miércoles, 27 de marzo de 2013

MI FORD, TU FORD


Como puede verse hoy en Página 12, no estaba tan errado cuando escribí "Ahora, el turno de Ford Argentina" en diciembre de 2012.
Al final, luego de pegar mi nota, una poesía de Juan Carlos Dávalos que formaba parte del repertorio de Jaime Dávalos.
Lean la poesía: vale la pena.

Los gerentes tuvieron que ir al juzgado

Ayer se presentó Pedro Müller, ex gerente de manufactura, y el lunes Guillermo Galárraga, que era gerente de relaciones laborales en 1976. Hoy debe ir el ex jefe de seguridad. En la causa se investiga el secuestro de 25 trabajadores.

Por Alejandra Dandan
Luis María Degiusti es un ex delegado de la Ford Motors Argentina, planta de Pacheco. Delegado por el sector Comedor. El 24 de marzo de 1976, a las siete, lo secuestraron desde el interior de la fábrica. Era parte de la primera camada de delegados del sector. Y de la última: después de esas detenciones ilegales no hubo más delegados durante casi treinta años. Ayer, Degiusti estuvo con otros antiguos compañeros en la puerta del juzgado federal de San Martín. Esperaron a Pedro Müller, en los hechos el jefe político de la planta, mandamás de Pacheco con título de gerente de manufactura. A esa hora prestaba declaración indagatoria por el secuestro de 25 trabajadores de la compañía: “Estoy acá porque le quiero decir a Müller que todo llega”, dijo Degiusti. “¡Torturador! Eso le voy a gritar en la cara y lo que me salga desde adentro.”
Finalmente empezaron las indagatorias en la investigación sobre la empresa Ford. Anunciadas a fines del año pasado, postergadas en febrero y luego a comienzos de marzo. El lunes se presentó ante la jueza federal Alicia Vence Guillermo Galárraga, gerente de relaciones laborales de la empresa en 1976, la persona que sabía quiénes integraron las comisiones internas y con quién se reunían los trabajadores por reclamos gremiales. Ayer le tocó el turno a Müller y para hoy está convocado Héctor Francisco Sibilla, ex jefe de seguridad, uno de los hombres más recordados, militar retirado del Ejército que ascendió luego de los secuestros, contratado por la Embajada de Estados Unidos en seguridad hasta que se jubiló en 2004.
El lunes, Galárraga llegó al juzgado con dos abogados, se negó a declarar, pero sus representantes anunciaron que hará un descargo por escrito. En la indagatoria estuvieron la jueza y el fiscal Jorge Sica. Las querellas no pueden presenciar las indagatorias, pero, aun así, uno de los abogados pudo ver los dedos de Galárraga estampados en una ficha después de treinta y siete años, en una escena que también se convirtió en una marca.
“Esto es un avance para nosotros, sobre todo después de dos veces en las que se suspendió la indagatoria, y que hayan venido es un avance”, subrayó el abogado Tomás Ojea Quintana, en representación de los ex trabajadores. “Ahora la jueza tiene diez días para analizar el caso: puede procesarlo, sobreseer o declarar la falta de mérito”. Lo mismo sucede para el caso de Müller, que ayer se presentó en el juzgado, se negó a declarar y por último anunció que haría un descargo por escrito. Ahora bien, los plazos del procesamiento pueden ser más largos de acuerdo con la complejidad de las causas. En Jujuy, por ejemplo, luego de las indagatorias al empresario Carlos Blaquier y al gerente de recursos humanos de Ledesma, Alberto Lemos, los tiempos se extendieron de junio a noviembre porque todas las partes pidieron “ampliación de pruebas”. En este caso, sin embargo, el escenario parece distinto. Como dijo Ojea Quintana varias veces, el expediente Ford lleva cinco años con todas las pruebas necesarias reunidas y la espera de las indagatorias que acaban de concretarse. Eso es así desde que el expediente salió del juzgado de Daniel Rafecas y la fiscalía de Federico Delgado en Capital Federal y desembarcó en el siempre complejo escenario judicial de San Martín.
Vence, que asumió en diciembre de 2011, avanzó más que sus antecesores, que no hicieron nada. En 2012, ordenó una inspección ocular a la empresa, pedida también hacía años, y en diciembre ordenó las indagatorias. En la puerta del juzgado ayer hubo varios trabajadores y familiares. “Müller era uno de los gerentes de ahí”, dijo Degiusti. “Estaba enterado de todo, y en mi caso me sacan de adentro. Me llevaron del campo de deportes de la Ford, me tuvieron ahí, me torturaron durante horas y después me llevaron a la comisaría de Tigre, a Devoto y La Plata.” Degiusti estuvo nueve meses en total entre el período de comisaría y cárceles. Y el circuito lo repitió en general todo el resto: de los 25 secuestrados, 20 eran delegados y los otros cinco eran trabajadores que habían estado cerca del gremio o en las últimas marchas. A una parte la secuestraron adentro de la planta y a otra, en sus casas. Luego de varios meses de circuito de detenciones y desapariciones, todos quedaron en libertad: ésa es una de las claves de esta causa que, distinto de otras, cuenta con abundancia de pruebas. Degiusti cayó en la fábrica, el mismo día del golpe, y –en la hipótesis de los querellantes– a partir de listas negras que habían sido preparadas desde antes. Con él se llevaron al otro delegado del mismo sector, Jorge Constanzo. “La Ford en esa época era como la Embajada de Estados Unidos –dice–: no podías entrar a la Ford, pero permitieron que me detengan adentro del lugar de trabajo y me torturaron dentro de la Ford, en el quincho durante cuatro horas con el conocimiento de ellos.” En el sector comedor trabajaban unas 350 personas, que atendían a cuatro comedores de Pacheco en donde se desempeñaban unos 7000 trabajadores. Ahí “no había delegados, nosotros hicimos la campaña en el Smata y pasamos a ganar las afiliaciones del ciento por ciento de los compañeros; conseguimos en ese tiempo equiparar los sueldos con los del resto de los empleados de la Ford, así que un barrendero del comedor barría y cobraba lo mismo que el resto de la planta”. Entre sus compañeros, hubo a quienes sacaron a punta de pistola haciéndoles recorrer el interior de la fábrica. A él, en cambio, lo llamaron y lo esperaron en un pasillo. “Me sacaron afuera, estaban de civil, me dijeron que querían hablar conmigo. Salí a un pasillo y me detienen civiles primero y luego aparecen los uniformados, en un Falcon ponen al otro delegado Jorge Constanzo y de ahí nos llevan a los quinchos donde nos torturan. Müller era el jefe de la planta, y era terrible.”


