martes, 2 de noviembre de 2010

LIBERACIÓN O DEPENDENCIA, UN ENFOQUE ACTUAL

El presente trabajo fue publicado originalmente con el título "El enfoque centro-periferia: antecedentes, renovación y vigencia". Su autora es Ruth Eliana Gabay, doctoranda de la Universidad de Cuyo. 



Introducción

El objetivo del presente trabajo es reflexionar sobre el enfoque centro-periferia destacando: los supuestos básicos de su encuadre teórico y el contexto histórico en el que fue producido, la ampliación y revisión de sus premisas en los años ‘70 y el potencial explicativo que presenta hoy. Cabe aclarar que la visión centro-periferia que alcanzó un gran nivel de difusión en el pensamiento latinoamericano de mediados del siglo XX a través de la obra de Prebisch y de los informes de la CEPAL, trató de responder a las incertidumbres de los años inmediatamente posteriores a la segunda guerra mundial con estrategias destinadas a promover el desarrollo en los países de la región. El hecho de revisar en nuestros días las categorías centrales del enfoque centro-periferia supone, por un lado, aceptar que dichas categorías son históricas porque han sido producidas en un determinado tiempo y espacio y, por otro, determinar si se trata de categorías analíticas, es decir, herramientas de análisis que puedan ser revitalizadas en el presente para interpretar y explicar las relaciones de los países latinoamericanos entre sí y con el mundo y para fortalecer la constitución de un pensamiento propio en el campo intelectual latinoamericano.[1] Para aproximarnos en este camino, se presentará a continuación un panorama sintético de la perspectiva centro-periferia, su evolución y su alcance actual.

Encuadre teórico e histórico del enfoque centro-periferia

Los conceptos de centro y periferia fueron planteados por primera vez por el economista argentino Raúl Prebisch en diversos textos de su autoría confeccionados en la década del ‘40 y en el famoso Estudio Económico de América Latina que elaboró para la CEPAL en 1949. El tema central que planteó dicha teoría fue el de la distribución de los incrementos de productividad que derivan del progreso técnico. Desde un inicio, Prebisch, consideró que no existía un reparto equitativo de los incrementos de productividad entre centros y periferias. Los centros eran los generadores y propagadores del progreso técnico y los rectores de la especialización productiva mundial, en cambio, las periferias estaban supeditadas a los centros en relación a la absorción de tecnología y al posicionamiento productivo internacional.

Además este autor sostenía que esta brecha de productividad entre centros y periferias se ampliaba con el tipo de comercio que se establecía entre ambos polos de la economía mundial. De acuerdo con este planteo las economías centrales proveían a las periferias de bienes de capital, productos manufacturados, tecnología e inversiones. A la vez, que las economías periféricas se especializaban en la exportación de productos primarios a los centros, principalmente alimentos y minerales. Por otra parte, este enfoque o teoría también hacía advertencias sobre la transferencia de ingresos que este tipo de comercio generaba desde la periferia hacia el centro y sobre el deterioro que se producía en los términos del intercambio, porque el control de los mercados en manos de los centros conducía a que los productos manufacturados y de alta tecnología que estos países producían tuviesen precios cada vez más elevados, mientras que los bienes primarios que exportaban los países periféricos poseyesen precios cada vez menores (Prebisch, 1949).

Según Prebisch, el mayor desafío que enfrentaba América Latina en el período de posguerra era la extrema dependencia de sus volátiles exportaciones de materias primas. Por eso, su respuesta principal a este dilema fue la de afianzar el proceso de industrialización iniciado en la región después de la crisis del ’30 para expandir el mercado interno y diversificar las exportaciones. Y postuló a través de la CEPAL (desde su cargo de Secretario Ejecutivo entre 1949 y 1963) la participación del Estado en el proceso de planificación económico-social para fomentar la industrialización interna, defender el mercado nacional y lograr un nuevo tipo de comercio en los países de la periferia que apostara a la integración económica y generara economías de escala.[2]

