domingo, 27 de junio de 2010

GRONDONA, UN REY DESNUDO, ALEMANN, INFLACIÓN

Quizás se esté dando por el pito más de lo que vale. Podría dedicarme a escribir un libro, plantar un árbol, tener un hijo, en lugar de referirme a Grondona Mariano.
Sea como fuere, y en la incertidumbre de saber si sigue representado la mentalidad dominante de los grupos de poder en la Argentina, su nota de hoy en La Nación ("¿Acaso no sabíamos que el rey está desnudo?") refiriéndose a la corrupción kirchnerista confrontada con un cierto modelo virtuoso del pasado, merece algunos comentarios nacionales, porque de los antinacionales ya estamos hartos. 
Comienza, Marianito, relatando una leyenda del siglo XIV. Catorce, lo resalto. Grondona prefiere la versión de Hans Christian Andersen a la del Infante Juan Manuel, acaso porque sale primero en el Google. Fue, escribe Marianito, la inocencia de un niño la que alertó al rey de que estaba desnudo, y no la de un paje negro como se relata en El Conde Lucanor. En aquellas épocas, la inocencia era cualidad de niños y negros pero no de mujeres, quienes cada tanto solían exhibir (afortunadamente) virtudes diabólicas. Esto lo agrego yo.
Más adelante, ya entrados en la Modernidad, aparecería la leyenda del buen salvaje, y se discutiría si los aborígenes americanos entraban en la categoría de seres humanos, pero esa es otra historia.
Marianito sostiene que "a partir de este milagroso momento los súbditos le perdieron el miedo a su despótico monarca y se convirtieron en ciudadanos". ¿Ciudadanos en el siglo XIV? Como las opiniones de Abel Posse o del horroroso escritor Marcos Aguinis, el discurso de Marianito sirve para otorgar carácter culturoso a las charlas del five o'clock tea o a los cócteles en la Embajada Americana.
Pero hay otra cita, de una escueta maldad. "Roberto Alemann dijo alguna vez, al hablar de la inflación, que si se la combate de frente, aun así habrá algo de inflación, pero que si se la tolera, lo que habrá es hiperinflación", escribe Marianito para dar cuerpo y sustento a las charlas de la tarde en el casco de la estancia, debajo de las casuarinas, mientras los sirvientes reparten torta galesa y té frío en legítima porcelana china.
Pues bien: lo cierto es que Roberto Alemann siempre vivió de la inflación. Por eso dijo, o acaso dijo, que aunque se la combata de frente "aún así habrá algo de inflación". ¿Y por qué debería haberla?
Junto con su hermano Juan, Roberto Alemann es dueño de una imprenta y un diario suizo-aleman, el Argentinisches Tageblatt, vocero de sonoros grupos multinacionales con sede en Suiza tales como Nestlé, Roche, y sobre todo....... la Unión de Bancos Suizos (UBS) de la cual Roberto, Roberto Teodoro en realidad, es representante.
(Dejemos de lado por el momento que Nestlé controla la FAO, y Hoffman-La Roche o Roche tiene una influencia decisiva en la OMS y el tema de la gripe H1N1).
Fue impulsor del Club de París creado durante la Revolución Libertadora para comenzar la entrega de la Argentina a los capitales europeos. También ministro de Frondizi, cuando el desarrollismo mostró su cara más antiargentina, y ministro de Economía durante la guerra de Malvinas.
Dato no menor este último, porque el ministro de Relaciones Exteriores, el que parecía negociar nuestra soberanía, era Nicanor Costa Méndez. Y TANTO ALEMANN COMO COSTA MÉNDEZ PERTENECÍAN AL MISMO GRUPO EMPRESARIO, Motor Columbus, de capitales suizo-británicos pero controlada por.... la Unión de Bancos Suizos de la que Alemann, Roberto Teodoro, era representante oficial.
Tras la derrota de Puerto Argentino, Roberto Teodoro arregló el pago de una indemnización de guerra que, a fin de que no tuviera efectos inflacionarios, la reasignó a los balances de YPF, convirtiéndola en una empresa monstruosamente deficitaria.
Pero el negocio inflacionario más suculento de Alemann y la Unión de Bancos Suizos fue la Ítalo.
Perón había creado Agua y Energía en los '50, que producía, transportaba e interconectaba el sistema eléctrico. Para esos años, la Ítalo casi no producía electricidad, pero la seguía distribuyendo a sus usuarios mientras cobraba todos los meses una suculenta caja de efectivo. Aduciendo que la tarifa era política y que no cubría los gastos, Alemann se ocupaba de girar tarde o mal al Estado la parte que le correspondía de la tarifa, deducidos sus gastos de funcionamiento.
¿Y que hacía el bueno de don Teodoro con esa masa de dinero en efectivo?
La hacía circular por el circuito financiero ganando en tasas diferenciales, la convertía en divisas que transfería al exterior, y luego, en su condición de representante oficial de la Unión de Bancos Suizos se la prestaba a la Argentina como si fueran ahorros de unas pobres viejitas jubiladas de Zurich.
Martínez de Hoz, que pertenecía al mismo grupo empresario, perfeccionó el negocio en 1976 mediante la tasa oficial alta, más alta que en el resto del mundo, y Cavallo-Menem completaron la tarea.

Se dirá que esto es historia antigua, pero no lo es. Seguimos padeciendo sus brutales consecuencias y Marianito fantasea sobre un eventual futuro gobierno que vuelva a poner en movimiento la rueda.
Porque la inflación siempre significa redistribución de ingresos. La cuestión es cómo y quién re-distribuye.

7 comentarios:

Chabon Piola dijo...

Una pregunta curiosa , si hay inflacion , porque todos los principales operadores de tarjetas de credito trabajan a cero interes hasta en 50 o 60 cuotas?
No me cierra ni borracho.

Jorge Devincenzi dijo...

No se si te referís a un caso abstracto o concreto. Por ej. podés esconder la inflación en el precio de lista, fácil, y luego vendés en 50 cuotas acentuando que es SIN INTERES cuando en realidad ya tenes hecha en el precio la previsión...

Chabon Piola dijo...

Me refiero a cualquier bien ,que las cuotas no superan los 100 pesos ,al cabo de cuatro años y dos meses la suma se torna irrisoria.Teniendo en cuenta el nivel galopante de inflacion que se dice que hay.

Jorge Devincenzi dijo...

No hay ningun nivel galopante. Nivel de precios e inflación son dos cosas diferentes, parecidas pero diferentes. Si el peso se devaluara en forma galopante, si las tasas bancarias subieran de modo galopante, habría inflación o hiper. No sucede así, porque el valor del dólar está administrado. COmo no ha cambiado drásticamente la estructura productiva del país, si el Estado no interviniera, el peso se revaluiaría con lo cual Argentina quedaría fuera de los mercados de exportación.

Chabon Piola dijo...

entonces no hay inflacion y es todo "cuento"?.

Jorge Devincenzi dijo...

Sí que hay inflación, porque si bien algunas variables se mantienen estables (tasas, un dólar administrado, y las tasas demasiado altas para mi gusto), otros precios suben. No suben los servicios subsidiados pero sí algunos alimentos, servicios, etc. Hay, pero no es galopante ni está fuera de control segtún veo. Se la administra.

Jorge Devincenzi dijo...

Y creo que esta es una inflación de oferta, que se da precisamente cuando la oferta es inelástica y hay mayor cantidad de dinero en la calle. Al no aumentar la oferta (porque los empresarios no invierten o invierten poco, y el mayor inversor, el Anses, es público), aumenta el precio, es decir, hay mayor disputa x el mismo producto.

Archivo del blog