viernes, 30 de octubre de 2015

LAS ´PATAS EN LA FUENTE

 Norberto Galasso







El 17 de octubre de  1945 es una  fecha clave  en la historia de nuestra clase trabajadora y de todos aquellos que luchamos por una Argentina mejor. Ese día irrumpen en el escenario político las masas obreras ingresando a la ciudad de Buenos Aires desde los  cordones industriales. Su presencia  deja perplejos a los políticos e intelectuales del sistema y muy  especialmente a los integrantes de la vieja  izquierda: anarquistas, socialistas, comunistas, trotskistas. Jorge Abelardo Ramos ironizaba al respecto suponiendo que los socialdemócratas derechizados como Nicolás Repetto se habrán preguntado: ¿Pero estos son  los obreros a los cuales hemos dedicado tanto tiempo a   enseñarles a comprar porotos baratos en las cooperativas?

No menor fue el asombro de algunos burócratas sindicales que los días previos visitaban al ministro de Guerra Eduardo Avalos y  al presidente de facto Edelmiro J. Farrell para negociar que  las  conquistas logradas por el coronel detenido no se perderán. Estos, en la noche del 16 de octubre, habían discutido, en el Comité Central Confederal de la Confederación General del Trabajo, con los sindicalistas nuevos provenientes de las industrias nuevas y  finalmente habían admitido que se declarase la huelga general para el  día  18 de octubre. Pero amplias masas de trabajadores se lanzaron  a caminar su propia historia un día antes y “metieron las patas en las fuentes” enfrentando a la oligarquía  y  al Imperialismo personificado en el embajador  Spruille Braden.

La fuerza de los trabajadores  fue advertida por la  reacción conservadora, pero también las nuevas inquietudes habían sido difundidas por Perón y Mercante en las filas del Ejército y se produjo  la división de las Fuerzas Armadas. La vieja  Argentina concluía su ciclo de semicolonia británica  y  tampoco lo sería de los yanquis.




La vieja dirigencia política claudicante apostaba al coloniaje, pero también existían  pequeños grupos, como los forjistas de Jauretche y Scalabrini  Ortiz y los trotskistas nacionales de Frente Obrero, orientados por Aurelio Narvaja y los hermanos Perelman en la nueva agremiación de los metalúrgicos. También aparecían los Cipriano Reyes y las María Roldán dispuestas a cerrar el paso al pasado nefasto que moría irremediablemente.

Jauretche dijo después: “Los trabajadores entraron ese día a la historia argentina y lo hicieron para quedarse”. Así ha sucedió en “la resistencia peronista”, en los dieciocho años de proscripción, en los estallidos sociales con el “Cordobazo” a la cabeza desde el  año ‘69 iniciando una marea social que acorraló a los sectores conservadores y los obligó a abrir las urnas para que el pueblo se exprese.

Ese  17 de octubre  ya llevaba  en  germen los programas de La Falda, Huerta Grande, CGT de los Argentinos y los  26 puntos del ubaldinismo y allí  siguen estando todavía – no obstante la fragmentación que hoy sufre el movimiento obrero- las bases fundamentales  para los nuevos tiempos por  venir.
Por estas razones, resulta muy acertada la decisión del Instituto Superior “Arturo Jauretche” de rememorar aquella jornada gloriosa con recuerdos que vienen desde  distintos sectores de la militancia popular, estampas  ricas y cálidas que consolidan el optimismo y ratifican el futuro protagonismo de los trabajadores en otros  17 de octubre  que  vendrán seguramente en  esta  América Latina  que va camino de su liberación y su unificación en una sociedad igualitaria donde se desarrolle plenamente  “el hombre nuevo”

miércoles, 28 de octubre de 2015

CAVALLO: "MACRI TIENE LA SOLUCIÓN"





Esto acaba de decir Domingo Cavallo, el que estatizó la deuda de las grandes empresas, el que creó la perversa fantasía de la convertibilidad. Veamos entonces cuál es esa solución que tendría Macri.

Cuando no tenía necesidad de capturar gente indecisa para una elección y estaba representando el “cambio”, suelto de lengua en el elemental léxico que maneja, Macri destacó su admiración por el brigadier (R) Cacciatore, intendente de Buenos Aires, ciudad que todavía no era “autónoma”. Es decir, delegado de las autoridades nacionales, o más precisamente de la Fuerza Aérea. Dijo muchas otras cosas, pero centrémonos en este personaje nefasto.

Nombrado por el genocida Videla, volvió del exilio en Uruguay como capitán pasado a retiro por el peronismo. Había sido piloto de uno de los aviones que ametrallaron y bombardearon la Plaza de Mayo el 16 de junio de 1955 produciendo casi 400 civiles asesinados bajo la consigna MATEN A PERON.

Al asumir, comenzó distintas reformas autoritarias en la estructura municipal, reformas que se mantienen intactas aunque hayan cambiado las formas y personajes. Así, por ejemplo, el titular de la Agencia Gubernamental de Control (ex Inspección General) es un mayor retirado, veterano de la guerra de Malvinas, carapintada, hijo de un general que comenzó a ser notorio como interventor de la CGT en 1955 (cuando desapareció el cadáver de Eva Perón) y posteriormente ocupó diverrsos cargos en la época de la proscripción peronista y la dictadura cívicomilitar.

Macri tiene un estilo distinto al de Cacciatore. Aquel, el de aquella intendencia, era un reducto semi-militarizado de la Fuerza Aérea. Este es el modelo del ultraliberalismo sin control, funcional y subordinado a las grandes empresas, de menosprecio de lo público, o mejor, de virtual privatización de lo público en favor de los poderosos, los adinerados, etc. Ambos estilos conviven porque defienden los mismos intereses aunque ahora los “fierros” no son los uniformados.

Los “fierros” de esta Nueva Derecha consisten en presentarse como carentes de ideología, y ese ocultamiento es precisamente su perversión: sólo existirían la gestión y la gente, el metrobus, la bicisenda y la subtemetrocleta.

Son verdaderos sinvergüenzas apoyados en la desmemoria y el disciplinamiento social. La gente, su gente, es un colectivo amorfo que ni siquiera tiene rango de persona. La gestión significa contentar a la gente con vidrios de colores, escondiendo (pero a la vez operando sobre) a los que ni siquiera llegan a la categoría de gente, a los desechables. Además, Cavallo le devuelve asi el favor a Macri porque estatizó la deuda externa de Caciatore correspondiente a AUSA e Interama.

Macri es la restauración conservadora que ha enamorado al 34% de la población. A una población que añora en parte al menemismo, en parte a la tablita cambiaria, una población que ha olvidado el 2001, o lo entendió mal, o no valora lo realizado desde 2003, o no cree que el Estado deba existir o entrometerse en su actividad privada. En todo esto tienen centralidad los medios de comunicación hegemónicos, teniendo en cuenta que el poder político es todavía una parte, sólo una parte, del poder real. Hay condiciones objetivas y subjetivas que determinan ese “todavía”. Esta caracterización será lenguaje anacrónico, antiguo, pero vigente en cuanto a la cosa en sí, una cosa en sí que se va transformando sin controlar todas las variables.

El gran peligro que se abre ahora es que se quiere crear una falsa sensación de descontrol. El kirchnerismo deberá ampliar su base social, sea cual fuere lo que cada uno opine sobre Scioli.










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