domingo, 1 de mayo de 2011

BEATIFICACIÓN



En las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, un joven de las juventudes hitlerianas apuntaba con su fusil a un polaco que andaba por ahi, mendigando un mendrugo.
Entonces bajó del Cielo un ángel y le dijo al oído:
 - No lo hagas.
 - ¿Por qué no? -respondió el nazi- Es sólo un polaco.
- Ese hombre está destinado a ser Papa —le explicó el ángel.
- ¿Y eso a mí qué? -se impacientó el joven asesino.
- Que tú vas a sucederlo en el cargo —dijo el ángel, y desapareció.

5 comentarios:

Moscón dijo...

La anécdota aguijonea como un ovispo,digo,avispa.

Nando Bonatto dijo...

Juaaaaaaaaaaaaaaaaaa,,si el joven Natzinger no hubiese seguido la sugerencia del Angel, un grupo de genocidas no hubieran recibido la hostia de un papa

oscarfquinteros dijo...

Hostias nunca faltaron, ni faltaran para esa clase de hijos de puta.

Daniel dijo...

Y John Paul Primero? Entre los que se lo llevaron puesto, no estaba el nuevo beato?

argentinolibre@hotmail.com dijo...

Y después se pasó 27 años esperando que JP II muera y puteando al angelito que no le contó esa parte.

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