Escribí el original de esta nota para la revista digital Zoom pero por razones que desconozco ya no está en la web. Tiene, creo, bastante información histórica sobre el papel de EEUU en Centroamérica y la Doctrina Monroe a través del tiempo.
Algunos hechos (como la situación actual de Haiti) no se relatan porque no cambian el núcleo del trabajo. También puede extraerse alguna enseñanza sobre la política de Gran Bretaña respecto de Malvinas.
Firmé el original como Luis Cobián, aunque hoy no puedo precisar por qué: quizás para multiplicar la oferta periodística con distintos nombres.
Luis es mi segundo nombre y Bianco (Cobián invirtiendo las sílabas) mi segundo apellido paterno, proveniente de Italia
Luis es mi segundo nombre y Bianco (Cobián invirtiendo las sílabas) mi segundo apellido paterno, proveniente de Italia
La subo nuevamente, corregida (espero) y sintetizada.
JLD
Aislacionismo, expansión, librecambio y proteccionismo en el siglo XIX
Como el
Sarmiento que nunca faltaba a clase y la frase postrera del sargento Cabral, la
doctrina Monroe forma parte del cuerpo de mitos que el poder tradicional de la
Argentina ha venido divulgando de generación en generación.
Y permanece
incólume, aunque la realidad se empeñe en demostrar que nunca existió algo
semejante ni siquiera en las intenciones de quien la habría formulado.
Monroe entra
al parnaso de la historia oficial recién cuando la oligarquía probritánica
comienza a sentir la crisis del Imperio al que se sentía íntimamente ligada, y
el Gran Hermano del norte aparece en el horizonte como el custodio paternal del
Progreso. Es cierto que Sarmiento admiraba algunos aspectos del sistema
político de EEUU, pero su voz era marginal para un poder alineado con Su
Majestad, la reina Victoria, cuyos súbditos invertían en electricidad,
ferrocarriles y aguas corrientes, y se llevaban a Londres dividendos asegurados
por el Estado.
Mientras la
política del garrote se enseñoreaba en el Caribe, el canciller argentino Luis
María Drago pasará en 1902 a la historia por enarbolar una tesis romántica
basada en las ideas de Carlos Calvo sobre la pertinencia de que fuerzas navales
de Inglaterra, Alemania e Italia bloquearan a Venezuela por una deuda impaga: "Ningún Estado extranjero puede utilizar la fuerza contra una nación americana con la finalidad de cobrar una deuda financiera".
El Tribunal
de La Haya, notificado de la teoría argentina, llegó a la conclusión contraria
y dejó a la doctrina Drago en el papel de letra muerta: para los magistrados,
la deuda externa de un país sí puede motivar bloqueo, bombardeo, apropiación de
rentas de la Aduana, conquista territorial, ocupación o cualquier otro tipo de
resarcimiento y venganza que decidan los acreedores.
Nace el mito de la Doctrina Monroe
Dicen que
James Monroe, quinto presidente de EEUU que gobernó entre 1817 y 1825, habría
dicho: “América para los americanos”.
La tal frase
es la síntesis infeliz de un discurso
que pronunció el 2 de diciembre de 1823 a instancias de su Secretario de
Estado John Quincy Adams, quien lo sucederá en la presidencia.
Establece un
principio general a partir de un caso particular: en esos años, Alaska
pertenecía al imperio de Rusia, y Rusia avanzaba hacia el sur del paralelo 50,
aproximadamente donde hoy se encuentra Vancouver, amenazando las posesiones de
Gran Bretaña y EEUU.
El principio
general está especificado en el párrafo 7° del discurso: “se ha juzgado
oportuno sostener, como principio en el que van comprendidos derechos e intereses
de los Estados Unidos, que los Continentes Americanos, por la libre e
independiente condición que han asumido y que mantienen, no deberán ser
considerados ya como susceptibles de futura colonización por cualquiera de las
potencias europeas".
En esos años,
la mayor parte, y sobre todo la zona central del norte de América era un inmenso
territorio en disponibilidad sobre el que avanzaban Rusia, Gran Bretaña, y
hasta España por el oeste, mientras Francia amenazaba desde el sur. La
California española pasaría a integrar México con su independencia en 1821.
Colonias rusas y tropas del Zar ocupaban Alaska, como se dijo, y avanzaban hacia
la actual Canadá Británica y Alberta. EEUU era poco mas que los 13 estados
originarios en la costa este sobre el Atlántico. Gran Bretaña conservaba
grandes extensiones al Norte, y con quien una paz duradera solo se conseguirá
en 1824, un año después de la declaración de Monroe.
La tensión
era entonces entre el expansionismo norteamericano sobre el territorio que
consideraban propio, y el de las potencias europeas que también avanzaban sobre
él.
En Europa
gobernaba la Santa Alianza monárquica de Austria, Prusia, Rusia y la Francia pos
napoleónica que se disputaban los territorios abandonados por España, a los que
se sumaba Gran Bretaña con la que competían y coincidían al mismo tiempo.
