Eliseo Subiela ha dirigido “Hombre mirando al Sudeste”, “El
lado oscuro del corazón”, “Últimas imágenes del naufragio” y “No te mueras sin
decirme dónde vas”, entre otros largometrajes.
No quiero equivocarme ni dramatizar, pero esa parte de su
biografía (fundamental para la construcción de una identidad cultural, creo yo)
autoriza a definirlo como director de
cine.
Sin embargo, y al parecer en uno de esos arrebatos propios
de intelectuales, intelectualoides y trasgresores en general, en la AFIP se ha
inscripto como investigador de
genealogías, arreglador de matrimonios desavenidos, tarotista y lustrabotas,
declarando ingresos anuales totales por 10 mil pesos.
Es sabido que los intelectuales suelen ser muy desordenados
en sus cuentas y no se llevan bien con el dinero.
Poniendo en práctica el estatismo invasor que denuncia hoy Carlos Pagni en La Nación, la AFIP –o mejor
dicho, las computadoras estatales de la AFIP- descubrieron que si alguien como
Subiela o Juan Pérez tiene ingresos anuales de 10 mil pesos, difícilmente puede
gastar 4 mil pesos mensuales en compras con tarjetas de crédito. Subiela fue
inteligente en esconder sus ingresos y actividad reales, pero a la hora de
decidir como consumidor, prefirió el plástico a la compra en efectivo. Y en
negro. O sea: fue un pelotudo.
Algo huele mal en Dinamarca, o Subiela necesita un contador.
Los diarios de la corpo han dudado hoy si incluir la noticia
en el suplemento de “seguridad” (es decir, los hechos propios de la diaria
inseguridad) o en la sección finanzas.
La oportuna muerte de un inquilino de Zaffaroni en un accidente
de tránsito llegó justo a tiempo para cubrir los temas de seguridad. Mañana volverán entraderas, salideras, novias quemadas y salidas de la cárcel por obra de La Cámpora.
1 comentario:
Tanto va el plástico al posnet que termina mandándote en cana.
Se le torció su biela.
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