Algunos amigos me criticaron: el post anterior no es suficientemente claro, dijeron. Creo sin embargo, que las imágenes lo dicen todo.
El dibujo muestra a Américo Ghioldi (a quien en los 50 y 60 se llamaba socarronamente Norteamérico Ghioldi), maestro de Hermes Binner y autor de la frase "SE ACABÓ LA LECHE DE LA CLEMENCIA, justificando y aplaudiendo los fusilamientos del 9 de junio de 1956 de los que fueron víctimas Valle, Cogorno, Ibazeta, Brion, y muchos otros.
La represión a ese levantamiento por parte de una dictadura fue consecuencia lógica de la anterior carnicería a civiles indefensos, la del bombardeo de junio de 1955, y que se grafica en la segunda imagen del post anterior.
Ghioldi, socialista, fue designado embajador de la dictadura en 1976, por decreto firmado por el ex-general Jorge Rafael Videla.
La "parábola socialista" de Ghioldi me recuerda la actuación de otra suerte de "progresista", éste en el siglo XIX, me refiero a Salvador María del Carril, que convencería a Lavalle de que era necesario fusilar a Dorrego. Y Lavalle, un Cóndor Ciego según José María Rosa, procedió.
Esta época de la Argentina requiere de nuevos consensos. Parece inentendible, si no fuera por los antecedentes que aquí menciono, que los socialistas (que se ven a sí mismos como progresistas) se enfrenten al Gobierno Nacional y terminen consensuando con Magnetto, con la Sociedad Rural y con los grupos económicos concentrados.
Esos socialistas son también herederos de Juan B. Justo, que soñaba con una clase obrera argentina compuesta por trabajadores rubios, de ojos azules, abstemios, cultos, agnósticos, polígamos y aburridos. Y más atrás, se relacionan con el pensamiento positivista, comptiano, de José Ingenieros.
La siguiente nota firmada por Rubén Levenberg en el blog Puede Colaborar recorre la parábola gorila del decadente socialismo argentino.
Escribe Levenberg: Para los periodistas y los opinólogos que se sorprenden porque Pino Solanas y Hermes Binner parecen haber roto lo que ya parecía un acuerdo, vale la pena un poco de memoria. De paso, servirá para aclarar los tantos en materia de designaciones, nombres, doctrinas y tal vez para aventar el riesgo de algún exabrupto del tipo “júntense todos, ustedes que son socialistas y de izquierda”.
Para los que conocíamos la historia, la foto que mostraba a Solanas con Binner era toda una sorpresa, no por Pino sino porque uno de los componentes básicos del Frente del Sur es el Partido Socialista Auténtico (PSA), que le aportó varias personerías distritales, lo cual explica también que la candidatura a vice jefe de Gobierno porteño recayera en Jorge Selser, más allá de sus méritos y de su capacidad de trabajo como legislador.El PSA es una de las dos vertientes que provienen del viejo Partido Socialista Argentino. La sigla es igual y es el motivo por el que los “auténticos” eligieron el nombre, para tener la sigla original. La otra vertiente es la que encabeza Hermes Binner.
Hagamos un poco de historia:
-El viejo partido socialista se dividió en dos, uno era el PSA y otro el PSD (Partido Socialista Democrático) (agregamos nosotros: en 1958).
-En 1972, tres fuerzas pidieron y obtuvieron la entrada al PSA. El más importante organizativamente era el grupo nacionalista MAPA (Movimiento de Acción Popular Argentino), fundado en los años 60 y que encabezaba Guillermo Estévez Boero, productor ganadero de la provincia de Santa Fe. Estaban principalmente en Rosario y Córdoba y eran un sector fuertemente nacionalista, muy organizado y con una alianza táctica con la juventud radical en la universidad.
-La primera y más fuerte intervención de Estévez Boero en el PSA fue forzar el voto en blanco frente a las elecciones nacionales que llevaron a Cámpora al Gobierno, con lo cual frustraron las aspiraciones de otro Jorge Selser –pariente lejano del actual candidato a vice porteño-, líder del PSA en aquel momento. El objetivo estaba cumplido: Selser participaba de las reuniones convocadas por Perón, era un candidato de izquierda y con consenso. Era demasiado peligroso para los proyectos del MAPÀ.