El texto
completo del 7° párrafo del discurso de Monroe establece:
"A propuesta del gobierno imperial de Rusia, hecha por conducto del ministro acreditado en esta capital, se han transmitido instrucciones y poderes bastantes al ministro de los Estados Unidos en San Petersburgo, para arreglar, por medio de negociaciones amistosas, los derechos e intereses respectivos de las dos naciones en la costa Noroeste de este continente. Su Majestad Imperial ha hecho una propuesta semejante al gobierno de la Gran Bretaña, el cual ha accedido de igual modo. El gobierno de los Estados Unidos ha tenido el deseo de manifestar por medio de este amistoso proceder, el gran valor que invariablemente ha atribuido á la amistad del emperador, y su solicitud para cultivar la mejor inteligencia con el gobierno ruso. En las discusiones a que esto ha dado origen, y en los arreglos por los cuales puede terminar, se ha juzgado oportuno sostener, como principio en el que van comprendidos derechos é intereses de los Estados Unidos, que los Continentes Americanos, por la libre e independiente condición que han asumido y que mantienen, no deberán ser considerados ya como susceptibles de futura colonización por cualquiera de las potencias europeas".
No hay en la
Declaración una sola referencia a Gran Bretaña, Francia, España, y resulta plausible
que sólo se buscaba impedir el avance del Imperio Ruso al sur del paralelo 50.
En años posteriores,
la Doctrina Monroe será utilizada para otros fines:
Por el
presidente Ulysses Grant, héroe de la Guerra de Secesión y quien dará nombre al
Partido Republicano (GOP, o Grant’s Old Party), que tuvo como objetivo
conseguir una vía franca en el istmo de Panamá para unir ambos océanos,
compitiendo y a la vez coincidiendo con el interés británico.
Y por la
política del garrote, del destino manifiesto y la democracia del dólar
implementadas por Taft, Teddy Roosevelt, McKinley y luego por Wilson (el "inventor" del principio de autodeterminación que ahora se quiere aplicar a los habitantes de las Malvinas) para quienes
el texto de Monroe era premisa o condición necesaria de la expansión territorial.
Intriga de Canning y ojos puestos
en Cuba
La Doctrina
Monroe es de 1923. Un año antes, el titular británico del Foreign Office,
George Canning, había logrado convencer al gobierno de EEUU de la conveniencia
de una alianza de no-intervención mientras por abajo de la mesa negociaba lo
que realmente le interesaba: esto es, convencer a la Francia pos napoleónica (Polignac)
de repartirse los restos del imperio español a cambio de total libertad de
comercio en toda América.
Pero la
intriga había surtido otros efectos dentro de los EEUU: Monroe pidió la opinión
del ex-presidente Jefferson, y éste respondió “no debemos complicarnos con las discordias de Europa”, y “La Gran Bretaña es la nación que más puede
dañarnos entre todas las de la tierra”, agregando: “Confieso que siempre he considerado a Cuba como la adición más
interesante que pudiera hacerse a nuestro sistema de Estados. El dominio que
esta isla nos daría sobre el Golfo de Méjico… llenaría la medida de nuestro
bienestar”.
Esto se decía
en 1823.
El deseo se
cumplirá recién en 1989, cuando 15 mil soldados al mando de Teddy Roosevelt
desembarcaron en Santiago de Cuba, cerca de la playa Daiquiri, nombre con el se
bautizará un cóctel popular entre los norteamericanos (ron y jugo de lima o
limón).
La “zona de influencia” norteamericana
era parte de una cuestión más amplia, centrada en la disputa entre
proteccionismo y librecambio, del que eran protagonistas verbales el
vicepresidente John C. Calhoun y el político Daniel Webster, pro o anti esclavistas, y desembocará en la Guerra
de Secesión.
El norte industrializado exigía
proteccionismo y mano de obra con un grado de especialización que la esclavitud
impedía. El sur agrario era librecambista, y el modo de producción
agrario-intensivo funcionaba con mano de obra servil. Para Calhoun, era de temer que
Francia se adueñase de las provincias internas de Méjico, sobre todo de Tejas;
había que oponerse a que Rusia se extendiera hasta California, defender Florida
y Luisiana e impedir que Cuba cayera en manos de Gran Bretaña.
Entre 1812 y
1815, la guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña se desarrolló por la
posesión de territorios en la actual Canadá y por la libre navegación de los
ríos que exigía esta última, desde Terranova hasta Tierra del Fuego. Entre las
tropas británicas se encontraba el entonces comodoro Hotham, que ya como
almirante apoyará a Garibaldi en el saqueo de Arroyo de la China (actual Concepción del Uruguay) y Gualeguaychú, y secundará a Urquiza en la libre navegación del río Paraná luego del
derrocamiento de Rosas.
Anexiones
Entretanto,
EEUU sumaba territorios a los13 estados puritanos originales:
– Louisiana. Comprada a los franceses en 1803.
Sería el centro de la rebelión sudista.
– Tejas. Con el argumento de que el este
del Golfo de México entre los ríos Bravo y Arkansas era una zona vacía y
disponible, aunque pertenecía a España, el emprendedor norteamericano Stephen
Austin ocupó tierras y financió el asentamiento de colonias. Esta población de
nacionalidad norteamericana se opuso a las restricciones impuestas por el
gobierno mexicano del general Santa Ana, con quien se enfrentaron en El Álamo
(1836) en condiciones muy desfavorables. A pesar de la derrota, se inició, por
9 años y con el liderazgo del patriota Samuel Houston, una era de Texas
independiente.
Hoolywood
interpretaría esta particular etapa del destino
manifiesto en el clásico de John Ford “El Álamo”, protagonizada, producida
y escrita por John Wayne, el wasp impasible, en el papel de David Crockett.
