domingo, 14 de abril de 2013

ROBERTO NOBLE Y EL REGISTRO NACIONAL DE LAS PERSONAS

Roberto Noble ha pasado a la historia como editor y director de un diario de distribución masiva. 
Ser editor y director de un diario de distribución masiva otorga prestigio, pero la realidad es tan compleja que una misma persona puede ser AL MISMO TIEMPO editor, director de diario y también un animal, un subnormal o un infradotado (sin discriminar a nadie). Es decir, Noble no ha pasado a la historial por ser un animal, un subnormal o un infradotado.
Todo el crédito sobre la tapa en cuestión es de Daniel, quien la descubrió y reprodujo en su blog El Aguante Populista, aquí.
Esto nos permite esbozar un par de reflexiones, opiniones apenas, sobre la "dictadura" peronista, la "satisfacción" de la "polémica" Evita, sobre el atropello oficialista derivado de crear el Registro Nacional de las Personas, y sobre la supuesta seriedad de Clarín y la no menos supuesta inteligencia de su director.
Por una cuestión etaria, casi todos nosotros nacimos en una época en la que el tal Registro ya existía, y me resulta imposible verlo como un atropello propio de una dictadura panóptica, aunque dudo que el director de Clarín conociera el término: Roberto Noble no era especialista en datos censales ni demografía sino en hipódromos, caballos pura sangre y shows nocturnos. 
Fue en un tablao de la Avenida de Mayo donde conoció a Ernestina Herrera. Noble, antes que demógrafo, pues, era un burrero conservador y con plata, y también un cajetilla que llevaba y traía chimentos a don Manuel Fresco.
Aunque él ya no está en condiciones de aprender nada nuevo, ni de criticar o aplaudir, vale la pena saber que:

Hay testimonios fragmentarios de censos efectuados 3800 años antes de la era cristiana; la política censal en el mundo dominado por Roma es famosa (por ejemplo, el censo de Herodes). 
La información recopilada en los censos se archivaba en registros. Muchos de esos registros se efectuaron y guardaron antes de que se conociera el papel en Occidente.
Los censos tenían fines impositivos: conociendo cuántas personas habitaban una zona y con qué medios económicos contaban, era posible calcular los próximos ingresos fiscales. La vieja nobleza no trabajaba al menos como lo entenderíamos hoy, de modo tal que conocer esos ingresos de las clases económicamente activas era vital para la supervivencia de la nobleza que se dedicaba a guerrear, holgazanear y cazar.
Esa vieja nobleza desapareció con las revoluciones de Gran Bretaña y Francia, y la independencia de EEUU, que alumbraron la Modernidad, pero los censos se siguieron efectuando, y cada vez con detalles más precisos, circunstancia que Roberto Noble desconocía siendo, como era, un especialista en hipódromos, caballos pura sangre y shows nocturnos en la Avenida de Mayo. 
Años después, cuando “la dictadura peronista” había sido derrocada, Noble parece (aunque parece nomás) haberse convertido en especialista en determinadas “batallas” de las industrias básicas, como la de la petroquímica o la siderurgia, pero esa es otra historia.
Y también es otra historia: ¿de dónde salió la fortuna de los Noble? ¿Quizás de fondos clandestinos de la Alemania nazi?

Volviendo a los censos y a los registros nacionales de las personas que Noble tan bajunamente critica, en el siglo XX la estudiosa británica Eileen Power publicó, con datos extraídos exclusivamente de registros censales, un trabajo delicioso y pleno de buen humor sobre personas que habitaron Europa entre los siglos XIII y XV. 
Para poderlo hacer, repito yo como caballo de noria o calesita, era necesario que existieran en tales países los registros de las personas de los que Noble abomina, fueran ellos nacionales o locales, civiles o religiosos.
Y refiero estos detalles porque tapas estúpidas y necias como ésta que pego arriba contribuyeron a “educar” el actual sentido común dominante de la Argentina.
Esos censos o registros en Europa existen, fueron archivados prolijamente y sobrevivieron a muchos conflictos y a muchos siglos. 
Releyendo la tapa, quien esto escribe confiesa que parece escrita por un ser antediluviano: es imposible concebir una sociedad moderna careciendo de información demográfica básica.
Por esos censos, por este resguardo de fuentes del que Eileen Power es ejemplo, sabemos hoy la historia cotidiana del campesino Bodo y su familia, que vivió en su fundo en tiempos de Carlomagno. 
Y su vida nos ha llegado a la actualidad por los datos de un catastro de la Abadía de Saint-Germain des Pres, en París, que se puede consultar libremente y Eileen Power reproduce en su "Gente de la Edad Media".
Sobrevivieron esos archivos al paso de los siglos y las guerras.
Al contrario de Argentina, donde muchos registros fueron destruidos o hurtados del ámbito público y apropiados ilegalmente, por ejemplo, en el estudio jurídico de Klein &Mayral&Grondona. O incendiados, como los del Banco Nacional de Desarrollo, ex Banco Industrial, ex Banco de Crédito Industrial.
Hoy nadie discute que un registro nacional de habitantes sea un organismo necesario para diseñar políticas públicas en educación, salud. 
Los dinosaurios van a desaparecer.

8 comentarios:

Jorge Devincenzi dijo...

En esa época ya existían registros censales de los caballos de carrera y de los rodeos vacunos, dos rubros que para don Noble tenían interés económioco.

ram dijo...

Una duda que me carcome, las chicas que menciona, el noble doctor las seleccionaba de un censo, un concurso de precios o ya existía el moderno concepto del casting?.

Jorge Devincenzi dijo...

En el fondo, el método de selección es como el de el noble repulgue, nada nuevo bajo el sol

Jorge Devincenzi dijo...

En http://www.gutenberg.org/files/13144/13144-h/13144-h.htm
está el libro de E. Power.

Sebastián dijo...

Esa tapa esta trucada. Cualquiera con un minimo conocimiento en photoshop puede percibirlo: la tipografía que utilizaba Clarín en esta época era distinta y además se nota (obscenamente)que se zarparon con la herramienta "enfocar" en la parte superior (la fecha aparece retocada y mucho más clara que el resto) Magnetto y toda su corporación nefasta no son santos de mi devoción pero tampoco tolero la reproducción de información falsa cuyo principal objetivo es tergiversar el "relato" a voluntad. Por cierto, quien haya hecho esta broma podría instruirse un poco en Photoshop. Si vas a hacer algo hacelo bien! Sino terminas vendiendo pescado podrido como la corpo, no?

Jorge Devincenzi dijo...

Puede ser, Sebastián, y no se nada de Photoloqué... Pero Don Noble pensaba precisamente eso en esa época...

Santoagp dijo...

La tapa trucha compromete la credibilidad de todo el informe. Y lo digo no porque tenga simpatía alguna por el personaje de Roberto Noble, un oportunista que supo ser, sucesivamente, socialista, liberal, conservador, nazi-fascista, antiperonista, properonista, antiperonista de nuevo y desarrollista. Pero hay que operar con seriedad: lo que señala Sebastián es ostensible. Esa supuesta portada de Clarín no resiste el menor análisis; parece la obra de un escolar usando el Paint de Windows.

Anónimo dijo...

TRUCHISIMO.
Lo mejor es que el diario tenía la noticia antes de que se sancionara la ley (porque la ley se sancionó el mismo día que la tapa). En esa época el "terror" era el comunismo, no los planes de Perón. Ni qué decir de cómo se diagramaban las tapas

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