viernes, 17 de junio de 2016

LA SHELL, "UN LUJO" PARA ELLOS





Según el actual jefe de gabinete, el ministro Aranguren es “un lujo” para el gobierno. Eso, luego de que ese lujo fuera el responsable del más monumental tarifazo que recuerde la historia del país. Pero la opinión pública no hubo tiempo de analizarlo, porque casi de inmediato se produjo el extravagante suceso del monasterio.
El tipo no estaba en sus cabales (o sea, estaba loco), antes y después de improvisar una escena donde lo exageró un poco. Aún aceptando el mito clarinetista de la ruta del dinero K, todo suena muy estúpido, que es donde mayor repercusión tiene lo mediático: cobertura de TN asegurada por largas horas que, se sabe, es donde los monasterios se multiplican en imágenes hasta ese infinito acotado que son las 24 de transmisión ininterrumpida por TN.
Blandiendo una ametralladora calibre 22, hasta tuvo tiempo de manifestar a los grito que “he robado para ustedes” con la esperanza, suponemos, de que alguien comprendiera que las actitudes demenciales nos abarcan a todos y tienden aunque no lo advirtamos al bien común, donde robar ha dejado de ser un delito bíblico.
Se desconoce si el acusado in fraganti tuvo que aguardar mucho tiempo la llegada de los cronistas de tevé para decir esas barbaridades propias del socialismo del siglo XXI. Ni si él mismo los llamó. Lo único seguro es que el descubrimiento de billetes y monedas húmedas debía tener mucha prensa para que la opinión pública dejara de tener la mirada puesta sobre Aranguren y la asociara con las últimas facturas impagas de electricidad y gas.

Un distribuidor de pollos lo escuchó y llamó al 911, lo que suena poco creible. Para los monasterios de clausura y los pollos eviscerados no suelen recurrir a semejantes confesiones.

Los K son incorregibles y recurren a los métodos más extravagantes para ocultar dinero producto de la corrupción: el día menos pensado descubriremos que los propios cimientos de la Casa Rosada o la Catedral Metropolitana ocultan tesoros semejantes, o a Macri reduciendo a astillas el sillón presidencial. Ya lo insinuaron Mirta Legrand y Lilita: ¿que esconde el ataúd de Néstor Kirchner?
Pero volvamos a Aranguren, para que ese lujo no se desvanezca.
Que el lujo sea accionista del grupo Royal Dutch Shell no es delito.
Que el lujo sea accionista de Shell y compre gas a la Shell de Chile no es delito.
El lujo decidió dejar de comprar gas boliviano a 3 dólares el millón de BTU para adquirirlo a 7 dólares a la sucursal de Shell en Chile. Como el lujo es accionista de Shell y Chile no tiene gas, es probable que Chile lo haya triangulado desde Bolivia.  Alguien se embolsó la diferencia.
Que la destilería y planta de coque de Shell al sur de la ciudad de Buenos Aires hayan sido prohibidas en Holanda por envenenar el medio ambiente (tras lo cual fueron desarmadas, trasladadas en barco y reinstaladas en su actual emplazamiento en Dock Sud, a 4 km del Centro porteño) nunca fue delito.
El accionista mayoritario de la Royal Dutch Shell es el reino de Holanda. Para que Máxima pudiera casarse con el rey de Holanda, tuvo que renunciar a la nacionalidad argentina y firmar un contrato. ¿Saben por qué? Porque su padre está imputado en la desaparición de personas durante la dictadura.
Macri volvió a elogiarlo, más tarde, indicando que las críticas son injustas.






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