Extraña
coincidencia: por un lado se propone crear el País de las Manzanas al sur del
Río Negro. Por otro, la República del Río de la Plata para dejar afuera a las
provincias que no acaten la supremacía de Buenos Aires, es decir a casi todo el país excepto la pampa húmeda y su Aduana.
¡La Aduana es mía, mía!
En ambos casos, terminar con la Argentina tal como la conocemos.
Una, la primera, es una propuesta actual, o mejor, tan actual como inviable y extravagante.
La otra es histórica, más precisamente del siglo XIX, y proviene del creador del dario La Nación. No de Menem, como le ha sugerido a algunos la frase encerrada con signos de admiración.
No: lo de Menem fue la Ferrari.
El creador del diario La Nación (y de la idea de la República del Río de la Plata) fue Bartolomé Mitre, diario que hace unos días recordaba con nostalgia la convertibilidad de Cavallo, es decir, la más monumental estafa perpetrada contra el pueblo argentino.
Y creador o fundador que alguna vez dijera sobre Gran Bretaña el 7 de marzo de 1861: "raza inteligente y varonil a la que está reservado el gobierno del mundo, por ser la única que bajo los auspicios de una moral eterna ha sabido realizar los prodigios de una civilización duradera y perfecta".
Ya sabemos a qué atenernos.
Las "guerras de policía" en el interior sublevado contra la guerra de la Triple Alianza, ordenadas por Mitre, produjeron 5.000 muertos según Nicasio Oroño; "varios miles de muertos" según Olegario V. Andrade y José Hernández. En 1866, Felipe Varela denuncia que los asesinados son 50.000.
A esto debemos agregar los 15.000 muertos que produjo la batalla de Tuyutí. Los 4.000 de Curupayti. Los 3.000 que dejó la Revolución del 80.
Mitre utilizaba, para imponer la ideología del puerto-Aduana de Buenos Aires, a un grupo de coroneles uruguayos del Partido Colorado. Aunque Ibarzábal se destacó por decapitar a Ángel Vicente Peñaloza en Olta, para luego exhibir su cabeza, el más famoso militar uruguayo del mitrismo fue Venancio Flores, jefe de las tropas orientales que intervinieron en la guerra contra el Paraguay.
Esta guerra inicua mató a la totalidad de los varones paraguayos, a tal punto que las últimas tropas desplegadas por Solano López eran regimientos de niños de entre 11 y 15 años. La población total del país pasó de 1.300.000 a 350.000, y la escasez de hombres produjo que a partir de ese momento se autorizara la poligamia entre las mujeres paraguayas.
A esas matanzas hay que agregar el bombardeo de Paysandú, ciudad que fue destruida hasta los cimientos por las tropas mitristas en 1863, provocando la muerto de los 1.000 defensores y el fusilamiento de su jefe, Leandro Gómez.
La Triple Alianza fue financiada con préstamos de la Baring Brothers y el Banco de Londres.
Si el genocida Roca no hubiera derrotado a Carlos Tejedor (candidato del genocida Mitre) en el '80, la Argentina sería probablemente la República del Río de la Plata.
Y Mitre no mató originarios: sólo criollos, que al parecer no pertenecían a ninguna "etnia" en particular. No me deja de parecer sospechosa la división de los seres humanas en etnias o razas. Hitler empezó así.
¡La Aduana es mía, mía!
En ambos casos, terminar con la Argentina tal como la conocemos.
Una, la primera, es una propuesta actual, o mejor, tan actual como inviable y extravagante.
La otra es histórica, más precisamente del siglo XIX, y proviene del creador del dario La Nación. No de Menem, como le ha sugerido a algunos la frase encerrada con signos de admiración.
No: lo de Menem fue la Ferrari.
El creador del diario La Nación (y de la idea de la República del Río de la Plata) fue Bartolomé Mitre, diario que hace unos días recordaba con nostalgia la convertibilidad de Cavallo, es decir, la más monumental estafa perpetrada contra el pueblo argentino.
Y creador o fundador que alguna vez dijera sobre Gran Bretaña el 7 de marzo de 1861: "raza inteligente y varonil a la que está reservado el gobierno del mundo, por ser la única que bajo los auspicios de una moral eterna ha sabido realizar los prodigios de una civilización duradera y perfecta".
Ya sabemos a qué atenernos.
Las "guerras de policía" en el interior sublevado contra la guerra de la Triple Alianza, ordenadas por Mitre, produjeron 5.000 muertos según Nicasio Oroño; "varios miles de muertos" según Olegario V. Andrade y José Hernández. En 1866, Felipe Varela denuncia que los asesinados son 50.000.
A esto debemos agregar los 15.000 muertos que produjo la batalla de Tuyutí. Los 4.000 de Curupayti. Los 3.000 que dejó la Revolución del 80.
