No lo
escuchamos (y a nadie se le ocurrió preguntarle) condenando los lamentables
incidentes producidos en el obelisco, emblema de la ciudad que conduce, por
simpatizantes de Boca. Tampoco escuchamos las pétreas expresiones de Gabriela
Michetti, de Horacio Rodríguez Larreta o de Laura Alonso: todos ellos son muy
locuaces a la hora de reprobar los piquetes.
Extraño, porque este fue
especialmente violento.
Él
presidió a “la mitad más uno”, y nadie duda de que su influencia continúa, no
sé si a través de Angelici pero sí con seguridad en el vicepresidente Oscar
Moscariello, que es desde siempre un empleado de Socma y un fanático macrista.
Moscariello
apareció por la tele limitándose a despegar a la institución de la organización
y convocatoria al obelisco.
Hubo una
tímida crítica de Nelson Castro que no entró en detalles, atribuyendo los
desmanes a un pequeño grupo de inadaptados.
Es
inentendible que tampoco a los avispados conductores de TN y de otros canales ajenos
a Clarín se les haya ocurrido buscarlo a Macri para arrancarle, con esa garra
que los caracteriza, algún comentario sobre los desmanes boquenses, de lo que
debemos concluir que Macri es incombustible: veinticuatro horas después aparecía
haciendo payasadas junto a un atleta norteamericano que protagonizó un espectáculo
circense en la avenida 9 de Julio, del que sólo podemos concluir que circos
eran los de antes.
Claro
que podemos arriesgar una hipótesis paranoica, si es que los protagonistas de
los desórdenes alrededor del obelisco terminan siendo la masa de maniobra del
retorno al neoliberalismo que Macri y sus seguidores representan aunque todos
digan encarnar lo nuevo. En rigor representan lo viejo, a Martínez de Hoz y el
menemismo, pero se hacen los tontos.
Es
quizás por eso que el titular porteño de Seguridad, Guillermo Montenegro, optó
por mantener bien lejos a la Metropolitana, dejando la tarea a la Federal.
No es
tan paranoica como parece: hace unos pocos años hice una visita a la cárcel de
Ezeiza, y quien dirigía una de las unidades de máxima seguridad que recorrí fue
el Rafa Di Zeo.
No solo
la dirigía: él mismo me abrió la puerta acorazada que comunicaba con la
libertad.
Nota: el título de este post es una versión libre de un cuento de Roberto Fontanarrosa titulado: "¿Cuáles son las verdaderas intenciones de los cuises?"
1 comentario:
Sólo un detalle: Usain Bolt es nacido en Jamaica.
En cambio Macri, Montenegro, Michetti, Di Zeo, y la mayoría de los felices festejantes del día del hincha de Boca, son argentinos (una pena).
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