sábado, 15 de mayo de 2010

Llegado el caso, que se hagan cargo

Mientras el kirchnerismo va consolidando paso a paso su candidatura para el año próximo con escenarios en segunda vuelta que preven una fuerte polarización, la estrategia K a largo plazo incluye un resultado adverso.
Pero tal estado de situación de ninguna manera supone que los Kirchner imaginan retirarse a cuarteles de invierno, sino lo contrario, porque marca la cancha de una improbable derrota.
Muchas de las medidas implementadas (la última, la renegociación de la deuda provincial) recuerdan la añeja consigna bolchevique, aquella que ya ni siquiera los sobrevivientes de la perestroika pronuncian: que la crisis la paguen los ricos. Porque las distintas ofertas opositoras llevan el sello encubierto del ajuste monetarista en todas las variantes neoliberales. Si fueran ganadores en 2001, y todavía deben conseguir UN CANDIDATO, esos lobos disfrazados de corderos diluirán en un proceso inflacionario o devaluatorio, o una mezcla de ambos, la deuda social e interna que comienza a pagar el gobierno.
Y allí (para “interpelarlos”, como suele decir Ricardo Forster) estarán los Kirchner con una parte sustancial del movimiento obrero junto con unos sectores medios cuyo grado de politización parece no tener marcha atrás. Si comparamos con las alianzas sociales armadas desde 1976, ésta es la que Argentina necesita para retomar el camino de un país que merezca ser habitado.

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