Posteriormente, cuando Prebisch fue Secretario General de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) desde 1964 hasta 1969 se transformó en un portavoz muy elocuente y escuchado en el Tercer Mundo. Así y todo, nunca cortó sus lazos con América Latina y continuó ligada a ella a través del ILPES (Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social). En esta nueva etapa de su trayectoria, Prebisch, propició desde la UNCTAD la cooperación internacional, tanto desde los principios éticos de las Naciones Unidas como de sus propios diagnósticos acerca del relacionamiento entre centros y periferias. Y en uno de sus primeros informes destacó la necesidad de lograr una cooperación internacional en el plano Norte-Sur como estrategia fundamental para asegurar el desarrollo armónico, no sólo de las periferias, sino también de los centros industriales. En el fondo, se trataba de una fórmula equitativa para ir superando gradualmente las asimetrías estructurales que involucraban por igual a centros y periferias. Pero la pérdida de dinamismo de la economía mundial a partir de los años ’70 marcó el inicio del deterioro en la estructura de la cooperación internacional; que había logrado ciertos avances entre 1945 y 1970 por ser uno de los períodos más dinámicos de la historia económica del planeta (Di Filippo, 1988).

Finalmente, vale indicar que tanto la obra de Raúl Prebisch como las recomendaciones de la CEPAL constituyeron un hito inconfundible en la interpretación del desarrollo económico latinoamericano; y que representaron una crítica fundamental a la teoría neoclásica del comercio internacional que defendió las bondades de las ventajas comparativas justificando la especialización productiva a nivel mundial.

El replanteo de la teoría centro-periferia a la luz del debate sobre la dependencia en los años ‘70 

Fue el propio Prebisch, quien revisó la teoría centro-periferia a mediados de los años 70’. A partir del momento que asumió como Director de la Revista de la CEPAL en 1976 publicó en la misma un conjunto de ensayos que le sirvieron de base para la confección de su último libro: Capitalismo periférico, crisis y transformación editado en 1981; en el cuál reflexionó sobre los límites de un proyecto de desarrollo nacional autónomo en la periferia y sobre la necesidad de construir un pensamiento más global acerca del sistema económico mundial (Dos Santos, 2003).

Prebisch, -que estuvo siempre interesado en examinar la evolución de la economía mundial- retomó en el transcurso de los ‘70 el análisis de las ideas fuerza del enfoque centro-periferia en el contexto del debate introducido por los teóricos de la dependencia. Tal es así, que en un trabajo póstumo reconoció: “que el concepto centro-periferia fue enriquecido con los valiosos aportes de sociólogos, politólogos y economistas empeñados en destacar los factores internos -inherentes a la periferia- que inciden en el fortalecimiento de las relaciones de dependencia”. Y resaltó: “que quizás la contribución más importante de la polémica sobre la dependencia de finales de los ‘60 y comienzos de los ‘70 fue la incorporación de las relaciones de poder en el esquema centro-periferia”. Por eso, Prebisch reafirmó en este artículo la idea de que en el desarrollo apendicular de la periferia los grupos dominantes de los centros establecían articulaciones con grupos similares de la periferia, y que esto generaba una comunidad de intereses entre ambos grupos sociales que tejía una urdimbre de relaciones propicias a sus intereses económicos, políticos y estratégicos. Además señaló que la superioridad de los centros fue adquiriendo nuevas modalidades; y que a la clásica succión de ingresos de las empresas productoras y exportadoras de bienes primarios e importadoras de manufacturas antes de la industrialización, se añadió luego, la sangría de ingresos de las empresas trasnacionales que tendían a participa cada vez más del proceso industrial y que se amparaban en algunos casos en una protección excesiva.[3]

