lunes, 6 de diciembre de 2010

"CURQUETO" GASTALDI, AUTOR INTELECTUAL DEL HURTO A LA LEGRAND

Una rápida investigación nos ha permitido encontrar al autor intelectual del escandaloso hurto que tuvo por damnificada a la presentadora de almuerzos Mirta Legrand de Tinayre (bajá, Daniel!).
Los especialistas coinciden: "aquí no hubo violencia, por lo tanto no es un robo según nuestro Código Penal", opinó el denunciador profesional Monner Sans, y esta vez hay que darle la razón.
El aventurero Curqueto Gastaldi. que de él se trata, tiene un frondoso prontuario en estafas al erario público y al ahorro privado, acoso sexual, falsificación de documentos públicos, defraudaciones, acoso sexual, menemismo explícito y acoso sexual.
El constitucionalista Gregorio Badeni, que además sabe mucho de bancos quebrados (la actividad principal del imputado), anunció que asumirá la defensa de Curqueto:
"Niego que sea culpable. Esto forma parte de una persecución orquestada en la Casa Rosada contra todos los que se oponen a la aplanadora kirchnerista, de la que el grupo Clarín es la víctima principal", afirmó el constitucionalista que también sabe mucho de bancos quebrados y defiende al multimedios.
Vemos aquí a Gastaldi acompañado por su actual esposa, en uno de esos raros momentos de paz conyugal.


Para información de las autoridades, pegamos a continuación una nota esclarecedora publicada por la periodista no-independiente Susana Viau en 2002, lo que nos lleva a concluir que la Legrand sabe desde hace años a quién acusar cuando desaparece una cucharita de su casa. Y no solo eso: Gastaldi es un ávido lector de Karl Marx, por lo que la más popular presentadora de almuerzos del país tiene al zurdaje en casa.

Aquí va:



Decía que no le perdonaban la juventud y el éxito, pero lo que no le perdonaron fue la misteriosa quiebra de su banco Extrader. Hoy prófugo, amenaza presentarse sólo cuando termine el feriado y se cambie el juez de la causa. Los misteriosos vasos comunicantes entre Gastaldi, Moneta, Pharaon y ciertos fondos de los que nadie quiere ni admitir que existen.