Mitre utilizaba, para imponer la ideología del puerto-Aduana de Buenos Aires, a un grupo de coroneles uruguayos del Partido Colorado. Aunque Ibarzábal se destacó por decapitar a Ángel Vicente Peñaloza en Olta, para luego exhibir su cabeza, el más famoso militar uruguayo del mitrismo fue Venancio Flores, jefe de las tropas orientales que intervinieron en la guerra contra el Paraguay.
Esta guerra inicua mató a la totalidad de los varones paraguayos, a tal punto que las últimas tropas desplegadas por Solano López eran regimientos de niños de entre 11 y 15 años. La población total del país pasó de 1.300.000 a 350.000, y la escasez de hombres produjo que a partir de ese momento se autorizara la poligamia entre las mujeres paraguayas.
A esas matanzas hay que agregar el bombardeo de Paysandú, ciudad que fue destruida hasta los cimientos por las tropas mitristas en 1863, provocando la muerto de los 1.000 defensores y el fusilamiento de su jefe, Leandro Gómez.
La Triple Alianza fue financiada con préstamos de la Baring Brothers y el Banco de Londres.
Si el genocida Roca no hubiera derrotado a Carlos Tejedor (candidato del genocida Mitre) en el '80, la Argentina sería probablemente la República del Río de la Plata.
Y Mitre no mató originarios: sólo criollos, que al parecer no pertenecían a ninguna "etnia" en particular. No me deja de parecer sospechosa la división de los seres humanas en etnias o razas. Hitler empezó así.
4 comentarios:
El que mató al Chacho fue Irrazábal. Poco antes había muerto Ambrosio Sandes, otro uruguayo que mataba prisioneros partiéndoles lentamente la columna con el "cepo colombiano".
No es tan exacto el asunto de los muertos en Paraguay: aún no se ha resuelto si la población había llegado realmente a los 1,3 millones; quizá haya alcanzado apenas a 800 mil. En cualquier caso, fueron cientos de miles. Algunos miles de hombres sobrevivieron, pero es seguro que fueron menos del 20% de los que había antes de la invasión.
Un dato hermoso de la campaña fue que los prisioneros paraguayos eran obligados a pelear contra su propio país; si se negaban o trataban de huir, eran fusilados por "desertores".
Más curioso es el plan del Duque de Caxias de lanzar los muertos de cólera al río, para envenenar a los gauchos de las orillas del Paraná desde Corrientes hacia abajo, aprobado (según el propio Caxias) por Mitre.
En las elecciones que lo hicieron presidente, los electores fueron nombrados por los gobernadores; más de la mitad de éstos habían llegado por la invasión de sus provincias por las tropas de Mitre (en el caso de Santa Fe, el jefe fue Flores).
Durante la guerra del Paraguay, el fundador del diario que tanto reclama hoy por la libertad de prensa cerró una docena de diarios que criticaban la guerra, con la excusa del estado de sitio. De hecho, gobernó durante toda su presidencia con estado de sitio.
Ganó todas sus elecciones por medio de un escandaloso fraude. Pero en 1874 perdió, claro, por medio de otro fraude mejor organizado. Entonces se convirtió en el campeón de la limpieza electoral y apoyó las revoluciones de 1880 y 1890. Pero después arregló con Pellegrini (cuya especialidad era justamente el fraude) y lo apoyó en las elecciones de 1892, una de las peores de la historia.
A todos los efectos prácticos, fue un dictador. No porque no me guste (Menem tampoco me gusta, y no fue un dictador), sino porque su colegio electoral había sido formado por dictaduras provinciales, nombradas en su mayor parte por el propio Mitre, y en cuya elección (cuando la hubo) el partido federal había sido sencillamente proscripto.
Digo yo, ¿no se podrá al menos sacar el cuadro y el busto de Mitre del museo de la Casa Rosada?
Marcelo, el gaucho
Es cierto, fue Irrazabal. Pero Sandes no murió.
Lo que suelo decir de ese infecto ser es que es el Gral que siempre que entró al mando en combate destruyo un ejército, el propio, y que la única batalla que ganó, la compró, Pavón, a pesar que su cuerpo central había sido destrozado, y Urquiza se retiró desfilando delante de sus lineas, sin por esto aceptar a este último traidor.
Nunca menos y abrazos
Don Jorge: le faltó una perlita, que pinta a Mitre y su lacra de ayer y de hoy de cuerpo entero: la masacre de Cañada de Gómez, cuando Venancio Flores agarró a a 400 tipos durmiendo que se habían retirado de Pavón y las pasó a degüello.
Mitre es para mí lo peor de nuestra historia, la suma de todos los males: violencia, corrupción, manipulación de la opinión pública, entrega económica y para siempre del dominio económico al extranjero... igualito que hoy. Mucho peor que Roca me parece. Roca era un cínico, Mitre el peor de los hipócritas, llevado al extremo: todos los pecados que puede cometer un hipócrita al mil.
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