En definitiva, Prebisch en esta última fase de su pensamiento procuró demostrar que si bien las relaciones de poder entre el centro y la periferia se volvieron más complejas en el transcurso de los ´60 y ´70 siguieron desenvolviéndose bajo el signo histórico de la hegemonía de los centros, especialmente del centro dinámico principal. Además penetró en el estudio de la dinámica interna del capitalismo periférico con el objeto de descifrar los principales obstáculos al desarrollo en los países de América latina, como: la tendencia a un capitalismo imitativo; la formación del excedente y su captación primaria por parte de los estratos superiores (que concentran en sus manos la mayor parte de los medios productivos); el origen de la pugna redistributiva en la periferia y sus consecuencias (inflación, contracción económica y desempleo); y finalmente, los límites del proceso de democratización en los países de la región.[4] Asimismo, a partir de este conjunto de ideas y argumentos planteó una vía de solución posible a las crisis estructurales y recurrentes del capitalismo periférico, destacando en este último caso, el rol indelegable que le correspondía al Estado en el uso social del excedente.

En conclusión, la audaz exploración de Prebisch en esta última fase de su obra -que ya contaba con 75 años a cuesta- de intentar desentrañar la naturaleza del “capitalismo periférico” a la luz del debate sobre la dependencia, reafirma sin lugar a duda, su necesidad de revisar críticamente los dilemas del desarrollo en América Latina evitando caer en una dependencia intelectual respecto de los centros.

La validez del enfoque centro-periferia en nuestros días

En este punto se intentará realizar en un primer momento una breve descripción de los rasgos dominantes del nuevo orden económico internacional, para evaluar posteriormente en forma aproximada la vigencia del enfoque centro- periferia en nuestros días.

El sistema capitalista al amparo de una revolución científico-técnica (centrada en el desarrollo de las tecnologías de la información) ha experimentado desde mediados de los años ‘70 en adelante una reestructuración profunda de sus modos de producir, de gestionar y de consumir. Los avances logrados en el campo de las telecomunicaciones, la microelectrónica y la informática han constituido un soporte indispensable para el proceso de internacionalización de la economía (Castells,1998).

En este contexto el comercio viene desarrollándose más de prisa que la producción y las naciones que intercambian bienes y servicios son cada vez más interdependientes, a tal punto, que los abastecedores de una parte del mundo necesitan de los compradores de otra y los que pueden consumir disfrutan de una creciente oferta de productos extranjeros. Al mismo tiempo que se ha expandido el mercado mundial, la cadena de producción de bienes y manufacturas se ha ido fragmentando territorialmente –las materias primas o los componentes de un determinado país son exportados a otro para su procesamiento o montaje, y después regresan a su país de origen o bien son reexportados a una tercera nación- (Harvey, 1998). Cabe advertir, que la mayor parte de los países de América Latina que participan de este eslabonamiento productivo a nivel mundial lo hacen a través del montaje de partes y de la exportación de productos primarios con escaso valor agregado, empleando una mano de obra poco calificada, al menos en aquellas industrias vinculadas a la ingeniería y a una tecnológica de avanzada (Katz, 2000).

A su vez, este incremento en los flujos de bienes y servicios entre los distintos países del mundo es liderado actualmente por las corporaciones y firmas trasnacionales. Este tipo de agentes económicos generalmente actúa en función de la búsqueda de una mayor rentabilidad. Dicha rentabilidad es obtenida a través de una permanente innovación tecnológica (que tiende a producir desempleo) y de una disminución constante de sus costos laborales y fiscales (que conduce a un mayor grado de libertad en la localización de las diferentes actividades económicas). De esta forma se afianza una lógica de la producción global que genera una multiplicidad de localizaciones, pudiendo establecerse, distinciones entre el lugar de inversión, el lugar de producción, el lugar de declaración fiscal y el lugar de residencia. En otras palabras, las empresas trasnacionales y sus cuadros dirigentes pueden producir en un país cuyos costos salariales sean muy bajos, pagar impuestos en un país donde les resulte menos gravoso, y vivir y residir en otro país que les resulte más atractivo (Beck, 1998). Ahora bien, esta forma de operar de las empresas trasnacionales tiende a reducir el poder de autonomía de los Estados-nación en el mundo subdesarrollado.