-La segunda complicación para el viejo PSA fue la prohibición de la nueva ley de partidos políticos de utilizar los términos “argentino” o “nacional”. Fue cuando el PSA se convirtió en Partido Socialista Popular. (PSP)
-Dentro del PSP convivieron desde entonces los dos sectores que se habían fusionado en 1972: El nacionalismo de Estévez Boero y el socialismo más reivindicativo de los acuerdos con el peronismo, en el que estaban otros dirigentes. La convivencia duró poco y en 1974 se dividieron en dos partes que iniciaron una lucha legal interrumpida por la llegada de la dictadura militar.
-Durante la dictadura hubo dos PSP, con dos posiciones políticas diferentes. El de Estévez Boero, con fuerza en Santa Fe y Córdoba, que enfatizó en su posición política el carácter nacionalista. Por otra parte, el PSP que encabezaría Víctor García Costa, con fuerza en la Capital Federal, provincia de Buenos Aires, La Pampa, Chubut, San Juan y Santiago del Estero optó por enfatizar su origen en el PSA y los vínculos con el socialismo internacional. Al margen, quienes provenían del viejo PSA pero no tenían afinidad con el PSP de García Costa fundaron sus propias organizaciones. De ellas, la más importante fue la Confederación Socialista, con Alfredo Bravo y Héctor Polino, entre otros. Simón Lázara había conformado el Partido Socialista Unificado (PSU).
-El crecimiento universitario del PSP Estévez Boero a la sombra de la Juventud Radical y su fuerte expansión orgánica le permitieron entrar en Capital Federal con su base universitaria: El Movimiento Nacional Reformista (MNR).
-Durante los años 80, los miembros de la CSA entraron al Partido Socialista Democrático, entre ellos Alfredo Bravo y Polino. A esa altura, el PSP de García Costa ya era el Partido Socialista Auténtico y la presión de Guillermo Estévez Boero para conseguir la fusión con el PSD, que les permitiría concretar el último escalón de su paso del nacionalismo al socialismo. Se hizo la fusión, pero sin el PSA. Consecuente con su alianza histórica con el radicalismo y con su viejo encono hacia los socialistas que tuvieran alguna afinidad con el peronismo, el último acto de “limpieza étnica” dentro del PS fue el año pasado, con la intervención del partido a nivel nacional en el partido provincial, que se encolumnaba detrás de los que habían ingresado a través de la CSA con Alfredo Bravo y Héctor Polino. Entre ellos, el secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno nacional, Oscar González; el diputado Jorge Rivas y el también legislador y sindicalista Ariel Basteiro.
Si se presta atención a la historia de ambos nucleamientos actuales, el PS (fusión del PSD y del PSP) y el PSA, se entiende mucho mejor el disgusto de Hermes Binner y sobre todo de los militantes medios y altos de su partido por la presencia del PSA en el Frente del Sur. Hoy Mario Cafiero, del Frente del Sur, trató de explicar lo inexplicable –no por imposible, sino por porque su explicación produciría mayor confusión- cuando dijo en una entrevista que le hizo Cristina Pérez en Radio del Plata que no entendía qué había pasado, pero que los acuerdos se rompieron cuando el congreso del PS rechazó el acuerdo. Luego trascendió que los herederos de Estévez Boero en realidad cuestionaban la presencia del PSA en el Frente del Sur.
Como otra más de las paradojas de la política, casi 40 años después del ingreso del MAPA al PSA, los militantes de entonces, hoy dirigentes, lograron quedarse con la identidad del socialismo, intervinieron a sus adversarios en la “unidad”, a modo de castigo por su afinidad con el kirchnerismo y marcaron la cancha a Pino Solanas para dejarle en claro que una cosa es sumar un par de figuras relevantes para que apoyen a sus candidatos y otra es abrir las puertas a sus viejos adversarios.
Por cierto, la nota presente puede autodestruirse en cinco minutos, porque como en el fútbol, en política todo puede cambiar hasta que el árbitro marque el final.
-En 1972, tres fuerzas pidieron y obtuvieron la entrada al PSA. El más importante organizativamente era el grupo nacionalista MAPA (Movimiento de Acción Popular Argentino), fundado en los años 60 y que encabezaba Guillermo Estévez Boero, productor ganadero de la provincia de Santa Fe. Estaban principalmente en Rosario y Córdoba y eran un sector fuertemente nacionalista, muy organizado y con una alianza táctica con la juventud radical en la universidad.
