La
discusión sobre los '70 en Argentina no está cerrada ni mucho
menos, como sucede habitualmente con los procesos históricos de fuerte cambio. El sujeto histórico de cambio no es algo dado e inmutable, así como la Nación
(es decir, ese territorio o población que supera la condición de país, colonia
o semicolonia) tampoco lo es.
El sujeto se construye.
Una Nación, también.
Una Nación, también.
Sobre los '70, y remedando a
Marianito (uno y sólo uno se ha ganado ese diminutivo entre el gorilismo de
paladar negro) citaré a Tácito, mencionado a su vez por Robert Graves en “Yo,
Claudio”: “… toda transición de
prominente importancia está envuelta en la duda y la oscuridad. Mientras unos
tienen por hechos ciertos los rumores más precarios, otros convierten los
hechos en falsedades. Y unos y otros son exagerados por la posteridad”.
El drama de los '70 está marcada por la disputa en la conducción de movimiento nacional. Intentaré confrontar las "efectividades conducentes" (Yrigoyen) y las "realidades efectivas" (Perón) con las consignas de cambio al socialismo que planteaba Montoneros como la organización armada de mayor despliegue territorial.
Firmenich ha aparecido en distintos films (Resistir, 1978; Mugica, 1999) y cuenta con la ventaja (mediática, que no real) de que Perón no se puede defender sino mediante la trasformación de la Argentina que protagonizó, su papel descollante en la época de la descolonización y sus obras escritas. Entiéndase bien, no intento compararlos porque es imposible.
En "Mugica" (1999) elabora una justificación sobre la errada correlación de fuerzas entre Montoneros y las FFAA durante la dictadura, pero el núcleo de su comentario es percibirse a sí mismo, con una explicable pedantería, como la conducción de ese sujeto político de cambio que habría sido Montoneros.
Veinte años antes, en “Resistir” despliega una serie de bolazos donde se atribuye a sí mismo ser la conducción política de la resistencia a la dictadura, sin considerar siquiera la resistencia sindical.
Firmenich ha aparecido en distintos films (Resistir, 1978; Mugica, 1999) y cuenta con la ventaja (mediática, que no real) de que Perón no se puede defender sino mediante la trasformación de la Argentina que protagonizó, su papel descollante en la época de la descolonización y sus obras escritas. Entiéndase bien, no intento compararlos porque es imposible.
En "Mugica" (1999) elabora una justificación sobre la errada correlación de fuerzas entre Montoneros y las FFAA durante la dictadura, pero el núcleo de su comentario es percibirse a sí mismo, con una explicable pedantería, como la conducción de ese sujeto político de cambio que habría sido Montoneros.
Veinte años antes, en “Resistir” despliega una serie de bolazos donde se atribuye a sí mismo ser la conducción política de la resistencia a la dictadura, sin considerar siquiera la resistencia sindical.
Para poder verse a sí mismo como tal, recurre a frases de factura ligera,
efectistas, subjetivas, que sirven para producir rápidas imágenes mentales,
como por ejemplo "Perón había sido cooptado por la derecha
peronista", lo que lleva a concluir que si había sido cooptado, el
auténtico peronismo (y sujeto
político de cambio) eran los Montoneros. Y pasemos por alto la idea colonizada de izquierdas y derechas.
Firmenich se refiere a una Argentina imaginaria, y no es aventurado afirmar que arrastró a muchos jovenes en una alucinación colectiva.
En la Argentina real, y aunque nadie puede negar la capacidad de movilización territorial de Montoneros, Perón obtuvo más del 60% de los votos, y en todas las elecciones en que se presentó, el Peronismo Auténtico (partido de Montoneros) tuvo un paupérrimo resultado. No fue sólo una errada correlación de fuerzas sino una concepción (la de ellos y el resto de las organizaciones armadas) referida a una Argentina inexistente.
En la Argentina real, y aunque nadie puede negar la capacidad de movilización territorial de Montoneros, Perón obtuvo más del 60% de los votos, y en todas las elecciones en que se presentó, el Peronismo Auténtico (partido de Montoneros) tuvo un paupérrimo resultado. No fue sólo una errada correlación de fuerzas sino una concepción (la de ellos y el resto de las organizaciones armadas) referida a una Argentina inexistente.
En los ’70, era Perón el conductor del sujeto histórico de cambio
posible, y me hago cargo de Isabelita, López Rega, la CNU y
la avanzada edad del líder.
La
designación de Gelbard en Economía revertía una continuidad de 18 años donde
habían gobernado los poderes económico-sociales de siempre. Gelbard era judío y
para colmo del PC, o era del PC y para colmo judío.El posterior desguace de las miles de empresas industriales que contribuyó a fundar no es un dato menor porque el objetivo principal de la dictadura era volver a la Argentina pastoril de principios de siglo.
Hoy podemos vislumbrar, al final del laberinto, las luces de ese cambio posible, mediante el fortalecimiento del mercado interno, un Estado que promueve políticas activas de autonomía y la transformación de los sectores sociales de sujetos en sí a sujetos para sí, conteniendo que la Argentina y el mundo hoy son muy distintos a los de los ’50 y los ’70. Pero como bien se aprendió en los ’90, también las banderas de justicia, independencia y soberanía se pueden usar perversamente para ejercer el Mal y servir al enemigo.
