martes, 8 de mayo de 2012

¿Nos quiere fundir?

Macri abusa de los argentinos, de los ciudadanos y acaso también del público o los clientes.
Macri es el niño discriminado a quien el padre no le construye hospitales, subterráneos y escuelas como los existentes en las ciudades que dirigen sus pares en Europa y EEUU.
Macri cree que es razonable que la Ciudad no pague por el depósito de residuos en el cinturón ecológico. Se conforma con nombrar a algunos directores en el Ceamse. Del mismo modo tiene una empresa, Subterráneos de Buenos Aires Sociedad de Estado, con un presidente y un directorio cuyos honorarios los pagan los contribuyentes. SBASE prácticamente no tiene nada que dirigir, porque los subterráneos los maneja Roggio.
Macri cree que si los hospitales de la ciudad están en estado calamitoso, es porque los ministerios nacionales (de Desarrollo y de Infraestructura) no los construye. Su único sueño es inaugurarlos sin ningún esfuerzo. Algo similar ocurre con las escuelas públicas, mientras financia a las de gestión privada.
Macri cree que es natural que la ciudad no pague un peso por arrojar los deshechos cloacales en Berazategui.
Macri echa la culpa al gobierno porque en los mercados financieros internacionales, la CABA no es sustentable. También la Nación pagó, como avalista, obras como las autopistas y el parque Interama (700 millones de dólares de los 70).
Macri está loco si además quiere que el puerto pase a la ciudad. Y no es que le importe algo más que controlar la Corporación Puerto Madero, porque es allí donde se autorizan las construcciones de la zona. Y es la propietaria de los espacios libres que todavía quedan.
¿También pedirá la Aduana?
La cuestión del puerto es mucho más que el hotel Faena: lo sabe cualquiera que conozca la historia nacional. Los ingenieros de la Católica (como Macri) o los licenciados en Arbitraje Internacional (USES, Michetti) no cursan historia. Creen que todo empieza cuando ellos llegan.
Macri pretende que Cristina lo reciba como si fuera un príncipe.
Un príncipe doblemente procesado que ni siquiera tiene una opinión seria o plausible sobre la expropiación de YPF ni sobre ningún otro tema, encartado en la chatura de quienes pretenden representar a los que no entienden nada de nada, a los hombres qualunques.
Rodríguez Larreta, Michetti y Vidal son ejemplos de esto mismo: cuando se los escucha, uno no sabe si está hablando un funcionario público, una comadre de barrio, un alumno de primaria o un paciente psiquiátrico. A mí me da vergüenza escucharlo a Rodríguez Larreta, por ejemplo, cuya familia es uno de los mayores terratenientes de la provincia de Buenos Aires. Pero no por eso, sino por las estupideces que balbucea.
Yo creo que Macri es un tarambana.
O mejor, un tarado.
Y es el líder de los tarados. Es que hay muchos tarados en el país, todavía.
Estos tarados peligrosos han llevado al país a lo peor que nos ha tocado vivir. No son cándidos, son idiotas peligrosos.

3 comentarios:

Moscón dijo...

Este muchacho es la caricatura de lo que Vito Corleone esperaba de su hijo Michael.

Daniel dijo...

Y que decir del 66 % de los porteños que lo votó.
Todos los días cuando salgo a la calle, miro a los que me rodean y de cada 10; 6 o 7 le pusieron la boleta. Es como estar en otra dimensión.

Flavia dijo...

Mi opinión es que no son tarados. Son canallas perversos producto de su incalculable ignorancia. El desprecio que se siente por lo público sólo es producto de esa ignorancia.
Es peor un bruto que un malvado.

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