Para Mitre, Rivadavia fue “el hombre que se adelantó a su época”. ¿Y que
época fue esa a la que se adelantó? La que el propio Mitre pretendió imponer
sin éxito a un alto costo, aunque sería más preciso afirmar que no murió del todo mientras la patria no
terminaba de nacer aportando una larga lista de muertos anónimos o no tan
anónimos.
Y no terminó de morir porque si bien Julio A. Roca, con el ejército de
línea, derrotó a Tejedor, el candidato de Mitre, representante del centralismo
porteño, con posterioridad Yrigoyen fue desalojado de la Casa Rosada por el
pro-nazi general Uriburu en 1930, Perón por la “Revolución Fusiladora” en 1955,
y hoy se agazapa con las nuevas herramientas (llamadas con propiedad los “fierros”
por Cristina Kirchner) de los medios de comunicación convertidos en el mascarón
de proa del poder económico-cultural real. Estos medios expresan y generan
opinión favorable a ese poder real, asociado por un lado a los nuevos modos de
producción relacionados con la globalización, y por otro con el rol impuesto a
Argentina de proveedora de materias primas, sin políticas activas de
sustitución de importaciones industriales y medidas estatales contracíclicas.
Si es preciso volver una y otra vez a esta larga historia de apenas 200
años es porque ese viejo poder agrario asociado al Imperio no termina de morir
por limitaciones varias de las experiencias nacionales y populares en un mundo
que cambia cada vez más vertiginosamente y donde la cooptación de voluntades y
consciencias favorables afortunadamente no se produce hoy con la relativa facilidad del terror armado estatal.
Una Argentina “con todos adentro” es opuesta al principio sarmientino de
que “nuestro mal es la extensión”, y ese principio sarmientino no cuaja con la
acción geopolítica de ocupar efectivamente el territorio tal como lo ejecutó Julio
A. Roca, territorio que pertenecía a Argentina con títulos perfectos, como lo
demostraron a su tiempo Jauretche, Terzaga y Galasso, entre otros.
Si Roca representaba o no a la aristocracia es otro tema, y en todo caso
no representaba a la aristocracia del puerto de Buenos Aires. Además, era por
cierto una política entroncada con la idea de Patria Grande, asociada con San
Martín y Bolívar.
Si Roca repartió las tierras fértiles del territorio ganado de un modo
que no conforma o es motivo de luchas políticas, es otro tema.
Lo que es incontrovertible es que fue Roca el que ocupó efectivamente el territorio actual del
país. Para los que no aprecian el alcance de esta afirmación, si Roca fuera un
genocida y el territorio al sur de Choele Choel (ocupado por Rosas) no
perteneciera a Argentina, Néstor
Kirchner no hubiera sido argentino. Quizás fuera manzanero, pero no argentino. Y en consecuencia, no hubiera podido
ocupar la Presidencia de la Nación.
Hay una asociación directa entre los conceptos y el poder, por lo que
las resignificaciones son una forma de lucha por el poder.
Norberto Galasso, recogiendo datos de J. Martínez Sarasola, hace un
relevamiento minucioso de los indígenas de pelea muertos entre 1821 y 1899 por
las distintas campañas militares, pero antes es preciso aclarar que:
1) estaban en pugna dos modos de producción, y los mapuches habían
derivado de la agricultura y la recolección a la depredación. Terratenientes chilenos
se convertían al saqueo cruzando la cordillera. Olascoaga da varios ejemplos de
esta transformación: estancieros chilenos se rebautizaban como capitanejos al
frente de malones que arreaban ganado por los valles cordilleranos. Las ricas
praderas argentinas eran invalorables para la áspera geografía chilena.
2) Chile necesitaba expandirse hacia el este, y esa política se mantuvo
hasta 1982 como mínimo. La ayuda del gobierno chileno a Gran Bretaña durante la
guerra de Malvinas no fue un hecho aislado del pinochetismo sino estructural de
las clases dominantes chilenas: pocos años antes ambos países habían estado a
punto de enfrentarse. Esa era la geopolítica dominante en la época.
En 1876, los mapas oficiales de Chile le asignaban soberanía hasta la
línea de Río Negro.
3) En Argentina existieron federales y unitarios del puerto de Buenos
Aires así como federales y unitarios de las provincias, centralismo portuario y
centralización revolucionaria.
La influencia de Juan Manuel de Rosas comenzó en 1829 y acabó en 1852. Se
atuvo, en esos años turbulentos del pueblo en armas, a las fronteras existentes
durante la Declaración de la Independencia de 1816. Se cuidó de enfrentarse con
el Paraguay, que se sentía ajeno a las luchas del Río de la Plata teniendo un
modelo de desarrollo independiente, y con las provincias de la actual Bolivia
que en su historia, Mitre desestima mencionar. Rosas tiene estrecha relación
con la época de los saladeros y a posteriori se ampliaron los mercados europeos
con la exportación de carnes enfriadas. Pero también impidió a Inglaterra y Francia
la libre navegación de los ríos interiores en Vuelta de Obligado y Tonelero, libertad que les otorgará Urquiza. Quien condujo a la escuadra anglofrancesa en Obligado fue el comodoro Hotham. El que inauguró el primer viaje inglés por el Paraná en épocas de Urquiza fue el almirante Hotham.