En septiembre
de1974 Montoneros pasa a la clandestinidad. La cúpula militarizada queda a
salvo, pero a costa de exponer a todos los cuadros de superficie que hacían
trabajo territorial. Y exponer, en
esas circunstancias, podía equivaler a la muerte.
Para entender
1973 es preciso tener en cuenta algunas características del momento:
En esa época existía un Otro del sistema
capitalista burgués, la bestia marxista leninista, que se expresaba en
distintas versiones: la cubana, la soviética, la china, la yugoslava, etc. Este
aspecto es primordial, porque muchos imaginaban que en ese Otro estaba la
salida a la vida capitalista, y en la Argentina imaginaria, cada organización fantaseaba con "repetir" esas experiencias ajenas. Como consecuencia de la existencia de este Otro, EEUU y la URSS se
enfrentaban en el mundo (Guerra Fría) en busca de la primacía de uno u otro con
la precaria racionalidad (la que otorga el poder) bipolar que les otorgaba los acuerdos de Yalta, Potsdam,
etc., donde ambos se habían repartido "áreas de influencia".
América
del Sur era un área de influencia reservada a EEUU, y la crisis de los misiles
en Cuba es una prueba de ello.
En el
período que va desde la asunción de Perón en octubre de 1973 al golpe de marzo
de 1976, es asesinado Salvador Allende y Pinochet encabeza una dictadura en Chile, la primera experiencia mundial del
ultraliberalismo de Mont Pelerin, futuro Consenso de Washington. Hay
crecientes dificultades en el Perú de Velazco Alvarado, y éste cae en agosto de
1975. Las FFAA habían tomado el poder de Brasil en 1964. Bolivia está en manos
del dictador general Banzer. En Uruguay, Bordaberry acepta ser un títere de las
FFAA. Stroessner se acerca a EEUU. El resto de América está en manos de
distintos dictadores más o menos complacientes con Washington. El general Prats
es asesinado en Buenos Aires en 1974.
Es decir, las condiciones regionales para Argentina eran muy desfavorables como para, por ejemplo, reponer la Constitución de 1949 o los derechos sociales.
Es decir, las condiciones regionales para Argentina eran muy desfavorables como para, por ejemplo, reponer la Constitución de 1949 o los derechos sociales.
Considerar que en ese momento era practicable una experiencia socialista en Argentina era al menos pueril, por no decir tonto. Este análisis infantil no se extinguió en Argentina: hace unos pocos años, una experta (Nuria Giniger) de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, ligada a un sector del PC, opinó que al haber desechado Perón el modelo siderúrgico soviético construyendo Somisa, se alineaba automáticamente con el de EEUU. La pequeña diferencia es que con Somisa dejaríamos de importar acero norteamericano.
El Imperio podría tolerar a la pequeña Cuba del monocultivo de azúcar, pero jamás permitiría que Argentina se pasara al otro lado de la Cortina de Hierro.
Apenas sobrellevaba a Perón, cuyo surgimiento había
boicoteado hasta la exasperación con el secretario de Estado Cordell Hull y
luego apoyaría abiertamente la Revolución Libertadora junto a Gran Bretaña, que
aportó armamento para la Marina.
La lucha en Argentina (que se desarrolló bajo la consigna de “luche y vuelve”) no había comenzado con la muerte de Aramburu
ni con los levantamientos de 1969 (cordobazo, rosariazo, etc.) contra Onganía,
como malinterpretó Montoneros.
Luego de la
matanza de civiles indefensos el 16 de junio de 1955 por aviones con el
"Cristo vence" pintado en los
fuselajes, Perón abandonó el poder tres meses mas tarde para impedir un
enfrentamiento más sangriento.
Después
de setiembre de 1955 la lucha continuó de distintas formas.
Activistas gremiales y de la juventud resistieron a la democracia proscriptiva
en lo que se llamó la Resistencia Peronista donde eran abundantes las bombas
contra objetivos "gorilas" y la represión contra todo lo que tuviera
olor a peronismo. El decreto 4161 prohibió nombrarlo. En 1956 hubo un
levantamiento militar ahogado en sangre. En 1959 se reprimió con tanques la
toma del frigorífico Lisandro de la Torre. En 1962 desapareció el activista
gremial Felipe Vallese. El peronismo estuvo prohibido durante 18 años, anulándose todas las elecciones en las
que se presentó (Framini, etc.).
La pertenencia
a la Iglesia de Firmenich y de todo el grupo fundador de Montoneros pone
en un contexto particular el período, teniendo en cuenta que también en junio del 55 se había usado el argumento de la fe.
La feroz
desubicación de la cúpula de Montoneros, que se paseaba por Nicaragua, Argel o Beirut
con uniforme de combate mientras miembros inexpertos de la organización ingresaban a
Argentina para sumarse en masa a la lista de desaparecidos, pone en serias dudas la
conducción que auto-reivindicaba. La resistencia a la dictadura la protagonizó el sindicalismo. ¿De dónde salió Ubaldini?
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