jueves, 22 de diciembre de 2011

LA CUESTIÓN NACIONAL, según Iván Heyn

Simple y preciso:


Argentina pelea desde hace dos siglos por desarrollarse. El desarrollo es la capacidad para crear riqueza que tiene una sociedad con el fin de promover y mantener la prosperidad o bienestar económico y social de sus habitantes. Un país con un territorio que es casi 2/3 del territorio europeo y tiene una población que araña el 8% del Viejo Continente, con recursos energéticos, hídricos, minerales, con suelos fértiles, con años de acumulación en ciencia y tecnología pero que, a pesar de todo, ha sufrido hace menos de 8 años una crisis que dejó a 2 de cada 3 argentinos debajo de la línea de pobreza. Esto se explica porque la cuestión nacional sobre cómo desarrollarse no ha sido superada nunca en nuestro país y la dinámica de acumulación ha ido virando como un péndulo.
Argentina nace como un país integrado a un mundo económico a través de lazos coloniales que ponía sus capacidades de producción, básicamente de recursos naturales, la servicios de las necesidades de las metrópolis coloniales. Sin embargo, la ruptura revolucionaria dejó en manos de los patriotas la definición de cómo estructurar la economía de un país que ya tenía un esquema de integración al mundo colonial.
Los ejemplos históricos sobre cómo debe integrarse nuestro país al mundo tienen contracaras políticas como la intensa lucha que se desarrolla en nuestro país entre unitarios y federales, donde los caudillos federales, en general terratenientes aliados con los peones de sus campos, defendían la producción del interior contra los intereses de los mercaderes del puerto de Buenos Aires. También La Guerra de la Triple Alianza, donde Argentina, Brasil y Uruguay con fuerte influencia de los intereses británicos destruyen la experiencia paraguaya, la única experiencia de desarrollo endógeno de América Latina que allá por 1860 tenía sus propias industrias y abastecía a los países limítrofes de alimentos y manufacturas .
Estos procesos no son una particularidad Argentina. EEUU se embarcó en la guerra entre el sur y norte y definió si se convertía en una proveedora de materias primas a la metrópolis industrial de Inglaterra, o si utilizaba estos recursos naturales en función del desarrollo de la industria del norte. Y en esa batalla se embarcaron trabajadores, empresarios , intelectuales, esclavos, es decir, un gran movimiento nacional que luchó contra los intereses coloniales. También Alemania, que era la economía más atrasada de Europa al principio del siglo XIX, construye la unidad nacional superando las identidades estaduales y, a través de la férrea conducción de Bismarck, produce un modelo de desarrollo nacional que le permite abandonar su rol de economía subdesarrollada y en solo 50 años la convierte en la potencia más pujante de Europa.
Todos los países resolvieron la cuestión nacional sobre cómo debían ser sus procesos de desarrollo económico y para esto se dieron alianzas internas entre los distintos sectores sociales.
Para que nuestro país siga generando riqueza y garantice un nivel de vida digna para todos sus habitantes es necesario profundizar el proceso que se inició en 2003. Ese proceso año a año ha favorecido la generación de producción industrial nacional, recuperando el empleo, recuperando la demanda de ciencia y tecnología y por lo tanto generando cada vez mejores condiciones de trabajo para la población.
Este modelo de crecimiento tiene como sus principales beneficiarios a los trabajadores formales e informales, a los movimientos sociales que luchan por convertirse en trabajadores, a los intelectuales, profesionales y técnicos de la industria, a ciertos sectores del empresariado nacional y a los productores agropecuarios. Estos actores forman parte de una alianza social que estructura el movimiento político que debe defender lo logrado hasta ahora y profundizar este proceso. Es claro que cuando la emergencia de la miseria no presiona aparecen pujas, saludables, entre los distintos actores que conforman esta alianza, pero es fundamental no perder de vista que las coincidencias entre estos sectores son más que las diferencias.
Y a no olvidarse: del lado de enfrente están los sectores rentistas que esperan ansiosos volver al país neoliberal que en los 90 dejó a más de la mitad de los argentinos debajo de la línea de pobreza.

1 comentario:

H.M. dijo...

Interesante planteo... Creo que se ajusta a este momento...
Los intereses sectoriales se irán diferenciando de continuar la profundización del modelo ya que, nadie abandona graciosamente beneficios adquiridos...

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