lunes, 21 de junio de 2010

¿QUIÉN ES EL TOTI PASSMAN?

“Who is Steiner?”
LA CRUZ DE HIERRO. Sam Peckinpah

Me cuentan que un tal Toti Passman balbuceó una opinión por televisión. De entrada nomás, reconozco que no tenía el gusto y después de informarme un poco (guglear, le dicen ahora) seguiré no teniéndolo. Confío en que la pregunta del título caiga rápidamente en el olvido, a la par de formulada.
La riqueza del idioma es tal que permite formular una afirmación en forma de interrogante. Quo vadis, por ejemplo. La propia constitución de nuestra cultura judeocristiana es un interrogante tenido por afirmación, y me refiero a las últimas palabras que nuestra propia mitología atribuye al cristo crucificado. Nadie espera que la pregunta sea respondida: el hecho cierto es el abandono, y no cualquiera sino el del padre, condenándonos a ser y hacer, en adelante, en su nombre.
Dicen, entretanto, que estamos viviendo (o soportando) los albores de una nueva civilización. Quizás sí, quizás no. Y no es que uno pueda elegir si subirse al cambio o bajarse en la próxima estación. Sólo eligen los dioses griegos, y hasta cierto punto. En este mundo y hasta donde sé, apenas optamos. Ejemplo de ello es la famosa violencia juvenil de los 70. Tenemos aquí la cuestión de la creación: la juventud radicalizada fue una creación social popular, nacional, enteramente argentina. Se podrá decir que determinadas cuestiones (condiciones, marco, escenario) la facilitaban, pero con eso aclaramos menos. 
Tengo para mí de que, sin esa creación, el peronismo no se hubiera atrevido a desafiar a los dioses griegos. Más allá del propio Perón, el “dispositivo” consistía en unos cuantos sindicatos, CASI TODOS, cuyas conducciones tendían naturalmente a pactar con la patronal mansamente o a las patadas (¿que otra cosa puede hacer un sindicato?), y una recua de carcamanes y traidorzuelos refugiados detrás del sello partidario. Allí se optó: uno hubiera preferido sexo, drogas, rock & roll, una profesión, un oficio, escribir un libro, plantar un árbol, levantarse una casita: la realidad arrastró para otro win. 
Me fui para el lado de los tomates, pero tengo para mí que la creación social o el sujeto de cambio son cuestiones pendientes. Algo que no vamos a resolver fijándonos en lo que no tenemos que fijarnos. Es como enamoramos de la mujer equivocada, a la que insistimos en no olvidar: hay que mirar para otro lado.
O no nos hacemos las preguntas correctas.
No esperemos que 678 nos responda preguntas. Somos nosotros quienes debemos hacerlas. Y agrego: si el Gran Diario, o la prensa concentrada, marca la agenda de la oposición, que no vaya a ser que también marque nuestra propia agenda. No deberíamos crearla? Digo, porque el gobierno puede cambiar parte de la realidad, pero si no hay cambios en el seno de la sociedad, ninguna transformación se consolida.

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