lunes, 5 de agosto de 2013

Los famosos 70

De mi post anterior parecería desprenderse que abomino de la lucha armada y de las organizaciones armadas, subestimando u ocultando el dato principal que son los miles de desaparecidos que esa etapa produjo.
Nada más lejos de la realidad.
Creo, respecto a ello, que los pocos lectores de este blog y en general las nuevas generaciones tal vez no estén preparadas, listas, maduras (aunque tengo la remota esperanza de estar equivocado) para escuchar o leer una crítica radical a esa etapa.
Radical, por supuesto, en cuanto a buscar la raíz de algo. La política de memoria, verdad y justicia no consiste, a mi entender, en la glorificación acrítica de las organizaciones y su actividad, incluso retrospectiva, sino en encontrar a las víctimas o sus restos y llevar a la cárcel a quienes cometieron delitos. En este sentido, como ya escribí, la orden oficial era que la totalidad de las fuerzas armadas y de seguridad aniquilaran el llamado accionar subversivo, de lo que se desprende que, presumiblemente, fueron miles los delitos cometidos.
No pretendo agotar el tema en una sola vez, y sospecho que despertaré el encono de unos cuantos. 
En primer lugar cabe mencionarse el clima revolucionario y de cambio substancial que se vivía en esa época: el mundo parecía estar a las puertas de una transformación profunda en las relaciones de poder tanto en Asia como en África y América del Sur. Incluso había actividad armada en Europa, descollando la de los irlandeses para desprenderse de la tutela colonial británica.
Se creía que un “hombre nuevo” estaba a la vuelta de la esquina, el Che Guevara era el ícono de aquella juventud, y que cierta, alguna forma de socialismo era el futuro de la humanidad aunque no hubieran transitado las etapas canónicas de Marx. Había casos de pueblos que todavía vivían la edad de piedra y se pretendía que entendieran los beneficios derivados de organizar un soviet.
No se puede eludir referirse, y lo haré próximamente, a la realidad argentina donde estábamos insertos, marcada por gobiernos minoritarios y liberales, con el peronismo (las mayorías populares) prohibido y perseguido. Felipe Vallese desapareció en 1962.
Quizás hoy resulte incomprensible entender esa efervescencia, de la que no escapó la juventud argentina. No toda la juventud, es cierto, pero esto nos lleva a teorizar sobre la distancia que existe entre una libre elección y la decisión de optar entre lo disponible, y lo disponible en esa época era dedicarse a cultivar sus elecciones personales o involucrarse en la lucha.
El grueso de los sí involucrados (y futuras víctimas) provenía de los sectores medios con nivel educativo medio y universitario, aunque también hubo sectores obreros: la comisión interna de Peugeot, por ejemplo, al parecer había realizado una efectiva tarea de reclutamiento. Creo que todos ellos fueron desaparecidos.
Aunque no dispongo aquí de estadísticas fiables al respecto, creo que la mayoría de los desaparecidos corresponde a las generaciones que se incorporaron a la actividad política en 1973, porque ese año auguraba un cambio sustancial. Perón había retornado, había elecciones libres y los planes del nuevo gobierno presagiaban que en Argentina cambiarían las relaciones de poder interno, alineándose con los cambios que se vivían en el resto del mundo. Es decir, creo que la mayoría de los desaparecidos tendría hoy entre 55 y 60 años. Creo que esa generación fue en cierta medida carne de cañón, porque nunca llegó a comprender la capacidad operativa del oponente y hasta dónde llegaría su reacción. En Argentina había entre 50 y 60 mil hombres armados en cuarteles, comisarías, etc. 
Muchos creyeron eso de que “se van, se van, y nunca volverán”: eran los pibes veinteañeros que se habían sumado con entusiasmo a las multitudinarias manifestaciones de los últimos años. 
Todo se sucedía vertiginosamente (la síntesis suele tener una carga de injusticia), mientras algunas cúpulas tomaban con rapidez el camino del alejamiento hacia países más seguros.
No me parece trascendente, pero me siento en la obligación de relatar que quien esto escribe se había incorporado a la lucha en una etapa anterior, a mediados de los 60, y una casualidad, o la suerte, quiso que no formara parte de la lista de desaparecidos de la Mansión Seré en manos de una patota de la aeronáutica que asesinó a Cecilia Almada en el barrio Carlos Gardel.
Todo eso ya pasó.
Pero a unos cuantos el retorno de Perón (que volvió enfermo, anciano y moriría enseguida), las elecciones sin proscripciones y los cambios que intentaba aplicar el gobierno de Cámpora en el poder económico, todo eso, los tenía sin cuidado, o peor, formaba parte de la astucia del enemigo para que nada cambiara.