JUEVES, 6 DE DICIEMBRE DE 2012


AHORA, EL TURNO DE FORD ARGENTINA


Como puede verse aquí, una jueza indagará a cuatro ex-ejecutivos de Ford Motor Argentina S.A. por su responsabilidad en los secuestros y tormentos que sufrieron 25 ex-delegados durante la dictadura.
Casos similares se investigan (con avances y retrocesos en distintos estrados judiciales) sobre otras empresas como Techint (Propulsora Siderúrgica, Cometarsa, Dálmine-Siderca), Acindar S.A., etc. 
El emblemático, en todo caso, señala a Carlos Pedro Blaquier Estrugamou por el Grupo Ledesma.
Para el derecho argentino las responsabilidades penales se refieren a individuos y no a empresas, y esa limitación será beneficiosa para las grandes compañías que operan en el país en lo que hace a castigar su papel en gobiernos dictatoriales, al contrario de lo que sucede en Europa y EEUU, de quienes solemos copiar lo que nos perjudica.
Empresas de origen alemán que habían utilizado mano de obra esclava durante la Segunda Guerra (casos BMW o I.G. Farben) fueron condenadas a pagar resarcimientos a las víctimas y sus descendientes.
Lo razonable indica que los ex-gerentes, de Ford en este caso, no actuaron individualmente, por decisión personal, sino siguiendo o interpretando la política de la empresa. 
Teniendo en cuenta las señaladas limitaciones del derecho penal argentino, es plausible afirmar que hubo “complicidad civil”, pero la pura verdad es que las grandes empresas en aquel entonces nucleadas en APEGE, CEA y G8 se aliaron con las fuerzas armadas para producir el golpe de estado y luego aplicar la fuerza del Estado terrorista en propio beneficio. El bloque de poder (terratenientes, entidades bancarias, empresas industriales dependientes del Estado y grandes compañías multinacionales) confluyó en una misma política, con hegemonía del sector financiero.
Por eso insistimos que, en aquellos años, una visión incorrecta de la realidad llevó a los grupos armados a golpear al gobierno constitucional tomado como enemigo principal, con lo cual de hecho terminaron siendo funcionales al poder real.
El discurso delirante de Mario Eduardo Firmenich en la película "Resistir" (que puede verse en el canal INCAA TV) es prueba de ello. 
El cine nacional nos ha aportado otros mamotretos inaguantables como "Después del silencio" y "Los torturados", ambas del 1956, donde se lucen actores que a la vez fueron comandos civiles, como Arturo García Buhr.

 



MI FORD
¡Con el escape libre
para escuchar mejor
el canto del motor
Yo me voy al cerro
montado en mi Ford!
Mi Ford es sencillo
como el Clavileño
de Alonso Quijano (1)
¡Dócil a mi empeño,
va donde yo quiera,
por cuestas y llanos
y alegres florestas!
...¡Por un cuesta abajo
lo largo en segunda!
¡el alma en un vértigo
tremendo, se abisma!
A medida que corro....
me inunda un afan
de romperme la crisma
Y el Ford ...¡cruje entero!
¡ya parece saltar en pedazos!
Y por el volante
me sube a los brazos
¡una fragorosa
vibración de acero
....Un pollo suicida,
se cruza en mi ruta!!
y bajo las ruedas
Lo dejo "extra-chato"
Que no me perturbe
la recta absoluta,
¡Ni perro!... ¡ni gato!
Pues voy ¡sin disputa
sembrando el julepe
y el asesinato!!!!!
...................
"El hombre es un bípedo pesado y sotreta,
que por andar algo mas que la tortuga,
domó los caballos y la bicicleta"
¡Inventó las máquinas de ponerse en fuga!
....Yo no tengo apuros, negocios ni estancias,
pero quien me vea, veloz como el viento,
tragar las distancias, ¡rugiendo mi Ford
creerá: me protestan algún documento,
o me ocurre un caso de fuerza mayor!
....................................
¡Ohh Ford! ¡Auto cabra! ¡Auto Mula!
¡Sencillo!.... ¡Villano!
¡Última palabra.........!
¡del machinatismo norteamericano!
(1) Alonso Quijano es el verdadero nombre del Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Clavileño, un caballo de madera con el que gastaban bromas al Quijote.

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