-La primera y más fuerte intervención de Estévez Boero en el PSA fue forzar el voto en blanco frente a las elecciones nacionales que llevaron a Cámpora al Gobierno, con lo cual frustraron las aspiraciones de otro Jorge Selser –pariente lejano del actual candidato a vice porteño-, líder del PSA en aquel momento. El objetivo estaba cumplido: Selser participaba de las reuniones convocadas por Perón, era un candidato de izquierda y con consenso. Era demasiado peligroso para los proyectos del MAPÀ.
-La segunda complicación para el viejo PSA fue la prohibición de la nueva ley de partidos políticos de utilizar los términos “argentino” o “nacional”. Fue cuando el PSA se convirtió en Partido Socialista Popular. (PSP)
-Dentro del PSP convivieron desde entonces los dos sectores que se habían fusionado en 1972: El nacionalismo de Estévez Boero y el socialismo más reivindicativo de los acuerdos con el peronismo, en el que estaban otros dirigentes. La convivencia duró poco y en 1974 se dividieron en dos partes que iniciaron una lucha legal interrumpida por la llegada de la dictadura militar.
-Durante la dictadura hubo dos PSP, con dos posiciones políticas diferentes. El de Estévez Boero, con fuerza en Santa Fe y Córdoba, que enfatizó en su posición política el carácter nacionalista. Por otra parte, el PSP que encabezaría Víctor García Costa, con fuerza en la Capital Federal, provincia de Buenos Aires, La Pampa, Chubut, San Juan y Santiago del Estero optó por enfatizar su origen en el PSA y los vínculos con el socialismo internacional. Al margen, quienes provenían del viejo PSA pero no tenían afinidad con el PSP de García Costa fundaron sus propias organizaciones. De ellas, la más importante fue la Confederación Socialista, con Alfredo Bravo y Héctor Polino, entre otros. Simón Lázara había conformado el Partido Socialista Unificado (PSU).
-El crecimiento universitario del PSP Estévez Boero a la sombra de la Juventud Radical y su fuerte expansión orgánica le permitieron entrar en Capital Federal con su base universitaria: El Movimiento Nacional Reformista (MNR).
-Durante los años 80, los miembros de la CSA entraron al Partido Socialista Democrático, entre ellos Alfredo Bravo y Polino. A esa altura, el PSP de García Costa ya era el Partido Socialista Auténtico y la presión de Guillermo Estévez Boero para conseguir la fusión con el PSD, que les permitiría concretar el último escalón de su paso del nacionalismo al socialismo. Se hizo la fusión, pero sin el PSA. Consecuente con su alianza histórica con el radicalismo y con su viejo encono hacia los socialistas que tuvieran alguna afinidad con el peronismo, el último acto de “limpieza étnica” dentro del PS fue el año pasado, con la intervención del partido a nivel nacional en el partido provincial, que se encolumnaba detrás de los que habían ingresado a través de la CSA con Alfredo Bravo y Héctor Polino. Entre ellos, el secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno nacional, Oscar González; el diputado Jorge Rivas y el también legislador y sindicalista Ariel Basteiro.
Si se presta atención a la historia de ambos nucleamientos actuales, el PS (fusión del PSD y del PSP) y el PSA, se entiende mucho mejor el disgusto de Hermes Binner y sobre todo de los militantes medios y altos de su partido por la presencia del PSA en el Frente del Sur. Hoy Mario Cafiero, del Frente del Sur, trató de explicar lo inexplicable –no por imposible, sino por porque su explicación produciría mayor confusión- cuando dijo en una entrevista que le hizo Cristina Pérez en Radio del Plata que no entendía qué había pasado, pero que los acuerdos se rompieron cuando el congreso del PS rechazó el acuerdo. Luego trascendió que los herederos de Estévez Boero en realidad cuestionaban la presencia del PSA en el Frente del Sur.
Como otra más de las paradojas de la política, casi 40 años después del ingreso del MAPA al PSA, los militantes de entonces, hoy dirigentes, lograron quedarse con la identidad del socialismo, intervinieron a sus adversarios en la “unidad”, a modo de castigo por su afinidad con el kirchnerismo y marcaron la cancha a Pino Solanas para dejarle en claro que una cosa es sumar un par de figuras relevantes para que apoyen a sus candidatos y otra es abrir las puertas a sus viejos adversarios.
Por cierto, la nota presente puede autodestruirse en cinco minutos, porque como en el fútbol, en política todo puede cambiar hasta que el árbitro marque el final.