratazzi, que se desplaza por la ciudad con un pequeño ejército de custodios, nos trae noticias de la empresa Fiat que dirige desde 1992. Nada nuevo: entusiasmado con el gobierno de Macri, como no podía ser de otra manera.
Esto me recuerda algo que sucedió hace cuarenta años, algo que en mi opinión mantiene su vigencia aunque el interés de “la gente” esté puesto en otro lado. Lo refloto escribiendo para que no se pierda para siempre.
En 1972 la guerrilla había secuestrado a uno de los directores de Fiat local. Luego, en 1977 le tocó el turno a Luchino Revelli Beaumont, director de esa empresa en Francia, por quien se pagará luego un rescate de varios millones de dólares. Los secuestradores fueron atrapados pero su suerte fue diversa: uno de ellos, Jorge Cafatti, volvió a Argentina, fue atrapado, enviado ilegalmente a la Esma y víctima probable de un traslado.
Su cuerpo nunca apareció.
Otros dos participantes, Alfredo Roca y Horacio Rossi permanecieron en Europa y condenados a menos de 10 años de prisión.
Aunque la historia anterior de cada secuestrador es variada, se consideró que el delito había sido cometido por un sector ideologizado de las Fuerzas Armadas Peronistas, FAP.
Desde entonces, la FIAT prohibió a sus directores que sus nombres aparecieran en público. Durante dos décadas su identificación fue imposible.
Hace unos años intenté rastrear alguno de esos nombres por internet y sólo hallé una referencia indirecta en idioma italiano en un site especializado en subir vestigios digitales que quedan a la deriva en la web.
Durante la dictadura esa persona era director de la Fiat local, período en el que fueron secuestrados ilegalmente unos treinta miembros de sus cuerpos de delegados gremiales, sin que él, ni el resto de los directores, fuera investigado judicialmente por esas desapariciones.
Si Ratazzi ya pertenecía a la plantilla de la Fiat, no poseo datos fehacientes.

2



Otro caso emblemático fue el de la familia Taub, cuyos sobrevivientes declararon en la causa 13 por la que serán condenados los tres comandantes en jefe en 1984 (“Señores: Nunca Más”). Este caso podría denominarse atrapamoscas venus.
Benjamín Fron Taub, luego de indecibles torturas, había muerto clandestinamente en prisión luego de haber estado internado bajo nombre falso a raíz de las enfermedades crónicas que padecía.
Habían sido detenidos en 1977 y recuperaron su libertad en diciembre de 1983 luego de ser condenados a 12 años de prisión por un Consejo de Guerra que los acusó de lavar dinero de un secuestro cometido por el ERP.



Antes habían sido vistos en varias cárceles clandestinas: Pozo de Quilmes, Pozo de Banfield y COT1-Martínez.
Guillermo Luis Taub aducía que él y su familia, incluyendo su esposa Flora Gurevich (quien alega no haber estad en prisión y mantenerse en la conserjería del establecimiento) eran propietarios del céntrico Hotel Liberty (extremo que no fue probado) en la avenida Corrientes al 600 donde fue secuestrado y desaparecido el senador uruguayo Zelmar Michelini (foto) En ese hotel fueron secuestrados una veintena de militantes del MIR chileno y probablemente envenenado el ex presidente brasileño Joao Goulart (foto).
Actualmente el hotel está administrado por una sociedad anónima presidida por el vice comodoro (RE) Lotito.
Los Taub no pudieron probar que fueran propietarios del Liberty ni de la casa de cambios Brasilia, la más importante del país en esos años, ni sus vínculos con el general Perón.

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