jueves, 8 de julio de 2010

MATRIMONIO HOMOSEXUAL, EN EL SENADO, A CARA DE PERRO

Ayer, en "A Dos Voces”, debatieron Liliana Negre de Alonso, Adriana Bortolozzi, Samuel Cabanchik y Vilma Ibarra. Aunque cada uno, a su manera, explicó con claridad su postura, me quedó la sospecha de que no será fácil la votación en el Senado y que no vendría mal estar preparados para una derrota. Quizás la senadora por Chaco no esté en sus cabales.
No por ser derrotista quien esto escribe, sino lo contrario. No siempre la derrota deja enseñanzas, se sabe.
Cada uno de nosotros escucha -en su entorno- voces favorables al matrimonio homosexual. Pero corremos el riesgo de creer que eso refleja la opinión del conjunto de la sociedad. El matrimonio homosexual es una reivindicación de un sector minoritario, cultural y progresista, pero no debe perderse esa perspectiva: que es la demanda de una minoría cultural.
El grueso de la sociedad oscila entre la discriminación, el prejuicio y el reconocimiento a regañadientes de un derecho, donde la influencia “moral” de la Santa Madre Iglesia (y de las iglesias evangélicas) es fuerte, tanto como la del sistema educativo que no ha sufrido cambios dramáticos en los últimos tiempos.




El punto de partida para entender, me parece, es que este gobierno ha tomado medidas “progresistas” como no se veía en muchas décadas en Argentina. Eso está en su haber.
Lo que no lo está es que la sociedad no ha acompañado esa transformación.
Por cierto, tampoco podemos hablar de una sociedad única (el Pueblo) sino de muchas sociedades o grupos sociales.
Los sectores medios apoyaron a Kirchner porque mantuvieron su lugar en la pirámide, pero se enfrentaron violentamente con el gobierno cuando osó tocar la renta extraordinaria de la tierra. En ese momento afloró todo el gorilismo que todavía lo recorre, y en el que la influencia de las instituciones religiosas y educativas, así como el complejo mediático-cultural, son decisivas. Así como el neoliberalismo está seriamente cuestionado a nivel estructural por las crisis bancarias pero subsiste como ideología dominante, algunos sectores medios siguen atravesados por el mítico granero del mundo y otras alucinaciones como la convertibilidad, el deme dos y los viajes baratos a Miami, y un gorilismo que les viene de la cuna.
El divorcio entre el progresismo del gobierno, puesto entre comillas, y una sociedad retrógrada, comenzó a revertirse, curiosamente, con el fenómeno 6-7-8.
Pero el público de ese programa también es una minoría, progresista y necesaria para la alianza social que intenta el kirchnerismo. Necesaria pero no suficiente. Si lo fuera, no estaríamos especulando minuto a minuto sobre cuánto sacaría el candidato del FPV en primera o segunda vuelta, con porcentajes que rondan el 30%. Es decir, hay una cuestión no resuelta de construcción de mayorías.
En este sentido, no viene mal recordar que también fue una alianza social nefasta lo que permitió la llegada de Menem al poder, alianza que hoy de alguna manera intentan revivir el PJ de Duhalde y el macri-cobismo.
A los sectores medios, mientras se les de la oportunidad de reconocerse en el shopping, todo bien.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Se puede perder la votación en el Senado, pero el FPV no pierde, se mostró capaz de llevar banderas progresistas y sigue marcando diferencias con el peornismo disidente. Lola.

Jorge Devincenzi dijo...

Estoy de acuerdo, Lola. Recordé el clima de derrota luego de la 125 como si se hubiera caído el mundo. Me preocupa que algunos sectores progresistas estén demasiado entusiasmados, y el desencanto por una votación no positiva los suma en un clima de derrota. Coincido plenamente con tu comentario

Anónimo dijo...

Habria que leer esto:
http://www.saltanoticiassalta.com/index.php?seccion=10&nota=431

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