En 1845, el
territorio de Texas se unió a la Confederación Sudista, que, basada en la
economía del algodón exportado a Europa, defendía el librecambio. La
independencia texana (que había sido reconocida por Francia y Gran Bretaña) provocó
la lógica reacción de México, y con ello una guerra.
– California y Nuevo Méjico.
Además de Tejas, México tuvo que cederlos tras su derrota como
compensación.
– Florida. Entregada por España en 1819, recién fue incorporada a Estados Unidos en 1845, luego de exterminar a los pobladores primitivos, los seminolas.
– Florida. Entregada por España en 1819, recién fue incorporada a Estados Unidos en 1845, luego de exterminar a los pobladores primitivos, los seminolas.
– Oregón. Pretendido sucesivamente por Rusia,
España y Gran Bretaña, en 1846 se arregló el límite con ésta última y dos años
mas tarde pasó a ser territorio estadounidense.
– Alaska. En 1867, Alaska fue adquirida al
Imperio Ruso por 7,2 millones de dólares.
En su mensaje
presidencial de 1845, James Polk sostuvo su particular interpretación de la
doctrina Monroe: “Los Estados Unidos no pueden permitir con su silencio que se
realice ninguna intervención en el continente de la América del Norte, y si esa
intervención se intentara, la resistirán”.
Abstención de EEUU ante las guerras de
la Patria Grande
A lo largo
del siglo XIX, la protección de EEUU sobre sus pares independientes de
Sudamérica fue una pura ausencia.
– En 1826, EEUU no quiso estar presente en el
Congreso de Panamá organizado por Simón Bolívar.
Para esa
misma época, el Secretario de Estado Henry Clay declaraba que “… los EEUU se hallan satisfechos de la
situación actual (de Cuba y Puerto Rico), abiertas ahora a la empresa y al
comercio de los ciudadanos americanos… Si Cuba y Puerto Rico se declararan
independientes, el número y la índole de su población harían improbable que
pudieran sostener su independencia… que podría determinar una repetición de las
escenas horribles de que fue teatro lamentable una isla vecina (se refiere
a Haití). Y no se podría evitar tan
triste resultado sino con la garantía de una gran fuerza extranjera”.
– En 1833, la corbeta británica Clio atacó las
Islas Malvinas, que se convirtieron en dependencia de Gran Bretaña. Años mas
tarde, el presidente Cleveland justificará ante el gobierno argentino su
ausencia: “Si las circunstancias hubieran sido diferentes y los actos del
gobierno británico una violación de aquella doctrina (Monroe)…”. Para el
gobierno de EEUU, no lo era.
– En 1838, Francia bombardeó San Juan de Ulloa,
frente a Veracruz, exigiendo el pago de una deuda. Estados Unidos no intervino.
– En 1838 el almirante Leblanc bloqueó el Río
de la Plata. Francia apoyaba a los unitarios para derrotar “al tirano Rosas”.
La situación continuará hasta 1850.
En esos años,
tropas mercenarias al mando de Garibaldi asolaron Entre Ríos, y una flota anglo
francesa remontó el río Paraná al mando del almirante Hotham, quien luego
lograría la libre navegación con Urquiza. Diez años antes, y con el apoyo
explícito de Inglaterra, Uruguay había obtenido su independencia. Rosas,
entretanto, arregló sus diferencias con Gran Bretaña y Francia mediante sendos
tratados, en 1849 (Southern) y 1850 (Lepredour), sin intervención
norteamericana.
– En 1848, Yucatán pretendió
independizarse de México y pidió protección a Europa. Aunque la situación se
desvaneció rápidamente, el presidente Polk recomendó al Senado que votara la
intervención militar, pero se decidió no hacerlo porque se comprometía la
anexión de Tejas.
En el siglo XIX, la historia de
las intervenciones de EEUU en Sudamérica estuvo signada por el aislacionismo,
la expansión y la lucha entre proteccionismo y librecambio, que se definió por
el norte industrializado luego de que el general Lee fuera derrotado en
Appomatox.
En esa guerra, el general Sherman
aplicó en forma sistemática, mediante lo que denominó “guerra total”, el terror
y la destrucción de recursos civiles y económicos para quebrar la voluntad del
oponente sureño, una especie de precursor de las doctrinas de seguridad
nacional.
La particular interpretación de
la Doctrina Monroe consistió en no intervenir sino cuando sus intereses estaban
en juego.
El patio trasero. Cuba para los (norte)americanos
A medida que EEUU iba consolidando su expansión en el
norte del continente, se fue haciendo cada vez más evidente que el Golfo de
México, el Mar Caribe, las Antillas y América Central formaban parte de su hinterland, zona de influencia o área de
seguridad.
Ya en 1823, su tercer presidente y autor de la
Declaración de la Independencia (1801-1809) Thomas Jefferson había escrito: “Confieso
que siempre he considerado a Cuba como la adición más interesante que pudiera
hacerse a nuestro sistema de Estados. El dominio que esta isla nos daría sobre
el Golfo de Méjico… llenaría la medida de nuestro bienestar”.
Aunque no
habían participado oficialmente en el Congreso de Panamá (1826), delegados
oficiosos de EEUU hicieron saber a Simón Bolívar que su país no aceptaría la
planeada invasión libertadora a Cuba para independizarla de España ni que
hubiera en Sudamérica una confederación de estados en condiciones de competir
con la del Norte.
