lunes, 4 de julio de 2011

Confusion, mitos y elecciones

Hoy, la militancia kirchnerista asiste perpleja a unas encuestas que no la favorecen en primera vuelta a pesar de esa exuberancia numérica, empeño, historia -incompleta, es cierto, en cuanto al diálogo imprescindible con una generación desaparecida, eso que implica pasar la posta de la voluntad pero también de la creación.
Es que esa militancia o activismo carga asimismo con la pesada mochila que es esa huella indeleble, la de la larga noche que va desde marzo del 76 hasta diciembre de 2001.
Quizás no se entiende del todo por qué (se dice por ahí, no me consta) los votantes de Villa Lugano preferirían a Macri en tanto Daniel Filmus parece apoyar a “los villeros”, la amenaza cercana. Esto sucede cuando el 69  % del electorado de la ciudad considera que la indi-gestión de Macri es entre regular y mala.
¿Cuál es el problema cultural que nos aqueja (como comentó un anónimo o no tan anónimo lector en un post anterior) como para que un sector del electorado vote a su enemigo (Macri, sin duda)?
¿Se resuelve esto cambiando la estrategia publicitaria del Frente para la Victoria? ¿Se puede hacer algo a esta altura, a horas de las elecciones?
¿Es una decisión de la conducción que el FpV gane la CABA? Reconozco que este interrogante puede ser tomado como un comentario envenenado, pero quien esto escribe podría formular al menos un argumento de peso, favorable a la permanencia de este modelo y esta orientación.
¿Hubiera sido distinto si el candidato era Tomada (con un discurso más ideologizado, espejo de la militancia k? ¿O Boudou, a quien se ve, livianamente, como más acorde con la campaña despolitizadora de los globitos de colores?
Aquí tenemos un problema de hegemonía ideológica globalizada que nos trasciende largamente. Pero que preanuncia cuáles son algunas de las tareas pendientes que deberá encarar Cristina en los próximos cuatro años, porque la educación, la cultura, el sistema judicial, la política de seguridad, entre otros ítems, no se han transformado lo suficiente como para que la sociedad, mayoritariamente, opte por la continuidad por algo más que la percepción de que la economía funciona bastante bien, o entre bastante y muy bien a pesar de la inflación.
Inflación que no es percibida como lo que realmente es: un síntoma de la puja distributiva.
La crisis financiera global de 2008 (en EEUU) y 2009 (en Europa) generaron un escenario en el que el sentido común dominante seguía firmemente anclado en los espejismos del neoliberalismo, mientras lo real, la economía, demostraba la inviabilidad total del evangelio de los mercados. Sin embargo, se suele subestimar la infinita capacidad del capitalismo para autoreproducirse. Esto explica por qué la inyección de una cifra astronómica de dólares y euros para revitalizar la demanda global (keynesianismo puro, vivito y coleando) impidieron el colapso del sistema. Que fueran los bancos los que absorbieron esa ayuda no cambia el sentido de la cosa: también sucedió así con los petrodólares de los ’70, originados en países petroleros como Libia, Egipto, Indonesia, Yemen, Irak, etc., que –supusimos erradamente- iban a financiar las revoluciones del Tercer Mundo, cuando en realidad se reciclaron en los bancos y el FMI para generar ese lastre inacabable de la deuda externa.
Hoy se habla del Estado keynesiano. El propio Obama es keynesiano y hasta es posible que el FMI lo sea. Keynes elaboró una teoría para revitalizar el capitalismo, y sobre todo, para la gloria de Gran Bretaña. El capitalismo puede ser proteccionista o librecambista de acuerdo a sus propios intereses del momento. La cuestión es que, existiendo un profundo colonialismo cultural que Argentina no logra superar del todo, cuando el capitalismo central es protecconista para sí, nos convence a nosotros (a nuestras clases dirigentes) de que seamos librecambistas (¿que es el Consenso de Washington sino un librecambismo aggiornado a esta tercera globalización?) para seguir asegurándose un flujo de plusvalía hacia sus dominios. Y es lo que intenta hacer ahora con los países periféricos de la Unión Europea, de modo que es bastante estúpido creer que eixste para Grecia la posibilidad de una "salida a la Argentina". Keynesianismo o políticas activas del Estado para inducir la demanda, no es lo mismo que distribución del ingreso. Lord Maynard Keynes no se propuso hacer una revolución socialista en Gran Bretaña y menos aún distribuir salvo en lo que significara movilizar la demanda global.
Este es el reino del capitalismo financiero. Cuando en la década del ’50, Peron creó Agua y Energía, empresa estatal dedicada a interconectar y generar electricidad, las compañías privadas que la distribuían (CADE e Ítalo, ambas de capitales extranjeros) se sentaron cómodamente a atender a sus clientes transformando su anterior negocio (la generación) en el de distribuir la energía que producía el Estado. Es decir, lejos de invertir en equipos e innovación, se convirtieron en empresas financieras que timbeaban con el cash mensual, la montaña de pesos que pagaban mes a mes sus usuarios. La bendita tarifa.
Así funcionan y siguen funcionando las clases dominantes en Argentina. Al contrario, la burguesía paulista entendió el desafío, y hoy Brasil está entre las siete potencias mundiales mientras la argentina continuaba con su tradicional perfil rentístico y depredador. Sa gran oportunidad vino en los ’90, cuando compraron por centavos las empresas públicas y revendieron enseguida su participación a multinacionales, haciendo una diferencia astronómica que no invirtieron en nuevas industrias ni en tecnología: se la patinaron. Y lo que se patinaron fue el patrimonio público de cuya pérdida Argentina tardará décadas en recuperarse o acaso no lo recupere nunca.
Esta burguesía rentística sigue generando paradigmas, significaciones. En rigor, y aunque el gobierno pueda gratificarse con el nunca antes alcanzado 6% del producto invertido en educación, los grupos de poder siguen siendo en gran medida los dueños de las significaciones.
Muchos empresarios repiten, frente a una encuesta sectorial, que el panorama es alentador. Sin embargo, optan políticamente por quienes, ocultando sus verdaderos planes, van por su destrucción. Anda por ahi un empresario del calzado, un tal Grimoldi, tradicional militante de las más extremas posturas del neoliberalismo económico. Desde 2003, el gobierno dictó medidas de promoción de la actividad, incluyendo barreras arancelarias para impedir la importación desmedida de calzado brasileño y chino, créditos y otros beneficios. Hoy, la industria funciona a pleno ¿Entendió Grimoldi el mensaje? Lo dudo.
Esto explica en gran medida por qué el habitante de Villa Lugano (elijo una ubicación cualquiera, hablo del sur de la ciudad) podría optar por Macri aún cuando ese candidato, lejos de representar sus intereses, es el gestor de quienes los van a hacer caer de nuevo de la pirámide social. Hablamos de esa alianza social nefasta que coaguló en los 90 y de la que M**** fue el principal responsable.
En otro orden, este 2011 será el año de disolución de muchas figuras. En primer lugar, de Pino Solanas, y comienzo con él por el abismo irrecuperable de aquel de La Hora de los Hornos y este espantapájaros, comprobación que hiere la propia historia de quien esto escribe. Creo que las elecciones demostrarán (otra vez) que los aparatos y las agrupaciones no son nada o son poco. El grueso del pinosolanismo votará en segunda vuelta por Filmus contra Macri siempre que no impere en esa suerte de voto progre la misma confusión que llevó a Vilma Ripoll a compartir escenario con Biolcati y Llambías, la Sociedad Rural y CARBAP, ambas representantes del grupo más concentrado del poder oligárquico. Para no mencionar las intervenciones de Lozano o Alcira Argumedo, a quienes los laureles intelectuales les han quedado muy chicos. Es que tal confusión, por cierto, no se limita a quienes optarán por Solanas en esa fantasmal  "tercera fuerza".
Cuando se ponen pocas fichas a la capacidad de las agrupaciones por hacer política, esto que significa cambiar la realidad en lugar de comentarla, no es desde una torre, sea de marfil o de alguna otra cosa. Lo de las agrupaciones carga con un mito, el de los cuadros de los 70, al que le ha llegado la hora de ser enterrado. Con honores si fuera necesario. ¿Eran verdaderos cuadros políticos los de los 70? Puede ser que tuvieran(mos) una formación ideológica más completa, incomparable respecto de la media actual; puede que además la realidad nos hubiera obligado a adquirir conocimientos militares aún siendo pacifistas de alma, y que en pos de esa decisión, se(nos) convirtieran en excelentes tácticos o estrategas de la guerra capaces de vencer al oponente. Puede que.
Sin embargo, esos cuadrazos no pudieron advertir que los golpes militares del 64 en Brasil y de 1973 en Chile anticipaban lo que se venía. En este sentido, no justifico a Perón por su apoyo a la represión lopezreguista pero es posible entenderlo de otra manera. La ingerencia desembozada de EEUU, que en ambos casos está recontracomprobada en sede judicial, habría significado para Argentina un desastre inconmensurable, pero de todas maneras esa ceguera fue un componente de la derrota, la que sí vivimos.
Los actuales militantes kirchneristas deben encontrar su propio camino. Si bien el imperio de la imagen, pre-literaria y producto de la innovación tecnológica, ha significado un fuerte retroceso civilizatorio y ninguna transformación política puede limitarse a ese campo.
Hay que poner la imaginación a trabajar.


