domingo, 17 de marzo de 2013

¿DEJÓ CRÍA MARTÍNEZ DE HOZ?


Poco y nada se puede agregar sobre José Alfredo Martínez de Hoz que no se haya escrito hoy, y para lo cual tomaremos como extremos la laudatoria de La Nación (nota cerrada a comentarios) y el artículo crítico de Página 12, aunque sospecho que a la derecha del primero y a la izquierda del último se publicarán cientos o miles de palabras tan olvidables como previsibles.  
Sin embargo, vale la pena, creo, remarcar un par de cuestiones donde las preguntas a veces se expresan, otras no, y no siempre tienen respuesta a fin de no repetir obviedades. 
Y además, pueden alumbrarnos el presente aunque se refieran al pasado.
¿Puede volver esa política, la de Martínez de Hoz? 
¿Su estirpe se extinguió o dejó cría? Si fuera por seguir la trayectoria de su hijo (ver aquí) dedicado a defender los Tratados Bilaterales de Protección de Inversiones (TBI) ya tendríamos la respuesta redondeada.
Y si no se convenció todavía:
Aunque el fallecido sea el ícono de una época marcada por la conjunción en espacio y tiempo de dos factores (grandes grupos económicos asociados con cúpulas militares antiperonistas) que hoy no confluyen, la resultante (en términos de física) de las fuerzas que conforman el bloque de poder económico-social-cultural hoy es otra, distinta a la que, con el uso indiscriminado de la ilegalidad, se forzó en los ’70. 
Esto requiere institucionalizar los cambios.
Pero algunos pueden institucionalizarse, otros no. Si yo fuera Melconian o cualquier otro charlatán de la Fundación Pensar, no suprimiría la AUH (creada por decreto 1602 firmado por Cristina, y para dar un solo ejemplo entre muchos), pero la neutralizaría convirtiéndola en un ingreso miserable, mediante la liberación de precios (sobre todo de alimentos) combinada con una reforma al 1602 que la desenganche del resto de los precios de la economía. 
Volveríamos a la época de las ventajas comparativas: caramelos sí, acero no. Formalmente seguiría existiendo la AUH, y ¿quién podría negarlo?
Aunque desde agosto a octubre de 1975 los grandes grupos económicos discutieron con la cúpula antiperonista de las FFAA el momento preciso para dar el golpe de estado que acabara para siempre con el Estado Sudamericano de Bienestar creado por el primer peronismo, ya en marzo de 1973 la decisión estaba tomada. 
Fue cuando el presidente Cámpora, simultáneamente, destituyó a Alcides López Aufranc como jefe del Estado Mayor y designó a Gelbard en el ministerio de Economía. Intolerable. López Aufranc se refugió de inmediato en Acindar, la empresa de la familia (profunda y públicamente antiperonista)  Acevedo. 
Mientras tanto, Gelbard recibía cascotazos de todos lados: para la derecha era un ratero, para la izquierda un incapaz de llevarnos a la patria socialista aunque, es notorio, Gelbard pertenecía al PC.
Cuando se leen atentamente los balances de Acindar de esos años (1973, 74, 75) firmados por López Aufranc como presidente de la firma, se percibe enseguida que el “clasismo” enfrentado sindicalmente con los Acevedo aceleraba los tiempos del golpe de estado reaccionario, tensando la cuerda y promoviendo la militarización de la derecha. 
Estoy seguro (escuchando a unos cuantos “referentes” que repiten hoy lo mismo que en esos días, sin ninguna crítica) que muchos no compartirán esta conclusión o la creerán reaccionaria: al fin y al cabo, Perón se enfrentaba con Montoneros y esa parecía en aquel entonces “la contradicción principal”. 
A nadie le importaba que la Argentina estuviera insalvablemente rodeada por dictaduras con programas económicos neoliberales: sobresalía la de Pinochet, que inauguraba –mundialmente hablando- el recetario de Mont Pelerin, ultra liberalismo de von Mises a cualquier costo. Se suele olvidar este inicio, y no se pondera cómo producir un cambio radical en un país periférico dentro de un mundo hostil: ¿se pretendía ser otro peldaño del mundo soviético? ¿Como Cuba?
Me refiero, entre tantos ejemplos, a una presentación judicial de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (relacionada con un sector del PC) que cuestiona a Perón por no haber optado por el modelo soviético de producción de acero y arrabio. En 1950. En medio de la Guerra Fría. 
Es el caso de una realidad que debe adaptarse al concepto teórico-ideológico cuando es al revés, o mejor, cuando el tal concepto debe surgir de la realidad y no importarse desde donde sea.  
¿Y a qué viene todo esto?
A que hoy, como en aquel entonces, un triunfo electoral, aunque fuera contundente y decisivo, no significaba tener todo el poder sino una parte del poder, ayer como hoy, y para lo que nos interesa, sobre todo hoy.
En este sentido, y aunque no venga a cuento, es erróneo creer que 300, 500 o 2000 militares cometieron aberrantes violaciones a los derechos humanos: la totalidad de las FFAA y de seguridad estuvieron empeñadas en lo que ellos denominaron “guerra” para la cual el enemigo era el propio pueblo argentino. 
Habría que creer que unos cuantos ingenuos (no las cúpulas, claro) lo creyeron literalmente, en cuanto ese oponente (el pueblo, recordemos) pretendía destruir “nuestro tradicional sistema de valores”, lo mismo de siempre. 
Esta concepción donde el enemigo era el propio pueblo la introdujo (de nuevo) López Aufranc desde Francia, y ya había sido ensayada –antes de Argelia- por los ingleses en Malasia.
Sí, Martínez de Hoz dejó cría.
Para ellos, la cría, el problema es principalmente uno: no cuentan con la complicidad de las FFAA, pero tampoco pueden crear una hegemonía digna de ese nombre porque todos los figurones de la derecha se pelean entre sí defendiendo sus propios intereses particulares, particularísimos, y no tanto por creerse los pavos reales de la restauración liberal. 
Y digo particularísimos porque aunque afirman defender “un estilo de vida” que parece referirse a un colectivo, en realidad defienden el estilo de vida de determinados tipos o empresas.
Aunque se enmascaren de una u otra manera, hoy existen unos cuantos Pequeños Martínez de Hoz Ilustrados. Algunos apoyan al peronismo federal, otros todavía no saben, otros circulan alrededor de Pino o Lilita o Mauricio o Robert Vincent Cortina o Hermes (protector de comerciantes y ladrones) Binner.
Muerto el perro, no murió la rabia.

2 comentarios:

Jorge Devincenzi dijo...

Necrológicas.
MARTINEZ de HOZ, José A., q.e.p.d., falleció el 15-3-2013. - Carlos Pedro Blaquier, su amigo de toda la vida, participa con gran pena su fallecimiento y acompaña a su familia en estos tristes momentos y muy especialmente a su hijo José.

Nando Bonatto dijo...

MARTINEZ de HOZ, José Alfredo, q.e.p.d. - El directorio del Colegio de Abogados de la ciudad de Buenos Aires participa su fallecimiento, acompaña a su hijo José y familia en este momento y ruega una oración en su memoria.

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