En 1868
comenzó la guerra de la independencia cubana, por lo que la eventual
intromisión de EEUU en apoyo de los independistas creaba un escenario ideal
para apropiarse de la isla.
Luego de
falsificar un atentado contra el Maine, acorazado de EEUU que había llegado a
La Habana en visita de “amistad y confraternidad” con España, tropas de EEUU
invadieron la isla en 1898. La destrucción de la flota del almirante Cervera
precipitó el curso de la guerra: España debió ceder Cuba, Filipinas, Puerto
Rico y Guam, y todas ellas se convirtieron en posesiones estadounidenses.
El informe oficial aseguró que el vapor Maine se había
hundido por la explosión de una mina acuática española. Salvo 2 oficiales, el
resto de los muertos (258) eran tripulantes. La oficialidad había sido enviada
masivamente a tierra. La hipótesis del atentado se convirtió en consigna de las
tropas de EEUU, que desembarcarían al grito de “¡Recordad al Maine!”.
Recién en
1976, el informe presentado por el almirante Rickover concluyó que la explosión
se había originado en una carbonera próxima a la santabárbara, es decir, era
interna.
En 1964, el
presidente Johnson utilizará una maniobra parecida, cuando se falsificó un
ataque norvietnamita sobre la flota de EEUU estacionada en el golfo de Tonkin.
Y después del
11-S, el presidente Bush renovaría la impostura, inventando la existencia de
armas de destrucción masiva en manos de Saddam Hussein y su responsabilidad,
más la de los talibanes de Afganistán, sobre el ataque a las torres gemelas.
Cuba, parte colonial de EEUU
Cuba se
convirtió en territorio norteamericano, aunque sin ninguno de sus derechos (o
sea, una colonia) hasta 1934. La enmienda Platt aprobada en 1901 por el Senado
ordenó a la Casa Blanca un estricto control de la Aduana cubana, la prohibición
de que el gobierno local aprobara tratados o empréstitos con terceros, y se arrogaba
el derecho de intervenir militarmente cuando lo considerara oportuno, como
sucedió con las insurrecciones de 1906, 1912, 1917, 1920 y 1934.
Aunque la
enmienda fue derogada en 1934, eso no acabó con la influencia de EEUU, quien la
incorporó a la constitución cubana, entronizó a Fulgencio Batista, se reservó
la posesión perpetua de la Base de Guantánamo (donde hoy ilegalmente se
mantiene prisioneros a iraquíes y afganos) e hizo la vista gorda a las
distintas mafias de origen estadounidense que controlaban la economía de la
isla, basada en la explotación de casinos, hoteles, prostitución, cabarets y
drogas. El modelo de un militar local dispuesto a preservar los intereses
norteamericanos mediante la corrupción y la violencia, incluyendo desaparición
y asesinato de opositores, se calcó en otros países de la región: los Somoza en
Nicaragua, Duvalier en Haití, los Trujillo en República Dominicana, Castillo
Armas en Guatemala.
Fueron los 82
hombres del Movimiento 26 de Julio quienes, a bordo del yate Granma,
desembarcaron en Cuba al mando de Fidel Castro y acabaron con ese estado de
cosas.
Un canal para los (norte)americanos
En 1835, el
Senado de EEUU había solicitado al presidente Jackson que considerase la conveniencia
de abrir negociaciones con otros gobiernos, particularmente los de América
Central y Colombia para asegurar el transporte ferroviario y fluvial a través
del Istmo.
El control de
una vía marítima o terrestre entre los océanos estuvo entre los principales
anhelos expansionistas de EEUU, un objetivo que también pretendía Gran Bretaña.
La comunicación interoceánica a través de América
Central se facilitaba en dos áreas geográficas: por ferrocarril y navegación
aprovechando el lago de Nicaragua, o a través del istmo de Panamá, con un canal
o un sistema mixto.
EEUU operó en ambos.
Por demás, y si bien la costa oeste de América del
Norte ya era o sería próximamente incorporada a la Unión, las comunicaciones
con el este continental eran difíciles por las largas distancias, los
accidentes geográficos y la resistencia de los pueblos originarios perjudicados
por la colonización puritana.
Con una táctica similar a la de Rauch, Levalle,
Villegas y Roca en Argentina, se reprimió con el ejército.
Aunque esta “guerra interna” continuó durante todo el
siglo XIX, seminolas, cheroquees, dakotas, shoshones, otawas, chinook, mojave, iroqueses,
delawares, navajos, apaches, comanche, fueron exterminados o desalojados de las
tierras fértiles y de los corredores de transporte por donde ya corrían los
primeros ferrocarriles En 1876, los sioux arrasaron a 300 jinetes del 7° de caballería
al mando del coronel Custer que intentaron atacar a la población no combatiente
(niños, ancianos y mujeres) en Little Bighorn. El jefe indio, el mítico Sitting
Bull, huyó a Canadá y en 1881 se convirtió en actor dentro del espectáculo
circense de Buffalo Bill, nombre artístico de William Cody.
Un eventual canal acercaba a las posesiones británicas
en el Pacífico, y complementaba al de Suez, abierto en 1869. Además, la fiebre
del oro en California había acrecentado el interés de Inglaterra.
