domingo, 21 de agosto de 2011

Sobre los plasmas baratos

Con el título "El capitalismo avanzado cede la posta al emergente", Clarín publica hoy una nota de Jorge Castro, lobista de la embajada norteamericana también conocida como La Casa, ex-trotskista de la Cuarta Internacional con activismo en la vieja sede de la Facultad de Filosofía y Letras en la avenida Independencia y mas tarde menemista de paladar negro en una parábola sin desperdicio.

La frase interesante de Castro es ésta, la que cierra el artículo:
"......hay un tercer factor más importante que el bajo crecimiento del mundo avanzado y el auge del emergente . Es el pleno despliegue del círculo virtuoso de aumento de la productividad y transformación tecnológica , que provoca la convergencia de movilidad (telefonía celular), redes sociales (Facebook, Twitter, etc.) y plataforma global de computación con eje en Internet (cloud computing), cuyo resultado, en tren de aceleración, es una verdadera explosión de crecimiento e innovación en el mundo entero. Quizá, por primera vez en la historia, ha surgido un sistema verdaderamente global , en el que ha desaparecido la noción de “centro y periferia”. Es un privilegio vivir en esta época".


Castro se siente cómodo frecuentando el lenguaje neomarxista. Nada nuevo en la historia argentina, si recordamos que a mediados de los años 50 del siglo pasado, Rogelio Frigerio (que había militado en el dinosáurico PC argentino) con el mismo lenguaje, llegó a la doble conclusión de que era primordial desarrollar la industria pesada, y que eso únicamente se podía lograr con capitales externos porque la tasa de inversión local era insuficiente.
(Alguien dijo que quien ha militado alguna vez en el PC es pecé toda su vida, como cumpliendo con un sacerdocio con el determinismo histórico, una idea que puede explicar tanto los procesos políticos como las historias personales. Se perfeccionaba la dependencia: Otro tiene el poder de explicarnos qué nos sucede y cómo podemos remediarlo).
En la misma época, Raúl Presbich había elaborado un proyecto para "reinsertar a la Argentina en el mundo" (¿suena familiar?) asumido como propio por la Revolución Libertadora, que Arturo Jauretche denunciaría publicando "Plan Prebisch: retorno al Coloniaje".
La reinsersión, en el sentido más brutal del término, significó que Argentina se incorporara a los acuerdos de Bretton Woods (FMI), que se abrieran las puertas a los capitales especulativos internacionales y que se creara el "Club  de París" para que los gobiernos centrales financiaran la clausura del ciclo peronista con el doble cerrojo de una democracia proscriptiva (decreto 4161) y un férreo control militar (Plan Conintes) de la sociedad, la famosa "seguridad" en términos actuales. 
La idea de que se debe recurrir a los capitales externos porque el ahorro local es insuficiente supone no tocar el poder económico-social interno, es decir, aceptar que gobiernen realmente los verdaderos factores de poder y contentarse con gestionar la dependencia. 
Comparar con lo que sucede en nuestro país desde 2003.


El autor asigna a EEUU el rol de motor y controlante mundial de la innovación tecnológica en los rubros pintados con color verde en el párrafo citado. En "Hegemonía y Contrahegemonía para otro mundo posible", el sociólogo brasileño Emir Sader señala que el poder imperial, del Centro, se asienta en tres patas: el control universal del aparato comunicacional, la amenaza del poder militar y la capacidad prácticamente infinita de innovación tecnológica
Sader ha escrito también que es un error frecuente creer que la crisis actual lleva al fin del neoliberalismo y de la hegemonía norteamericana porque:
 O maior equivoco desta visão é considerar que um modelo ou uma hegemonia ou um sistema social se termina sem que seja derrubado e/ou substituído por outro. Conforme o Sul do mundo ou outro bloco alternativo proponha alternativas e seja capaz de as construir. O neoliberalismo não terminou, se tempera com graus de apoio estatal. 
Se refiere, claro está, a la astronómica inyección estatal de emisión monetaria al sistema bancario de EEUU y Europa, lo que sugiere que el rol de los Estados tiene particularidades propias de la ubicación en el mundo real y que "la cuestión nacional" (escuchen, izquierdosos y progres) de ninguna manera está agotada.
Castro, lobista de La Casa, esconde el rastro porque la existencia de un centro y una periferia no ha desaparecido: en realidad se ha transformado, se ha perfeccionado, se ha diversificado y deslocalizado sin que por eso haya limitado su capacidad de dominio. 
Por eso, que importante ese acto de votar. 
Sería un ejercicio interesante analizar con esta perspectiva la cuestión de los créditos blandos para adquirir plasmas (argumento de la derrota en las PASO) respecto de la nueva ley de medios audiovisuales y el papel de contador Magnetto como líder microeconómico del poder concentrado, las módicas cuentas del almacenero adornadas o camufladas con los paradigmas del poder mundial. 
Estos tipos son sus personeros, gendarmes, cipayos, representantes, gerentes, voceros, virreyes, los que nos interpretan el mundo para que durmamos en paz, amén.
   
  

2 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

Notable como algunos intelectuales ex marxianos,como el repelelente Jorge Castro o Beatriz Sarlo realizan carambolas para pintar un mundo a su medida.
Por el otro lado la "izquierda oficial" a saber los restos del PC en diversas variantes apoyan al gobierno utilizando las mismas categorias o por simple pragmatismo.

Anónimo dijo...

muy buen análisis

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