5 comentarios:

Moscón dijo...

No queda otra que inventar,Jorge,hay que inventar nuevos métodos.

Daniel dijo...

Que terrible postazo. Un golpe seco con la realidad.

Anónimo dijo...

Solo comento mi experiencia, los extranjeros con DNI y 3 años de residencia pueden votar si se empadronaron(para jefe de Gob),están enojados con Macri pero hoy ya no llegan a votar. No falta una conducción de partido que piense en esas cosas antes? Creo que una campaña no reemplaza ese trabajo de barrio, comunidad etc y menos en una ciudad que nunca fué peronista.Lola

Anónimo dijo...

Brillante nota, Jorge siga escribiéndolas y divulgándolas, hacen falta. Por último, ayer y hoy lo que transforma la realidad son las politicas que se aplican y desde ellas se construyen los significados y los cuadros militantes deberian formarse para ser ejecutores de políticas que modifiquen la realidad para el bien comun, o de las mayorias si le gusta más el término y no de las minorias privilegiadas. Y para aplicar políticas ya conocidas o innovadoras hay que saber y no parlotear bonito en actos. Es mi humilde opinión.

Sebastián dijo...

Adhiero a los comentaristas que me antecedieron. Terrible post. Siendo un habitante del Gran Buenos Aires, me apena realmente lo que le pasa a la Capital. Me pregunto en estos momentos dónde quedó el voto calificado, ese voto de gente preparada del cual habló Pino.
Sobre el tema, recomiendo
http://www.revoleando-palabras.com.ar/2011/07/carta-a-vos-que-votas-a-macri/comment-page-1/#comments
Muy bueno Jorge, abrazo.

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