En 1819,
Simón Bolívar había creado la República de la Gran Colombia, a la que se
unieron algunos de los departamentos del sur de la América Central. Los
norteños, herederos de la audiencia de Guatemala, se integraron al Imperio
mexicano de Agustín de Iturbide. Pero cuando éste cayó en 1823, los liberales
asumieron el control de la región, se independizaron de México y formaron las
Provincias Unidas del Centro de América.
Además de
varias de las Antillas, Gran Bretaña retenía posesiones en tierra firme: en la
actual Honduras (Costa Mosquito, o tierra de los Miskitos, donde llegó a
coronarse un rey, Jeremy); Belice, un enclave al sur de México en el que las
tropas británicas se mantuvieron hasta 1994; en la Guyana; y en los 160 mil
kilómetros cuadrados del Esequibo, al suroeste de la Guyana británica,
reclamados por Venezuela desde 1840. Es un territorio rico en oro, diamantes,
hierro y con un amplísimo potencial hidroeléctrico. En 1899, el Tribunal
Internacional de La Haya (reunido a pedido del presidente Cleveland de EEUU,
quien invocó la Doctrina Monroe) sentenció que el Esequibo pertenecía a Gran
Bretaña, pero Venezuela desconoció el fallo.
En 1840, Panamá
(un departamento o provincia de la Gran Colombia) se independizó a instancias
de Washington, pero la segregación no se sostuvo y el díscolo fue reintegrado.
Seis años mas tarde, en 1846, EEUU firmó un tratado (Hay-Herrán) con Colombia por el cual obtuvo
derechos exclusivos para la construcción de un ferrocarril interoceánico a
través del istmo de Panamá. De ese modo, ¡Colombia agradeció a EEUU por haber
reconocido su soberanía sobre Panamá!
La línea de FFCC
Colón-Panamá comenzó a ser construida de inmediato.
Mientras
tanto, en abril de 1850, EEUU logró frenar el interés británico mediante el
tratado Clayton-Bulwer por el cual ambos establecían un mutuo
freno a sus pretensiones sobre la construcción de un corredor de transporte a
través de América Central. El presidente Cleveland, por su parte, había
mantenido negociaciones tripartitas, incorporando a Francia, para discutir un
status de la región.
Cuando a
fines de 1850 se atornilló el último rail y se descorchó champán, estaba
preparada la infraestructura necesaria para la construcción del canal, que
comenzaría en 1881 dirigida por el ingeniero Ferdinand Lesseps. Ocho años mas
tarde, era poco lo que se había avanzado, pero murieron 22.000 trabajadores en
la obra.
La empresa
francesa quebró. Eso no fue obstáculo para que su titular Bunau-Varilla siguiera empeñado en el proyecto. La
cuestión de la soberanía de Panamá quedó en un terreno de sombras hasta que en
noviembre de 1903 el antiguo departamento colombiano, luego independiente y de
nuevo colombiano, se autoproclamó soberano con el francés Bunau-Varilla como
ministro.
EEUU se
apresuró a reconocerlo pocos días después a pesar de la relativa lentitud de
las comunicaciones de la época. Entretanto, dos años antes había logrado que
Gran Bretaña abandonara sus pretensiones, otorgando a EEUU
derechos exclusivos sobre el canal (tratado
Hay-Pauncefote de 1901) y el secretario de Estado John Milton Hay suscribió un
contrato con Bunau-Varilla, en su doble papel de ministro plenipotenciario y
dueño de la empresa constructora del canal, que incluía la cesión de soberanía
sobre las tierras del trazado. Se estableció además que una empresa
norteamericana se haría cargo de la construcción, luego del fracaso de los
franceses, a cambio de derechos perpetuos sobre la Zona.
Aunque hubo
una compensación monetaria a la dirigencia política panameña por los servicios
prestados, EEUU declaró que “garantizaba” la independencia pero se arrogaba el
derecho de intervenir discrecionalmente en caso de desórdenes internos.
El canal, por
fin, no fue realizado por empresarios privados sino por el Cuerpo de Ingenieros
del Ejército de EEUU (con esclusas, en lugar del canal nivelado que intentaban
los franceses), y habilitado en 1914.
Haití
En 1826, el
secretario de Estado Henry Clay, durante la presidencia de John Q. Adams,
declaraba: “Los EEUU se hallan satisfechos de la situación actual (de Cuba y Puerto Rico), abiertas ahora a
la empresa y al comercio de los ciudadanos americanos… Si (ambas) se declararan independientes, el número y la índole de su
población harían improbable que pudieran sostener su independencia… que podría
determinar una repetición de las escenas horribles de que fue teatro lamentable
una isla vecina (se refiere a las luchas
raciales e independentistas en La Española, luego Haití y R. Dominicana)”.
