miércoles, 12 de octubre de 2011

Brienza, Boot y la Escuela Mariano Acosta

En Tiempo Argentino del 8 de octubre pasado, el popular Hernán Brienza firma la nota titulada Lealtad o pirotecnia discursiva donde cita la siguiente frase de Perón en Conducción Política:  “En el arte de la conducción hay sólo una cosa cierta. Las empresas se juzgan por los éxitos, por sus resultados. Podríamos decir nosotros: ¡Qué maravillosa conducción!, pero si fracasó, ¿de qué sirve? La conducción es un arte de ejecución simple: acierta el que gana y desacierta el que pierde. Y no hay otra cosa que hacer. La suprema elocuencia de la conducción está en que si es buena, resulta, y si es mala, no resulta. Y es mala porque no resulta y es buena porque resulta. Juzgamos todo empíricamente por sus resultados. Todas las demás consideraciones son inútiles.”
Brienza parte de un dato cierto (el error de lo que él llama "la izquierda peronista" en 1973 fue no entender -por ejemplo, con la caída de Allende en Chile- que EEUU no toleraría la consolidación del triunfo nacional y popular en Argentina) pero llega a una conclusión errónea por cuanto aquellos tiempos y estos no son homogéneos: no estamos viviendo una nueva primavera camporista, el mundo ha cambiado, la política a punta de pistola no es viable, la Argentina es otra y la "representatividad" de entonces tampoco es la misma de la actual.
De todos esos elementos heterogéneos, me parece oportuno subrayar uno: son los cambios profundos en el seno de la sociedad los únicos capaces de consolidar todo eso que está transformando el Gobierno.
Es muy acertada la respuesta de Teodoro Boot que pego más abajo, proveniente del blog Pájaro Rojo de Juan Salinas, pero antes de ello, y sin volver a mencionar el abismo que se abre entre "comentar la política" y "hacer política", un mal que recorre a la mayoría de las agrupaciones políticas que adscriben al kirchnerismo, no puedo dejar de relatar lo que sigue, brevemente, prueba de que a pesar de las previsiones electorales del 28 de octubre, el triunfo indubitable de Cristina, estos cambios no han llegado a la sociedad.
Ayer escuché sorprendido los argumentos de un profesor de Instrucción Cívica de la Escuela Normal Mariano Acosta, un abogado llamado Luis Maffei, titular de la cátedra, que entre otras tonterías afirmó que durante la dictadura él era alumno de esa misma escuela, el Acosta, donde estudió con total libertad, y que en esa época no existía persecución ideológica sino todo lo contrario.
Eso mismo trasmite el profesor a sus alumnos hoy en día, amparado en la libertad de cátedra.
¿No desaparecieron profesores y alumnos del Acosta en esa misma época, mientras el señor Maffei aprendía con "total libertad"?
Estas situaciones son posibles por la irrepresentatividad de los distintos actores sociales, de lo que deriva una cierta parálisis o cristalización de la situaciones.
Así, por ejemplo, el centro de estudiantes del Acosta, en lugar de hacer declaraciones genéricas sobre la dictadura del proletariado o el control obrero de la producción o dedicarse a teorizar, como Brienza, sobre las condiciones objetivas y subjetivas o lo que fuera, debería dedicarse, me parece, a echar a patadas a ese personaje.
Pero no los entretengo más. La respuesta de Boot a Brienza, entonces:  
   
Respuesta a Hernán Brienza: Lealtad no es obsecuencia ni chupamedismo

POR TEODORO BOOT


Con Perón se hizo, se hace y se puede seguir haciendo lo que los comunistas hicieron con Lenin, que tanto servía para un barrido como para un fregado. En suma, que se puede citar a Perón para hacerle decir cualquier cosa, por eso conviene mirar el contexto de las citas. Por ejemplo, para cualquiera que haya leído Conducción políticael párrafo que Hernán Brienza cita tan descarada como descontextuadamente, es muy simple: el general no habla ni de doctrina ni de ideología, ni de justicia, verdad o razón, sino de una técnica que, como bien dice, es todo ejecución, pura acción. Y en ese sentido, es correcta la conducción que triunfa y errónea la que fracasa. Es como en el futbol, donde fracasó el que no convirtió goles aunque haya hecho lindo jueguito, ya que se trata no de jugar lindo sino de hacer goles.

Eso no significa, de ninguna manera, que si nuestro equipo no hace goles tengamos que cambiar la camiseta. De eso se trata el párrafo de Perón y por eso citarlo cuando Brienza habla de lo que está hablando es falaz y engañoso de su parte: Perón no habla de doctrina sino de técnica, mientras Brienza habla o pretende hablar de doctrina.

En cuanto a quién conduce, conduce el que conduce. En latín: el que es culo de conducir, pues no se trata de conducir a soldaditos que al sólo grito del dragoneante Brienza se cuadren y griten: "Cristina es la conducción y Brienza su profeta", sino que se trata de conducir fuerzas políticas, organizaciones que tienen sus propios objetivos, intereses, reivindicaciones y estrategias. Es legítimo pedir prudencia, pero es estúpido apelar al "verticalismo", que fue, casualmente, el recurso al que siempre apelaron los burócratas e intermediarios de siempre, cualquier fuera su ideología o ubicación (creer que la burocracia y la intermediación son de por sí prácticas de la "derecha" es una insólita muestra de ignorancia política e histórica).

En cuanto a la profundización del modelo, la definición de Brienza es digna de un Beria de cotolengo, que niega al pueblo, a los activistas, a los militantes y a los diferentes dirigentes la atribución de construir políticamente, la posibilidad de construir poder y elaborar ideas. Y eso es cualquier cosa, menos peronismo, de manera que para justificar esa aberración, Brienza debería citar a Stalin, Rosenberg o Santo Domingo, pero jamás a Perón.

Hoy por hoy, más que las medidas globales,que son también necesarias, profundizar el modelo es conseguir que las actuales políticas lleguen al pueblo en su plenitud y no tan desigualmente como sucede debido a una trama obsoleta de diferentes dirigentes, bolicheros e intermediarios, que los hay en todos los planos. También o muy especialmente en los diferentes medios de comunicación oficialistas o ligados al oficialismo, que confunden lealtad con chupamedismo y obsecuencia. Y de esa manera sólo se puede construir una fuerza política de pelotudos.

2 comentarios:

Javier dijo...

El domingo lo unico que atine a hacer tras leer el editorial de Brienza , es poner en twtter porque ultimanebte no coincidía nunca cion los editoriales de Brienza . Creo que la ultima vez que coincidi con el fue cuando escribio sobre el empate catastrofico . Pero a mi no em gusta la unidad nacional ni tampoco el pacto social del cual viene hablandop ultimanmente hasta llegar a pedir verticalismo con Cristina aun frente a las injusticias que se cometen contra las trabajadores , algo que me parece inaceptable

Jorge Devincenzi dijo...

La unidad nacional es necesaria, el pacto social no significa necesariamente que los treabajadores retrocedan en su ingreso

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