Otro aspecto sustantivo que hay que destacar en relación al proceso de internacionalización de la economía a nivel mundial es la denominada desregulación financiera. En verdad, este fenómeno se manifiesta como un emergente de un proceso histórico que se inicia en la década del ’70 y que incluye tres hitos esenciales: la crisis del sistema monetario y financiero internacional basado en el patrón oro-dólar ( y su forma de salida a través de un sistema de cambio flotante), el incremento formidable de la liquidez internacional (proveniente fundamentalmente de la crisis del petróleo en 1973 y del consiguiente aumento de los petrodólares en la banca internacional) y la política de endeudamiento externo emprendida principalmente por los países del sur debido a la enorme elasticidad de la oferta de fondos prestables (Hopenhayn, 1995). Asimismo, este proceso de desregulación financiera ha promovido una economía mundial basada en la especulación. La tendencia creciente hacia las transacciones bursátiles, los cálculos de cotizaciones y la valorización de los activos de empresas en los mercados financieros -hechos y fenómenos que nada tienen que ver con la producción- han dado lugar a lo que Keynes denominó en su tiempo “una economía de casino”; que se produce cuando el desarrollo del capital de un país se vuelve un subproducto de las actividades especulativas.[5]

Por otra parte, cabe indicar que el proceso de endeudamiento externo iniciado desde mediados de los años ’70 en los países de América Latina ha generado crecientes imposiciones por parte de los organismos internacionales de crédito, porque estas instituciones no sólo sugieren condiciones de ajuste para posibilitar el pago de la deuda y equilibrar las cuentas fiscales sino que comienzan a pautar la política económica, la política social y la política de reforma institucional. Y este tipo de recomendaciones e ingerencias influye de manera decisiva en la estructura decisional del Estado-nación, puesto que ya no hay política pública de significación que no sea monitoreada, financiada o controlada por algún organismo internacional (García Delgado, 1998).

Por último, vale indicar que el proceso de integración económica constituye otro rasgo distintivo del escenario de fines del Siglo XX y comienzos del Siglo XXI. La reducción y eliminación de los impuestos o aranceles a los productos provenientes de otros países permite la libre circulación de bienes y mercancías a través de las fronteras de los Estados asociados. Y como consecuencia de esta integración económica se incrementan notablemente los flujos de intercambio intraregional, es decir, aumenta el comercio entre los países que pertenecen a un mismo bloque económico. No obstante -resulta pertinente señalar- que esta tendencia contemporánea a la formación de grandes bloques comerciales no garantiza procesos de igualdad en el poder político y económico de los Estados asociados, y que por ello, subsisten contradicciones importantes en el seno de cada proceso de integración regional (Rapoport, 2002). Además, todo este conjunto de transformaciones ha modificado el panorama económico del mundo y ha reforzado, sin lugar a duda, las desigualdades internacionales en favor de los países que integran la denominada Tríada del poder (Estados Unidos, Japón y la Unión Europea) cuya participación en el PBI mundial y en el total de las exportaciones globales superó el 70 % a comienzos de la década del ’90 (Méndez, 1997).

Pues bien, acorde con el contexto descrito cabe preguntarse: ¿los supuestos básicos de la visión centro-periferia pueden ser aplicados en el presente para explicar las tendencias dominantes del nuevo orden económico mundial?. Se intentará responder a este interrogante desde algunas interpretaciones correspondientes a ciertos autores vinculados al pensamiento de la CEPAL, puesto que esta institución ha jugado un rol decisivo en los desarrollos teóricos de dicho enfoque.