A diferencia del resto de América, en la que en general se había configurado un sector criollo mestizo, en La Española se expresó en toda intensidad el modelo colonial de saqueo, similar al encomendero de Potosí. Como en Cuba, la principal actividad de la isla era la zafra azucarera. Exterminados los originarios arawak por epidemias e inadecuación a la vida durísima del ingenio, la industria azucarera dependió desde entonces de la importación masiva de mano de obra esclava (denominado eufemísticamente “comercio de ébano”) proveniente de África a cargo de negreros británicos, portugueses y franceses. Para una buena descripción, “El reino de este mundo” de Alejo Carpentier,
A principios
del siglo XIX, el militar español Antonio de Alcedo había escrito en su
“Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales o América”: “el
célebre Fr. Bartolomé de las Casas, Obispo de Chiapa fue el que con zelo
indiscreto propuso para libertar á los Indios de la servidumbre, llevar Negros
esclavos para el trabajo, como si esta parte del género humano debiera carecer
de los privilegios de la humanidad por la diferencia del color que les da el
nombre…”
En 1713, la
British South Sea Co. había conseguido el derecho exclusivo de suministrar
esclavos en el Caribe. A principios del siglo XIX, el grueso de la población de
La Española era de origen africano, y los esclavos terminaron rebelándose
contra la opresión antes de la propia Revolución Francesa, abolieron la esclavitud
y constituyeron en 1801 la primera nación libre de América, a excepción de
EEUU. No fue un proceso aislado del resto de las independencias americanas: en
1815, Petión, uno de los padres de la patria haitianos (los otros son
Louverture, Desalines y Christophe, todos ex esclavos) brindó buques y
pertrechos a los exilados venezolanos comandado por Simón Bolívar.
Haití
terminaría sufriendo la más larga y extrema intervención norteamericana, y hoy
se encuentra entre los países más inhóspitos, violentos, injustos y hambreados
del planeta.
Con
el argumento de que los enfrentamientos violaban derechos humanos (que entonces
no se llamaban así), EEUU invadió Haití en 1915 y reprimió a los movimientos
campesinos conformados mayoritariamente por descendientes de los esclavos, que
se oponían al gobierno de los antiguos propietarios blancos y mestizos. La
ocupación duró hasta 1934, a partir de la cual se inició un “protectorado”.
En
1957 se llegó a la conclusión de que los grandes problemas merecían grandes
represiones, y EEUU designó a François Duvalier “Papa Doc”, quien mediante un ejército
irregular de rufianes (el Tonton Macoute), y un gobierno tiránico, sin
congreso, mantuvo al país en la senda prevista por el Departamento de Estado.
Papa Doc será nombrado presidente vitalicio en 1964.
En la década
de 1950, el rubro de exportación más importante de Haití hacia EEUU era sangre humana.
Dominicana
El sector más
oriental de la isla estaba conformado por descendientes de españoles y
mestizos, y había sido gobernado alternativamente por España y Francia.
Formalmente
independiente de España desde 1821, y con un interregno de gobierno de origen
haitiano, recién pudo elegir un presidente constitucional en 1844 con la
denominación República Dominicana. Las luchas internas tenían tres actores:
dominicanos que pretendían la independencia, dominicanos dispuestos a solicitar
la anexión a EEUU, y haitianos que pretendían dominar toda la isla. EEUU los
apoyaba a todos, atizando la guerra civil
En
1905, el gobierno dominicano firmó un tratado de “protección” con EEUU por el
cual éstos se adueñaban de los fondos aduaneros a cambio de liquidar las deudas
contraídas por el gobierno con la compañía estadounidense Santo Domingo
Improvement. Como ésta ocupación fue rechazada por la población, el próximo
paso consistió en un gobierno de los Marines (1916) con un presidente títere,
Henríquez Carvajal. Cada paso siguiente requirió del beneplácito de los EEUU:
la presidencia del general Vázquez en 1924 y, previo retiro de las tropas, la
instauración de la sangrienta dictadura del general (y ex cabo de los Marines)
Rafael Leónidas Trujillo en 1930, quien gobernó con su familia. Asesinado en
1961, Trujillo había contado con la colaboración de un personaje, Joaquín
Balaguer, fuertemente vinculado con la Iglesia y que recordaba el papel de
Talleyrand-Périgord como ministro de Napoleón. Había sido elegido presidente
por el propio Trujillo cuando la administración Kennedy entendió que el militar
y su corrupta familia no daban la imagen adecuada para un gobierno demócrata,
pero en el ínterin el caudillo fue ajusticiado.
En
las elecciones del año 1962, Juan Bosch, antiguo exiliado y adversario del
régimen, venció por un amplio margen. Casi de inmediato comenzó la oposición de
los grupos económicos ligados con EEUU, que acusaban a Bosch de ser procastrista.
Se
sucedieron los atentados con bombas. En abril de 1965, tropas de EEUU
invadieron Santo Domingo para proteger los intereses norteamericanos. Los
patriotas dominicanos eligieron al coronel Francisco Caamaño Deñó como
presidente, pero EEUU no lo aceptó y amenazó con una invasión masiva. Al año
siguiente, Caamaño Deñó se vio obligado a abandonar el país para impedir un
enfrentamiento inútil.
Nicaragua, el
canal que no fue
El
colonialismo europeo encontró en el área del Caribe un territorio, si no
vacante, más accesible para obtener sus objetivos. La expansión y competencia
colonial, desordenada al principio pero con objetivos claros más tarde, recién
se resolvería con el fin de la guerra del 14. Desde las primeras décadas del
siglo XIX se había agregado un segundo actor que no cedería en lo que
consideraba su área de dominio nacional: EEUU.
Como ya
vimos, en 1823 se habían creado la Federación de Provincias
Unidas del Centro de América. Toda la América española vivía en esos años
similares enfrentamientos a los que padeció la Argentina: unitarios contra
federales, centralismo y autonomía,
exportadores vs. productores, independencia o colonia.