Pocos parroquianos repararon en que el hombre que bebía a solas un whisky en Dansón, el bar de Libertad y Santa Fe, era el mismo a quien se le habían escurrido cientos de millones de dólares y una vida excepcional de entre las manos. Ese atardecer, acodado en la barra, el ex banquero Marcos Gastaldi tampoco sospechaba que unos días después el juez de instrucción Mariano Bergés le haría llegar el momento más temido: el del nuevo procesamiento y la orden de detención por estafas reiteradas. De los cuatro buscados por Bergés el martes por la noche sólo su ex socio, Jorge Terrado, resultó capturado a la salida de un country. Gastaldi logró eludir al juzgado y anuncia que se presentará cuando termine el feriado de Semana Santa. Para entonces, un nuevo juez subrogante tomará a su cargo la causa y aun si no se cumplieran los mejores augurios el prófugo espera obtener, al menos, permiso para ser enviado al Escuadrón Buenos Aires. Una solicitud que Bergés, un magistrado poco afecto a conceder privilegios, ya denegó a Terrado, quien fue alojado en una cárcel común.
Gastaldi siempre argumentó que había dos cosas que el mercado no le había perdonado: el éxito y la juventud. En realidad sospechaba que lo indisculpable para sus colegas era que ambas hubieran llegado juntas. A los 19 años, tras la muerte de su padre en un accidente automovilístico en Uruguay, donde era cónsul, Marcos Luis viajó a Buenos Aires. La familia no tenía fortuna y la desaparición de su jefe la había dejado en una situación difícil. Marcos, uno de los 7 hijos del cónsul argentino, decidió emplearse y lo hizo como cadete. El destino quiso que fuera en la city, con el agente de bolsa Roberto Cantón, quien fuera presidente de la Bolsa durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Pero Gastaldi sentía que estaba para más: “Yo sentía que debía estar ocupando un lugar mejor en el escritorio de mi suegro”, dijo a un semanario. Porque Cantón acabaría siendo el padre de su mujer, María José (con la que se casó a los 23 años), y el abuelo de los cuatro hijos de aquel primer matrimonio. Otro de los Cantón con relieve social es el hermano de María José, Eduardo “Pacha” Cantón, actual socio de Laith Pharaon, el hijo de Gaith, en un hotel y negocios inmobiliarios en Colonia. Gaith fue el rostro visible del Banco de Crédito y Comercio Internacional, cerrado por denuncias internacionales de lavado de dinero y propietario del Hotel Hyatt. Precisamente, el Extrader se encuentra sometido a investigación en el juzgado federal de Servini de Cubría a causa de sus relaciones con el BCCI.
Alejado de las oficinas de Cantón, el joven Gastaldi se vinculó al Chase Manhattan, donde cumplió funciones de operador junior. En 1982, con Carlos Justo Sosa, un ex director del mercado de Valores –y como Roberto Cantón ex presidente de la bolsa de comercio–, su hijo Carlos María y Jorge Terrado (a quien Gastaldi había conocido en el Chase Manhattan) fundan Extrader, una extrabursátil que no tardó demasiado en ubicarse en la primera línea. En poco tiempo, de las pequeñas oficinas que ocupaba en la bolsa de Comercio, Extrader pasó a un lujoso edificio en Viamonte 542. Allí recibía Marcos Gastaldi, en un despacho del tercer piso que asombró a los periodistas que observaron en los estantes de la biblioteca cuatro tomos encuadernados de El Capital. Es obvio que no le pertenecían sino como legado paterno porque, al decir de quienes lo trataron, Gastaldi es un individuo escasamente inclinado a la cultura. Un “ignorante estructural”, afirman.
En diez años no sólo habían mejorado su locación: manejaban alrededor del 7 por ciento del mercado de papeles de la deuda pública y habían adquirido Mercofin Sociedad de Ahorro y Préstamo y Obra Compañía Financiera. La cartera de clientes registraba los nombres de Amoco, Texaco, Pirelli, Ferruzzi, Alcatel. En lo personal, Gastaldi diversificaba sus negocios: devino en representante, inversor y consejero de Luciano Benetton y fundó Alea Producciones, especializada en eventos deportivos y espectáculos. Alea corrió con la responsabilidad de traer a Ray Charles yRod Stewart y organizar los partidos exhibición de Yanick Noha contra Guillermo Vilas y de Jimmy Connors frente a José Luis Clerc. Vilas y Connors eran por entonces sus amigos.
El camino no estaba libre de escollos. La investigación del ex juez federal Ricardo Weschler al grupo Koner-Salgado (instalado en el sur para aprovechar los beneficios de la promoción industrial) señaló a Extrader como una habitual intermediaria entre el grupo Koner-Salgado y las empresas compradoras de falsos créditos fiscales. Pero el hecho más grave lo constituía la denuncia de estafa presentada por el consorcio de IATA (del grupo Garfunkel) y Alcatel (francesa), que desembocó en un allanamiento de 19 horas al edificio de Viamonte. Motorizando la denuncia estaba Jorge Garfunkel, del Banco del Buen Ayre. Visto desde el presente, el suceso está sembrado de sugerencias: el abogado de Extrader era Jorge Anzorreguy; quien oficiaba de vocero del consorcio denunciante era Mariano Perel, asesinado en el verano del 2001 junto a su mujer en la cabaña 32 de Puerto Hamlet, en Cariló, en lo que se supone fue una venganza originada en cuestiones financieras y manejos turbios; Jorge Garfunkel (hoy fallecido), el presunto damnificado, luego de separarse de su primera esposa había sido por largo tiempo el compañero sentimental de Marcela Tinayre, actual mujer de Marcos Gastaldi.
En el allanamiento a Extrader, pese a las negativas de Gastaldi y sus socios, la documentación mostraba que la financiera Magyar y el Banque du Crédit et Investissement (BCI), ambos de Montevideo, eran parte del grupo Extrader. Es más, en uno de los papeles aportados por IATA-Alcatel se leía una propuesta del BCI: “Estamos en condiciones de ofrecerles una línea de crédito por 2.000.000”. La carta estaba firmada por Gastaldi, pero además, aunque estuviera fechada en Nassau, las pericias evidenciaron que el papel y la máquina de escribir empleados en su confección eran de fabricación argentina. Tantos desaguisados ponían al borde del fracaso el proyecto de convertir a Extrader en Banco. Cuentan que una llamada de Bernardo Neustadt al Central aceleró el trámite. La invocación de Carlos Menem, a quien Gastaldi había conocido en 1991 en Punta del Este, en casa del conductor de “Tiempo Nuevo”, hizo el milagro. El permiso llegó el 14 de julio de 1992 y la cartera de clientes del nuevo banco se pobló de personajes de la política y la televisión, dos mundos en fusión.
Gastaldi aumentaba a ritmo acelerado sus bienes terrenales: la chacra marítima Gilles Blue Ranch, ubicada en Miramar Acres, a 5 kilómetros de La Barra, valuada en más de un millón; un helicóptero biplaza en el que solía llegar levantando polvo a las fiestas de Punta del Este; un avión israelí; una casa con cancha de tenis en La Horqueta (luego reemplazada por otra más lujosa, de 3000 metros cuadrados, en el Barrio Santa Rita); un Alfa Romeo 164; una rural Mercedes; un Ford Escort Cabriolet y una 4x4. Las cabezas del Extrader cobraban unos 60 mil mensuales, más “bonus”.
Uno de los siete hermanos de Gastaldi se dedicaba a la compraventa de jugadores de fútbol con el patrocinio de Gustavo Mascardi, mientras Marcos se volcaba a la Fórmula 1, una empresa que le provocaba placer y lo acercaba al hijo del presidente. Se asegura que, acompañado por Alberto Kohan, viajó a Londres para entrevistarse con Bernie Ecclestone, propietario de los derechos de la F1, para gestionar su regreso al país.
El Extrader era el banco más promocionado y su imagen la monopolizaba el joven financista de cara hosca, actividad desenfrenada y pasión por los teléfonos celulares. A mediados de diciembre del ‘94 el Extrader hizo su fiesta anual en La Rural. La mesa de Carlos Justo y Carlos María Sosa la compartían Julio Werthein, Jorge Anzorreguy y María Julia Alsogaray. El 26, la entidad entró en cesación de pagos y el BCRA, que le había negado asistencia financiera, suspendió su actividad. Ellos, Gastaldi, los Sosa, Terrado, le echaron la culpa al Tequila, a la city y al abandono del Central. Recién caído en la cuenta, el Central desestimó el efecto Tequila y prefirió explicar la caída por el festival que se había desarrollado en el Extrader. Gastaldi y sus amigos debían más de 200 millones: alCitibank, a Sevel, a Macri, al Banco Social de Córdoba, a la Sociedad Militar de Seguros de Vida y a un enjambre de gente VIP que optó por no darse a conocer porque el dinero que había quedado “apretado” entre el Extrader y el BCI –su offshore– era negro.
Hubo amenazas y venganzas. Sostienen que también trompadas, breves secuestros y un incendio a todas luces intencional en la chacra esteña de Gastaldi. Algún dinero fue devuelto con discreción. Los privilegiados habrían sido personajes importantes del poder: se habla (lo habría contado a sus amigos Carlos María Sosa en Ginebra, donde dirige la financiera Interatlantic Partners, ubicada en la rue Charles Bonnet 1206) de un director del Banco Hipotecario, damnificado en 400 mil dólares; de Martín Redrado, con 400 mil; de los Yoma, a quienes el propio Menem les habría gestionado dinero ante el banco; de Ramón Hernández; de un ex jefe de la Casa Militar; de Blas Medina, ex Siemens, sobrino segundo de Alfredo Stroessner y sospechado hombre de paja de Menem; de Hugo Franco, amigo de Gastaldi y quien le habría concedido los permisos para sus frecuentes salidas del país pese a la prohibición judicial. Todos ellos habrían cobrado. Un auténtico pago selectivo.
El contador mendocino Luis Balaguer, autor de la denuncia llevada al Senado de EE.UU., fue llamado a declarar en la causa contra los directivos de Extrader que se instruye con desgano en el juzgado 5. Balaguer encontró curiosos vasos comunicantes entre el BCI de Bahamas, offshore del Extrader, y el Federal Bank, la offshore del Banco República de Moneta. El accionista del Extrader Michael Knowles, dijo Balaguer, era al mismo tiempo uno de los figurados accionistas del Federal Bank; la cuenta única que el Extrader tenía en el Citibank de Nueva York la atendía Martín López Alducini, ex vicepresidente del Citi y encargado de las cuentas del Federal Bank y el República. Las casualidades no paran allí: el contador certificante del Extrader era Horacio Riadigós (responsable de la contabilidad de las empresas de Alfredo Yabrán) e introductor del dinero de María Isabel Santos en el Federal Bank. El primer dinero que aparece en las cuentas del Federal –en noviembre de 1996– tiene una aclaración que reza: “at. Horacio Riadigós”. La fecha es la del arribo a Argentina de Isabel Santos, nueva identidad otorgada a Victoria Henao Vallejos, viuda del “narco” Pablo Escobar Gaviria.

