martes, 10 de septiembre de 2013

CALAMUCHITA SE INCENDIA

Intentaremos aportar otra mirada sobre el incendio incontrolable en el valle de Calamuchita.
En rigor, lo que se incendia es el peluquín de De la Sota, responsable intelectual del siniestro.
Hace mucho tiempo atrás, Córdoba era un refugio para quienes padecían enfermedades respiratorias. Por eso, la familia Guevara Lynch, que tenía medios para hacerlo, se trasladó a esa provincia intentando la cura del asma de Ernesto, el Che.
Hace mucho tiempo atrás, las sierras grandes, vistas desde Calamuchita, eran un macizo de color amarillento y el clima era seco, bueno para combatir asmas y bronquitis crónicas. La flora autóctona estaba compuesta de plantas arbóreas como el tabaquillo, el chañar, el espinillo y el algarrobo blanco que crecían raleados.
Pero desde los setenta, y en especial durante la dictadura cívicomilitar, se otorgaron muy generosas exenciones impositivas para la plantación de pino elliotis, que crece rápido, en no más de 5 años. 

Pulularon los aserraderos y la flora autóctona desapareció.
Las sierras grandes, antes de la plantación masiva de pino, que se usa para envases y muebles baratos, eran amarillentas. 
Ahora no, ahora tienen un color oscuro, por los pinos, y el clima YA NO ES SALUDABLE PARA LOS PULMONES.
Por su resina, el pino es como un balde de nafta que arde rápidamente.
Cambió el clima y el régimen de lluvias, por la humedad que acumulan los pinares. 
Son cientos y cientos de kilómetros de plantaciones, y se planta un elliotis cada 6 metros. Son miles, millones de plantas que tapizan las sierras grandes y le dan ese aire tan alpino...

(En la foto, un típico cordobés de Calamuchita)
El menemismo mantuvo las promociones impositivas de la dictadura y las plantaciones se multiplicaron. De la Sota profesa un menemismo residual que compite con el Pro en la misma oferta electoral.
No se incendia la sierra: lo que se incendia es el menemismo.

Y ahora dicen que sólo una lluvia podrá remediar la situación. 
Es como el discurso de De Ángeli o la Sociedad Rural: el campo está mal, dicen, pero resulta que hay una producción récord de 120 millones de toneladas entre cosecha fina y gruesa. 
Será porque llueve... ¿o porque hay sequía?

Ahora dicen que hay que bajar la edad de imputabilidad

Un fantasma se agita y se revuelve en la Argentina: bajar o no bajar la tasa de imputabilidad para combatir la inseguridad. Va de suyo que si no existe un régimen penal especial terminaremos metiendo en reformatorios a pibes de 8 años cuando hoy en día la gran mayoría de detenidos mayores en el sistema penitenciario federal son jóvenes y pobres.
¿Entonces para qué?

Ningún misterio: es parte de la campaña electoral.
Si el gobierno no baja la edad, protege a los delincuentes. Si la baja, victimiza a los jóvenes.
El tema no da para mucho más: en la televisión se repite que en los países industrializados la edad imputable se cuenta desde los 8, los 10 o los 14 años, y que habría una correlación entre esas edades y su grado de adelanto (de los países). 
Nosotros, en cambio, somos atrasados y pobres porque recién tenemos imputabilidad plena a los 18 años.
O podría ser, en cambio, que aquellas naciones del Norte tengan tal edad de imputabilidad como resabio del antiguo régimen imperial, del Common Law inglés, donde la "parte decente" del pueblo (lo que serían aquí los votantes de Macri) están capacitados para condenar (no hace falta haber estudiado derecho o tener un título habilitante, se es juez por pertenecer a tal "clase decente") de por vida a un niño por el solo hecho de ser pobre y tuerto o bizco o estar mal vestido.
No existe juicio para los niños que han cometido delitos. Simplemente se los institucionaliza, es decir, se los interna en un depósito llamado reformatorio de donde suelen salir convertidos en delincuentes.
Ahora se agita el fantasma de la edad de imputabilidad pero la oposición es total respecto a una mínima reforma a un poder judicial que conoce este estado de cosas desde hace décadas y poco ha hecho para remediarlo.
Entonces, la cuestión no es la edad sino que régimen penal rige en la sociedad. En fin, uno ya podría nacer siendo imputable.

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