Los límites
de la federación no eran precisos, y sobre ella influían los “grandes”, México
al norte y la Gran Colombia al sur. Tal debilidad permitía, cuándo no, una
masiva presencia británica en el Caribe, que a través del contrabando, la
piratería, el comercio y la guerra, todo a un mismo tiempo, se aprovechaba de
la debilidad de España, aunque no tanto como para arrojarla a los brazos de Napoleón,
el verdadero enemigo.
La ecuación europea
Con matices,
los distintos gabinetes de gobierno británicos creían que Napoleón se agotaría
con sus anexiones continentales, y entretanto, operaban a larga distancia
apoderándose de los territorios que Francia descuidaba.
O en otras
palabras, mientras el objetivo de Napoleón era una Francia imperial, Gran
Bretaña aspiraba a un imperio mundial.
Aunque los principios universales de la Revolución
Francesa habían influido decisivamente en la independencia de Haití, Napoleón,
en nombre de esos mismos principios, había logrado reimponer por un tiempo el
sistema colonial y la esclavitud enviando tropas a La Española al mando del
general Leclerc en 1802, que derrocaron e hicieron prisionero al líder
independentista Toussaint Louverture.
El ejército
francés, aunque victorioso, fue diezmado por las fiebres tropicales y la tenaz
resistencia de los ex esclavos. Su retirada se pareció a una derrota, y en poco
tiempo Haití reincidiría en su independencia.
Napoleón
aprendió la lección americana, vendió la Luisiana a EEUU en 1803, y tendrá la
oportunidad de desquitarse de los monarcas europeos en las batallas de Ulm
(1803), Austerlitz (1805), Jena, Auerstedt y Friedland (1806), Wagram (1809). Pero
se atascó en España, como años antes en Egipto, y fracasó cuando intentó vencer
al invierno ruso.
En las
primeras décadas del siglo XIX, Europa no había comenzado esa colonización sistemática
de Asia y África que diseñaría el mundo del siglo siguiente.
Gran Bretaña
estaba firmemente asentada en el Caribe; Francia y España avanzaban y
retrocedían.
Holanda,
entretanto, que durante algún tiempo había sido gobernada por Luis Napoleón, perdió
rápidamente su propiedad colonial en América a favor de Gran Bretaña (que le
arrebató Ceilán y Ciudad del Cabo en 1805, y de esta última partirá la
expedición fracasada a Buenos Aires), sólo mantuvo Surinam, y se fue
convirtiendo en lo que es hoy, una nación de comerciantes.
La potencia emergente
EEUU no
necesitaba señales adicionales del expansionismo británico del que se había
independizado, e intentó negociar con ese país el status del Caribe, como se
vio en la nota anterior, mientras participaba activamente, echando leña a la
inestabilidad política de América Central continental.
Con los
medios técnicos disponibles en la fecha, la apertura de una comunicación
interoceánica se creía posible tanto en Nicaragua como en Panamá, y desde 1835,
EEUU actuó en esa dirección.
Diez años
después, la Federación de América Central ya no existía.
William Walker
En 1855, un
norteamericano que había intervenido en las luchas internas de América Central
se proclamó presidente de Nicaragua. William Walker ha pasado a la historia
como pirata aunque no responde a la imagen que solemos tener de los bucaneros
de La Tortuga.
Médico y
abogado, Walker había actuado creyendo firmemente en el “destino manifiesto” de
EEUU, y con una banda de aventureros logró la independencia de California antes
que México la cediera por la guerra contra EEUU, actuando con un esquema
similar al que permitió la anexión de Texas: primero se promueve una
colonización masiva en una zona fronteriza, luego esa población de inmigrantes
se convierte en mayoritaria, exigiendo (democráticamente) pertenecer al país de
origen, y como la nación receptora se resiste, tropas del primero cruzan la
frontera y deciden la situación.
De haber
triunfado Walker en su golpe de mano, el estado mexicano de Sonora, fronterizo
con el californiano, sería hoy territorio norteamericano. Es cierto que fue
juzgado por un tribunal norteamericano, pero se lo absolvió por razones
“patrióticas”.
En 1855,
Walker financió una expedición militar en apoyo de la facción liberal de
Nicaragua y se autoproclamó presidente. Paradójico, los liberales propiciaban
la independencia del país.
El
instantáneo reconocimiento diplomático de Walker por parte de EEUU inició una
campaña por la unificación de América Central con el protectorado de Washington,
luego que se hubieran frenado las pretensiones de Gran Bretaña mediante el
tratado Clayton-Bulwer (1850).
Aunque el
golpe de mano nicaragüense no duró mucho, Walker no cejó en su empeño de
ampliar el espíritu emprendedor norteamericano, e invadió Honduras Británica
(Belice) en 1860, donde fue aprehendido y fusilado por los ingleses.
Su aventura
en Nicaragua había marcado claramente cuál era ese “espíritu”: finalizó mal
porque otro norteamericano al que pretendió arrebatar sus bienes, el empresario
Cornelius Vanderbilt que había construido líneas ferroviarias en el país,
financió un ejército privado para derrocarlo.
Quebracho, añil, palo campeche...
El otro actor
decisivo en la vida nicaragüense fue sin duda Gran Bretaña, y de allí el
interés norteamericano. Los británicos utilizaban en su industria textil una
tintura extraída del palo de campeche que había reemplazado al añil. Su método
de producción era similar al usado en la industria de taninos en los
quebrachales argentinos, casualmente también a cargo de capitales ingleses (La
Forestal).
