lunes, 20 de diciembre de 2010

POLÍTICA HABITACIONAL


¿Pasemos al baño a tomar unos tragos, Laura?
Algunos son muy grandes, como casas, como laberintos, con 3 baños, 5 cuartos, 2 livings y un par de cocinas comedor. Otros, los minúsculos, los de un ambiente, los cuasi féretros, que expulsan hasta su habitante que solo soporta unas 4 o 5 horas en prisión, se intoxican, se ahorcan hasta que resbalan sus manos por el sudor y no explotan, o sí.

Algunos más lindos que otros, unos más acondicionados; con el aire, fresco, que mantiene la respiración, porque afuera con 36 o 37 grados, más el cemento y la sordidez de las siestas de verano en la ciudad extenuada, se derrite el caballero y la dama, el mendigo y la esquizofrénica, el heladero y el chofer de bondi, y también la perrita abandonada con sus cachorros bajo un puente. Algunos son muy grandes, como casas aéreas, como laberintos, con 3 baños, 5 cuartos, 2 livings y un par de cocinas comedor.

Otros, los minúsculos, los de un ambiente, los cuasi féretros, que expulsan hasta su habitante que solo soporta unas 4 o 5 horas en prisión, se intoxican, se ahorcan hasta que resbalan sus manos por el sudor y no explotan, o sí. 

Fastuosos, medianos y capsulares. Todos los departamentos del mundo. Todos sin un pedacito de tierra, sin un pedacito de cielo. En algunos se muere gente en invierno y en otros, por sofocación, en verano. Es en estos últimos donde mediante respiración artificial se resucitan en marzo, a algunos cuarentones solteros o a unas señoritas solitarias, cuando sus gatos se cansaron de lengüetearles la frente, la boca y las patas.

Ventiladores, cubeteras, agua fría que sale caliente, heladeras cansadas que demoran 48 horas en congelar una botella de plástico con agua tibiecita como una teta que amamanta. Todos los departamentos del mundo no son más que una muestra de la supervivencia, de los más fuertes, de los menos medicados, de los que saben incubarse para el próximo otoño.

Y el amor, que gotea sudores, que gime por las hendijas y ventanas, ofrece la envidia al enclaustrado de al lado, que pone la almohada sobre su rostro, que tapa sus oídos, que se abriga con frazadas, para evitar el rebote de los amores vecinos, de los gritos vecinos, de las peleas vecinas y de los silencios vecinos.

En todos los departamentos del mundo no hay como los baños frescos, sean del tamaño que fuesen, son baños, son frescos, son compañeros. Mientras se mea o se caga, se afeita o depila, se lavan los dientes o se sumerge en una suave ducha reparadora. A veces habría, entonces, que, dormir en los baños, o en una colchoneta nómade con la flor de agua abierta. Para evitar la quemazón nomás.

Por eso a veces, cuando no damos más, tocamos la puerta del vecino y decimos:

- Buenas… ¿Pasemos al baño a tomar unos tragos Laura?

-Vamos, dale.

-Sentate en la tapa del inodoro que es más cómodo, yo estoy bien aquí en el bidet.

-Tenemos hielo, vasos y este Cynar con tónica, ¿Qué más?

-Perfecto, solo hay que esperar el otoño y nos vestimos.

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