Para Di Filippo, el comercio intersectorial de manufacturas por productos primarios ya no define esencialmente el relacionamiento económico entre centros y periferias. Según este autor, la globalización económica mundial privilegia las formas del comercio intrasectorial e intrafirma de bienes y estimula el comercio de servicios. Y desde esta perspectiva, el deterioro de los términos del intercambio constituye un tema de importancia económica decreciente. Además, la distribución internacional de los incrementos de la productividad (que fue uno de los supuestos básicos del enfoque centro-periferia en sus orígenes) operaría en nuestros días a través de nuevos mecanismos. Por ejemplo, la inversión extranjera directa transfiere a las periferias tecnologías de alta productividad que se combinan con salarios más bajos que los de los centros; y esto genera ganancias de productividad periférica que son apropiadas principalmente por las firmas trasnacionales para ser remitidas luego bajo la forma de utilidades o repatriación de capitales a las casas matrices que se ubican en los países centrales. Asimismo, esta distribución internacional de los incrementos de la productividad favorece claramente a los trabajadores calificados en las tecnologías de la información y perjudica a los de escasa calificación, confinados a tareas rutinarias en la producción de bienes y servicios. Por lo tanto, ya no serían las fronteras nacionales entre centros y periferias las que delimitarían la distribución de las ganancias de productividad, sino las fronteras del conocimiento adquirido entre trabajadores calificados y no calificados (Di Filippo, 1998).

Mallon, en cambio, resalta que el actual predominio del capital financiero sobre la producción y el creciente funcionamiento especulativo de los mercados internacionales -en los que operan las propias firmas trasnacionales como grupos financieros- ha trasladado el centro de la economía mundial (que antes quedaba confinado a las potencias industriales) al mercado global de capitales y, por lo tanto, la mayor parte de los Estados-nación del planeta formarían parte hoy de la periferia (Mallon, 1998).

Ya se indicó oportunamente que la visión centro-periferia le asignó un papel decisivo al Estado como planificador del desarrollo. A pesar de que en nuestros días existe una ardua polémica en torno al debilitamiento de los Estados-nación de la periferia en el contexto de la globalización económica y financiera; hay autores cepalinos que insisten en la necesidad de redimensionar al Estado como unidad de análisis básica para diseñar estrategias de desarrollo en los países de América Latina. Y en este sentido, Ocampo advierte que dichas estrategias deben promover la construcción de pactos sociales sólidos que puedan garantizar la estabilidad política, sistemas legales no discrecionales y formas de comportamiento de los agentes que confieran seguridad a los contratos; además de una burocracia imparcial y relativamente eficiente. Sin embargo, reconoce que estos marcos institucionales (que ponen de manifiesto la acción indispensable que juega el Estado como regulador de un determinado orden económico y social) sólo sirven como telón de fondo para el desarrollo económico y no explican los impulsos concretos al crecimiento que experimentan las economías periféricas. Impulsos que están vinculados en gran medida con la acentuada vulnerabilidad macroeconómica y financiera de tiempos recientes; que debería obligar a los organismos internacionales de crédito a asumir la función esencial de compensar el efecto procíclico de los mercados financieros en las economías de la periferia (Ocampo, 2001). Respecto del impacto desestabilizador que genera la especulación financiera, Mallon, destaca que los procesos de desarrollo tienen mucho más viabilidad en la periferia si se introducen ciertas modificaciones en la economía mundial como la aplicación del impuesto Tobin a todas las transacciones internacionales de divisas, para imponer controles a los movimientos de capitales externos y para recaudar fondos que ayuden a los países de la periferia que presenten apuros financieros (Mallon, 1998). Sin duda, estas posiciones son discutibles, pero aportan ideas acerca de como superar una de las dificultades más relevantes de nuestra época: la inestabilidad macroeconómica y financiera de los países periféricos, problema que pone continuamente en riesgo la gobernabilidad y el funcionamiento de las instituciones democráticas dentro de este tipo de países.

