Existen
títulos que suenan eufónicos. En lo literario, La hora de la cerveza, una
ficción de Anthony Burgess; la película taquillera La era del hielo, que no vi
ni pienso ver; o el álbum La era de la boludez de Divididos.
Aquí y
ahora, no es la hora ni la era de la cerveza o del hielo o de la boludez sino la
hora o la era de la extorsión.
Y si no
lo es, al menos se le parece.
Primero
fueron las policías provinciales, que obtuvieron un 50% de aumento con una pistola
en la mesa de negociaciones. Que se sindicalicen o no es una jugarreta secundaria:
lo principal es que abandonen los manuales de estudio y procedimiento diseñados
durante la dictadura, situación que se ve claramente en las de las provincias
más grandes: Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Mendoza.
Ahora
les llegó el turno a las distribuidoras minoristas de electricidad, que
pretenden un aumento de tarifas o subsidios, si es posible de ambos, bajo la
amenaza de dejar a oscuras a una ciudad de Buenos Aires que se ha mantenido
mayoritariamente refractaria a las políticas inclusivas del Gobierno. Es decir,
han encontrado un terreno fértil para su extorsión aunque la ola de calor
supere todos los pronósticos.
Que se
critique en los medios la facilidad financiera que otorga el gobierno nacional para
comprar equipos de aire acondicionado, por el aumento en el consumo que eso
supone, es una jugarreta secundaria, como la sindicalización policial.
Sea
como fuere, se comprende el sufrimiento inaudito de usuarios que no tienen
electricidad desde hace días o semanas. Había hasta el 31 de diciembre unos
8.000 medidores fuera de servicio, lo que supone unos 15.000 usuarios o quizás
menos.
Edenor
explicó que invirtió unos 100 millones de pesos mensuales durante el año
pasado. Edesur guardó silencio. La ecuación económica de esas empresas es
simple: el pago mensual del servicio les proporciona un cash mensual
envidiable. Si ganaron o dejaron de ganar es cuestión de cifras de las que
ahora no disponemos, aunque sí sabemos que Edesur ganó unos 1.100 millones de
pesos durante los primeros 9 meses de este año y Edenor algo menos, invirtiendo 100 millones de pesos mensuales.
Las
transferencias accionarias que se han producido en ellas durante todos estos
años indicaría que son un muy buen negocio. Añoran quizás la época de la
convertibilidad, donde obtenían una ganancia en dólares del 7% anual a costa
del endeudamiento del país. Cavallo no había descubierto la pólvora con su
política: durante 70 u 80 años los ferrocarriles ingleses habían firmado con el
Estado argentino convenios similares ya que éste les garantizaba una ganancia
del 7% anual en libras esterlinas tuvieran o no pasajeros, llevaran carga o
viajaran vacíos.
Un poco
de historia necesaria
Edesur
es heredera de la vieja Ítalo estatizada fraudulentamente en 1979 por Martínez
de Hoz, que era uno de sus accionistas. Conservan incluso el señorial edificio
de la calle San José.
En esa
época, el negocio consistía en no invertir sino en usar el cash mensual de la
tarifa para la timba financiera aprovechando que los distintos ministros de Economía
solían ser simultáneamente accionistas de la Ítalo, y con ello podían anticipar
las sucesivas devaluaciones que se iban produciendo.
Cabe
preguntarse si ahora sucede algo similar en cuanto al uso del flujo de caja
para la timba.
Hasta
la creación de la empresa estatal Agua & Energía en los años 50, las
empresas distribuidoras de electricidad tenían un tratamiento similar al de los
ferrocarriles ingleses: 7% de ganancia asegurada por el Estado. Luego, cuando
Agua & Energía se hizo cargo de la producción y distribución mayorista de
electricidad, el negocio fue la timba financiera y así se mantuvo durante los
50 años siguientes. Eso explica en gran parte que el empleado de CADE y CIADE,
y luego de Segba, haya tenido un tratamiento excepcional con obras sociales de
lujo y un puesto de trabajo asegurado de carácter prácticamente hereditario.
Las
coincidencias no terminan ahí. El grupo Sofina, dueño de la ex Cade (luego
Segba) creada en 1907, reapareció en los ’90 de la mano de Menem, y hoy es
concesionario de la más importante central térmica en el puerto de Buenos
Aires. Se equivoca Galasso (Historia de la Argentina, tomo II, pág. 217) cuando
atribuye a Sofina la propiedad de CIADE: lo era el grupo Motor Columbus con
sede en Ginebra y fue representado sucesivamente por Martínez de Hoz y Roberto
Alemann.
