martes, 19 de junio de 2012

Cristina Férnandez y David Cameron

El primer ministro de Gran Bretaña, la potencia de segunda que desde hace décadas sostiene un férreo bloque de interés común con Washington, se acercó a la Presidenta de los argentinos "para felicitarla" (eso dicen los cables) por el consejo que diera Cristina Fernández de Kirchner en el G20 en torno a la creación de un Banco europeo que sea prestamista de última instancia para paliar la crisis financiera. Eso en el lenguaje diplomático, donde -como recién he leído- lo que no se habla se actúa. ¡Muy buena observación, Miguel!
Allá se llama "atlánticos" a los individuos que han logrado tejer esa comunidad de intereses e ideología que enlaza a Wall Street con la City. Cameron es un "atlántico".
Los tipos se creen dueños del mundo. Lo son en cierto modo, por la visión, la persistencia, la tenacidad, la preparación de sus clases dirigentes. No es casual que en el pasado haya sido el Gran Imperio, ese imperio que siempre impidió -generalmente por el uso de la violencia- la autodeterminación de los pueblos que dominaban. En cierto sentido, es admirable cómo se comportan en su condición de poderosos. 
Ahora bien, esa felicitación es muestra de cinismo, del tradicional cinismo británico. Como se hubiera dicho en otra época: una cachada. 
Por cierto, la City (financiera) de Londres -con su puñado de paraísos fiscales en Asia, el Caribe y a pocos kilómetros de Trafalgar Square, en el Canal de la Mancha, no tiene el más mínimo interés en que exista un Banco Central Europeo como prestamista de última instancia. Gran Bretaña es una de las mayores plazas bancarias en lavado de dinero en el mundo de hoy, y pretende mantenerse en ese estado mucho tiempo. Probablemente los británicos jueguen a la caída del euro para revalorizar la libra esterlina. 
 El comentario de Cameron habrá desatado una serie de risotadas en los pubs londinenses. 
 La "apurada" no tomó de sorpresa a Cristina (¡son años!) quien ni lenta ni perezosa le tendió un sobre con todas las resoluciones de la ONU instando al diálogo por el tema Malvinas. Pero todos sabemos que en la ONU se desarrolla la metáfora de "Rebelión en la Granja", donde todos somos iguales pero algunos son más iguales que otro.

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