martes, 20 de marzo de 2012

Baby

Todos quienes consumen televisión & radio están enterados de los sucesos en que está involucrado Ángel (alias Baby) Etchecopar, un busca de la sub-categoría "psicópatas" que tuvo la oportunidad de acceder a un micrófono, el de la radio de mayor potencia instalada en la ciudad de Buenos Aires.
A propósito: ¿la autoridad estatal consiguió que el transmisor de Radio 10 emita a la potencia permitida?

Es cierto que su conducta puede ser catalogada como legítima defensa.
Lo que está en duda es si la respuesta es proporcional a la agresión.
Alguien podrá argumentar: emoción violenta ante un peligro inminente.
La situación de Baby podría complicarse si se descubre que alguno de los disparos que efectuo, dio en el cuerpo de su hijo. Pero quizás nunca se sepa.
El personaje en cuestión era coleccionista de armas, pero no atesoraba trabucos y arcabuces españoles sino pistolas Glock, escopetas Itaka calibre 12/40 y sub-ametralladoras.
Las autorizaciones que proporciona el Renar no incluyen principios básicos para el tirador, como por ejemplo, que para eliminar al oponente basta con dos tiros: uno en el pecho y el segundo en la cabeza. El delincuente abatido tenía 10 o 12 heridas de bala. Emoción violenta.
Detestable el personaje, quien ahora pasará a formar parte del club que preside Alberto Kohan. Determinadas actividades son especialmente atractivas para los psicópatas.

Desde hoy iniciamos una encuesta. Todos queremos saber cuál es el futuro de Ángel (alias Baby) Etchecopar. Podrá verla en la pantalla, a la derecha.
Todo el mundo quiere hacer encuestas. ¿Por qué no nosotros? Si esta no es democracia directa, al menos se parece a una democracia participativa.
Por cierto, comparto lo que se agrega abajo:

No lo conocía ni sabía quién era, posiblemente porque no tengo gran afición por la radio. El habla espectral de los parlantes, el diálogo imaginario con un interlocutor que no contesta, me parece la forma socialmente aceptada de la proliferación de voces imaginarias propia de la psicosis. De hecho, me enteré de su existencia por casualidad, una vez que haciendo zapping vi, en una serie penosísima de la televisión local, a un ser tirando a pequeño y obeso y fuera de estado físico que interpretando a un héroe solitario y vengador al estilo Charles Bronson corría, asesinando gente a troche y moche. Me impresionó el error del casting, la pésima interpretación, que en vez de producir el efecto de identificación buscado y el subrayado subsecuente (“salgamos a hacer justicia por mano propia, el otro es tu enemigo, matemos a lo que no se nos parece”), llevaba todo involuntariamente para el lado del ridículo. Me asombró también, cuando cayeron los títulos, que el protagonista que desempeñaba el papel de duro llevara por nombre artístico el seudónimo “Baby” (bebé) precediendo a su apellido que imagino es real.
La segunda noticia acerca de esa persona la tuve gracias a un amigo cuyas opiniones en general respeto y que en una reunión lo mencionó como autor de performances radiales nocturnas. Mi amigo exaltaba las bromas a costa de los oyentes, las frases disparatadas, el fascismo salvaje del personaje, su brutalismo populachero, estimando la mezcla como una actuación extraordinaria, de carácter surrealista o dadaísta. La tentación más convencional es prestarles atención y darles crédito a aquellos que reman contra el sentido común, así que me prometí escuchar alguna vez el programa de Baby Etchecopar. ¡Quizá fuera un genio radial y un fiasco televisivo! Luego, por supuesto, me olvidé.
Hasta que una vez, volviendo de una de esas tediosas aventuras nocturnas que nos dejan sabor amargo, escuché su famoso programa radial. Me pareció que el señor Etchecopar era ducho en la respuesta rápida, ingenioso de baja manera. Era, sí, muy bueno en lo suyo, pero lo suyo no me gustaba nada.
Francamente, lo que escuché me pareció una repulsiva demostración de sadismo profesional, un proferidor de barbaridades y un exaltador de la barbarie más vil, un apologeta ruin de la violencia que se solaza en el desprecio exhibicionista por las opiniones y las emociones de las pobres gentes que lo llaman en la ingenua creencia de que van a ser escuchadas y a cambio reciben el mismo trato que el ganado que se lleva al matadero. “Mi amigo –pensé– en este caso se equivoca de principio a fin”.
Desde luego, la violencia es un diamante brutal y multifacetado, que soporta las miradas de una múltiple interpretación. Y por supuesto, el deseo de que le vaya mal a alguien que nos disgusta profundamente debe tener ciertos límites, así que, enterado de la historia del asalto a su domicilio y del tiroteo subsecuente, no puedo sino lamentar lo que le ocurrió al señor Etchecopar y a su hijo, desearles la más pronta y completa recuperación, y también lamento, aunque este sentimiento no sea, en este momento social, muy compartido, el sufrimiento de la familia del asaltante muerto.
Mientras un periodista como un perro rabioso recitaba los hechos de violencia que el difunto había perpetrado, vi por televisión las fotos de su prontuario, de frente y de perfil, y tuve la impresión de que ahí había un tipo sin opciones y sin futuro, alguien que tal vez había agarrado un arma sin saber qué hacer con ella, como suele ocurrir con tantos otros sin futuro que matan o mueren sin saber por qué.
Desde luego, que un asaltante que porta un arma reciba diez balazos de un apologeta de la violencia que finge sufrir un ataque al corazón y desarmado encuentra su razón de ser y dispara, da mucho que pensar. No tanto sobre los hechos, sino acerca del modo en que se montan y se presentan al público, y sobre el modo en que el mundo se organiza sin saber qué hacer con la gente que se ve empujada a salirse de él.

4 comentarios:

Daniel dijo...

Lo resucitó al falso ingeniero y se van a juntar todos en lo de Mauro Viale. El troglodita este disfrazado de Rambo y si va Mirta Pérez y la Pando, cartón lleno.

Nando Bonatto dijo...

Me gano de mano, le veo futuro como MInistro de Seguridad de la mano de la Massita

Anónimo dijo...

COMO SIEMPRE NUNCA FALTAN LOS FACHITOS DE IZQUIERDA COMO EL QUE ESCRIBIO ESTE BLOG PEDORRO

Jorge Devincenzi dijo...

Estomado lector anònimo: curioso su modo de pensar. Que haya fachos de izquierda implica que tambièn existen los de derecha. Pero es esta mezcla informe de su pensamiento, la propia definiciòn de "facho" tiene una cierta connotaciòn cipaya que me da mucha risa

Archivo del blog