viernes, 5 de abril de 2013

CRISTINA

Por Lucas Carrasco


En el partido Clarín difunden un video donde Cristina es insultada. Comprensiblemente. Es parte de su trabajo. Contra lo que yo creía, no se sorprende. Se la aguanta. Y más. No les da bola. Escucha. Trata de encontrar soluciones. Razona a mil por hora. Separa lo urgente, del mediano plazo, va a lo que importa, organiza. Escucha. Y escucha. Y sabe de lo que habla. Cuenta historias, habla de entubado de arroyos, no es sólo Puerto Madero, como se la narra en twitter. Sabe lo que es tener agua en las patas. Y perder todo. Y que lo importante es la violencia que se desata cuando las tinieblas de una tragedia agreden los impulsos primarios de nuestro instinto y somos salvajes. Comprensiblemente. Trágicamente.
Dejó, no, suspendió diferencias ideológicas. Está la realidad. Nos tapa. Y se lleva puesto nuestros ahorros, recuerdos y promesas. Todas. Hay que hacer algo y ya. Se puso al mando. Es el comando.
Cristina salvó su gobierno, pero no parece estar pensando en eso. Sino en qué hacer ante el intenso drama humano de un fenómeno de la naturaleza, como es la muerte. Y el alma tajeada. Es una Cristina que yo ni conocía, pero que pensé, lo admito, que no existía. Es Cristina y es, en ese rato dramático y mágico, también Néstor Kirchner.
Como diría Ernesto Sanz, la Asignación Universal se va por la canaleta del juego y la droga. O sea, Scioli y Macri.
La derecha tiene el olor a podrido de las aguas servidas. Y se les nota.
En el Partido Clarín difunden ese video con desánimo destituyente. Gracias.
Me emocionó, mucho, ver esa Cristina.
La señora, cuando verdaderamente hace falta, tiene unas pelotas enormes, señores.

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