En EEUU, Magnetto no podría presidir (ni siquiera integrar) un emporio mediático:
solo un turista de lujo. El hombre ni siquiera podría ser titular de una radio
comunitaria. Pero sí puede depositar sus ganancias en un banco, sobre todo en algún paraíso fiscal como el estado de Delaware.
Argentina no puede producir ni exportar champagna, denominación de origen de un vino espumante de las
Ardenas francesas, sino un vino espumante equis con marca registrada.
Ni queso roquefort,
de leche de oveja de la raza Lacaune que sólo se produce en una zona minúscula
de las caleras de Roquefort-sur-Soulzon. Ahora aquí es solo un queso azul.
Ni cognac, denominación
de origen de la Angulema francesa. Y así.
Las naciones centrales poseen fuertes medidas proteccionistas que ascienden a unas
4.000 en promedio contra solo 600 de Argentina.
Macri quiere, además de mirarte a los ojos y calibrar la
mutua grandeza de los votantes (si lo votan a él, presumo), reducir
paulatinamente las de Argentina
También se propone, además de tomar deuda en el exterior (lo
que produciría un monumental desbarajuste jurídico con quienes entraron aquí en
las dos restructuraciones de 2005 y 2010 dando derechos a los holdouts) bajar a cero los aranceles.
Eso no lo dice en los spots porque él persigue la revolución
de la alegría y mirarnos a los ojos, cuando quien esto escribe no ve más que
hueca frialdad en los suyos.
Su programa, en definitiva, es básicamente el del Consenso
de Washington (apertura y desregulación de la economía, privatizaciones) que
pusieron en práctica Martínez de Hoz y Cavallo.
Pero sus colaboradores no son tan tontos y el votante
inadvertido no tiene por qué enterarse. Por otra parte, entre los suyos hay
partidarios del shock y gradualistas.
Con arancel cero, la industria local queda desprotegida y
hay otros países dispuestos a exportar a precios de dumping, es decir, debajo
de su costo. China en especial.
Como ya relaté, la empresa Techint apoya a Macri como presidente,
pero si ante tal eventual posibilidad éste bajara los aranceles para chapa de
acero, entrará libremente chapa china, más barata, e inevitablemente aquí habrá
desocupación. No lo hará. No para impedir la desocupación sino para
congraciarse con Rocca. Algo parecido hizo Martínez de Hoz para proteger a
Acindar, su propia empresa.
Esta es la vieja discusión sobre proteccionismo o
librecambio. Vieja discusión donde ha menudeado la violencia más despiadada.
Van algunos ejemplos:
- La Ley Oñativia de medicamentos nacionales tomada por el presidente
Illia contribuyó a que los laboratorios multinacionales apoyaran su
derrocamiento con el argumento de que era una “tortuga” para tomar decisiones.
- Entre fines del siglo XVIII y la primera década de XIX, Napoleón
I adoptó el Sistema Continental proteccionista pero terminó siendo derrocado
por la librecambista Inglaterra en Waterloo. En este caso, la guerra contra la
alianza entre Prusia, Rusia, Gran Bretaña y Austria monárquica fue prácticamente
constante.
- La Guerra de Secesión significó en EEUU el triunfo del
norte industrial y proteccionista sobre el sur librecambista algodonero. Con otro
resultado, la industria norteamericana no existiría.
- Para introducir a la fuerza el librecambio en Argentina, flotas
de Francia y Gran Bretaña cargadas con mercaderías intentaron en 1945 ascender
las aguas del Paraná pero su operación fue impedida por tropas de Juan Manuel
de Rosas en Vuelta de Obligado y El Tonelero para defender la incipiente
industria regional argentina.
- La Armada británica logró introducir a cañonazos la libre
circulación del opio en China durante el siglo XIX.
- Mucho antes de la existencia del capitalismo, el Imperio
Romano se empeñó en destruir las artesanías locales de las Galias, de Cartago y
de Bretaña (es decir, de todos los confines de su dominio) en favor de los
productos romanos que debían ser usados en exclusivo. Los métodos de destrucción
empleados por las legiones solían ser implacables: crucificaban a todos los
vencidos, sembraban toneladas de sal sobre la tierra fértil para impedir que se
pudiera volver a sembrar, etc.
- La Armada británica arrasó la extendida industria textil
de la India en el siglo XIX porque podía competir con el imparable capitalismo
británico. Y Marx lo justificó por eso del “curso ineluctable de la historia”,
ya que la de la India tenía un modo de producción pre-capitalista y los británicos
querían colocar sus propios textiles, quizás tejidos con la lana de las ovejas
de la Patagonia.
Entretanto, naciones como la nuestra tienen reservado el rol
de productoras de materia prima. Es decir, todo proteccionismo es visto con
malos ojos y la sustitución de importaciones significa intentar construir un
Otro que las naciones centrales no toleran. Ese Otro solo puede edificarse a
costa de apropiarse de parte de la renta diferencial del agro. Y eso es obra
del Estado.
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