jueves, 10 de mayo de 2012

TN denuncia avalancha de compras en Uruguay



Ayer, Guillermo Lobo, nuestro hombre en Washington (quien según algunas denuncias quiso replicar junto a Daniel Santoro las andanzas del Quinteto de Cambridge durante la Guerra Fría), denunció ante las cámaras de TN que se estaba produciendo una verdadera avalancha de compras en Uruguay por parte de argentinos frustrados por esta nueva versión del siniestro Plan Flor de Ceibo: un cierre total de las importaciones para vivir con lo nuestro.
El historiador Anselmo Villaverde (UCES, UADE) nos lo recuerda: “en los 50, la Segunda Tiranía impuso a la clase media la obligación de comer pan de mijo, desempolvar las viejas planchas a carbón que fabricaba la pícara familia Di Tella y reutilizar las heladeras a pedal arrumbadas en los gallineros”.
Se recordó también que Perón quería emular a Stalin aunque en la vieja URSS se usaba centeno (hoy muy consumido por medioambientalistas y estreñidos) y aquí se optó por el mijo, una semilla para pajaritos.
Como la treta de la manipulación consiste en segmentar el mercado de noticias, los diarios Clarín y La Nación se cuidaron bien de levantar este notición en sus ediciones escritas. Ni una palabra, ni siquiera en la sección necrológicas.
Hoy en día, un 40% de la población reconoce haber leído un diario “alguna vez en su vida”. El papel de diarios es muy usado en verdulerías (ojo con la tinta) y granjas, donde se lo considera inmejorable para envolver huevos.
El demiurgo que pretende limitar el consumo de los sectores de mayor perfil gastador (los que jamás leyeron, no se pierden a Tinelli y están continuamente on line con sus I-pad) se llama Guillermo Moreno.
Las dos empresas navieras que diariamente saltan el charco están viviendo su primavera en pleno otoño. Millones de argentinos, nos informa Lobo, viajan a Colonia y Montevideo para adquirir bienes de primera necesidad como planchas, yerba, secadores de pelo, rizadores, depiladores, yerba, gps eróticos con la voz de los Wachiturros, jugueras y yerba. Colonia, dicen los especialistas, está a punto de desalojar a Ciudad del Este como principal destino de compras.
En la terminal del Puerto de Buenos Aires ya se han detectado avalanchas ante las planchadas. Todos esperamos que los buques cuenten con salvavidas y equipos de primeros auxilios suficientes.
Según Lobo, la imprevista demanda también incluye libros de Chopra, Bucay, Carlos María Domínguez y una rareza bibliográfica: el anónimo “Memorias de una princesa rusa”, formato para la era de los zares de cualquiera de los actuales programas de chismes de la tarde en la TV abierta.
Algunos pasajeros arriban con valijas cargadas con planchas que no usarán nunca porque llevan la ropa a la tintorería. La nota la dio un recién llegado a la Terminal que, muy orondo y lirondo, bajó la planchada llevando a rastras un joven gorila angoleño.
El funcionario de la Aduana que le cerró el paso le aseguró: “Moreno no ha prohibido la importación de estos bichos”. La respuesta no se hizo esperar: “Los de acá ya no sirven para nada. Lea la nota de hoy que firma Carlos Pagni en La Nación”.  

1 comentario:

Moscón dijo...

Estas medidas arbitrarias van a provocar un gran contrabando de supositorios,yo se lo que le digo.

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