Los
británicos tenían en la Costa de Mosquitos, habitada por la nación miskita,
grandes plantaciones de campeche (que servía para teñir) que no cederían
fácilmente. Aunque en 1840 habían aceptado a regañadientes la independencia del
país, no mostraron interés en abandonar sus plantaciones, imprescindibles para
abastecer su producción textil, y mantuvieron un protectorado de hecho que se
mantuvo hasta fines del siglo.
Los miskitos,
por su parte, sostuvieron siempre una postura autónoma que se mantendría
durante todo el siglo XX, ya que siguen reivindicando un territorio propio hoy
parte de Nicaragua y Honduras. Esto pone en un primer plano la contradicción
insoluble entre estados nacionales y pueblos originarios, ya que este tipo de
reivindicación cultural-histórica puede ser funcional al interés de terceros
estados o corporaciones privadas en su objetivo de recortar el poder estatal.
Durante la
revolución sandinista, los miskitos participaron activamente del lado de la
contra y de EEUU, así como en el siglo XIX habían colaborado con sus socios
británicos contra España primero, y EEUU después.
Desaparecida
la primera como potencia colonial después de la guerra en Cuba y reemplazado el
palo campeche por tinturas sintéticas (en las últimas décadas del siglo XIX se
desarrolló la segunda etapa de la revolución industrial, centrada en los
procesos químicos), con lo que Gran Bretaña redujo su interés, la presencia
norteamericana en Nicaragua se mantuvo inalterable hasta bien entrado el siglo
XX, pero el pueblo de ese país no tardó en rebelarse y en 1926 encontraría un
líder: Augusto César Sandino.
EEUU tenía en
Nicaragua dos intereses permanentes: sus recursos económicos (oro, café,
banano), donde participaron capitales norteamericanos (la United Fruit tuvo una
presencia mayor en Guatemala y Honduras, pero también estuvo presente en
Nicaragua) y el geopolítico.
Luego de
abandonar la idea primitiva de un canal interoceánico que aprovechara la
depresión del lago de Nicaragua, el interés geopolítico consistió en asegurar
esa comunicación por un corredor entre Puerto Cabezas y el Lago de Nicaragua
por ferrocarril, luego por vía acuática atravesando el Lago, y de nuevo por
ferrocarril hasta el golfo de Fonseca, donde planificaba construir una gran
base naval que podría dominar el Pacífico.
Los capitales
norteamericanos se encargaron de ello, y décadas después sería Somoza su fiel
custodio.
Geopolítica
En 1912, un
batallón de la marina norteamericana tomó el control de Nicaragua. A partir de
1920, el poder militar norteamericano fue paulatinamente reemplazado por la
Guardia Nacional, y en ella, EEUU colocó a su hombre: Anastasio “Tacho” Somoza.
En agosto de
1914 había sido firmado el tratado Bryan-Chamorro, por el cual aquel país
obtuvo el derecho a construir un canal interoceánico a través del territorio
del último Estado citado.
Por tres
millones de U$S, EEUU también consiguió el derecho a instalar una base naval en
el estratégico golfo de Fonseca, uno de los mejores puertos naturales del
mundo, como ya lo había obtenido en Guantánamo, las islas de Maíz y la isla de
Pinos.
También
obtuvo que el firmante nicaragüense (Emiliano Chamorro Vargas, ministro
plenipotenciario nicaragüense en Washington) fuera nombrado presidente en 1917.
La constante
presencia norteamericana produjo una generalizada rebelión del pueblo
nicaragüense, que sería liderada por Sandino desde 1926. Esto provocó una
renovada invasión militar norteamericana por orden del presidente Coolidge.
En 1933, EEUU
optó por dejar que la Guardia Nacional hiciera el trabajo sucio, aunque mantuvo
destacamentos de marines. Sandino estaba negociando el final de las
hostilidades con el presidente Juan Bautista Sacasa, cuando fue asesinado por
la Guardia dirigida por Somoza en 1934.
Con dos
intervalos de tres años en que gobernaron empleados fieles de la familia, los
Somoza inauguraron una era tiránica marcada por la vigilante presencia de EEUU,
asesinato masivo de opositores y gran corrupción. La era de los Somoza comenzó
en 1937 y finalizó en 1979, cuando las fuerzas del ESLN al mando de Daniel
Ortega derrocaron a “Tachito” Somoza, el hijo menor educado en West Point de
“Tacho”, quien había sido asesinado en 1956.
Un año más
tarde, Tachito sufrió la misma suerte de su padre en su asilo en Paraguay,
cuando fue ejecutado por un comando que integraban algunos combatientes
argentinos del ERP conducidos por Gorriarán Merlo.
Pero 1979 y
el ESNL no significó el fin de la presencia norteamericana.
Muy por el
contrario, se inició una operación internacional dirigida por la CIA,
financiada por el negocio de la introducción de droga a gran escala en el
propio territorio norteamericano y en la que intervinieron además Irán y
soldados profesionales provistos por la dictadura argentina con apoyo de
“empresarios nacionales”.
Durante el
gobierno de la era Somoza era habitual que los representantes de Nicaragua
esgrimieran la Doctrina Monroe en todos los foros, declarando la guerra
conjuntamente con EEUU, propiciando la Unión Panamericana que financiaba
Rockefeller y suscribiendo con rapidez los acuerdos de Bretton Woods.
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