Argentina era un país en formación territorial y jurídica. No
hubo en 1816 representantes de las provincias que hoy forman parte de Bolivia
(Charcas, Mizque, Chichas, La Plata, Cochabamba), un hecho que San Martín
calificó como “inaudito”;
las de las varias comunidades originarias (mapuche,
tehuelches, matacos, tobas, mocovíes, wichis);
y tampoco las provincias de Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos
y Misiones que respondían a Artigas, quien reiteradamente se había negado a
renunciar a su condición de argentino.
4) Varias tribus “amigas” lucharon junto a Roca y sus generales,
así como con San Martín para hacerle la guerra a los españoles.
5) finalmente, es preciso aclarar que si existen datos
precisos de los indígenas de pelea muertos en combate es porque heredamos la
actividad estatal de la tradición borbónica, dejando constancia escrita de cada
decisión tomada, a diferencia de la tradición jurídica angloparlante que se
guiaba y se guía por el Common Law. Esto último lleva a EEUU a tomar como héroe
nacional al general Sherman cuando se dedicó a la matanza indiscriminada de compatriotas
sureños. Y que en nuestro país existan los "notarios" o escribanos,
institución borbónica. Y por eso el español tiene su Academia (la RAE) y no hay tal cosa entre ingleses, alemanes, etc.
Las cifras mencionadas por Galasso son las siguientes:
1821-1848 = 7587 indígenas de pelea muertos – 61%
1849-1877 = 1552 indígenas de pelea muertos – 13%
1878-1884 = 2196 indígenas de pelea muertos – 18%
1885-1899 = 1000 indígenas de pelea muertos – 8%
La Campaña del Desierto se realizó entre 1878 y 1885. El último período
mencionado (1885-1899) corresponde a la campaña en el Chaco contra abipones,
tobas y mocovíes.
Hay mitificaciones y versiones escolares para una actividad, la historia
(política del pasado), que es subjetiva como cualquier ciencia humana. Ni
siquiera se si las ciencias exactas también tienen algo de subjetivo. En cada
época se cree haber llegado a la cima del conocimiento: grave error.
En las versiones escolares se esconde que el coronel aleman Federico Rauch, unitario de las fuerzas de Lavalle, fue derrotado y degollado en represalia por su conducta genocida contra los ranqueles. Esto sucedió en 1829, en el combate de las Vizcacheras.
En las versiones escolares se esconde que el coronel aleman Federico Rauch, unitario de las fuerzas de Lavalle, fue derrotado y degollado en represalia por su conducta genocida contra los ranqueles. Esto sucedió en 1829, en el combate de las Vizcacheras.
Resulta imprescindible ubicarse en la época y el lugar en que se produjo
el hecho bajo observación, pero esta ubicación no siempre ocurre. Por caso,
cuando ocurrió la Campaña del Desierto, el término “genocidio” no existía y
Roca (que cumplió la ley nacional n° 947) se hubiera desorientado si lo
acusaban de tal “delito” creado para juzgar en Nüremberg a los jerarcas nazis.
Aquí en Argentina, Bartolomé Mitre es el Gran Mitificador porque era un
político, y el político de los sectores dominantes. Esos sectores han sido
tradicionalmente vasallos del Imperio, y ese cipayaje tiene la particularidad
de que el mundo conocido comúnmente como civilización occidental nos ha
asignado (su poder nos ha asignado) el papel de proveedores de materias primas...
Mientras escribía que el “mal que aqueja a la República Argentina es la
extensión” (calificado como una zoncera criolla por Jauretche) Sarmiento hacía
campaña para que la Patagonia fuera entregada a Chile “o a la humanidad”. Los
mapuches se habían adelantado, rebautizando “Nuevo Chile” a los territorios
patagónicos ganados.
A tal punto era necesario ocupar efectivamente esos territorios que durante
cierta época los galeses migrantes que se instalaron en la Patagonia estuvieron
a punto de solicitar el protectorado de Su Majestad Británica (hecho relatado
por Galasso). Y si no se extendiera hasta la Tierra del Fuego, nuestro país no
tendría títulos para pretender soberanía sobre un sector antártico.
Pero lo tenemos, tenemos todo eso. Ahora bien, si Roca fue genocida, ¿que fue Rauch, y que fueron posteriormente Videla y Massera?
No hay comentarios:
Publicar un comentario