El
contrato de la CIADE fue declarado “insanablemente nulo” en 1975 por el
procurador Edgar Sáa, argumento utilizado por Martínez de Hoz, ahora como
ministro, para transferirla al Estado, por lo cual se pagaron 400 millones de
dólares en francos suizos por una empresa que, según posteriores auditorías de
la ex Segba, valía 2 millones de dólares. Esto provocó la desaparición forzada
de un funcionario de segunda línea en el ministerio de Economía, Juan Carlos
Casariego de Bel.
Con la
actual (y sin retorno) política de memoria, verdad y justicia, el represor
Héctor Vergez será condenado en 2012 a 26 años de prisión por esa y otras 3
desapariciones (Cocooz, Gallego Soto, Perrotta).
En
1992, las distribuidoras de electricidad se re-privatizaron de la mano de Menem
y Dromi. Y la propia Sofina de capitales belgas, que en 1907 era propietaria de
la Cade, volvió, 60 años después, a concesionar la más grande central térmica
del puerto de Buenos Aires, lo que demuestra que esta actividad sigue siendo un
gran negocio.
Lo es
también para las actuales concesionarias, que no han manifestado su voluntad de
alejarse del negocio ni siquiera por las tarifas subsidiadas.
Edenor
es mayoritariamente del grupo Midlin-Pampa Sur, y Edesur de un grupo italiano
asociado con Endesa, pero entre sus socios minoritarios está Daniel Caputo,
amigo y socio de Mauricio Macri.
Otra
comparación imprescindible
Que la
distribución eléctrica esté en manos estatales o privadas no asegura la calidad
del servicio. Las privadas privilegian sus ganancias, y sólo si el Estado está
al servicio del pueblo brindará un servicio eficiente.
Un
ejemplo histórico lo explica mejor, porque los dueños de la Argentina son los
mismos de siempre, con el agravante de que ahora se han convertido en un puñado
de grupos oligopólicos o monopólicos: Clarín en lo mediático, Acindar y Techint
en la producción de acero, Arcor en golosinas, etc.
Perón
nacionalizó los ferrocarriles en 1948, pero 15 años antes, en 1933, el entonces
ministro de Economía Federico Pinedo hizo público lo que se conoció como Plan
Pinedo, donde se proponía, en plena década infame, que se nacionalizara el
sistema ferroviario. Pero no a favor del pueblo sino de sus dueños, los
británicos, que según el punto 10 de ese “plan”, convertían al Estado en socio
minoritario y sin poder de decisión. Como sucederá mucho después con Papel
Prensa con el denostado papel de Guillermo Moreno en las asambleas accionarias.
Algunos
estudiosos encuentran cierta similitud entre el Plan Pinedo de 1933 y el Plan
Prebisch de 1956.
Corre
la leyenda de que un solitario Arturo Jauretche lo denunció como “retorno al
coloniaje”, pero vale la pena leer similares críticas de Abraham Guillén (“La
conspiración de la oligarquía. Radiografía de Plan Prebisch” y José Liceaga (“Apreciaciones
sobre el Plan Prebisch”).
Con un
gobierno decidido a profundizar los cambios, es preferible no ceder a la
extorsión.
4 comentarios:
El imperio desempolva manuales constantemente, sin ir mas lejos aquí en Rosario con mas de 300 muertos que jugaban a ser narcos, es una remasterización de la guerra del opio que maneja mas dinero que las rentas eléctricas, y si bien los ingleses en China no la hicieron como fin sino como medio para otro fin, en el siglo XXI aparte de adentrar tentáculos dominantes geopolíticos(con la conocidad complicidad criolla) la embajada obtiene fabulosas ganancias cash.
Es increíble como 200 años después se le revalorizó la herramienta.
Pero no me de bola Don Jorge, mi comentario va cargado con el folkclore del primero de enero.
Personalmente lo que me resulta inexplicable es porqué el gobierno dejó intocada la estructura proveniente de los ´90 en el sistema de distribución minorista (incluído el ENRE) permitiendo así que estas empresas prefieran pagar las multas antes que hacer las inversiones necesarias para acompañar las inversiones sí realizadas en la generación y el transporte.
Carlos: este gobierno sólo estatiza las concesiones que abandonan. Y no pagan las multas porque por encima está la espada del Ciadi, por lo tanto las apelan. Moscón: gracias
me banquè el calor y los cortes, pasè las fiestas con una mayorìa antik y me tuve que fumar el paseo de Etchegaray (como antes el audi de la hija), ya sè que no cambia la ecuaciòn pero los militantes no se merecen que un funcionario regale esta chicana. Lola.
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