La dictadura
cívicomilitar 1976-1983 tenía como objetivo liquidar la industria nacional,
disciplinar a la sociedad y desarmar el Estado que se fue construyendo a partir
de 1946.
El
artículo 18 de la Constitución Nacional establece que nadie podrá ser juzgado
por “comisiones especiales”, es decir, por ninguna institución que no surja del
propio reordenamiento constitucional del Estado.
Sin
embargo, en dos oportunidades en los últimos sesenta años, dictaduras
cívicomilitares, previa derogación por bando militar de los textos
constitucionales que entonces regían (el de 1949 primero, el de 1957 después)
crearon “comisiones especiales” con amplias facultades sobre los bienes de los
interdictos.
Esas
comisiones especiales fueron la Junta Nacional de Recuperación Patrimonial de
1955 y la Comisión Nacional de Responsabilidad Patrimonial de 1976.
Ambas
eran dictaduras cívicomilitares.
Ambas
derrocaron gobiernos peronistas.
Aunque
las separan dos décadas, se repiten unos cuantos protagonistas civiles y
militares que volverán a aparecer en los ‘90. No obstante ello, en cierta
interpretación, y no sin intencionalidad, se atribuye a Massera ser peronista.
Su foja de servicios lo desmiente tanto como que la más antiperonista de las
fuerzas armadas haya permitido que un enemigo llegara al grado máximo.
Para
fundamentar el despojo de bienes, la Conarepa se organiza a imagen y semejanza
de la original del ‘55, y basa su legalidad en los fallos de la Suprema Corte
de la primera dictadura, que se formó previa remoción de los jueces constitucionales por bando militar, por
primera vez en la historia argentina. Uno de los designados es el abogado
Benjamín Villegas Basavilbaso, ex-guardiamarina y asesor letrado de la Armada.
En la
ley 21670 que le da origen a la Conarepa, se menciona que los interdictos lo
son por su inadmisible inobservancia de
principios morales básicos, los mismos que vigila la Junta de 1955. Legalidad, Suprema Corte y ley
deberían ir entrecomilladas porque todo se basaba en la desaparición del Estado
de Derecho en el marco de la observancia de principios
morales básicos.
La
Junta de 1955 se apropia de los bienes de ex dirigentes y funcionarios del
primer gobierno peronista.
La
Comisión de 1976 se apropia de los bienes de ex dirigentes y funcionarios del
segundo gobierno peronista y agrega los del Grupo Graiver.
Su
creación data de octubre de 1977, pero mediante dos Actas previas (junio de
1976 y febrero de 1977) el poder cívicomilitar determina quienes serán los
ciudadanos desprovistos de derechos, detenidos o desaparecidos, y cuyos bienes
pasarán al Estado.
Una
medida de excepción de factura soviética basada en la defensa de los principios
morales básicos de Occidente.
También
por bando militar se remueve a los jueces y se les ordena a los nuevos jurar
por los Estatutos del Proceso.
Todo
esto no es más que la mediocre fachada institucional de dos dictaduras con similares
objetivos antiperonistas: destruir un modelo de nación y de Estado, y excluir a
los sectores populares que habían sido beneficiarios de los gobiernos
peronistas.
Excluir
nuevamente, porque así había sido desde el nacimiento de la Argentina, a los socialmente
incluidos por el peronismo.
Sin
embargo, en el marco de las apariencias, los peronistas robaron, habían
adquirido bienes ilegítimamente, usaban el Estado para sus propios fines. Miles de pares de zapatos de Evita, tapados de
piel y viva el cáncer. Son las carteras Louis Vuiton, el plazo fijo en dólares
y la tiroides de la actualidad. El Tango 01 trasladando a Máximo.
La llamada
izquierda argentina, en general, fue ciega a este detalle y quizás lo sigue siendo en el propio interior del
kirchnerismo cuando aborda caracterizaciones generadas en los paradigmas del
centro, o los varios centros, del mundo. Hay unos principios morales básicos que recorren (y sobreviven con el paso
de los años) a amplios sectores medios que no solo son portadores de dólares:
también de la palabra y la opinión, se presente como progresista o
conservadora.
En
estas arremetidas ciegas del poder tradicional se producen situaciones
paradojales que sólo menciono, sin valoración alguna: una de las víctimas de la
Conarepa fue Lorenzo Miguel, el metalúrgico al que se suele acusar de
pertenecer al peronismo de derecha. Sin embargo, fue su sindicato uno de los
que se puso al frente del rechazo social al rodrigazo neoliberal que si alguna
valoración le cabe es haber sido definitivamente de derecha. No se si le habrán
encontrado bienes mal habidos.
Esta
Conarepa, además de ensañarse con ex-funcionarios y ex-dirigentes peronistas,
varios de los cuales debían tener bienes mal habidos, incluyó al Grupo Graiver.
¿Que
poderosa razón tenía el “proceso de reorganización nacional” para apropiarse de
los bienes de los Graiver? Que era el grupo económico más poderoso dentro de la
estrategia (abortada) de Gelbard –el plan de Perón- para incorporar otro
sector, mediano, al bloque de poder económico. En caso de lograrlo, eso hubiera
significado que el Estado podía apoyarse sobre una porción del empresariado más
ligado al mercado interno.
Por
cierto, se dejó a Papel Prensa fuera de la Conarepa para poder otorgarla
libremente a Clarín y La Nación.
Y mientras se ponía la lupa en los bienes de los "depuestos", ellos se quedaban con el país.
Cuando
decimos que la dictadura fue genocida, queremos decir que el genocidio es parte
sustantiva de su definición.
También
lo es su profundo antiperonismo. Así como en Europa y EEUU no suelen entender
al peronismo porque lo analizan con sus propios parámetros, esa incomprensión
se extiende a muchos sectores locales de los que se podría esperar mayor conocimiento,
y que quizás –como hipótesis- lo analizan con los mismos parámetros de los
países centrales.
Por ejemplo, se intenta explicar al peronismo en término de clases, o frente de clases, o movimiento policlasista, o de hegemonía de un sector sobre otro, pero no como una etapa de una nación en formación. A su vez, quienes optan por este último sentido, suelen tener presente el modelo de formación de las naciones europeas con hegemonía de las burguesías nacionales, cuando ese paradigma puede no funcionar en la actualidad.
Por ejemplo, se intenta explicar al peronismo en término de clases, o frente de clases, o movimiento policlasista, o de hegemonía de un sector sobre otro, pero no como una etapa de una nación en formación. A su vez, quienes optan por este último sentido, suelen tener presente el modelo de formación de las naciones europeas con hegemonía de las burguesías nacionales, cuando ese paradigma puede no funcionar en la actualidad.
Es cierto que los propios peronistas no han hecho mucho para comprender que es o fue el peronismo, pero la historia da cuenta de las realidades efectivas.
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