martes, 2 de octubre de 2012

El sentido común kirchnerista


La construcción del sentido común está hoy, y cada vez más, a cargo de los grandes medios de comunicación, y en esa construcción, el mundo virtual es un campo de batalla no importa cuántos peros se le atribuyan. La incidencia del mundo virtual tuvo mucho que ver con los inciertos resultados de la ronda de preguntas de la Presidenta en Harvard. Me atrevo a decir que aún sin mediar la operación de Durán Barba-Macri, las intervenciones estudiantiles hubieran sido tan fantasiosas (en términos de lo real) y tilingas como lo que fueron.
Repetidamente, Cristina llama a militar el sentido común kirchnerista, que en mi opinión es el único camino abierto y disponible hacia un sentido común nacional, es decir, un modo de ver nuestra realidad desde nosotros mismos y no desde cualquiera de los espejos deformados que nos proporciona el exterior, los Otros. Téngase en cuenta que esos Otros están enfermos de universalidad, convencidos de que su pensamiento es único.
Lo verdaderamente difícil es elaborar nuevos consensos donde la hegemonía sea ejercida por ese sentido común nacional. Y es difícil porque ese “nosotros mismos”, ese pensamiento y esa acción situada desde nuestra realidad, están cruzados en todas direcciones por retazos del pensamiento único en todas sus variantes. 
Lo que aqueja a Argentina es un problema cultural: en efecto, muchos de sus sectores medios insisten en reconocerse en las recetas que llevaron una y otra vez al país a la ruina.
Por eso, es preciso militar este sentido común en todos los escenarios. Incluso en el mundo virtual, cuya centralidad está corroborada por algunos de los signos más profundos de ésta época: el intento de apropiación y manipulación privada, corporativa y anónima de la consciencia y el inconsciente de los seres humanos.
Esta es una lucha cuerpo a cuerpo, palabra por palabra. Militantes, a las cosas.


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