En cuanto a las tendencias recientes a la integración regional, cabe agregar, que Ocampo sostiene que el esquema centro-periferia sigue sonando con fuerza en la actualidad puesto que la mayor parte del comercio mundial se desarrolla entre los centros y éstos no abandonan sus prácticas proteccionistas, dejando de lado el potencial enorme que reviste el comercio recíproco entre centros y periferias, siendo este último, uno de los principales postulados que predicó la CEPAL desde sus inicios (Ocampo, 2001). Por otra parte, las desigualdades existentes entre los países que integran los bloques económicos permite reconocer disparidades al interior de los propios centros y periferias. En el primer caso, se pueden registrar diferencias entre los polos más dinámicos de los centros y aquellos que no lo son (como ocurre con EEUU en el NAFTA, Alemania en la UE y Japón en el bloque de Asia y el Pacífico). Y en el segundo caso, establecer distinciones entre aquellos países periféricos que lideran los procesos comerciales y constituyen periferias de primer rango (como ocurre con Brasil en el marco del MERCOSUR) y los que estarían subordinados a los primeros conformando periferias de segundo rango.

Conclusiones

En el trabajo se hizo un breve recorrido histórico del enfoque centro- periferia resaltando en un comienzo sus premisas originales como: la distribución internacional de los incrementos de la productividad, el rol del Estado como orientador y promotor de la industrialización en la periferia y la necesidad de lograr una integración regional en América Latina. También se indicó que esta teoría fue formulada por Prebisch para responder a los principales problemas del momento histórico en el que la creó: la ausencia de un mercado dinámico de manufacturas a nivel internacional y la brecha creciente entre un centro desarrollado y una periferia subdesarrollada. Luego se aludió a la etapa en que Prebisch, revisó los supuestos básicos de la visión centro-periferia en los años ’70 en el contexto del polémico debate acerca del origen de la dependencia en los países de la periferia. Prebisch, en esta última fase de su obra ahondó en el tratamiento de las relaciones de poder y no escatimó en realizar reproches a la sociedad de consumo y en denunciar los límites del capitalismo periférico, debido entre otras cosas, a los recurrentes estallidos inflacionarios y al incremento de la puja distributiva sobre el Estado. Finalmente en esta ponencia se hizo una caracterización reducida de los rasgos dominantes del nuevo orden económico mundial y del potencial explicativo -que según algunos autores de la CEPAL- ofrece el modelo centro-periferia en el presente. En definitiva, este somero recorrido histórico de las categorías claves del enfoque centro-periferia no intenta más que ser un aporte a los innumerables esfuerzos que se llevan a cabo en el campo de las Ciencias Sociales para revisar críticamente las principales construcciones intelectuales del pensamiento latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX. Dentro de este tipo de estudios de naturaleza historiográfica se revisan en la actualidad categorías como la de dependencia, explotación del trabajo, masa marginal, etc. Categorías que fueron producidas con el fin de alcanzar un marco conceptual idóneo para comprender y transformar la problemática del desarrollo en América Latina; temática que hoy más que nunca tiene vigencia en la región porque las políticas públicas de corte neoliberal implementadas en los últimos treinta años han generado concentración económica y exclusión social, divorciando claramente al crecimiento económico del desarrollo y la equidad.

Bibliografía citada

· Beigel, Fernanda (2004), Vida, muerte y resurrección de las “Teorías de la Dependencia”, en AAVV: Los legados teóricos de las Ciencias Sociales, Buenos Aires, CLACSO.


Beck, Ulrich (1998), ¿Qué es la globalización?. Falacias del globalismo, respuestas a la globalización, Buenos Aires, Paidós.
Castells, Manuel (1998), La era de la información. Economía, Sociedad y Cultura. Volumen 1, Barcelona, Alianza.

· Di Filippo, Armando (1988), Las ideas de Prebisch sobre la economía mundial, en: Revista de la CEPAL, N° 34, Santiago de Chile.

· Di Filippo, Armando (1998), La visión centro-periferia hoy, en: Revista de la CEPAL, Número Extraordinario, “CEPAL cincuenta años, reflexiones sobre América Latina y el Caribe”, Santiago de Chile.

· García Delgado, Daniel (1998), Estado-nación y globalización. Fortalezas y debilidades en el umbral del Tercer Milenio, Buenos Aires, Ariel.

· Gurrieri, Adolfo (1982), La Obra de Prebisch en la CEPAL, 2 volúmenes, México, FCE.

