domingo, 16 de mayo de 2010

Ni jamón español nos dejan comer

En la página 2 de su edición dominical, el editor de Clarín Ricardo Roa se queja por las trabas puestas por el aprendiz de brujo Guillermo Moreno al ingreso de arroz vietnamita, duraznos griegos, jamón español y choclo brasileño. No incluye, extrañamente, al trigo burgol o cus-cus proveniente de Sicilia, las aceitunas griegas ni los dátiles turcos. Ni siquiera los apetecibles cortes de ganado vacuno japonés.
Un bife de cuadril Kobe cuesta en un restaurante de Puerto Madero unos 300 pesos. Precisamente ayer, una escucha telefónica, de las realizadas por los K y no por Maurizio, permitió descubrir al señor Roa cenando en un restaurante cercano a la dársena A mientras engullía un bife Kobe con guarnición de endivias belgas, jamón de Espuña y aceitunas Kalamata, todo ello acompañado de un Montes Apha Merlot 2006, de Viña Montes de Apalta, valle de Conchagua, Chile, de color rubí y perfumes de grosellas, que se consigue en cualquier súper a unos $ 110 pesos y en el restaurante a 600. 
Como todo el mundo sabe y Narda Lepes nos lo explica mejor, las vacas Kobe se alimentan con cerveza porque en Japón los pastos son escasos. Desde C5N –el que Tato Contissa define como el canal de mayor éxito en Miami– el doctor Zinn nos alerta diariamente sobre la inconveniencia de mezclar alcoholes, en este caso los provenientes de la cebada y la uva. El consejo va dirigido a los taxistas fanáticos del canal de Haddad, responsables de los más sangrientos accidentes de tránsito.
Un seguimiento posterior determinó que Roa llegó mamado a la redacción de Clarín y -sumido en un profundo estupor alcohólico- escribió la citada columna. Sostiene (si es que algo se puede sostener en esa situación) que las restricciones al ingreso de jamón gallego (con cerdos alimentados a la vera de las rías de Pontevedra cloradas por las emisiones de la papelera Ence), como de otros productos importados, se deben a la decisión K de “perjudicar a otros países” (sic).
¡Que lejos han quedado los años de las batallas por el petróleo y el acero!
En esa época, Clarín estaba copado por los equipos “desarrollistas” que lideraba Rogelio Frigerio. Pero, bueno es decirlo, la relación entre los dueños de diario y una redacción que apostaba al desarrollo industrial de la Argentina, era más tormentosa que excelente.
Algunos periodistas memoriosos recuerdan que esas borrascas solían resolverse en tórridos encuentros en Punta del Este, entre la Noble Ernestina y el canciller (de la dictadura y el menemismo) Oscar Camilión, petiso pero cumplidor.
Provisto de una vistosa cornamenta y acaso consciente de ello, Roberto Noble morirá años después, en 1969, cuando esas batallas ya estaban definitivamente perdidas. El ministro de economía era Adalbert Krieger Vasena.
El ataque de Clarín al supuesto "proteccionismo" del gobierno argentino llega luego de que Papel Prensa se viera obligado por la justicia a vender el papel sin "protección" para el propio Clarín, como venía sucediendo desde 1976. Y en la confrontación Comunidad Europa - Mercosur, se ponen del lado de los europeos, of course.   


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