lunes, 12 de septiembre de 2011

Biolcati, anterior a la Patria misma


Acaso otrora, acaso años ha, en verdad mediante el pasado inventado por Billiken y Constancio Vigil, la Sociedad Rural supo representar los más puros intereses de la Argentina con mayúscula, la Patria.
Esa Patria (ya lo escribió antes un verdadero escritor) se fue amasando en la humeante, perfumada, entrañable (y vale la pena decirlo, también excelente abono para tomates y fueguito cuando está seca) Bosta Patria, mezclada con sangre de gauchos y de negros, que como se sabe no era sustancia para ahorrar según el relato de aquel muchacho que -¿recordamos?- jamás faltaba a clase.
Esa Patria viril, que hacía culto del coraje, facón al cinto, cuenta en pound sterlings y potreros que se perdían en el horizonte, fue cierta vez injustamente invadida por una multitud de cabecitas negras de las barriadas fangosas de Berisso, Avellaneda y Ensenada, conducidos por un coronel que había elegido darle a su vida un curso distinto al esperado para un militar de la puta oligarquía.
No hubo en aquel entonces leche para clemencia de ninguna clase, cuando se presentó la oportunidad.
Ni la habría ahora, si la tuvieran nuevamente.
El sustento, la razón de ser de esa Patria eran las tierras y las vacas, las vacas y la tierra. Los seres humanos, por ende, tenían en esta escala un valor relativo exceptuando, claro, el del patrón y su familia, vinculados con otros patrones y familias en una circulación endogámica que dio notables psicópatas como José Alfredo Martínez de Hoz, el Petiso Orejudo de la clase de los privilegiados.
La riqueza de esos tipos era la tierra. Y para legitimar esa riqueza construyeron la leyenda de la cruz y la espada, la de los mitos patrios que se batieron en San Lorenzo, Maipú, Ayacucho, Ituzaingó, con el único objeto de significar esos privilegios, congelarlos como eternos.
Mucha agua corrió bajo los puentes de la historia.
Hoy, el gaucho Biolcati se pone en contra de la ley que controlará la propiedad de la tierra. ¡Que cosa, estos gauchos plásticos! En declaraciones a la prensa afirmó que "el mundo cambió desde la sanción del precepto constitucional que equipara a los extranjeros en sus derechos con nuestros connacionales", pero advirtió que "tampoco se puede caer en la xenofobia": no es para tanto, nosotros, se sabe, somos anteriores a la Patria misma.
Esa Patria ya no existe, amigazo. Estamos viviendo los tiempos de la Matria.



 

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