Sres. Presidentes de la Cámara Argentina del Libro y de la Fundación El Libro
Carlos De Santos y Gustavo Canevaro
Ss. /
Estimados colegas:
Desconozco si las autoridades de la Fundación que tomaron la decisión estaban en conocimiento de lo que estoy informando (sé, que no fué el consejo quien la votó, lo que puede haber restringido las posibilidades de enterarse), tampoco si las autoridades de las cámaras que la conforman fueron consultadas dada la importancia del tema en cuestión. En cualquier caso me parece un grave error, que desvirtúa la tradición de la Feria y muy riesgosa para el desarrollo futuro de la Feria del Libro de Buenos Aires. Lo digo como antiguo socio de la Cámara Argentina del Libro y como editor que participa desde hace décadas con todo entusiasmo como expositor en la Feria. Es un grave error, porque el extraordinario escritor y muy merecido Nobel, Mario Vargas Llosa es desde hace años, sobre todo un propagandista, ostensible y florido, de las ideas y las políticas de la derecha liberal y como tal, ha dicho las peores cosas de nuestro gobierno, de los gobiernos de América Latina con quienes integramos el Mercosur y la gran mayoría de los de Unasur y en forma personal de la Dra Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de la Nación y del ex Presidente Dr Néstor Carlos Kirchner.Estas expresiones pueden encontrarse consultando cualquier buscador de internet, pero para muestra transcribo una suavecita que cita "La Nación" en su artículo sobre la feria: "La Argentina es un galimatías que nadie entiende. Deseo que termine el aquelarre." (?)
Desde la recordada gestión de Hugo Levín como Presidente de la Fundación el Libro, con la colaboración entre otros destacados consejeros de nuestro querido y recordado Elvio Vitali, la Feria incorporó a su tradición de, discurso de autoridades, Fanfarria de Granaderos y bendición de instalaciones, la excelente costumbre de que un gran escritor argentino "abriera" la feria, lo que se pensó también como una instancia de consagración para ese escritor y de vidriera hacia el mundo de su obra. La saga que comenzó Saer, fué continuada por otros destacados autores argentinos como Ricardo Piglia, Abelardo Castillo, Roberto Fontanarrosa, Tizón, Gambaro, etc. Me considero ciudadano latinoamericano y como a tantos me produce mucho placer cuando un hermano de la Patria Grande visita la feria y participa de sus actividades. Mucho mas si se trata de escritores del nivel del autor de Conversación en la catedral, La guerra del fin del mundo o Historia de Mayta, como puedenser el gran "Gabo" García Márquez, Carlos Fuentes, Eduardo Galeano, Roberto Fernández Retamar y tantos otros. Pero acá no se trata de eso. Su designación por la Fundación para abrir "culturalmente" la feria, transforma su visita al predio ferial, su intervención, en un hecho político que es objetivamente prolongación del evento liberal ya comentado. No hay dudas de que Vargas Llosa tiene todos los pergaminos y sobre todo los merecimientos, para ser una auténtica estrella en la feria del Libro y motivo de felicidad para sus miles de lectores y que un acto organizado por su editorial contará seguramente con récord de público, sobre todo en el año de su Premio Nobel. No es eso lo que está en discusión.Cuestionamos que por una parte se cierra la posibilidad de que un autor argentino se dirija a los concurrentes de la feria, al país y en parte también al mundo y junto con aspectos de su biografía, sus reflexiones, la historia de su relación con la palabra escrita, nos deje un testimonio del momento histórico, visto desde nuestro lugar en este convulsionado planeta. Y además que, la participación del Nobel peruano en los términos decididos, es de hecho una provocación política al gobierno nacional, a gran parte de las fuerzas políticas, tanto oficialistas como opositoras y a un sector muy importante del pueblo argentino. A la vez pienso que aún para Vargas Llosa y para su público, la reacción que puede generar su presencia, absolutamente teñida de color político, terminaría siendo desagradable.
La Fundación el Libro ha atravesado épocas políticas diversas y ha podido hacerlo manteniendo un equilibrio razonable entre las múltiples tensiones que la tironean: empresarias, propiamente políticas, de relación con autoridades de ámbitos institucionales diferentes, etc. El error de esta decisión, tomada además en un año electoral, con las sensibilidades exacerbadas que esto supone, corre el riesgo de tirar todo por la borda. Parte de los editores, de los expositores, de los escritores y del público no lo entenderá. Y no se trata aquí de gustos literarios. Se trata del destino mismo de la nación, disputa en la cual la Fundación con la decisión tomada, lo haya pensado así o no, opta. Pienso que hay tiempo sobrado para revertir la medida. Hay una enorme lista de autores argentinos (historiadores o ensayistas que no han tenido mucho lugar hasta ahora, como Rozitchner, Galasso, Sarlo, Verbitsky, Horacio Gonzalez, I. Bordelois, Bayer, Halperín Donghi, Grüner, Feinmann, Kovadloff, narradores como Viñas, Aira, Batista, Sasturain, Saccomano o De Santis, dramaturgos como Cossa, Kartun o Gorostiza o poetas como Gelman o Boccanera para mencionar los que acuden rápidamente a mi memoria) de la que se podría elegir alguno que "abra" la feria. Incluso se podría elegirlo del excelente catálogo de la misma editorial que publica a M.V.LL., para no perjudicar a nadie.
Por todo lo dicho solicito a ustedes la consideración de lo expresado, la elevación a los organismos de dirección para su consideración y en el caso de la Cámara Argentina del Iibro, la convocatoria a una cesión especial del Consejo abierta a todos los socios o tal vez mejor a una asamblea, para discutir esta grave cuestión y con el sustento de la opinión de las empresas asociadas,poder instruir a nuestros representantes ante la Fundación en el sentido de trabajar por la reversión de la medida que cuestionamos. Cordialmente
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