4 comentarios:

Daniel dijo...

Yo tengo otra teoría. O se puede combinar con ésta.
Mirta acuesta sistemáticamente a todos los joyeros (de queda con los "canjes", aduciendo que se los roban).
Esta vez, habria matado dos pájaros de un tiro sumando una victimización, que necesita como el pan ya que todo el campo popular se le cayó impiadosamente encima. Y a su clientela le cierra como el agua el asunto de la "inseguridad" (el lado más que sensible de nuestra burguesía).
Por ahí, Gastaldi colaboró en la logística.

Jorge Devincenzi dijo...

También investigamos su hipótesis, Unfor. Como Ud dice, no son contradictorias. Arsenio Lupin no se rinde.

Néstor Dulce dijo...

La gente dice que la caja fuerte de la Legrand estaba vacía ...
AFANARON A LA LEGRAND. A la "yegua" le robaron hasta la herradura así q su programa ya no trae más suerte. Ahora ¡a joderse! Si como dicen ustedes las divas como vos,Moria Casán o Susana Giménez, "el que mata tiene que morir! ... a ti,Chiquita, te llegó la hora de la justicia "porque el que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón" Igualmente, doña Mirta, no te hagas problema si te quedastes sin dinero para preparar tus suculentos almuerzos. A los pocos invitados que aceptan sentarse a tu mesa los podés conformar con unas cuantas bananas. Total solo te visitan"gorilas".LEER más en bog de Kikito y si te agrada hacete miembro y seguidor del blog
Gracias
www.kikitodulce.blogspot.com

Jorge Devincenzi dijo...

Néstor: no puede parar con el autobombo, digo yo?

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