Con el clima mundial que auguraba el advenimiento inminente del socialismo, esas noticias eran intrascendentes. ¿Pero cuál era en verdad ese socialismo? 

3 comentarios:

Ricardo dijo...

Muy interesantes este y el post previo.
Creo que este debate, el de los '70, se está dando dentro de grupos politizados. Y veo una comprensión bastante acabada para lo que considero fue el momento histórico por parte de quienes no lo vivieron. De todas maneras me parece que es un debate que no prende en los sectores menos ideologizados. Lo peligroso de ello es que terminen escuchando la campana de Cecilia Pando y otros que abogan por una “memoria completa" bastante distorsionada y traída de los pelos en aras de sus propios intereses.
Espero que sigas posteando tus reflexiones al respecto.

Saludos.

Jorge Devincenzi dijo...

Que Argentina viviera con el decreto 4161 y el peronismo prohibido es un dato de primera importancia que desarrollaré más adelante.

Moscón dijo...

Perón nunca tuvo el poder que imaginaban las mayorías proletarias y obreras,si de poder hablamos de autonomía política territorial.
El Pocho se subió a la ola coyuntural en el momento justo capitalizando descontentos con un común denominador, pero a falta de idea de movimiento dado el variopinto emergente y urgente de las fuerzas que necesitaban ser conjugadas se las precipita bajo la consigna de "lealtad",principio de concepción bastante vago,de amplio espectro de concepto aplicable casi a cualquier cosa.
La buena voluntad del líder no alcanzó,y esto casi con seguridad,a poner órden en las revoluciones palaciegas fogoneadas por las embajadas amigas de las familias patricias,siempre asociadas a la decadencia del país.
Si el movimiento de verdad era el bienestar argentino fabricar un avión de guerra a reacción era mojarle la oreja a los verdaderos porongas.Y ni te digo tener poder nuclear para hacer bombas.O sea, de colonia sometida a berretines imperialistas?¡Que espanto!
En el medio los 60-70,De Gaulle desentendiéndose de Africa,el Che ¿traicionado? en Bolivia,Ho Chi Minh escupiendo franchutes y yanquis,guerra fría,Mao organizando China y los rusos invadían países cagándose en los postulados marxistas.Y nuestras cuestiones domésticas mas allá del Selecciones Del Readerds Digest,es el aguante contra el oprobio de la gendarmería mundial con la segmentación previa del ´45.La cosa no arranca en el ´55 con la libertadora.
La radicalización de la lucha por la justicia social en su momento tenía sustento palpable pero con horfandad de origen legítimo y objetivo incierto por lo poco claro de sustento ideológico.
No hay monumento a Simón Radowitzky,hasta hace poco la escuela de policía se llamaba Falcón,y a Vucetich se lo considera casi un científico.
Si hay algo difícil de explicar es la experiencia emocional,a los pibes hoy no le desaparecen compañeros de laburo por cuestiones sindicales,ni compañeros agitadores en la facultad.Hoy hay otra cosa.
La desidia del color o del olor que no se conoce,los métodos chupasangres son tan refinados que ser zombi está de moda.
Y ahora te hago una pregunta bastante jodida Jorge,¿Hoy,que es ser pueblo?


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