· Harvey, David (1998), La condición de la posmodernidad, Buenos Aires, Amorrortu.

· Hopenhayn, Benjamín (1995), Movimiento internacional de capitales y financiamiento externo en América Latina, en: Revista de la CEPAL, N° 55, Santiago de Chile.

· Katz, Jorge (2000), Reformas estructurales, productividad y conducta tecnológica en América Latina, Santiago de Chile, FCE/CEPAL.

· Lo Vuolo, Rubén (2001), Alternativas. La economía como cuestión social, Buenos Aires, Grupo Editor Altamira.

· Mallon, Richard (1998), Un nuevo centro y una nueva periferia, en: Revista de la CEPAL, Número Extraordinario, “CEPAL cincuenta años, reflexiones sobre América Latina y el Caribe”, Santiago de Chile.

· Méndez, Ricardo (1997), Geografía Económica. La lógica espacial del capitalismo global, Barcelona, Ariel.

· Ocampo, José Antonio (2001), Raúl Prebisch y la agenda del desarrollo en los albores del Siglo XXI, en: Revista de la CEPAL, N° 75, Santiago de Chile.


Prebisch, Raúl (1949), Introducción: el desarrollo económico de la América Latina y alguno de sus principales problemas, en: Estudio Económico de América Latina, Santiago de Chile, CEPAL.

· Prebisch, Raúl (1976), Crítica al capitalismo periférico, en: Revista de la CEPAL, N° 1, Santiago de Chile.

· Prebisch, Raúl (1980), Hacia una teoría de la transformación, en: Revista de la CEPAL, N° 10, Santiago de Chile.

· Prebisch, Raúl (1981), Capitalismo periférico, crisis y transformación, México, FCE.

· Prebisch, Raúl (1988), Dependencia, interdependencia y desarrollo, en: Revista de la CEPAL, N° 34, Santiago de Chile.

· Rapoport, Mario (2002), Tiempos de crisis, tiempos de cambio. Argentina y el poder global, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma. Dos Santos, Theotonio (2002), La teoría de la dependencia, Barcelona, Plaza & Janés Ed

* La autora deja constancia que este trabajo ha sido publicado en: ARPINI, Adriana, MAÍZ, Claudio y MONTARULI, Silvana (2007), Hilar Ideas. Las travesías del pensamiento en América Latina, CETYL-UNCuyo, Mendoza: Argentina. pag. .57-66. 

[1] Los planteos sobre categorías históricas y categorías analíticas han sido extraídos del trabajo de Beigel, Fernanda, Vida, muerte y resurrección de las “Teorías de la Dependencia” , en AAVV: Los legados teóricos de las Ciencias Sociales, Buenos Aires, CLACSO, en prensa.

[2] Para explorar acerca del pensamiento económico de Prebisch y su impronta en la CEPAL se puede consultar la antología organizada por Gurrieri, Adolfo, La Obra de Prebisch en la CEPAL, 2 volúmenes, México, FCE, 1982.

[3] El trabajo citado corresponde a una conferencia dada por el Dr. Prebisch en el Centro de Desarrollo Económico de la Universidad de Londres en 1986 denominada: Dependencia, interdependencia y desarrollo publicada en: Revista de la CEPAL, N° 34, Santiago de Chile, 1988, pag. 205-212.

[4] Para ahondar sobre estas ideas de Prebisch véase al respecto las siguientes obras:

- Crítica al capitalismo periférico, en: Revista de la CEPAL, N° 1, Santiago de Chile, 1976

- Hacia una teoría de la transformación, en: Revista de la CEPAL, N° 10, Santiago de Chile, 1980

- Capitalismo periférico, crisis y transformación, México, FCE, 1981.

[5] Keynes, J. M., Citado por Lo Vuolo, Rubén, Alternativas. La economía como cuestión social, Buenos Aires, Grupo Editor Altamira, 2001, pag. 90.


1 comentario:

Almita dijo...

Gracias por compartirlo, lo imprimiré para leer y compartir.

Archivo del blog